Salud y Bienestar
Los increíbles beneficios de la manzana

Publicado
hace 11 mesesen
Los beneficios de la manzana son infinitos. Según datos de la Fundación Española de la Salud Digestiva (FEAD), una de cada tres personas sufre ocasionalmente molestias digestivas.
Las más comunes son el estreñimiento y diarrea, los gases o la sensación de pesadez. Aunque el sobrepeso, las migrañas, los granos o las varices también pueden ser señales de una mala salud digestiva.
El sistema digestivo es un trabajador silencioso e incansable, activo entre 10 y 20 horas diarias. De la eficacia de su funcionamiento depende en gran medida la salud general del organismo, ya que se encarga de absorber y transformar los nutrientes de los alimentos y bebidas para que pasen al torrente sanguíneo.
El estrés y los malos hábitos alimenticios suelen estar detrás de sus trastornos. Es por ello que la FEAD incide en la importancia de mantener una alimentación equilibrada, con especial importancia de frutas y verduras.
Y es que, dependiendo de lo que comemos, haremos trabajar más o menos a nuestro aparato digestivo.
Hay que tener en cuenta que el tiempo de vaciamiento gástrico (cuando, totalmente digeridos los alimentos en el estómago, pasan al intestino) varía desde menos de 2 horas para los líquidos e hidratos de carbono a las 2-4 horas para las proteínas y más de 4 para las grasas.
No obstante, los españoles le hacen trabajar bastante ya que, según datos de MAGRAMA (Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medioambiente), no alcanzan a consumir los 600 gramos diarios de frutas y verduras que recomienda la Organización Mundial de la Salud.
Una cantidad que los expertos aseguran que permitiría reducir un 19% los casos de cáncer gastrointestinal, entre múltiples beneficios para el organismo.
Ya en el siglo IV a. C., Hipócrates recomendaba “que tu alimento sea tu medicina y tu medicina tu alimento”.
En los últimos tiempos han proliferado alimentos funcionales y preparados de probióticos, compuestos que contienen una serie de microorganismos presentes, por ejemplo, en la flora intestinal para regenerarla cuando se han sufrido trastornos digestivos.
Aunque, también puede optarse por alimentos prebióticos, como la manzana, cuyos componentes estimulan naturalmente la proliferación y equilibrio de la flora y mucosa presentes en el intestino.
Cuando se toma una manzana sin pelar cobra protagonismo su contenido en fibras insolubles (que no se disuelven en agua) y se acelera el tránsito intestinal, contrarrestando el estreñimiento y produciéndose un efecto barrido que limpia las toxinas que hayan podido generarse en el proceso digestivo.
Un síntoma habitual de mala salud digestiva es la intoxicación intestinal producida precisamente por la acumulación de esas sustancias nocivas en las paredes del intestino.
Mientras que, cuando se toma la manzana pelada, adquiere protagonismo la pectina, una fibra soluble que está presente en su pulpa y que ayuda a la retención de líquidos, contribuyendo a la formación del bolo intestinal.
Además, la pectina absorbe las bacterias causantes de la colitis y permite que se recuperen los minerales perdidos por el exceso de deposiciones.
Esta fruta es una de las más ricas en taninos, unas sustancias que aparecen cuando la pulpa se oxida al contacto con el aire (son más presentes al comer la manzana pelada y, sobre todo, rallada).
Su labor es secar y desinflamar la mucosa intestinal, una capa que tapiza el interior del conducto digestivo, por lo que tiene propiedades astringentes y antiinflamatorias.
Esta mucosa se suele desequilibrar e inflamar cuando se padecen alergias, intolerancias o sensibilidades frente a ciertos alimentos o componentes (como la lactosa o el gluten, por ejemplo), por lo que la manzana puede ayudar a atenuar las molestias digestivas derivadas.
CLAVES PARA RECONOCER EL MEJOR MOMENTO NUTRICIONAL DE LAS MANZANAS
La manzana se presenta como una gran herramienta para mantener una correcta salud digestiva, que contribuya al bienestar general y aporte los nutrientes necesarios a todo el organismo. Existen unas 20.000 variedades de esta fruta, capaces de ajustarse a cualquier paladar, aunque las más conocidas son la Golden Delicious, Red Delicious, Gala, Granny Smith y Fuji.
Por una parte, es importante lavar bien la pieza antes de ingerirla, tanto si la vamos a consumir con piel o sin ella, puesto que nuestras manos y cuchillo estarán en contacto con la manzana durante el proceso de pelado.
Conviene escoger piezas en su punto óptimo de maduración para que sus nutrientes estén en su máximo apogeo, ya que la manzana es un ser vivo y continúa desarrollándose, incluso fuera del árbol.
Como manzana de alta gama, VI.P aplica estrictos controles en todos los tramos de su producción y descarta las piezas que no se ajustan a sus estrictos estándares de calidad.
