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‘1 de noviembre…y entonces sucedió que…’, por José Luis Fortea

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forteaJosé Luis Fortea

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………………………faltaban ocho minutos para las siete de la tarde de aquel día 1 de noviembre de 1955 cuando el vuelo 629 de la United Air Lines, a bordo de un Douglas DC-6 se disponía a efectuar su salida desde el Aeropuerto Internacional de Stapleton, en el estado de Colorado.

El vuelo, procedente desde el aeropuerto de La Guardia en Nueva York, tenía previsto, efectuar escalas en Chicago, Stapleton, Portland para finalizar en la ciudad de Seattle, en el estado de Washington, lugar de destino final.

…-“Bienvenidos, les habla el capitán Lee Hall del vuelo 629 con destino a Portland, en un trayecto con una duración prevista aproximada de dos horas y cuarenta y cinco minutos, abróchense sus cinturones por favor, vamos a despegar”-…

Once minutos más tarde, los cuarenta y cuatro ocupantes de aquel avión (treinta y nueve pasajeros, entre quienes se encontraba un bebé, y los cinco miembros de la tripulación), se estrellaban a 56 km de allí, en unos campos agrícolas de Longmont. Algunos vecinos dirían más tarde haber visto dos fogonazos en el cielo antes de ver como el avión acaba precipitándose al vacío.

El F.B.I, se hizo cargo de la investigación, enviando a sus expertos de la Oficina de Identificación para tratar de determinar las causas del accidente y el reconocimiento de las víctimas, una tarea nada sencilla a la vista de como aparecían estas entre los restos del aparato accidentado. También acudieron al lugar del siniestro, ingenieros de la Douglas Aircraft Corporation, para proceder a un análisis de los restos hallados, señalando, en una primera observación, como la cola del avión parecía haber sido seccionada y separada del resto del aparato por un cuchillo.

Los primeros resultados, dado el estado en el que se encontraba la nave, obedecían a causas anormales y no rutinarias del propio vuelo, siendo además la declaración de los casi doscientos testigos del mismo, testimonios clave para revelar que bien podría tratarse de un acto de sabotaje.

Según los investigadores y basándose en aquellos resultados, fueron dos explosiones las que precedieron al derribo de esta, una primera, en el compartimento de la carga posterior, marcado con el número cuatro, y una segunda, probablemente en al menos uno de los tanques del combustible.

Entre los amasijos y los restos del avión siniestrado, se detectaron cinco láminas de metal no coincidentes con ningún ensamblaje del mismo, que presentaban fuertes quemaduras. Una de estas, de color rojo, llevaba impresas dos letras azules “HO”, posteriormente identificadas como parte integrante de una batería de seis voltios, con la que posiblemente se habría activado algún tipo de detonador, pasando por tanto aquel accidente a ser investigado como homicidio intencionado desde ese mismo instante.

Se recabó información de las cuarenta y tres víctimas adultas y de sus familiares así como de aquellas personas que habían realizado una reserva y que posteriormente la habían cancelado.

Entre los pasajeros llama la atención de los investigadores una mujer de cincuenta y tres años, llamada Daisie King, apellido que utiliza desde su tercer matrimonio con John King del que había enviudado recientemente, el 16 de octubre de 1954. Daisie había contraído primeras nupcias con Tom Gallagher, con quien tuvo una hija Helen Gallagher en 1923, del que quedaría viuda, volviendo a contraer matrimonio, con William Graham, con quien tendría un hijo, John Gilbert Graham, a quien todo el mundo conocía como «Jack», nacido el 23 de enero de 1932.

Al parecer, ambos hijos tenían dos pólizas como beneficiarios de un seguro de vida de su madre, en el que en uno, la hija, Helen, recibiría la cantidad de seis mil doscientos dólares, mientras que para su hijo, Jack, beneficiario de otra póliza tenía asignada una compensación de treinta y siete mil dólares.

Llamó poderosamente la atención, entre quienes llevaban las tareas investigadoras, la cantidad a percibir por el hijo, siendo posteriormente determinada que la relación entre madre e hijo no podría ser calificada como de “relación cordial”, ni mucho menos, ante las numerosas disputas habidas entre ambos y que habían llevado a Jack Graham a abandonar el domicilio familiar con dieciséis años de edad, contando en su haber, con numerosas detenciones y un amplio historial delictivo, de pequeños delitos de guante blanco, como falsificaciones que le habían llevado en alguna ocasión a pasar alguna temporada entre rejas.

La relación entre madre e hijo parecía haberse vuelto más llevadera desde que Jack se había casado con Gloria, con quien tenía dos hijos, e incluso según testimonio de esta, su marido le había regalado a su suegra el mismo día del accidente un regalo, si bien no supo determinar en qué consistía el mismo.

Las pesquisas de este asunto concluyeron que Jack Graham falsificando una póliza de seguro de vida y accidente de su madre, Daisie King, había colocado, en su equipaje una bomba de fabricación casera compuesta de cartuchos de dinamita que activados mediante un temporizador había estallado a los once minutos de iniciado aquel vuelo.

Seis meses más tarde, el 5 de mayo de 1956, tras una deliberación de una hora y diez minutos, un jurado encontraría a Graham culpable de asesinato en primer grado solicitando al juez la pena de muerte.

El viernes 11 de enero de 1957, a doce días de cumplir los veinticinco años, Jack Graham murió ejecutado en la penitenciaría del estado de Colorado, mediante el procedimiento de la cámara de gas, poniendo fin así a una triste historia de traición de un hijo a su propia madre por dinero.

