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Así es la nueva tendencia en joyería: piezas que no combinan

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Así es la nueva tendencia en joyería: piezas que no combinan
Así es la nueva tendencia en joyería: piezas que no combinan

¿Eres de esas personas a las que les gusta lleva pendientes, colgante y pulsera a juego? En realidad, la mayoría lo somos puesto que la moda y la sociedad así nos lo ha enseñado, al menos hasta ahora.

Pero si quieres seguir la tendencia más prometedora de los próximos años tendrás que olvidarte de ello, porque la última tendencia es usar joyas que no combinan, con colores y estampados que jamás usarías al mismo tiempo. ¿Quieres saber más? Te contamos todo sobre la joyería asimétrica.

¿En qué piezas se usa más la joyería asimétrica?

Según afirman la gran mayoría de los joyeros, sus clientes están cada vez más interesados en la joyería asimétrica, especialmente en los pendientes de plata y oro. Los pendientes, que durante mucho tiempo fueron una pareja de joyas similares, están especialmente desligados de ese look y se están adaptando a formas, tamaños o piedras de colores diferentes.

Esto da la posibilidad de expresar individualidad y, además, alejarse de ese perfil clásico que dan las joyas de siempre, acercándose más a un look juvenil. Además, es una excelente forma de poder aprovechar ese pendiente que quedó olvidado en el joyero cuando perdiste su pareja.

Tanto es el juego que dan los pendientes asimétricos que son muchas firmas las que ya permiten la compra de pendientes por parejas o de forma individual.

También se prestan bien a esta tendencia los brazaletes, anillos o las pulseras de plata discretas que son totalmente opuestas al pendiente que se lleva colocado. Comprar y usar estos complementos es ideal para portar dos tendencias de una sola vez.

Las propias personas son las que crean su colección

La joyería asimétrica multiplica exponencialmente las posibilidades y combinaciones en lo que a las joyas respecta, dando la posibilidad a que cada usuario elabore sus propias colecciones, las cuales serán siempre únicas.

Piensa que comprando joyas que combinan de la forma tradicional es sumamente fácil que haya otra persona que compre el mismo juego y lo utilice al mismo tiempo, pudiendo darse el caso de coincidir en un evento importante con un look muy similar, cosa que todos detestamos. Pero esto se hace mucho más difícil cuando entra en juego la asimetría y cada cual hace sus propias combinaciones.

También cabe resaltar que los fans del estilo asimétrico tienden a ser más vanguardistas y experimentales, incluso si no son jóvenes. Cada vez son más las personas de mediana y elevada edad que sucumben a esta tendencia, especialmente para experimentar la creatividad que les niega la joyería clásica.

La asimetría en el diseño de joyas

La asimetría también da a los diseñadores un impulso creativo. Ya se pueden ver asiduamente en las joyerías piezas con engarces de cristales de distinta forma, tamaño o color.

De hecho, hay ya diseñadores que sólo crean piezas individuales y, en todo caso, parejas asimétricas. Es más interesante aprovechar el hecho de que tienes dos lóbulos o dos manos y las piezas pueden comunicarse entre sí.

Las joyas de verdad no tienen por qué ser aburridas. Todos conocemos las reglas, pero la gente las rompe continuamente. ¿Por qué no hacerlo en la joyería?

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El secreto que no sale en la carta: el mobiliario de hostelería del que depende tu negocio

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El secreto que no sale en la carta: el mobiliario de hostelería del que depende tu negocio
El secreto que no sale en la carta: el mobiliario de hostelería del que depende tu negocio

En un bar o restaurante, la experiencia del cliente empieza mucho antes de probar la comida. El primer sorbo de una visita ocurre con los ojos, con los sentidos atentos al ambiente y con las sensaciones iniciales que determinan si ese lugar invita a quedarse… o a marcharse. Aunque pocas veces se menciona, el éxito de un negocio de hostelería no solo se cocina en los fogones: se sienta en las sillas, se apoya en las mesas y descansa en un espacio bien pensado.

En esta línea de contexto, empresas especializadas como Rula Mobiliario de Hostelería se han convertido en un aliado silencioso para quienes saben que el mobiliario de hostelería tiene tanto impacto en la rentabilidad como la mejor receta. El cliente elige con los ojos, y si el entorno no conquista a primera vista, la carta tendrá muy difícil hablar por sí sola.

Lo primero que se aprecia sin mirar el menú

Antes de que el camarero se acerque a la mesa, antes incluso de abrir la carta, el cliente ya ha formado una opinión. La primera impresión es determinante en la hostelería, y esa impresión nace del diseño del espacio, de la distribución y de la identidad que transmite cada elemento. Un buen mobiliario comunica sin palabras: invita, seduce y acompaña.

