Firmas
’29 de octubre… y entonces sucedió que…’, por José Luis Fortea
Publicado
hace 7 añosen
José Luis Fortea
……………el martes 29 de octubre de 1929, hace ochenta y ocho años, tuvo lugar la mayor caída bursátil de toda la historia de los Estados Unidos, dando paso a una jornada que acabaría siendo conocida como el “martes negro”, en una de las peores quiebras financieras padecidas, hasta aquel entonces, en la historia de los mercados de valores y que marcaría el inicio de la que acabaría siendo nombrada como la “Gran Depresión” o también llamado el “Crac del 29”.
Durante los denominados “felices años veinte”, una vez finalizada la Primera Guerra Mundial, determinados sectores de la economía estadounidense empezaron a ser controlados por inversores especulativos. Estos, apoyados por una publicidad más que sugerente, incitaban al consumo de bienes individuales a unos ciudadanos a los que se les facilitaba la adquisición de aquellos mediante el establecimiento de un sistema de créditos que permitían su compra, sin necesidad de tener que desembolsar, en un único pago, la totalidad del precio estipulado, pudiendo efectuar el mismo en cómodos plazos.
La venta con aplazamiento en los pagos, con un dinero que “todavía no se tenía” pero del que “nadie dudaba en un futuro cercano estar seguro de disponer”, se popularizó rápidamente, activando un mercado consumista que resollaba dispendio por los cuatro costados.
Era la época de la América de la prosperidad, la de las nuevas fuentes de energía, la electricidad y el petróleo, de la compra masiva de automóviles, de la música “jazz”, del sonido de la trompeta de Louis Armstrong en los garitos de Chicago (ciudad a la que el gánster Al Capone llegaría en 1925, de la mano del “capo” Johnny Torrio, y que un año más tarde haría suya). La época del “blues”, de los espectáculos de masas, como el cine y el teatro, de la opulencia y del crecimiento económico, del denominado bienestar social, de la divulgación de la prensa especializada, sobre todo deportiva, y del fenómeno de la expansión de la radio y de una curiosa forma de ganar dinero, que desde 1926 se había popularizado, hasta el punto de ser objeto común y cotidiano de muchos estadounidenses, “la Bolsa de valores”.
Era esta, la bolsa, una auténtica mina de oro de la que todo el mundo hablaba en aquellos días, que proporcionaba pingües beneficios instantáneos sin necesidad de poseer conocimientos financieros, y ni tan siquiera tener que desembolsar íntegra la cantidad de las acciones compradas, ya que estas podrían adquirirse solicitando un crédito bancario, en el que generalmente bastaba con depositar, como garantía de pago, las propias acciones que habían sido previamente adquiridas, de manera que abonando un 25% del montante final se podía fácilmente disponer de estas.
De esta forma, unas acciones que costaban cien mil dólares, por ejemplo, era factible su adquisición desembolsando tan solo un montante de veinticinco mil, sabiendo que los beneficios de aquellas estaban asegurados en pocos meses, creándose toda una burbuja especulativa.
De ese modo, se convirtió en lenguaje habitual de cientos de miles de ciudadanos, vocablos como Wall Street, cotización de mercado, predicciones bursátiles, valores nominales, acciones a la par, títulos al alza, fecha de emisión, de vencimiento…..
Decía Groucho Marx, al respecto, sobre este mismo tema, –“todo lo que compraba aumentaba de valor. No tenía asesor financiero. ¿Quién lo necesitaba?, podías cerrar los ojos, apoyar el dedo en cualquier punto del enorme tablero mural y la acción que acababas de comprar empezaba inmediatamente a subir. Nunca obtuve beneficios. Parecía absurdo vender una acción a treinta cuando se sabía que dentro del año doblaría o triplicaría su valor”-.
Y quizás, ahí mismo radicaba el asunto más sorprendente de la cuestión, ya que nadie vendía y todo el mundo compraba, dejando pronto de ser un mercado nacional para ir poco a poco internacionalizándose a nivel mundial. El parquet de Wall Street pronto acabaría siendo el referente en el mundo de los negocios universales.