-“Es fácil esquivar una lanza, más no un puñal oculto”- (proverbio chino)

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Carlos Mazón: Un líder comprometido en la batalla contra el cáncer

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Carlos Mazón comprometido batalla cáncer
El president de la Generalitat, Carlos Mazón, en una imagen de archivo. EFE/Miguel Ángel Polo

S.R.A

En un momento en el que el cáncer sigue siendo una de las principales causas de mortalidad en el mundo, resulta vital que los líderes políticos prioricen la lucha contra esta enfermedad. En la Comunitat Valenciana, el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, ha demostrado un compromiso ejemplar al situar la lucha contra el cáncer en el centro de su agenda. Este enfoque no solo responde a una necesidad urgente, sino que también refleja la sensibilidad de un político que comprende la importancia de poner la salud y el bienestar de los ciudadanos en primera línea de objetivos.

El cáncer, un enemigo de todos

¿Quién no ha sufrido la pérdida de un ser querido debido al cáncer? Esta enfermedad, que parece expandirse a más velocidad cada día, no discrimina entre edades ni condiciones. Las estadísticas son devastadoras: en España, el cáncer es la segunda causa de muerte, con miles de nuevos diagnósticos cada año. En este contexto, es más urgente que nunca que los gestores de la calidad de vida de las personas adopten medidas para combatir esta crisis de salud pública.

Durante el primer Debate de Política General de su legislatura, celebrado en Les Corts, Carlos Mazón dejó claro que no pretende quedarse de brazos cruzados ante esta amenaza. Entre las múltiples iniciativas anunciadas, una de las más destacadas es la creación de una nueva planta especializada en protonterapia en el Hospital Universitario La Fe de Valencia, una infraestructura crucial en la lucha contra el cáncer.

Inversión en infraestructuras y tecnología de vanguardia

La nueva planta de La Fe, que supone una inversión de 50 millones de euros, no solo moderniza el sistema de radioterapia con la incorporación de la protonterapia—una técnica que reduce la irradiación del tejido sano circundante y mejora la precisión del tratamiento—, sino que también marca un hito en la historia sanitaria de la Comunitat Valenciana. Este tipo de tratamiento es especialmente eficaz en tumores cerebrales, de cabeza, cuello y médula espinal, y es especialmente relevante para pacientes pediátricos, cuyas necesidades requieren un enfoque aún más cuidadoso.

El presidente Mazón, en colaboración con la Fundación Amancio Ortega, ha logrado que este proyecto avance tras tres años de parálisis, colocando a la Comunitat Valenciana a la vanguardia de la lucha contra el cáncer en España. Con una superficie de 5.491 metros cuadrados, esta infraestructura atenderá no solo a los valencianos, sino también a pacientes de comunidades limítrofes, mejorando la calidad de vida de miles de personas.

Innovación tecnológica al servicio de la salud

El compromiso de Mazón no se detiene en la construcción de infraestructuras. Uno de los puntos más innovadores de su plan es la incorporación de inteligencia artificial (IA) en el diagnóstico y tratamiento del cáncer. Mazón ha avanzado la aplicación de IA para la lectura de mamografías en hospitales como La Fe, el Clínico de Valencia y el General de Castellón. Esta tecnología también se aplicará al tratamiento del cáncer de próstata, marcando un salto cualitativo en la atención médica oncológica.

La integración de la inteligencia artificial en el diagnóstico permitirá una detección precoz, algo que puede salvar innumerables vidas. La IA no solo mejora la precisión del diagnóstico, sino que también alivia la carga sobre los profesionales de la salud, acelerando los procesos y proporcionando un tratamiento más eficiente para los pacientes.

Priorizar la salud pública

En un contexto político donde a menudo las prioridades parecen centrarse en lo urgente y no en lo importante, es un alivio ver a un líder como Carlos Mazón priorizar la sanidad pública y, específicamente, la lucha contra el cáncer. La salud de una sociedad es su pilar fundamental, y al reforzar el sistema sanitario valenciano, Mazón está garantizando que las generaciones futuras puedan enfrentarse con mejores herramientas a esta enfermedad devastadora.

El cáncer es una enfermedad que ha tocado la vida de casi todos, y la lucha contra él requiere un esfuerzo conjunto de todos los sectores de la sociedad. Al posicionar este tema como uno de los ejes de su mandato, Mazón no solo responde a una necesidad urgente, sino que también envía un mensaje claro: la prevención, el diagnóstico precoz y el acceso a tratamientos de vanguardia son derechos esenciales que todos los valencianos merecen.

El camino hacia una mejor sanidad

La apuesta firme por mejorar las condiciones laborales de los profesionales sanitarios, reducir las listas de espera y construir nuevas infraestructuras son muestras del compromiso del gobierno del cambio liderado por Mazón. No se trata solo de una declaración de intenciones, sino de acciones concretas que buscan mejorar la vida de miles de pacientes que enfrentan la dura batalla contra el cáncer.

A medida que la Comunitat Valenciana avanza en la implantación de estas políticas, es esperanzador ver cómo se coloca la salud pública en el lugar que merece. La batalla contra el cáncer es larga, pero con personas comprometidos como Carlos Mazón, el futuro se vislumbra más prometedor para quienes hoy luchan y para aquellos que podrán prevenirlo mañana.

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