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Mercadona se coloca como una de las mayores empresas familiares del mundo

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Juan Roig puesto fortunas españolas
El empresario Juan Roig, en una imagen de archivo. EFE/Ana Escobar

Mercadona se ha afianzado en su estatus como una de las empresas de mayor reputación en España y como la más importante en la Comunidad Valenciana. Así lo indica la última edición del Índice Mundial de Empresas Familiares (Family Business Index), elaborado por EY y la Universidad de St. Gallen.

La incertidumbre a raíz de los fuertes conflictos geopolíticos prevalecientes, la considerable inflación y los efectos aún latentes de la crisis pandémica han significado auténticos reveses para el interés económico general. No obstante, la empresa de Juan Roig, junto otra multitud de empresas de todo el mundo, ha sabido sobreponerse a la adversidad y estabilizar su situación. De hecho, el estudio mencionado muestra que las empresas familiares más destacadas a nivel global han crecido el doble que las principales economías mundiales.

Ranking empresas españolas

Mercadona no es la única compañía que se encuentra en el olimpo de este tipo de empresas españolas. Según señala el informe, que recopila información sobre la actividad de las 500 empresas familiares más relevantes a nivel global y cuenta con la presencia de las empresas con mayor facturación en España, Mercadona se sitúa en el puesto 54 del ranking. Inditex (51º) es la única empresa que la supera en el marco nacional. Mientras que El Corte Inglés (117º) completa el pódium. Además, son un total de 11 las empresas (las ya nombradas más Acciona, Gestamp, Ferrovial, Grifols, Catalana Occidente, Antolin-Irausa, Prosegur y Técnicas Reunidas) que figuran en el ranking completo de las empresas familiares más punteras. En conjunto, estas empresas españolas presentan una abrumadora facturación de 120.000 millones de euros de ingresos y disponen de 445.000 empleados totales.

Transformación digital

Este reconocimiento acredita la innovación, agilidad y perspectiva de futuro que han regido la hoja de ruta de Mercadona desde su fundación allá por 1977. Así lo asegura David Ruiz-Roso, socio responsable del área de EY Private-Empresa Familiar: «Estas empresas son reconocidas y se presentan en el panorama internacional como preparadas para adaptarse al cambio social y económico que plantean los retos del futuro». Mercadona lleva años ejecutando acciones orientadas a la transformación digital que requiere el mercado actual.

Factor familiar

Por otra parte, se puede ver la trascendencia del factor familiar en corporaciones de este calibre. El asentamiento de Mercadona en el tiempo ha sido posible gracias, en parte, a resistir la volatibilidad del mercado en los últimos tiempos. Su fuerte estructura familiar ha sido decisiva en su estabilidad, incluso en épocas intrincadas como la originada a partir del Covid-19 o la resultante del conflicto entre Rusia y Ucrania. A diferencia de otras potentes empresas familiares, el 100% del accionariado de Mercadona reside en la familia Roig. Y poseen una presencia ciertamente superior a la media en términos de miembros en la directiva y en la junta de accionistas. Con todo esto, es justo decir que los Roig constituyen la mayor dinastía empresarial de ‘la Terreta‘.

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Carrocería sin dramas 

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Rafa, vecino de Valеncia, conduce su Volkswagen desde hace más de diez años. Su ruta diaria no tiene nada de épico: trabajo, colegio, playa los fines de semana. Y, como la vida misma, el coche guarda sus huellas: un pequeño desconchón en la puerta tras salir del súper, una esquina del parachoques rozada en la rampa del garaje, una fina línea en el guardabarros que sólo se ve cuando le da el sol de lado. Nada de accidentes graves ni ambulancias: simplemente, una colección de marcas cotidianas en las que se reconoce media España. Y todo iría bien, si no fuera por las tarifas: cuanto más se retrasa la reparación, más caro acaba siendo – y eso se nota en el valor del coche y en el dolor de cabeza cuando toca venderlo. 

Cómo hemos llegado hasta aquí y por qué justo ahora 

El parque automovilístico español ha envejecido y se renueva cada vez más despacio. En nuestras calles abundan los coches veteranos, fieles compañeros de rutina: la edad media ronda los 14,5 años, y los vehículos con más de veinte años ya suman varios millones en circulación. No es una alarma, sino una nueva normalidad, confirmada por los datos del sector: cuanto más envejece la pintura y el metal, menos perdonan los retrasos, sobre todo cerca del mar, donde la sal y el sol actúan como aceleradores naturales. 

Los talleres también cambian. Su crecimiento no llega por arte de magia, sino por pura realidad: materiales más caros, procesos de secado con alto consumo energético, reparaciones más complejas. Todo suma, y el precio medio sube. Las cifras del mercado lo confirman: la facturación del sector de carrocería en España ha aumentado, en parte porque cada reparación cuesta más. 

