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’20 de junio … y entonces sucedió que …’, por José Luis Fortea

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forteaJosé Luis Fortea

……………hace hoy, exactamente doscientos veintiocho años, cuando un 20 de junio de 1789 tuviera lugar en Versalles uno de los acontecimientos más significativos que por sus consecuencias posteriores acabaría siendo considerado como el momento clave del inicio de la revolución francesa, mediante el llamado juramento del juego de la pelota, en el que los diputados burgueses pertenecientes al tercer Estado reunidos en un lugar nada habitual, una especie de frontón, realizasen un pacto con el firme compromiso de no separarse hasta darle a Francia una constitución.

Una de las primeras acciones que decretaría el nuevo rey de Francia Luis XVI, al año siguiente de su coronación, fue la de conceder su apoyo a las trece colonias inglesas en la guerra por su independencia de la corona del rey Jorge III, endeudando con esta acción gravemente las arcas del Estado, que tras aquellos ocho años de conflicto y con la consiguiente firma del tratado que ponía fin al mismo, en 1783, reconociendo la corona británica el nacimiento de los Estados Unidos de América, había dejado en Francia una expectativa de auténtica ruina económica.

Con este panorama y en un intento por dar solución a la delicada situación económica, Luis XVI fue nombrando distintos ministros de finanzas que buscasen alternativas viables para dar salida a la grave situación de bancarrota en la que se encontraba la corona, de esta forma Turgot, Necker, de Fleury y Calonne, fueron sucediéndose en aquel cargo, fracasando todos ellos ante el simple intento de “hacer pagar a la nobleza y el clero”, considerando esta contribución, un acto puntual.

Calonne, sugirió al rey ordenase convocar una “asamblea de notables” para presentar su propuesta de creación de un nuevo impuesto sobre la propiedad de la tierra (subvention territoriale) que afectaría “temporalmente” a la nobleza y al clero, quienes una vez reunidos en la mencionada asamblea, el 22 de febrero de 1787, se negarían a aceptar, lo que consideraban a juicio de estos, un desacertado y ofensivo proceder del ministro, instándole al rey a convocar para una reforma tributaria de semejante dimensión y calado a los mismos Estados Generales, que no habían vuelto a ser reunidos desde hacía casi ciento setenta y tres años, desde 1614, cuando el entonces rey Luis XIV prescindiera de los mismos.

La situación se agravaría aún más cuando un periodo de fuertes lluvias destruía las cosechas de 1788, principal fuente de producción económica de los cerca de veintiséis millones de habitantes que tenía Francia en aquella época, con la consiguiente escasez de trigo que traería la consecuente elevación de los precios de los productos de primera necesidad, y con ello, un nuevo aumento de los impuestos y gravámenes que desembocarían en las primeras revueltas sociales, como la acaecida el día 7 de junio, de ese mismo año en el sureste de Francia y cuyos desórdenes obligarían a intervenir a la misma guardia del rey, que acabaría siendo repelida mediante el lanzamiento de tejas, por parte de aquella población descontenta, situada desde lo alto de sus casas, en un acontecimiento conocido como, “las tejas de Grenoble”.

Así pues, en Versalles el día 5 de mayo de 1789, tras ciento setenta y cinco años, se reunían los aludidos Estados Generales, tradicional asamblea de representación del reino de origen medieval, en la que los tres estamentos (clero, nobleza y burguesía) separadamente y de forma independiente, decidirían aquellos asuntos que afectasen a la corona en general, siendo la manera tradicional a la hora de tomar las  decisiones la emisión de un voto, en conjunto, para cada uno de aquellos Estados, por lo que no era difícil prever unas votaciones con resultados de dos a uno.

Con tantos años sin haber sido emplazados, tuvieron que volver a estudiarse la configuración de estos y la manera de proceder a sus votaciones, siendo en este orden de cosas, cuando los miembros pertenecientes al tercer Estado, plantearon adecuarlas a las circunstancias del momento, mediante dos propuestas sencillas.

