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Salud y Bienestar

Las 4 alergias típicas del otoño, ¿cómo evitar sus síntomas?

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Virulergia: síntomas y precauciones

Las alergias en otoño empiezan a ser igual de fuertes que en primavera. La estación de otoño representa para millones de personas una agudización de la sintomatología alérgica.


¿Por qué aumentan las reacciones alérgicas en otoño?

En el caso de los niños, la vuelta al cole, la alimentación en comedores escolares, asistencia a cumpleaños infantiles o compartir comida con los compañeros, son situaciones de potencial exposición a alérgenos.

En general, la llegada del otoño trae consigo la bajada de temperaturas y, por tanto, un mayor uso de la calefacción en los hogares. La menor ventilación, junto con el aumento de la humedad ambiental, crean la situación perfecta para la proliferación de los ácaros del polvo.

El repunte de enfermedades virales en la estación de otoño. Además de producir los síntomas normales, estos virus activan los efectos de las alergias y hacen que los síntomas sean peores.

El moho. Esta sustancia es problemática para los alérgicos durante todo el año, pero de igual manera que con los ácaros, el aumento de la humedad ambiental puede facilitar su aparición en mayor medida.

 

¿Cuáles son las alergias típicas en otoño?

– RinitisRinitis alérgica. Es una reacción de las membranas de la mucosa de la nariz después de una exposición a ciertos alérgenos, como el polvo o el polen. En ocasiones, puede acompañarse de síntomas asmáticos.

– Asma predominantemente alérgica. Es secundaria a alérgenos como ácaros, pólenes, epitelios de animales, hongos, o alimentos. Es la clase de asma más frecuente.
Alergias alimentarias. Como ya indicábamos anteriormente, en el caso de los más pequeños, la alimentación fuera de casa y el incremento de probabilidad de exposición ante alérgenos alimentarios, hace que el otoño sea una época típica en la que se den estas alergias.

– Alergias a mascotas. De igual manera que en el caso de los ácaros y los hongos, el descenso de las temperaturas hace que permanezcamos más tiempo en casa, y que, por ello, sea más probable que aparezcan alergias a los epitelios de estos animales.

– Dermatitis atópica. El otoño en sí mismo no tiene por qué empeorar sus síntomas, pero el regreso a la ciudad después del verano, el uso de lana o el frío, entre otros factores, suele provocar que la dermatitis atópica vuelva a manifestarse de forma más aguda.

 

¿Cómo puedo prevenir la aparición de alergias en otoño?

– Mantener la vivienda ventilada y no hacer un uso excesivo de la calefacción.

– Cambiar los filtros de la calefacción y del aire acondicionado, con el objetivo de evitar bombear aire con polen o ácaros.

– Evitar los peluches en las camas de los niños, y lavar con frecuencia las sábanas, así como limpiar el polvo con regularidad, con más empeño si cabe en los dormitorios.

Contacta con tu médico y solicita pruebas si sospechas que estás teniendo reacciones alérgicas ya que, aunque los síntomas puedan ser similares, no tienen por qué corresponderse con los de una alergia.

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Sueño irregular entre semana y descanso extra en fin de semana: ¿cómo afecta al cuerpo?

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Sueño irregular

Dormir mal o dormir poco entre semana es un hábito muy extendido. Muchas personas intentan compensarlo “recuperando” horas de sueño durante el fin de semana, confiando en que así el cuerpo volverá a equilibrarse.
Sin embargo, un nuevo estudio publicado en la revista Sleep demuestra que dormir más el fin de semana no revierte los daños metabólicos provocados por la falta de sueño de lunes a viernes.

La investigación, realizada por la Facultad de Medicina Yong Loo Lin de la Universidad Nacional de Singapur (NUS Medicine), advierte de un impacto silencioso y preocupante: un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, incluso en personas jóvenes y sanas.


El estudio: 48 adultos jóvenes y un análisis exhaustivo del sueño y la glucosa

El equipo liderado por June Chi-Yan Lo y Khoo Chin Meng siguió durante dos semanas a 48 adultos jóvenes sanos (21–35 años) en un laboratorio del sueño.
Todos comenzaron el estudio con dos noches de descanso adecuado para medir correctamente su glucosa e insulina en un estado basal sano.

Después fueron divididos en tres grupos:

1. Sueño corto estable

  • 6 horas de sueño entre semana

  • 8 horas durante el fin de semana

  • Simula una semana laboral típica

 2. Sueño corto variable

  • Entre 4 y 8 horas entre semana (horarios irregulares)

  • 8 horas el fin de semana

  • Mismo tiempo total de sueño que el grupo anterior, pero distribuido de manera desigual

 3. Grupo control

  • 8 horas de sueño todos los días

  • Patrón de descanso óptimo

Durante todo el estudio, se controlaron sus comidas y se realizaron repetidas pruebas de tolerancia oral a la glucosa (PTGO) para medir cómo respondían sus cuerpos.


Resultados clave: la falta de sueño daña la gestión de la glucosa, incluso con “sueño de recuperación”

Los resultados fueron contundentes:

 1. Dormir poco entre semana altera la glucosa aunque se duerma más el fin de semana

Los grupos con falta de sueño mostraron tolerancia a la glucosa deteriorada, un marcador temprano de riesgo metabólico.

2. Resistencia a la insulina en quienes dormían 6 horas de forma regular

Su cuerpo necesitaba más insulina para mantener los niveles estables, pero aun así la glucosa seguía alta.

 3. Peor aún en quienes dormían con horarios irregulares

El grupo de sueño variable presentó:

  • aumentos más fuertes de glucosa,

  • sin producir insulina compensatoria suficiente.

Esto sugiere un daño más temprano en las células del páncreas encargadas de producir insulina.

4. Solo el grupo que dormía 8 horas diarias mantuvo un metabolismo normal

No se observaron cambios en la regulación de la glucosa.


¿Por qué dormir poco aumenta el riesgo de diabetes tipo 2?

Según los investigadores, el sueño insuficiente altera procesos esenciales para el metabolismo:

  • Desregula la sensibilidad a la insulina

  • Aumenta el estrés oxidativo

  • Cambia la actividad del sistema nervioso

  • Afecta hormonas clave como la leptina y la grelina

  • Reduce la capacidad del páncreas para equilibrar la glucosa

Cuando este patrón se repite cada semana, el cuerpo entra en un ciclo de estrés metabólico que dispara el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.


Dormir más el fin de semana NO basta: la regularidad importa

El hallazgo más importante del estudio es claro:

No se puede “resetear” el cuerpo durmiendo más el fin de semana.

La recuperación parcial del sueño no impide que los niveles de glucosa aumenten cuando vuelve el patrón de pocas horas entre semana.
Y, además, los horarios irregulares son incluso peores que dormir poco pero de manera estable.


Implicaciones para la salud y consejos prácticos

Este estudio destaca la importancia de incluir el sueño dentro de los factores de prevención de enfermedades metabólicas. Para proteger la salud, los expertos recomiendan:

Dormir entre 7–9 horas cada noche Mantener horarios estables, también los fines de semana

Evitar variaciones bruscas en las horas de acostarse y levantarse

Priorizar el sueño tal como se prioriza la alimentación y el ejercicio

Consultar con un especialista si hay insomnio o dificultades crónicas

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