El jueves 24 de octubre, se produjo el primer aviso, con una fuerte caída de los valores ante la avalancha de acciones que comenzaron a ser objeto de una venta desmedida, llegándose a cifrar estas, en más de trece millones, que no encontraron compradores. En una reunión de urgencia, celebrada a las doce del mediodía, varios representantes de los principales bancos de la ciudad, entre los que se encontraban el Chase National Bank, J P Morgan y el National City Bank, decidieron sostener el mercado, aportando entre veinte y treinta millones de dólares, logrando detener el miedo creado durante la sesión de apertura, consiguiendo al cierre de la misma, generar de nuevo confianza y acabar con aquellos títulos valores al alza.
Sin embargo, durante los siguientes días, cierto recelo ya se había apoderado de los accionistas que inquietos trataban de recuperar los activos de sus inversiones, siendo el martes 29 de octubre, cuando se negociaron algo más de dieciséis millones de acciones, superando ampliamente las del pasado jueves día 24, en una caída libre, sin freno, ruinosa y devastadora, que acabaría por hundir a unos inversores que veían como ese mismo martes, en un día, perdían cerca de catorce mil millones de dólares.
Uno de los que lograría no solo salvar a tiempo el capital invertido, sino aumentarlo considerablemente pasando a engrosar sus cuentas de cuatro millones de dólares a cerca de ciento ochenta, durante el mismo año de la crisis de 1929, fue Joseph “Joe” Patrick Kennedy, padre de John Fitzgerald Kennedy, el que sería trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos.
Joseph Kennedy, consiguió salvar todo su capital, apenas unos días antes del mismo crac, según cuenta Santiago Niño Becerra, catedrático de Estructura Económica en IQS de la Universidad Ramón Llull de Barcelona, gracias a una conversación que escuchó entre dos limpiabotas, mientras uno de ellos le lustraba su calzado, en el que uno aconsejaba al otro, la compra de unos títulos de ciertas empresas.
Contaba el profesor Niño Becerra, que aquel al ser testigo de dicha conversación llegó a pensar –“Si en un mundo tan complicado como es el de las inversiones bursátiles, dos limpiabotas pueden introducirse y operar con total normalidad, es porque algo muy peligroso se está produciendo en ese mundo”-, vendiendo acto seguido sus acciones y logrando salvar en el momento preciso no solo el capital invertido, sino los cuantiosos beneficios obtenidos.
La foto que acompaña a esta reseña, coloreada, muestra al inversionista y ex modelo Walter Thornton, a sus veintiséis años, poniendo en venta su automóvil, un Chrysler Imperial Roadster «serie 75» por cien dólares, aquel mismo martes negro (el precio, un año antes, era de casi mil seiscientos dólares. En 2014 se pagó por uno de estos, veintiún mil cuatrocientos dólares).
Walter Thornton fundaba aquel mismo año de 1929 su propia agencia de modelos, en el edificio emblemático Chrysler, donde llevaría las carreras de algunas modelos como Lauren Bacall, Susan Hayward y Grace Kelly, de una agencia que acabaría popularizando las famosas chicas pin-up de la Segunda Guerra Mundial.
Y es que, ya lo decía Albert Einstein, -“En los momentos de crisis, la imaginación es más importante que el conocimiento”-.
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Carlos Mazón: Un líder comprometido en la batalla contra el cáncer
Publicado
hace 2 mesesen
19 septiembre, 2024S.R.A
En un momento en el que el cáncer sigue siendo una de las principales causas de mortalidad en el mundo, resulta vital que los líderes políticos prioricen la lucha contra esta enfermedad. En la Comunitat Valenciana, el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, ha demostrado un compromiso ejemplar al situar la lucha contra el cáncer en el centro de su agenda. Este enfoque no solo responde a una necesidad urgente, sino que también refleja la sensibilidad de un político que comprende la importancia de poner la salud y el bienestar de los ciudadanos en primera línea de objetivos.
El cáncer, un enemigo de todos
¿Quién no ha sufrido la pérdida de un ser querido debido al cáncer? Esta enfermedad, que parece expandirse a más velocidad cada día, no discrimina entre edades ni condiciones. Las estadísticas son devastadoras: en España, el cáncer es la segunda causa de muerte, con miles de nuevos diagnósticos cada año. En este contexto, es más urgente que nunca que los gestores de la calidad de vida de las personas adopten medidas para combatir esta crisis de salud pública.
