Firmas
‘Ciudadanos (Cs) y la venganza de UPyD’, por @JoseSorzano
Publicado
hace 8 añosen
De
Foro de Opinión: José Luis Sampedro
Ahí quedan los tiempos no tan lejanos, donde el Sr. Rivera, actual líder de Ciudadanos, apoyado por un grupo de intelectuales de primera fila encabezados en aquel entonces por el catedrático Francesc de Carreras, así como por el ex ministro del Interior socialista, Antonio Asunción y otros, se echo al ruedo político nacional enarbolando la bandera de una supuesta regeneración a través de una nueva política de corte socialdemócrata, representada por Ciudadanos. Partido, que desde el primer momento conto con el total apoyo logístico e intendencia económica de la Caixa, entidad de donde actualmente es empleado en excedencia el propio Rivera, así como igualmente el sustento del banco de Sabadell, entidad donde se concentran las finanzas de este partido.
La irrupción de Ciudadanos vino a coincidir, como aire fresco, con las horas más bajas de UPYD. Formación política, eso sí, inequívocamente de corte puramente socialdemócrata. Horas bajas, causadas por el excesivo pero quizás involuntario autoritarismo interno, dado el carácter impulsivo de la vasca, de su líder la ex socialista Rosa Diez; la desacertada política de financiación interna del partido ( 20 euros de cuota mensual por afiliado); el excesivo y enfermizo control de los perfiles de los solicitantes a integrarse en el partido y demás despropósitos inadecuados para un partido abierto y democrático, según mi particular criterio.
Pues bien, pasado un tiempo, los acontecimientos internos en Ciudadanos nos han venido a demostrar que ni los unos (UPYD) eran tan malos, ni los otros ( Ciudadanos) son tan buenos. Y digo esto, porque la “tocata y fuga” de este partido de unos 13.000 militantes y casi 300 cargos institucionales de la formación de Rivera, concejales, diputados etc, no se ha hecho esperar, viniendo a corroborar la progresiva descomposición interna de esta formación política que irrumpiendo como la esperanza naranja de la política española, esta quedando en estos momentos como la marca blanca de un PP estancado electoralmente por la corrupción, así como un Albert Rivera, cada día mas parecido al mozo de espadas del Sr. Rajoy y, a su vez, por lo que se ve, como el ahijado predilecto, modélico y admirador de su “alter ego” José María Aznar, con el que comparte actos públicos e intercambio de lisonjas y parabienes lógicos entre liberales de toda la vida, una vez abandonados y machacados definitivamente por Rivera, los principios y esencias socialdemócratas que inspiraron la marca Ciudadanos (Cs) con la que se presento en todas las pasadas citas electorales. De ahí, que en el seno de mucha de la militancia y entre muchos de los sectores de electores de Ciudadanos, se comience a hablar de “estafa electoral”, ya que la actual deriva ideológica de este partido no se corresponde en absoluto con los planteamientos de centro izquierda con la que se vendió esta formación naranja en todas las elecciones pasadas donde se presento. Todo ello, a pesar de que ahora se quiera disfrazar aquel mensaje socialdemócrata a base de añadirle como simple maquillaje el término “progresista y social” a ese liberalismo cada día mas acomodado en el nido de las gaviotas peperas.
Y es ahora precisamente, según mis noticias, donde muchos de esos militantes y cargos institucionales huidos en estampida del llamado “Riverismo galopante”, actualmente se estén reagrupando en torno a otras formaciones como AHORA, CONTIGO, CINC etc; empezándose a plantear la posibilidad de recalar en otras formaciones de centro izquierda cuyas marcas estén mucho más consolidadas en el tiempo, como pueden ser el PSOE o UPYD. Ahora bien, según estas mismas informaciones todo apunta a que es la formación magenta (UPYD) la que más posibilidades tiene de absorber todo este potencial capital político ahora diseminado, que le serviría para revitalizarse internamente para así poderle devolver la pelota al “Riverismo” liberal de Ciudadanos, en lo que se podría decir jocosamente, según algunos: “DONDE LAS DAN LAS TOMAN”.