En la carretera ocurre lo que todos vemos: los grandes siniestros, por suerte, son pocos, pero los incidentes menores se multiplican. En 2023 y 2024, la Dirección General de Tráfico (DGT) registra cada año más de cien mil accidentes con víctimas; los grandes siniestros siguen estables, pero los golpes menores en ciudad y aparcamientos alimentan el trabajo de los talleres. 

Y luego están los aparcamientos. No todos los “arañazos” ocurren en movimiento. Las aseguradoras lo repiten sin rodeos: buena parte de los daños urbanos se producen a baja velocidad y en espacios estrechos – ese pilar en el garaje comunitario, la rampa del parking o el muro del patio. Muchos de estos casos entran en la categoría de “siniestro sin segundo implicado”, y su cobertura depende de si la póliza incluye daños propios. Es un detalle práctico, no estadístico: cada conductor repara según lo que le permite su seguro. 

Lo que de verdad preocupa y dónde se esconde el ahorro 

Si entendemos el mantenimiento no como estética, sino como inversión, la lógica es clara. En la costa, donde el sol y el aire salino son parte del paisaje, un microdesconchón no es algo “para más adelante”: es una puerta abierta a la corrosión. En el interior, el sol castiga menos, pero la mayoría aparca en la calle, lo que multiplica los “besos de aparcamiento” y los actos vandálicos: rayones con llave, golpes de menos de 500 euros… la rutina urbana. El resultado es el mismo: cuanto antes se repare el daño, menor será la pérdida al revender -sobre todo en coches populares como los Volkswagen, donde el ojo del comprador no perdona. 

El sector lo tiene claro: en Europa, la pintura para coche y los trabajos cosméticos representan buena parte del negocio de colisión. En climas como el nuestro, escatimar en el barniz transparente es, literalmente, ahorrar contra el sol. 

Rafa y su plan “sin drama”: cómo hacerlo con cabeza 

Rafa no busca la perfección, sino evitar males mayores. Lo primero: que el agua no llegue al metal. Si el barniz no está roto, un pequeño retoque puede salvar la pieza: limpieza, desengrasado, una capa de barniz local y un pulido final. Segundo: acertar con el color. Ahí manda el código de pintura, que en Volkswagen suele venir en una placa o en el libro de mantenimiento. Con ese código se obtiene la base exacta, y se evita el clásico “casi igual” que se ve desde tres metros. Para los propietarios de VW es fácil comprobarlo en las el catálogo de colores de Volkswagen, donde se muestran las combinaciones disponibles de base y barniz. 

Tercero: evaluar la geometría. Una puerta plana y un paso de rueda con curvas no son lo mismo. En las zonas con nervios, uniones o anclajes de ópticas, el hazlo tú mismo suele acabar en el taller. Si el metal o la imprimación ya están a la vista, harán falta imprimación, base y barniz; la clave del ahorro está en la precisión y la calidad de los productos, no en añadir capas baratas. 

Cuando posponer deja de ser ahorrar 

En la costa -Valеncia incluida- el sol y la sal no perdonan. Lo que hoy es un arañazo, mañana puede convertirse en una pieza entera a repintar: imprimación, base, barniz, preparación y, si hay lista de espera, una semana sin coche. El panorama es claro: los trabajos de carrocería se encarecen por materiales y energía, y no es un problema de un solo taller, sino una tendencia general. 

España, país de coches y de responsabilidad 

España se mantiene entre los principales fabricantes de automóviles de Europa. Pero, al mismo tiempo, aumentan los coches veteranos y sus dueños se vuelven más metódicos: menos pánico, más mantenimiento. A escala nacional eso se traduce en una siniestralidad estable; a escala familiar, en una o dos visitas al taller al año para mantener el coche en forma. 

Dónde acaba el “hazlo tú mismo” 

Tú mismo: pequeños desconchones, arañazos superficiales, siempre que el barniz siga intacto y el entorno esté limpio.
El profesional: todo lo que afecta a nervios, uniones o anclajes, y cualquier daño donde el barniz se haya levantado o el metal esté visible. 

Y un detalle que Rafa aprendió con la experiencia: el medidor de espesores de pintura. Diez minutos antes de cerrar una compraventa bastan para saber si una pieza fue repintada. Para el comprador es una ventaja en la negociación; para el dueño, una pista sobre cuánto trabajo llevará igualar el color. 

Último paso: rutina sin dramatismo 

Un par de buenos hábitos se amortizan en cualquier comunidad autónoma. Dos veces al año -en primavera y otoño- conviene revisar el coche con buena luz y reparar todo lo que supere cinco o diez milímetros o haya llegado a la imprimación. Son las mejores épocas para trabajar al aire libre: sin polvo en suspensión y sin calor extremo. Y si tu coche es un Volkswagen, ten siempre a mano el código de color y una referencia fiable para pedir el kit exacto para pinturas Volkswagen. 

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