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Así son las fiestas ilegales de lujo en pandemia

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Fiestas de Nochevieja 2023-2024 en Valencia

Borja Méndez

Madrid, 8 ene (EFE).- Dejar el móvil apagado en la entrada de la casa, permanecer en ella hasta las seis de la madrugada y no contárselo a nadie. Y menos a la Policía. Son las condiciones para asistir a las fiestas ilegales que en plena pandemia se han seguido celebrando en urbanizaciones de lujo, chalés y fincas de Madrid.

A ellas asisten personajes famosos de la televisión o reconocidos futbolistas, entre otros invitados, que, según parece, no temen al coronavirus y que adoptan grandes medidas de seguridad para evitar la «visita» de la Policía o de la Guardia Civil.

Alicia -nombre ficticio porque prefiere no dar el real-, asiste cada fin de semana a este tipo de veladas gracias a su contacto con relaciones públicas de la noche madrileña.

Debido al cierre del ocio nocturno por la covid-19, muchos de estos jóvenes, y no tan jóvenes, se han quedado sin trabajo, pero mantienen su cartera de clientes, conseguida en los reservados de las discotecas más conocidas de la capital.

Por un precio que oscila entre los 6.000 y los 10.000 euros, organizan este tipo de fiestas exclusivas a gusto de los propietarios de las viviendas que las acogen, que no tienen que preocuparse ni de las bebidas ni del catering, porque el relaciones públicas de turno lo tiene todo controlado.

Alicia, de 22 años, fue una de las invitadas a una fiesta de Nochevieja en la urbanización de Las Lomas (Boadilla del Monte), en la casa de un conocido futbolista.

UN SELFIE PARA ENTRAR EN LA FIESTA

Como relata a Efe, para entrar no solo valía con sus DNI y otros datos personales, ya que previamente tuvieron que mandar una foto de su cara para ser reconocida en la entrada por los vigilantes de seguridad. Ni ella ni sus amigas tuvieron que pagar por asistir ni por la barra libre y el catering de la comida.

Junto a un centenar de personas celebraron la entrada del año sin guardar la distancia de seguridad.

Antes de entrar, tuvieron que dejar el móvil apagado en la entrada, para evitar que se hicieran fotos o vídeos, y no pudieron marcharse hasta las seis de la mañana, cuando finalizaba el toque de queda.

No es la única fiesta exclusiva a la que han asistido en los últimos meses estas jóvenes a pesar de las restricciones por el coronavirus.

En otros eventos, incluso de más lujo, tuvieron que pagar 100 euros por asistir y solo media hora antes del evento, supieron la ubicación de la fiesta. «Es como una tela de araña pero solo nos avisan a círculos de confianza», dice Alicia a Efe.

Nunca han sido propuestas para sanción por las fuerzas de seguridad, que no han sido requeridas para acudir a esas casas, ubicadas algunas en complejos de lujo de la periferia de Madrid o aisladas.

Y es que sin un requerimiento judicial o sin el beneplácito de los propietarios, los agentes no pueden entrar en estas viviendas y su labor se limita, si las localizan, a quedarse fuera e identificar a las personas que salen de la casa.

LOS VECINOS, PIEZA FUNDAMENTAL

Muy pocas fiestas son localizadas por las fuerzas de seguridad que, en muchas ocasiones, tienen que actuar «a ciegas» solo con la ayuda de las denuncias de los vecinos, según subrayan a Efe fuentes policiales.

El alto volumen de la música o el intenso trasiego de personas y vehículos son las «pistas» que ofrecen los vecinos a los agentes para que acudan a estos avisos.

Para Policía y Guardia Civil, la colaboración ciudadana es «fundamental», ya que las redes sociales guardan «silencio». «Antes la gente era menos reticente a publicar sus ‘escapadas’. Ahora nos encontramos con mucha más cautela», aseguran las fuentes.

No se trata de pedir a los ciudadanos que sean «chivatos», pero sí que actúen de forma responsable. Igual que se denuncia un robo o una agresión, estos hechos también porque ponen en peligro al conjunto de la sociedad, insisten.

FAMOSAS FIESTAS LOCALIZADAS

Precisamente, fue esta circunstancia la que desveló el pasado mes de octubre la famosa fiesta de un príncipe africano en un chalet de Aravaca. No fue la primera ni la última que ha celebrado este hombre durante la pandemia.

Largas colas para entrar a la casa de madrugada, mucha afluencia de vehículos en las inmediaciones y la música alta obligaron a los vecinos a llamar al 091.

En este evento la Policía Nacional propuso para sanción a 200 personas, entre ellas al jugador de la NBA Willy Hernangómez.