Las cartas están ya servidas sobre el tapete, a la espera de que los jugadores aprovechen la cobertura política y conjunción astral favorable, para que con total altura de miras y generosidad conjuren la posibilidad de hacer volver por sus cauces una autentica oferta de centro izquierda nacional, progresista y sin complejos al electorado de toda España; alejada por igual de las corruptelas del PP, así como del fariseísmo de esa izquierda y nacionalismos periféricos que cada día parecen deambular mas por el mapa de nuestras “Españas”, como pollos sin cabeza.
Desde luego mimbres para elaborar una buena cesta política nacional no les va a faltar, pues existen en estos momentos jóvenes valores que cuanto menos se sabe que no vienen a la política simplemente en busca de un sueldo publico fijo, ya que el sueldo y sustento se lo traen ya puesto desde sus actuales despachos privados, como puede ser, simplemente a título de ejemplo, el caso de Andrés Herzog, el abogado de UPYD que denuncio y desenmascaro la trama oculta de BANKIA y demás chorizadas varias. ¡¡CHAPEAU POR EL!!
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José Luis Fortea
………….corría el verano de 1975, aquel en el que no cesaba de sonar en las radios el Bimbó de Georgie Dann, que acabaría siendo declarada oficialmente la canción del verano, aquel en el que Televisión Española emitía su series detectivescas de moda, las de “Tony Baretta” y “Kojak” y que amenizaba desde el pasado mes de abril, la noche de los sábados, con un nuevo programa llamado “Directísimo”, presentado por un joven bilbaíno de treinta y tres años, de grandes bigotes, llamado José María Íñigo Gómez.
Bernard Thévenet
Aquel verano, en el que ganaba el tour, contra todo pronóstico, el francés Bernard Thévenet, imponiéndose a un Eddy Merckx, líder desde la sexta jornada, que había sido golpeado por un espectador en su costado derecho en el ascenso al Puy de Dome, presentando desde entonces unas molestias que le harían perder a partir de aquella etapa, la decimocuarta, el maillot amarillo y que no lo volvería a recuperar, de un periodo estival más que sofocante y tórrido, en el que una caña en aquellos días costaba entonces diez pesetas, de aquel verano, el del 75, el último del jefe del Estado español, que fallecería cinco meses más tarde.
Qué pasó un 22 de julio
El martes 22 de julio, de un día como hoy, de hace más de cuarenta años , a unos cincuenta y tres kilómetros de Sevilla, en el término municipal de Paradas, iba a tener lugar uno de los sucesos más trágicos de los últimos tiempos, que acabaría por convulsionar la vida de sus cerca de ocho mil habitantes, de un terrible episodio que en los juzgados terminaría conociéndose como el expediente 20/75.
A unos cuatro kilómetros de la mencionada población de Paradas, se encuentra la finca de los Galindos, perteneciente, desde hace seis años, a Gonzalo Fernández de Córdoba y Topete, marqués de Grañina, donde suele acudir esporádicamente, en tiempo estival, sin la compañía de su mujer, María de las Mercedes Delgado Durán. Al frente del aludido inmueble, se encuentra Manuel Zapata Villanueva, de cincuenta y nueve años, antiguo legionario y miembro de la Guardia Civil, que allí vive junto a su mujer Juana Martín Macías, de cincuenta y tres años, desempeñando las tareas de capataz, en unos terrenos dedicados principalmente al cultivo de la aceituna.
En el cortijo trabajan siete personas, tres tractoristas y cuatro temporeros, que a eso de las ocho de la mañana, de aquel martes día 22, ya se encuentran allí para ponerse a bregar, antes de que el sol les ajusticie con esos 49 ºC que alcanzarán a lo largo de aquella misma mañana. Zapata, como de costumbre, es quien distribuye “la faena”, mandando a las alpacas, a medio kilometro de la finca, al tractorista José González Jiménez, a un segundo tractor, junto con tres braceros, a la parte posterior del cerro y al tercer tractorista Ramón Parrilla a regar garrotes (que son los troncos de los olivos metidos en bolsas con tierra) de una jornada laboral que se prolongará hasta la una, momento en el que harán un alto en el camino para almorzar, durante cerca de media hora, y proseguir hasta eso de las cuatro de la tarde, cuando el mercurio se encarame en lo más alto de los termómetros respondiendo al calor abrasivo de esos casi cincuenta grados.
Y es entonces, sobre esa hora de las cuatro de la tarde, cuando el grupo de los tres temporeros que se encuentran en la parte del cerro observan salir un humo negro y espeso del cortijo, dirigiéndose rápidamente hacia allí.