Durante el primer Debate de Política General de su legislatura, celebrado en Les Corts, Carlos Mazón dejó claro que no pretende quedarse de brazos cruzados ante esta amenaza. Entre las múltiples iniciativas anunciadas, una de las más destacadas es la creación de una nueva planta especializada en protonterapia en el Hospital Universitario La Fe de Valencia, una infraestructura crucial en la lucha contra el cáncer.
Inversión en infraestructuras y tecnología de vanguardia
La nueva planta de La Fe, que supone una inversión de 50 millones de euros, no solo moderniza el sistema de radioterapia con la incorporación de la protonterapia—una técnica que reduce la irradiación del tejido sano circundante y mejora la precisión del tratamiento—, sino que también marca un hito en la historia sanitaria de la Comunitat Valenciana. Este tipo de tratamiento es especialmente eficaz en tumores cerebrales, de cabeza, cuello y médula espinal, y es especialmente relevante para pacientes pediátricos, cuyas necesidades requieren un enfoque aún más cuidadoso.
El presidente Mazón, en colaboración con la Fundación Amancio Ortega, ha logrado que este proyecto avance tras tres años de parálisis, colocando a la Comunitat Valenciana a la vanguardia de la lucha contra el cáncer en España. Con una superficie de 5.491 metros cuadrados, esta infraestructura atenderá no solo a los valencianos, sino también a pacientes de comunidades limítrofes, mejorando la calidad de vida de miles de personas.
Innovación tecnológica al servicio de la salud
El compromiso de Mazón no se detiene en la construcción de infraestructuras. Uno de los puntos más innovadores de su plan es la incorporación de inteligencia artificial (IA) en el diagnóstico y tratamiento del cáncer. Mazón ha avanzado la aplicación de IA para la lectura de mamografías en hospitales como La Fe, el Clínico de Valencia y el General de Castellón. Esta tecnología también se aplicará al tratamiento del cáncer de próstata, marcando un salto cualitativo en la atención médica oncológica.
La integración de la inteligencia artificial en el diagnóstico permitirá una detección precoz, algo que puede salvar innumerables vidas. La IA no solo mejora la precisión del diagnóstico, sino que también alivia la carga sobre los profesionales de la salud, acelerando los procesos y proporcionando un tratamiento más eficiente para los pacientes.
Priorizar la salud pública
En un contexto político donde a menudo las prioridades parecen centrarse en lo urgente y no en lo importante, es un alivio ver a un líder como Carlos Mazón priorizar la sanidad pública y, específicamente, la lucha contra el cáncer. La salud de una sociedad es su pilar fundamental, y al reforzar el sistema sanitario valenciano, Mazón está garantizando que las generaciones futuras puedan enfrentarse con mejores herramientas a esta enfermedad devastadora.
El cáncer es una enfermedad que ha tocado la vida de casi todos, y la lucha contra él requiere un esfuerzo conjunto de todos los sectores de la sociedad. Al posicionar este tema como uno de los ejes de su mandato, Mazón no solo responde a una necesidad urgente, sino que también envía un mensaje claro: la prevención, el diagnóstico precoz y el acceso a tratamientos de vanguardia son derechos esenciales que todos los valencianos merecen.
El camino hacia una mejor sanidad
La apuesta firme por mejorar las condiciones laborales de los profesionales sanitarios, reducir las listas de espera y construir nuevas infraestructuras son muestras del compromiso del gobierno del cambio liderado por Mazón. No se trata solo de una declaración de intenciones, sino de acciones concretas que buscan mejorar la vida de miles de pacientes que enfrentan la dura batalla contra el cáncer.
A medida que la Comunitat Valenciana avanza en la implantación de estas políticas, es esperanzador ver cómo se coloca la salud pública en el lugar que merece. La batalla contra el cáncer es larga, pero con personas comprometidos como Carlos Mazón, el futuro se vislumbra más prometedor para quienes hoy luchan y para aquellos que podrán prevenirlo mañana.
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