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Salud y Bienestar

AECC alerta sobre el cáncer de próstata porque el 65% de los hombres no va a revisión

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VALÈNCIA, 1 Feb. (EUROPA PRESS) –

La Asociación Española contra el Cáncer (AECC) ha advertido este viernes de la «falta de concienciación» sobre el cáncer de próstata entre los hombres de la provincia de Valencia, ya que según una encuesta que ha elaborado la entidad el 65 por ciento no acude a las revisiones anuales recomendadas por los especialistas. No obstante, el estudio refleja una un «buen índice de calidad asistencial».

Así lo han explicado el vicepresidente de AECC Valencia, Antonio Llombart, y el jefe honorario del Servicio de Urología del IVO, Eduardo Solsona, que han presentado los resultados de una encuesta anónima elaborada por la asociación a partir de las respuestas de 1.200 personas en la provincia de Valencia. Los expertos han destacado que la supervivencia de esta enfermedad es «muy alta», del 95%, si se detecta en casos iniciales. «Es un cáncer agradecido porque se cura», han asegurado.

En contraste con esta premisa, los datos muestran que el 65% de los hombres encuestados no acude a revisiones a las revisiones anuales recomendadas por los especialistas, frente a un 35% que sí. El 44% alega que no se somete a estos controles por «falta de concienciación», el 31% por «desinterés», el 13% por «vergüenza» y el 12% por «miedo». Aunque estas dos últimas causas son «anecdóticas», «sigue habiendo un rechazo a la exploración», han lamentado.

«A partir de los 50 años, la incidencia del cáncer de próstata aumenta» y «es progresiva», «sobre todo se da a partir de los 70 años», el grupo de edad de «mayor riesgo», ha expuesto Solsona, que ha insistido en la importancia de someterse a chequeos anuales a partir de los 50. Antes de los 50, la incidencia es «inexistente», pero hay algunos hombres que sí pertenecen a grupos de riesgo por antecedentes familiares.

Además, el 56% de los hombres encuestados no conoce los síntomas de este tumor, que es el más frecuente entre los varones de la Comunitat. Sin embargo, el 80% de los participantes sabe que es le próstata es uno de los cánceres con mayor incidencia y el 82% conoce a qué especialista debe acudir.

Si bien Solsona ha reconocido que el cáncer de próstata «no es un gran desconocido para la población», el 64% de los hombres ha opinado que no tiene la información adecuada sobre esta enfermedad y el 44% alega que en la sociedad existe una falta general de concienciación frente a la patología.

Los especialistas han comparado la concienciación de los hombres sobre el cáncer de próstata frente a la de las mujeres respecto a las revisiones de mama. Según Llombart, «paradójicamente el de próstata causa más muertes» pero la población está «menos concienciada». En el caso del cáncer de mama, se ha «conseguido un control muy fuerte» que es al que se aspira en el caso de la patología de próstata, el cáncer con mayor incidencia entre la población masculina y el tercero con mayor mortalidad entre los varones.

En la misma línea, Solsona ha indicado que las «mujeres tienen el hábito de acudir a revisiones médicas por condiciones fisiológicas», mientras que los hombres no y «desde pequeños solo van cuando tienen un problema». Considera, no obstante, que se trata de una «diferencia solucionable» y ha apuntado hacia la necesidad de «educar» a los hombres a partir de los 40 años de edad.

TACTO RECTAL, «ANTES UN DRAMA» Y AHORA «HABITUAL»
Respecto al 35% de los hombres que sí acude a revisiones, la mayoría (el 56%) se somete a una prueba del antígeno prostático específico (PSA) con tacto rectal, que es el procedimiento que AECC considera «adecuado». Al 25% únicamente se le aplica un tacto rectal. Según Solsona, para os pacientes «antes el hacer un tacto rectal era un drama» pero en la actualidad es «algo habitual», una cuestión que ha relacionado con un descenso del machismo y los estereotipos sobre la masculinidad.

Por todo lo anterior, los especialistas recomiendan «estar atentos a síntomas como urgencia miccional, aumento de la frecuencia, dolor o goteo, entre otros». Sin embargo, Solsona ha advertido que el «mayor porcentaje de pacientes no presenta síntomas», por lo que se debe realizar revisiones anuales preventivas.