Al llegar al lado de la verja de la entrada, encuentran restos de lo que parece un reguero de sangre, que les hace presagiar que alguien pudiera haber resultado herido, de un rastro abundante que dibujando un movimiento sobre la tierra serpenteante poco a poco se va diluyendo hasta llegar a desaparecer, por lo que Antonio Escobar, uno de aquellos trabajadores, acude raudo hacia el cuartel de la Guardia Civil, para dar el pertinente aviso, mientras Antonio Fenet Pastor, que lleva cinco años trabajando las tierras de Los Galindos, divisa lo que le da la sensación son dos cuerpos mutilados en aquel fuego que acelerado con gasolina desprende un olor más que nauseabundo, decidiendo no indagar más, hasta la llegada de la Benemérita.
No tardan mucho en personarse en el cortijo el cabo Raúl Fernández acompañado de un número de la Guardia Civil, para realizar las primeras diligencias de investigación. Al entrar en la casa, observan, al lado de una mesa camilla, otro gran charco de sangre, cuyo rastro se dirige pasillo arriba, hacia donde se encuentra la puerta de una habitación cerrada con un candado, colocado en la parte exterior, que fuerzan para poder acceder a su interior, encontrándose una vez dentro, el cuerpo de Juana Martín, la mujer del capataz, con la cabeza destrozada, golpeada por algún objeto romo, no hallándose nada más reseñable en la vivienda.
En el exterior, donde todavía permanece encendido aquel fuego, aparecen los restos casi calcinados del tractorista José González, Pepe, de 27 años y su esposa Asunción Peralta, seis años mayor que él, de 34 años, a quien al parecer había ido a recoger al pueblo para traerla allí, en algún momento de aquel día, aparcando su seiscientos de color crema en la entrada del cortijo, desconociéndose los motivos.
En la cuneta del llamado Camino de Rodales, cubierto con un montón de paja, se descubre un cuarto cuerpo sin vida, el del jornalero Ramón Parrilla, de 40 años de edad, tractorista eventual de la finca, muerto de un disparo de escopeta.
De Zapata, el capataz de la finca de Los Galindos, no hay rastro alguno, por lo que las primeras sospechas recaen sobre este, emitiéndose incluso, a la mañana siguiente, por el recién llegado juez del juzgado de Écija (al estar el de Carmona de vacaciones) Andrés Márquez Aranda la pertinente orden de busca y captura.
Al parecer, en los mentideros del pueblo, se decía que las relaciones entre el capataz y el tractorista Pepe no eran todo lo buenamente deseables que podían ser, fruto de un intento de José González por cortejar a una de las hijas de Zapata, negándose este a dicha relación, enemistando en cierta manera a ambos. Lo cual fue considerado como un posible móvil de aquel crimen, aunque no resolvía las dudas existentes sobre las restantes muertes.
Y fue entonces cuando tres días más tarde, el 25 de julio apareció el cadáver del capataz, que tras la autopsia realizada determinaría que había resultado ser la primera de las víctimas de aquel crimen que ya sumaba con esta, cinco muertes, desarbolando la hipótesis que se había venido considerando como probable.
El sumario del caso, el denominado expediente número 20 de 1975, con más de mil trescientos folios, ha dado a lo largo de la historia numerosas elucubraciones y teorías que no han podido resultar finalmente probadas, recayendo durante años las sospechas, tras haber sido encontrado el cuerpo de Manuel Zapata, sobre José González Jiménez que juzgado y condenado por el pueblo tendría que esperar hasta la exhumación de los cadáveres mediante orden emitida por el juez Heriberto Asensio que acabaría determinando que el “sospechoso” era, de igual forma, triste víctima de este suceso, y que además en opinión del prestigioso médico forense Luis Frontela Carreras, estudiando aquellas manchas de sangre en el piso encontradas, concluiría que a –“Juana la arrastraron desde el comedor hasta el dormitorio entre dos personas por lo menos”- .
Transcurrido los plazos legales previstos sin encontrarse el culpable de estos hechos, la causa quedaría archivada en el año 1988, y siguiendo el principio que extingue la responsabilidad criminal por el transcurso del tiempo, siendo para este tipo de delitos el previsto de veinte años, fue por tanto declarado su prescripción en 1995, a los veinte años de haberse cometido.
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