Hernangómez no era la única persona conocida de una fiesta a la que acudieron famosos televisivos, jugadores de fútbol y actores. La lista completa de identificados no ha sido desvelada por las autoridades.

También el aviso de los vecinos fue clave para detectar una fiesta de Nochevieja en la Urbanización de Villafranca del Castillo, en concreto en una casa propiedad de la colaboradora de televisión Leticia Sabater.

El hombre que alquiló la propiedad a Sabater cobraba 300 euros por asistir al evento, un precio que daba derecho únicamente a una botella de alcohol.

La Policía Municipal de Villanueva de la Cañada, término municipal donde se desarrollaba la fiesta, tuvo que acudir hasta en tres ocasiones al inmueble y finalmente identificó a 23 personas.

Aún no se sabe si Sabater presentará una denuncia contra este hombre por organizar el evento y por daños a la propiedad, ya que la casa quedó «destrozada», según las fuentes.

Las autoridades han advertido en numerosas ocasiones de que la mera asistencia a estos eventos conlleva una sanción de 600 euros, mientras que los responsables de los mismos se enfrentan a multas que pueden oscilar entre los 3.000 y los 15.000 euros.

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Le cobran 12 euros por un colgador de bolso en un restaurante de Ibiza 

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colgador bolso restaurante Ibiza 
Restaurante japonés Wakame

La polémica se ha desatado en Ibiza tras conocerse el caso de una clienta que recibió en su cuenta un cargo de 12 euros por un simple gancho para colgar el bolso en la mesa. La asociación FACUA-Consumidores en Acción ha denunciado al restaurante japonés Wakame, ubicado en la isla, por considerar que se trata de una práctica abusiva contraria a la legislación de consumo.

El caso: de una oferta amable a un cobro inesperado

Según relató la afectada en la red social X (antes Twitter), la camarera del establecimiento le ofreció “amablemente” colocar su bolso en un gancho instalado en la mesa. En un primer momento, la clienta rechazó la propuesta, pero la insistencia del personal la llevó a aceptar. La sorpresa llegó al recibir la cuenta, donde figuraba un cargo adicional bajo el concepto «gancho bolsa».

El restaurante ha intentado justificar el cobro alegando que en ocasiones anteriores algunos clientes se llevaban el accesorio pensando que era gratuito. Por ello, aseguran que aplican el importe como “depósito” para evitar olvidos a la hora de retirarlo, afirmando que se descuenta al pagar salvo que el cliente quiera quedárselo.

Sin embargo, FACUA señala que en ningún momento se informó a la consumidora del coste antes de ofrecerle el servicio, algo que la ley obliga a hacer de forma clara y previa. Además, recuerdan que este tipo de colgadores se pueden adquirir en el mercado por poco más de un euro, lo que hace que el cobro resulte “desproporcionado y abusivo”.

Qué dice la ley sobre este tipo de cobros

FACUA fundamenta su denuncia en el Real Decreto Legislativo 1/2007, que aprueba la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios. Esta norma prohíbe prácticas comerciales desleales, cobros por servicios no solicitados expresamente y cláusulas abusivas que generen un desequilibrio entre las partes.

Asimismo, el artículo 20 establece que cualquier servicio debe mostrar su precio final completo, incluyendo impuestos y gastos adicionales, antes de que el consumidor lo acepte.

La Ley 7/2014 de las Islas Baleares también sanciona la utilización de métodos de venta que induzcan a pagar servicios accesorios no solicitados o que confundan al consumidor sobre su coste real.

FACUA pide sanciones

Ante estos hechos, FACUA ha solicitado a la Dirección General de Prestaciones, Farmacia y Consumo del Gobierno balear que abra una investigación y, en caso de confirmarse la irregularidad, imponga un expediente sancionador al restaurante.

La asociación recuerda que cualquier establecimiento que quiera cobrar por un servicio opcional debe informar de forma previa y clara al cliente y permitirle decidir libremente si lo adquiere o no. De lo contrario, la ley considera que se trata de un obsequio o atención comercial y no puede cobrarse después.

Un debate que incendia las redes

El caso ha provocado un intenso debate en redes sociales, donde muchos usuarios han criticado el cobro y lo consideran un ejemplo de cómo algunos negocios aplican tarifas abusivas en zonas turísticas como Ibiza. Otros apuntan que, aunque el restaurante intente justificarlo como un “depósito”, el hecho de no informar previamente vulnera los derechos básicos de los consumidores.

FACUA concluye que este tipo de prácticas dañan la imagen del sector hostelero y suponen un riesgo para el turismo de calidad en las Islas Baleares.

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