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12 habilidades que los directivos deben poseer

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12 habilidades que los directivos deben poseer:

José Ramón Fernández de la Cigoña Fraga, editor de contenidos del Grupo CEF.- UDIMA que ha elaborado esta serie de recomendaciones, “La dirección de un equipo de personas hacia un objetivo común es una de las tareas más apasionantes que un directivo puede acometer, pero no es una tarea fácil ya que requiere de habilidad, experiencia y formación”. Además añade “Es muy importante que los directivos sean capaces de renovarse constantemente y tener capacidad de adaptarse a las circunstancias y saber evolucionar ante los cambios del entorno, aprendiendo de sus aciertos y errores”.

12 habilidades que los directivos deben poseer:

1. Liderazgo. Aunar a un equipo en el logro de un objetivo con motivación y compromiso es una habilidad innata de los mejores directivos. Para ello el líder debe de ser capaz de descubrir y potenciar las capacidades de quienes forman su equipo, siendo como un entrenador («coach») que acompaña, instruye y entrena a sus integrantes.

2. Saber delegar. Un buen directivo debe tener capacidad para delegar funciones entre los miembros de su equipo, haciéndolos responsables de la correcta ejecución de las tareas, bien sea individualmente o a un conjunto de trabajadores. Para ello deberá saber discernir que tareas pueden ser delegadas o no.

3. Habilidad para la construcción de equipos. No hay que confundir un grupo de trabajadores con un “equipo”, que ha de estar organizado, motivado y disciplinado. Un equipo debe compartir logros y fracasos, siendo capaces de dejar de lado objetivos particulares en aras de la consecución de objetivos colectivos.

4. Saber comunicar. Tanto de forma oral como escrita, la habilidad para la comunicación deberá adaptarse a los diversos interlocutores, subordinados, superiores, etc. Será importante elegir los mejores momentos, medios y maneras de realizar la comunicación.

5. Capacidad de resolución de problemas. La habilidad principal es evitarlos, anticipándose a la eclosión de las situaciones conflictivas o problemáticas. Dado que eso no siempre ocurre el directivo deberá poner en juego todas sus capacidades para resolver los problemas de la mejor forma posible y con las menores consecuencias negativas.

6. Resiliencia. Es la capacidad para adaptarse positivamente a situaciones adversas. Un buen directivo habrá de decidir cuándo y de qué manera trasladar las situaciones difíciles a los miembros de su equipo, motivándolo para solucionar conjuntamente los momentos complicados por los que a menudo atraviesan las empresas.

7. Habilidades técnicas. De nada servirá las habilidades de gestión, si el directivo no dispone de un bagaje de conocimientos técnicos que le permitan supervisar y distribuir el trabajo entre los miembros de su equipo. Además, debe ser un referente para su equipo aportando sus conocimientos cuando sea preciso.

8. Empatía y habilidades sociales. La empatía es la capacidad de percibir, compartir y comprender lo que otro ser puede sentir, siendo esta una habilidad clave de cualquier directivo, que debe de tener la capacidad de ponerse en la situación de sus colaboradores. Ese tipo de relación generará un buen clima laboral, relaciones satisfactorias y se reforzarán los lazos entre los miembros del equipo.

9. Fluidez en la toma de decisiones. Gran parte del tiempo del directivo se utiliza para tomar decisiones, por lo que optimizar ese proceso contribuirá en gran manera a su éxito. Muy importante también será tomar cada decisión en el momento oportuno; los retrasos pueden hacer que una decisión ya no sea acertada.

10. Habilidades estratégicas. Un directivo ha de ser capaz de fijar prioridades y diseñar planes de acción para el logro de los objetivos establecidos. En suma, el directivo ha de ser un estratega.

11. Habilidad para gestionar los cambios. Como dijo Heráclito: «Todo fluye, todo cambia, nada permanece constante». Los directivos han de poseer la habilidad para liderar los cambios, siendo uno de los retos que tienen en la actualidad la adaptación a la digitalización de las empresas.

12. Habilidad para reconocer y recompensar. Un equipo que ve reconocido su esfuerzo y sea recompensado por su esfuerzo, aumentará su motivación así como su implicación para lograr llevar a cabo los objetivos establecidos por su líder.

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Cuándo conviene amortizar una parte de la hipoteca y cómo hacerlo según los expertos

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Necesito una hipoteca para comprar un local: ¿qué debo tener en cuenta?

Reducir deuda puede suponer un gran ahorro en intereses, pero no siempre es la mejor decisión financiera.

Con los tipos de interés todavía en niveles elevados y muchas familias buscando aliviar la carga de su préstamo hipotecario, la amortización anticipada —devolver parte del capital pendiente antes de tiempo— vuelve a estar sobre la mesa. Los expertos coinciden en que amortizar una parte de la hipoteca puede ser una estrategia eficaz para ahorrar intereses, pero advierten de que conviene hacerlo en el momento y de la forma adecuados.

¿Cuándo es recomendable amortizar?

Según los analistas financieros, la amortización parcial es más conveniente en los siguientes casos:

  • Cuando el tipo de interés es alto o variable, ya que reduce la exposición a futuras subidas del Euríbor.
  • Si se dispone de un ahorro estable y no se prevé necesitarlo a corto plazo.
  • En la primera mitad del préstamo, cuando la mayor parte de la cuota mensual se destina a pagar intereses.
  • Cuando no existen deudas más caras, como préstamos personales o tarjetas, que conviene saldar primero.

Por el contrario, no es recomendable amortizar si el cliente tiene una hipoteca con un tipo muy bajo o fijo y puede obtener mayor rentabilidad invirtiendo su dinero, o si no cuenta con un colchón de emergencia de al menos 3 a 6 meses de gastos.

¿Reducir cuota o plazo?

Uno de los principales dilemas es decidir si amortizar para reducir la cuota mensual o acortar el plazo del préstamo.
Los expertos en finanzas personales explican que:

  • Reducir el plazo permite un mayor ahorro en intereses, ya que el préstamo se liquida antes. Es la opción más eficiente desde el punto de vista financiero.
  • Reducir la cuota, en cambio, libera liquidez cada mes y mejora la capacidad de ahorro o consumo. Es la mejor elección para quienes buscan mayor margen económico sin presiones.

En la práctica, muchos asesores recomiendan reducir plazo si la economía familiar está saneada y reducir cuota si se prioriza la seguridad y la estabilidad presupuestaria.

Cómo hacerlo correctamente

  1. Consultar las condiciones del contrato: algunos bancos aplican comisiones por amortización anticipada, especialmente en hipotecas a tipo fijo (suele oscilar entre el 0,5% y el 1%).
  2. Elegir el momento adecuado: hacerlo tras recibir pagas extras, bonus o devoluciones de impuestos puede ser una forma sencilla de reducir deuda sin afectar al presupuesto.
  3. Comparar antes de actuar: conviene analizar con un simulador hipotecario cuánto se ahorraría al amortizar una cantidad concreta y si el impacto fiscal o financiero compensa.
  4. Solicitarlo por escrito al banco, indicando si se desea reducir cuota o plazo, y conservar el justificante de la operación.

En resumen

La amortización parcial de la hipoteca es una herramienta útil para reducir deuda y ganar tranquilidad, pero su conveniencia depende del tipo de préstamo, de la situación económica personal y del horizonte financiero de cada familia.
Como resume el economista Javier Ferrer, “amortizar siempre es bueno si se hace con cabeza: primero hay que garantizar liquidez y estabilidad, y después pensar en adelantar dinero al banco”.

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