Una, dado que estos representaban al 97% de la población, incrementar el número de sus diputados de manera proporcional teniendo por tanto los mismos que la suma conjunta de los otros dos brazos (propuesta aceptada pues acabarían siendo elegidos 1139 diputados, de los cuales 291 diputados serían del clero,  270 de la nobleza y 577 del tercer estamento).

La segunda propuesta, que quedaría en el aire sin determinar, fue la cuestión del voto, ya que estos proponían en lugar del tradicional efectuado por estamentos, uno por cada diputado, eso es, un voto por cabeza.

Ese 5 de mayo en una sala acondicionada para la ocasión, en el palacio de los “menus plaisires” de Versalles, en lo que hasta entonces había sido una especie de almacén en donde se guardaban diversos materiales para los decorados de las obras de teatro e instrumentos musicales utilizados en las fiestas, se ubican los diputados electos. En el centro el rey, a su derecha el clero, a su izquierda la nobleza y enfrente, en medio de aquella sala, el tercer estamento.

El rey abrió la sesión con un discurso moderado, sin hacer mención alguna sobre la cuestión delicada de la propuesta del voto por cabeza de los burgueses, dando paso al ministro de finanzas Necker, cuyo discurso de más de dos horas, desvelando la grave situación del momento, llegaría a hacer dormitar a un indiferente y quizás inconsciente monarca que ajeno a todo aquello, presenciaba con desgana lo que consideraba un mero trámite en su reinado.

Y así se fueron sucediendo los días, finalizando el mes de mayo y comenzando el de junio, quedando siempre la propuesta del voto en un segundo lugar, decepcionando cada día más a aquellos burgueses que veían sus demandas de igualdad política y sus intentos de reforma, desvanecerse poco a poco. Pero ni aquel clero, ni aquella aristocracia de 1789 eran las homogéneas de antaño. Existían nobles campesinos y un bajo clero que sentían tener mayor punto de encuentro con aquella burguesía que con los de su verdadero estamento.

Y de esta manera, ante el bloqueo constante ante toda propuesta y consiguiente votación, el 17 de junio, el abad Emmanuel Sieyès, un sacerdote perteneciente al tercer estamento, autor del panfleto ¿Qué es el tercer Estado?, insta a los miembros de los otros brazos, del clero y de la nobleza que lo deseen, a unirse al tercer estamento para configurar una Asamblea Nacional que representa, a su juicio, verdaderamente no a los estamentos, sino al pueblo y la nación de aquella Francia. Dos nobles y ciento cuarenta y nueve entre curas y sacerdotes se unieron a estos.

El día 20 de junio, como hoy, la sala en la que se reúnen aquellos está cerrada por orden de su majestad, argumentando unas obras en las mismas, no permitiendo la guardia real, que custodiaba sus puertas, el acceso a su interior a aquellos setecientos veintiocho diputados, que conformaban esa Asamblea Nacional.

Uno de estos diputados (que acabará haciéndose notoriamente famoso) el doctor Guillotin, propone un lugar que conoce en palacio con capacidad para albergar a los allí presentes, construido por Nicolas Cretteé en 1686, donde la corte practicaba para su distracción los tradicionales juegos de pelota, en la conocida hasta entonces como “la sala Tripod”.

Y allí acuden, a aquel lugar del juego de la pelota, firmemente determinados, siendo desde ese momento quizás más conscientes de que la Asamblea Nacional se halla donde lo están sus miembros y no en el espacio físico que se le destina para resolver sus asuntos.

Y de esta forma, el que había sido elegido primer presidente de la Asamblea, Jean Sylvain Bailly, procedió a leer un juramento, “de no separase hasta haberle dado a Francia una Constitución”, votado por todos los allí presentes, excepto por Joseph Martin D’auch que se negó a hacerlo, siendo la única voz discordante, que tendría que abandonar aquel lugar por una de las puertas traseras para no ser linchado por la exaltada turba.