Por ello conoce algunas de las claves que pueden ayudar al consumidor a desechar aquellas piezas que tendrán un peor desarrollo, una vida más corta y una calidad más baja.
No son aconsejables las manzanas que se han cosechado demasiado jóvenes, reconocibles porque presentan el cáliz (parte opuesta al rabillo) poco profundo y son poco aromáticas.
Tampoco las que están sobremaduradas, cuya textura es más blanda y su piel se separa fácilmente de la pulpa, generando arrugas si oprimimos la superficie. Además, al abrirlas, el corazón presenta cierta oxidación alrededor de las pepitas.
Otro aspecto importante es evitar las que han perdido el rabillo o tienen algún golpe porque madurarán más rápidamente e incluso pueden pudrirse, contagiando al resto.
En resumen, en su mejor momento nutricional la manzana presenta una textura compacta, que es más o menos crujiente dependiendo del tipo.
Su piel se mantiene pegada a la pulpa, firme, sin golpes ni manchas y con una coloración natural intensa y acorde a su variedad. Por último VI.P – Manzanas Val Venosta recuerda que las piezas han de conservar el rabillo, tener el cáliz profundo y las pepitas marrones, síntomas de que están en su punto óptimo de maduración.
Publicado
hace 24 horasen
31 agosto, 2025Un estudio internacional coordinado por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) ha revolucionado el abordaje del tratamiento del infarto de miocardio. La investigación concluye que los betabloqueantes, recetados de forma rutinaria desde hace más de 40 años, no aportan beneficios en pacientes que han sufrido un infarto no complicado, es decir, cuando la función contráctil del corazón se mantiene conservada.
Los resultados proceden del ensayo clínico Reboot, en el que han participado 8.505 pacientes de 109 hospitales en España e Italia. El trabajo, publicado en dos de las revistas médicas más prestigiosas —The New England Journal of Medicine y The Lancet—, se ha presentado en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología en Madrid.
“Nuestro trabajo va a cambiar el tratamiento del infarto en todo el mundo. Más del 80% de los pacientes con infarto no complicado reciben betabloqueantes al alta, pero no hay evidencia de que les aporten beneficio”, explica Borja Ibáñez, director científico del CNIC e investigador principal del estudio.
Desde los años 80, los betabloqueantes se recetaban tras un infarto porque reducen la frecuencia cardíaca, la presión arterial y el consumo de oxígeno del corazón, protegiéndolo frente a arritmias y complicaciones.
Sin embargo, con la llegada de tratamientos más efectivos como la angioplastia coronaria y la colocación de stents, que abren la arteria obstruida en cuestión de minutos, el papel protector de estos fármacos ha quedado obsoleto en muchos casos.
El CNIC ya lo adelantó en su polipíldora cardiovascular (que combina aspirina, un antihipertensivo y un medicamento para el colesterol), de la que se excluyeron los betabloqueantes por su cuestionada utilidad.
Según el estudio Reboot, dejar de prescribir betabloqueantes de forma rutinaria tras un infarto no complicado supondrá:
Menos efectos secundarios: cansancio, bradicardia (ritmo cardíaco bajo) y disfunción sexual.
Mayor adherencia al tratamiento, al reducirse el número de pastillas diarias.
Ahorro económico para el sistema sanitario, al disminuir la prescripción innecesaria.
Uno de los hallazgos más relevantes del ensayo es la diferencia en el efecto de los betabloqueantes según el sexo.
En las mujeres, el estudio encontró un mayor riesgo de muerte, reinfarto y hospitalización por insuficiencia cardiaca cuando recibían betabloqueantes en comparación con aquellas que no los tomaban.
En los varones, en cambio, no se detectaron estos efectos adversos significativos.
Este resultado pone de manifiesto la importancia de tener en cuenta el sesgo de género en las enfermedades cardiovasculares, algo históricamente poco considerado en la investigación clínica.
A pesar de los resultados, los cardiólogos insisten en que nadie debe suspender por su cuenta la medicación.
“Si un paciente está leyendo esta información y toma betabloqueantes, no debe interrumpirlos sin hablar antes con su médico. Es el especialista quien debe decidir si mantenerlos o no en cada caso”, advierte Ibáñez.
Cada año, alrededor de 70.000 personas sufren un infarto en España.
El 70% de los pacientes sobreviven con la función cardíaca intacta, el grupo donde los betabloqueantes no ofrecen beneficio.
Hasta ahora, más del 80% de los pacientes eran dados de alta con esta medicación.
Con los nuevos datos, se espera una actualización de las guías clínicas internacionales de cardiología, lo que cambiará la práctica médica en hospitales de todo el mundo.
El ensayo Reboot marca un antes y un después en la cardiología. Los betabloqueantes dejan de ser necesarios para la mayoría de los pacientes que superan un infarto sin complicaciones, reduciendo riesgos, efectos adversos y costes.
Se trata de un cambio de paradigma comparable al que supuso en su día la introducción de los stents coronarios, y que impactará en la vida de miles de pacientes cada año.
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