«BUENA NOTA» EN LA ATENCIÓN RECIBIDA
Respecto a los encuestados que padecen cáncer de próstata, el 75% lo tiene en estado inicial. Esta cifra refleja un «buen índice de calidad asistencial». Un 11% del total está «bien informado», se les ha proporcionado un tratamiento dentro de los estándares europeos y, además, siguen las revisiones marcadas por su médico.

AECC aboga por que el tratamiento sea por parte de un equipo multidisciplinar de especialistas, una situación que se da en el 20% de los casos. Además, el 62% de los pacientes revela haber participado en la toma de decisiones durante el proceso, un hecho «sorprendente» para la asociación, que lo ha valorado positivamente. Así, el 85% está satisfecho con el grado de información sobre las posibilidades del tratamiento. Por todo ello, la entidad da «buena nota» a la atención que reciben los pacientes.

El estudio, en definitiva, concluye que hay una «falta d e información» sobre el cáncer de próstata y «escasa concienciación» entre los hombres, así como un «buen seguimiento» de los enfermos y «buena supervivencia frente a la enfermedad. «Se debe mejorar la información y la concienciación» y «el tratamiento y seguimiento se efectúa adecuadamente aunque es mejorable», han zanjado.

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Qué significa tener hambre al rato de comer: la señal de que algo va mal

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Dieta Bioimis
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¿Te ha pasado que terminas de comer y, apenas una hora después, sientes otra vez hambre? No estás solo. Tener hambre al rato de comer es una sensación más común de lo que parece, y puede estar relacionada tanto con lo que comes como con cómo come tu cuerpo. En este artículo te explicamos por qué ocurre, qué causas pueden estar detrás y qué puedes hacer para controlarlo sin pasar hambre ni ansiedad.


¿Es normal tener hambre poco después de comer?

Sentir hambre poco tiempo después de comer puede ser normal en determinadas circunstancias, pero también puede indicar que algo no está funcionando correctamente en tu metabolismo, tus hormonas o tus hábitos alimenticios.

El hambre es un mecanismo fisiológico controlado por una compleja red de hormonas (como la grelina y la leptina), neurotransmisores y señales del sistema digestivo. Cuando el cuerpo necesita energía, se libera grelina, la “hormona del hambre”, que avisa al cerebro de que es hora de comer. Tras una comida completa, deberían aumentar los niveles de leptina y otras hormonas de saciedad, lo que envía al cerebro la señal contraria: la de estar satisfecho.

Si esa sensación de saciedad dura poco o desaparece enseguida, puede que el cuerpo no esté recibiendo los nutrientes o las proporciones adecuadas para mantenerse estable.


Causas más frecuentes del hambre poco después de comer

1. Comidas bajas en proteínas o grasas saludables

Uno de los errores más comunes es comer platos con muchos carbohidratos simples (pan blanco, arroz, pasta o dulces) y pocas proteínas o grasas saludables.
Estos alimentos provocan picos rápidos de glucosa en sangre que, tras una subida, se desploman en poco tiempo. Esa caída brusca de azúcar activa de nuevo el apetito y genera la sensación de hambre, aunque el estómago esté lleno.

Solución: incluye en cada comida una fuente de proteína (pollo, pescado, huevo, tofu o legumbres) y grasas saludables (aguacate, frutos secos, aceite de oliva virgen extra). Te ayudarán a mantener la glucosa estable y a prolongar la sensación de saciedad.


2. Exceso de azúcares o carbohidratos refinados

Los productos ultraprocesados, los zumos industriales o los cereales azucarados generan lo que se conoce como “montaña rusa de glucosa”. Este fenómeno hace que, tras un pico energético momentáneo, tu cuerpo reclame más comida rápidamente.

Solución: opta por carbohidratos complejos y de bajo índice glucémico, como avena, arroz integral, legumbres o pan de centeno, que se digieren más lentamente y mantienen estables los niveles de energía.


3. Comer demasiado rápido

Cuando comes con prisa, el cerebro no tiene tiempo de procesar la señal de saciedad. El cuerpo necesita entre 15 y 20 minutos para activar la respuesta hormonal que indica que has comido suficiente. Si terminas antes, es muy probable que al poco rato vuelvas a tener hambre.

Solución: mastica despacio, evita distracciones como el móvil o la televisión y da tiempo a tu cuerpo a “registrar” la comida.