Dos días después, cerrada la sala de juegos de pelota, la autoproclamada ya Asamblea Constituyente se reúne en la iglesia de San Luis, presentándose el mismo rey, ante sorpresa de los allí presentes, conminándoles a deponer su actitud a cambio de una serie de concesiones y reformas, advirtiéndoles que cualquier decisión que allí fuere tomada, carecería de su autorización y por tanto de validez. Los antiguos miembros de la nobleza y el clero abandonaron sus asientos, los de la burguesía en silencio, permanecieron allí. Y sería cuando el conde de Mirabeau, rechazado por los suyos que había sido elegido diputado del tercer Estado por Aix en Provence, pronunciase ante los presentes la frase;

–“Recuerden que la santidad de nuestro juramento, no nos permite separarnos hasta que se haya terminado la Constitución.”-

Y cuando al entrar de nuevo en aquel lugar el gran maestro de ceremonias del mismo monarca, el marqués de Dreux Brézé, voz en grito alentando a aquellos a abandonar aquellas bancadas, diciendo;

–“Señores, ya han oído al monarca-“

Sería de nuevo Mirabeau, quien dijera la célebre frase,

-“Vos, aquí no tenéis ni asiento ni derecho a hablar, ni tampoco autoridad para recordarnos sus palabras. Estamos aquí por voluntad de la Nación y sólo saldremos por la fuerza de las bayonetas”-.

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¿Puedo retrasar la regla para vacaciones?, por Dra. Isabel Ramírez

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retrasar regla

Isabel M. Ramírez Polo

Retrasar la regla es algo que muchas mujeres nos hemos preguntado en alguna ocasión. A veces esperas la regla en el momento más inoportuno… cuando estás de vacaciones, o tienes una competición deportiva, te casas, eres militar y te vas de maniobras o tienes algún acontecimiento vital importante.

NO ES NECESARIO TENER LA REGLA TODOS LOS MESES

Desde el comienzo de los tiempos la menstruación ha tenido un halo de misterio para la humanidad. Las sociedades  de todos los tiempos, han relacionado la menstruación con ciertos temores sociales o personales atribuyéndole  una consideración de: rito, misterio, secreto, impureza y amenaza. La repetición del sangrado coincidente con los ciclos lunares de 28 días ha sido causa de asombro y motivo para atribuirle un carácter sagrado. De este fenómeno fisiológico han opinado a través de la historia todo tipo de pensadores: filósofos, líderes religiosos, fisiólogos, biólogos, antropólogos, ginecólogos….

De dónde venimos

Grandes pensadores como GALENO, nos decían que la menstruación es una forma de eliminar la llamada “sangre superflua”; o  HIPÓCRATES que  la consideraba  un proceso beneficioso, la mujer se limpia de elementos insalubres. Sin tener nada de real, algo de esto queda aún como mito en la memoria colectiva.

El  siglo XX  permitió conocer la secuencia de cambios del ciclo menstrual y sus mecanismos de control. La menstruación desde el punto de vista fisiológico es una simple hemorragia por privación hormonal.

Durante siglos el estado natural de la mujer fue la amenorrea (ausencia de menstruación), debido a los embarazos sucesivos y los largos períodos de lactancia. Se estima que el número de ovulaciones de una mujer a lo largo de su vida era de 160 ciclos, frente a los 450 de media de hoy en día, debido a que tenemos menos embarazos, periodos de lactancia más cortos y menopausia (cese de la menstruación), más tardía.

 ¿Es necesario o conveniente tener la regla todos los meses?

Recordamos que hay muchos síntomas asociados a la regla, que a algunas mujeres le hacen imposible realizar una vida normal, tales como: dolor mamario, dismenorrea ( dolor con la regla), cefalea, sensación de hinchazón, cambios de humor etc. De hecho los problemas relacionados con el ciclo menstrual son el principal motivo de la consulta ginecológica.