Cada negocio tiene una personalidad propia. Un bar que respira tradición necesita sillas y mesas que respeten su esencia, mientras que un restaurante moderno pedirá líneas limpias, colores cuidados y materiales actuales. El mobiliario define el carácter del lugar, incluso cuando el chef es el protagonista principal.

Sentarse cómodo, sentirse a gusto, sentir que ese espacio está hecho para disfrutar es el primer paso para que el cliente se quede. Si el lugar no enamora al entrar, es muy probable que tampoco enamore al pagar.

Cuando la silla decide si el cliente se queda o se va

Hay una verdad incómoda en la hostelería: una mala silla puede arruinar una buena comida. La comodidad es uno de los factores más subestimados en este sector, pero también uno de los más determinantes si hablamos de tiempo de permanencia, consumo adicional y fidelidad del cliente.

Un taburete inestable en una barra hace que el cliente no repita. Una silla incómoda en un restaurante puede recortar la sobremesa y, con ella, el beneficio extra de una bebida más, un postre o un café. El mobiliario no es un accesorio: es una herramienta de negocio.

Además, no es lo mismo equipar un bar que un restaurante. En el bar se busca dinamismo; en el restaurante, permanencia. El mobiliario marca ese ritmo, y elegirlo sin criterio es como cocinar sin probar la comida: arriesgarse a decepcionar sin necesidad.

La pregunta clave debería ser: ¿Invita mi local a quedarse… o a irse rápido?

Diseñar para vender más: estética que también convierte

La decoración no es un capricho: es estrategia. Un entorno atractivo genera más fotografías, más recomendaciones y más retorno. En un mundo en el que Instagram puede convertir un local en tendencia, el mobiliario es marketing visual sin coste publicitario continuo.

La estética influye en la percepción del precio: un espacio cuidado justifica mejor un ticket medio más alto. Y también influye en la repetición: la gente vuelve a los sitios donde se siente bien y donde quiere ser vista.

Aquí, es donde contar con especialistas como Rula Mobiliario se traduce en decisiones inteligentes: asesoramiento para combinar funcionalidad y diseño, materiales resistentes, opciones para interior y terraza, y soluciones que responden a la realidad diaria del sector. Porque el mobiliario trabaja tanto como el personal de la sala y la cocina.

Una inversión que se nota en el día a día

No es solo cuestión de estética: la durabilidad define la rentabilidad. Mesas que se rompen antes de tiempo, sillas que cojean, mobiliario que se oxida al poco tiempo en una terraza… Son errores que se pagan cada día con malas experiencias y gastos innecesarios.

Elegir mobiliario profesional para hostelería significa:

  • Resistencia al uso intensivo
  • Mantenimiento sencillo
  • Estabilidad y seguridad

Si una mesa se tambalea, si una silla chirría, el cliente lo nota. Aunque no diga nada, su opinión ya ha cambiado. Y en la hostelería, una mala sensación puede costar una reseña negativa… o la pérdida definitiva de una visita.

El mobiliario adecuado aguanta el ritmo del negocio: desde el desayuno del lunes, hasta la cena del sábado a desbordar. Por eso, quienes triunfan en el sector saben que toda inversión inteligente se recupera en satisfacción y clientes fieles.

El mobiliario es parte de la experiencia que el cliente recuerda

El éxito de muchos locales está en entender que los clientes no solo compran comida: compran momentos. Y esos momentos se apoyan en sensaciones. La silla, la mesa, el entorno y el confort son parte del producto, aunque no aparezcan escritos en la carta.

El cliente puede olvidar el nombre de un plato, pero recordará:

  • Si estuvo cómodo
  • Si el ambiente era agradable
  • Si el local tenía personalidad

Y ese recuerdo hará que un día cualquiera, decida volver. Porque volver a un bar o restaurante no es una decisión racional: es emocional. Y esa emoción la construye el local desde que el cliente cruza la puerta. El mobiliario no es un elemento secundario:
es el escenario donde todo ocurre.

Convertir un espacio en un lugar especial: el verdadero secreto

El sector hostelero está lleno de competencia. Solo algunos negocios consiguen convertirse en sitios de referencia, en puntos de reunión donde todo el mundo quiere estar. ¿Cuál es su secreto? Crear lugares con alma.

Un buen mobiliario para hostelería ayuda a que el cliente sienta que ese espacio le pertenece, que quiere invitar a otros a conocerlo, que quiere repetir. La combinación perfecta entre diseño, comodidad y durabilidad mejora la experiencia, impulsa el negocio y construye comunidad.

Y aunque no aparezca en el menú, aunque nadie lo señale durante el servicio, el mobiliario es una parte clave del éxito. Es el ingrediente invisible que hace que un local tenga vida, tenga identidad y tenga futuro.

 

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