4. Falta de fibra en la dieta

La fibra es uno de los componentes más importantes para regular el apetito. Aumenta el volumen de los alimentos en el estómago, ralentiza la digestión y ayuda a mantener estable el azúcar en sangre.
Si tu dieta es pobre en frutas, verduras o cereales integrales, es normal que la sensación de saciedad desaparezca enseguida.

Solución: añade más fibra soluble (presente en avena, manzana, lentejas o chía) para mantenerte lleno durante más tiempo.


5. Desequilibrio hormonal

En mujeres, especialmente en etapas de perimenopausia o síndrome premenstrual, los niveles de estrógenos y progesterona pueden alterar las señales de hambre y saciedad.
También en hombres y mujeres con resistencia a la insulina o hipotiroidismo, el apetito puede dispararse incluso tras comidas completas.

Solución: si notas que este patrón se repite con frecuencia, consulta con un endocrino. Un análisis hormonal puede detectar desequilibrios que estén afectando tu metabolismo.


6. Deshidratación

A menudo confundimos hambre con sed. El hipotálamo —la parte del cerebro que regula ambas sensaciones— puede enviar señales similares cuando el cuerpo necesita agua.

Solución: antes de picar algo, bebe un vaso de agua y espera unos minutos. Si la sensación desaparece, probablemente tu cuerpo solo necesitaba hidratarse.


7. Falta de sueño y estrés

Dormir poco o vivir en estado de estrés continuo aumenta la grelina (hormona del hambre) y reduce la leptina (hormona de la saciedad). El resultado: más apetito, más ansiedad por comer y más dificultad para controlar los impulsos, sobre todo por alimentos calóricos y dulces.

Solución: procura dormir entre 7 y 8 horas por noche y busca técnicas que te ayuden a gestionar el estrés, como el ejercicio físico, la meditación o pasear al aire libre.


8. Consumo excesivo de alcohol o cafeína

El alcohol inhibe temporalmente la producción de leptina, mientras que la cafeína puede alterar el equilibrio del azúcar en sangre. Ambos factores provocan un efecto rebote de hambre tras su consumo.

Solución: reduce el alcohol y limita la cafeína a dos tazas de café al día. Si te apetece una bebida caliente, elige infusiones naturales o descafeinadas.


Cómo saber si lo que sientes es hambre real o emocional

A veces, el hambre no tiene nada que ver con la necesidad de comer, sino con una respuesta emocional.
El hambre emocional aparece repentinamente, suele dirigirse hacia un tipo concreto de alimento (dulce, salado o ultraprocesado) y no desaparece aunque comas.

Por el contrario, el hambre fisiológica crece gradualmente y puede satisfacerse con casi cualquier tipo de comida.

Truco: antes de comer, pregúntate si es hambre o aburrimiento, ansiedad, estrés o cansancio. Identificar la diferencia es clave para mantener una relación sana con la comida.


Consejos para evitar tener hambre al poco tiempo de comer

  1. No te saltes comidas. Saltar comidas desequilibra tus hormonas y aumenta el riesgo de atracones.

  2. Incluye proteínas y grasas saludables en cada plato. Ayudan a mantener estable el azúcar en sangre.

  3. Prioriza alimentos reales. Evita ultraprocesados y apuesta por frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos.

  4. Mantente hidratado. Muchas veces el cuerpo pide agua, no comida.

  5. Descansa lo suficiente. Dormir bien mejora el control del apetito.

  6. Gestiona el estrés. Evita que el cortisol dispare el hambre emocional.

  7. Escucha a tu cuerpo. Come despacio, sin distracciones y solo hasta sentirte satisfecho.


Cuándo consultar con un especialista

Si sientes hambre de forma constante después de comer, incluso tras menús equilibrados y con horarios regulares, puede ser un signo de resistencia a la insulina, hipoglucemia reactiva o alteraciones hormonales.
Un endocrino o nutricionista puede ayudarte a encontrar la causa exacta y ajustar la dieta a tus necesidades metabólicas.


Conclusión: el hambre temprana es una señal que el cuerpo envía, no un fallo

Tener hambre poco después de comer no siempre es un problema, pero sí una alerta de que algo puede mejorarse en tu alimentación, tu descanso o tu equilibrio hormonal.
Escuchar al cuerpo, elegir alimentos saciantes y mantener hábitos saludables son las claves para controlar el apetito sin renunciar al placer de comer.

Cuando el cuerpo recibe los nutrientes adecuados, el hambre deja de ser una lucha y se convierte en un mensaje de equilibrio interno.

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