En una mujer sana sin deseo de embarazo la menstruación no es necesaria. Se ha identificado la necesidad de sangrar cada mes con la idea de salud y feminidad hasta tal punto  que cuando se comercializó  la píldora, se hizo  con una pautas de administración similares al ciclo menstrual típico (21 días con principio activo y 7 de descanso o píldoras placebo, para tener una regla cada 28 días) lo que también ha contribuido a esta idea, de hecho muchas mujeres usan la píldora para tener una regla todos los meses y contribuir a la idea que tienen de normalidad.

Retrasar regla

¿COMO RETRASO O SUPRIMO MI REGLA?

Hay varias formas de hacerlo.

Con la AHC

(Anticoncepción Hormonal Combinada: Estrógenos –gestágenos) píldora , parche y anillo. Hasta ahora lo que veníamos haciendo  con la píldora, el parche y el anillo vaginal es recomendar  que la usuaria  no descanse los 7 o 4  días entre envases (o no tomar las píldoras de otro color que no llevan principio activo); es decir tomar 2 o 3 cajas de píldoras seguidas o usar anillos o parches sin descanso. De este modo no tendrás la regla hasta que no descanses los 4 o 7 días pertinentes y podrás retrasar tu regla 2 o 3 o más ciclos.

En la actualidad disponemos de 2 preparados que están diseñados para esto (los dos orales y con lactosa). Uno de ellos, una píldora que tomas todos los días durante 84 días y solo tendrás 4 reglas al año y con el otro que tiene 120 píldoras, tras tomar las primeras 24, podrás parar 4 días cuando tú quieras durante esos 120, para tener la regla en el momento que te convenga. Los resultados de los estudios para estas dos pautas, no presentan riesgos significativos para la salud cuando se comparan con la pauta habitual de descansos mensuales (o uso de las píldoras de diferente color sin principio activo).

En todos los casos, al no tener un intervalo libre de hormonas, los síntomas de dolor, cefaleas y otros que acompañan a la regla desaparecerán. Además mejoran las patologías que se agravan con la menstruación, al estar esta ausente.

Con ASG

(Anticoncepción con solo gestágenos) DIU Hormonal , Implante o inyectable de acetato de medroxiprogesterona. Cualquiera de estos métodos  en los primeros meses de uso pueden producir sangrados intermenstruales, pero la tendencia con el DIU hormonal  es a la desaparición del sangrado menstrual en más del 50% de los casos. Esto es menos frecuente con el implante 22% de los casos, aunque el sangrado vaginal asociado al implante es escaso. Con el inyectable al principio los sangrados pueden ser más abundantes, pero con el tiempo se reduce la frecuencia de menstruación. Hay autores que recomiendan en las 3-4 primeras dosis ponerlas cada 4-6 semanas, para inducir la amenorrea y luego continuar cada 12 semanas., esto puede ser muy efectivo sobre todo, para las mujeres que por su situación tienen problemas de higiene y no tienen contraindicado el fármaco.

RESUMEN

Suprimir o retrasar la menstruación es una idea interesante para mujeres que tengan molestias importantes asociadas a la menstruación o para mujeres cuyas enfermedades se agravan durante este periodo (Como anemias y endometriosis) y para mujeres que por motivos de viajes, deportes y otras situaciones vitales les viene bien no tener la regla o retrasarla.

No pasa nada por no tener la regla todos los meses, por el contrario para muchas mujeres es un beneficio.

Podemos hacerlo no descansando con nuestro anticonceptivo habitual, píldora, anillo o parche; y en la actualidad usando las pautas de 4 reglas al año (pautas prolongadas programadas) o con la de 120 comprimidos parando cuando quieras, (pauta prolongada flexible),también con ASG pero las condiciones son diferentes. Recomendación: Consulta con un profesional.

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