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Dos reclusos prenden fuego a la vez a sus celdas en Picassent y son rescatados por los funcionarios

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Dos reclusos considerados «muy conflictivos» prendieron fuego de forma simultánea a sus celdas este jueves en la prisión de Picassent (Valencia) y tuvieron que ser rescatados por funcionarios de la cárcel, según ha informado este viernes el sindicato Acaip en un comunicado.

Los reclusos estaban ubicados en el módulo 19 del establecimiento penitenciario de Valencia, que alberga a internos «muy peligrosos», que son en su mayoría reincidentes, clasificados en primer grado de tratamiento –el que se aplica a los reclusos más conflictivos– y que han tenido «graves problemas» de convivencia en su trayectoria penitenciaria.

Según Acaip, uno de los internos, 37 años, ha protagonizado en el último mes «numerosos incidentes» en el centro como autolesiones, destrozos del material, amenazas de muerte a los funcionarios y otro incendio en su celda el pasado 11 de diciembre. El otro, de 35 años, este mismo mes había protagonizado una violenta pelea con otro interno.

Los hechos sucedieron cuando, según el sindicato, sobre las 18.30 horas, los dos internos, «de forma coordinada y premeditada», prendieron fuego a los colchones de sus celdas, ubicadas una en la planta baja y otra en la planta primera del módulo.

Los funcionarios comenzaron a observar que en los pasillos de las celdas había gran cantidad de humo, que impedía completamente la visión. Pese a que los colchones empleados en las celdas de las prisiones españolas están concebidos para evitar que ardan, «su misma composición provoca que en caso de incendio se genere una gran cantidad de humo, que además impide la respiración», asegura Acaip.

Ante esa situación, se tuvo que desalojar al patio también al resto de internos del módulo hasta que el incendio fue sofocado. Dado que el fuego se había producido en dos plantas diferentes, los funcionarios tuvieron que repartirse entre las dos para resolver la situación y rescatar a los reclusos.

Según el sindicato, uno de ellos presentaba estaba comenzando a presentar síntomas de asfixia y el otro tenía quemaduras de diversa consideración que motivaron su traslado al hospital en el que aún continúa ingresado. A consecuencia de los hechos, varios de los funcionarios presentaban picores en los ojos, nariz y garganta.

Acaip recalca que la mayoría de los trabajadores «no ha recibido una preparación adecuada en materia de lucha contra incendios» y subraya que el año pasado ningún funcionario de prisiones de España recibió formación de este tipo mientras que este estaba previsto que la reciban unos 25, «pero la duración de esa formación se ha reducido de las 20 horas que se impartían anteriormente a tan solo cinco».

«MÁS ALLÁ DE SU DEBER»
El sindicato sostiene que en estos casos, al igual que en otros que suceden cada día en los centros penitenciarios, los trabajadores «han ido más allá de lo que su deber les exige y merecen un reconocimiento público a su actuación».

Por ello, remitirá este viernes un escrito al ministro del Interior «solicitando el reconocimiento público de la labor de estos funcionarios de prisiones, de acuerdo a lo previsto en la normativa penitenciaria vigente, dando a conocer a la opinión pública las condiciones extremas en las que llevan a cabo su labor, muy desconocida por la mayoría de los ciudadanos».

Al mismo tiempo asegura que los funcionarios que trabajan en estas condiciones con este tipo de internos «solamente perciben un plus de 86 euros brutos al trimestre, que ni siquiera llega para todos los que prestan servicio en esos módulos, mientras en fechas recientes la administración penitenciaria ha realizado un reparto discrecional de hasta 2184 euros netos para personal directivo ya que su labor es esencial para asegurar el correcto funcionamiento de los centros penitenciarios».

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Manada en un colegio de Valencia, un menor agredido sexualmente: «Que sufra, quiero ver cómo sufre»

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Manada colegio Valencia
OFFICIAL PRESS ARCHIVO
Las autoridades valencianas analizan el caso de un menor con graves secuelas psicológicas que habría sido víctima de una nueva manada. Los hechos ocurrieron en marzo de 2023, durante un viaje a Málaga de un grupo de alumnos de 2º de la ESO de un colegio concertado de Valencia.
Así lo recogen fuentes como ‘Las Provincias’. El menor, que ahora tiene 16 años, entró durante unos días en estado catatónico y, según el informe del psiquiatra que le trató, sufrió «un trastorno de estrés postraumático cronificado con graves episodios de amnesia disociativa».

Pero, dos años después de la presunta violación grupal, como destaca la fuente citada, la Fiscalía de Menores de Valencia solo ha acusado a uno de los cinco supuestos agresores sexuales, ya que dos miembros de la manada eran inimputables en el momento de los hechos (tenían 13 años) y otros dos se acogieron a su derecho a no declarar y, hasta ahora, no se ha podido acreditar que participasen en la agresión sexual.

Investigación en curso a la manada de un colegio de Valencia

Hay que destacar que otro menor fue investigado por acosar y amenazar a la víctima para que no contase nada. Y no se ha descartado que hubiera un sexto adolescente implicado, aunque todavía no se ha podido identificarle porque los acusados apenas han aportado datos en los interrogatorios.

El menor ya habría sufrido episodios de burla y acoso durante el curso antes de la agresión sexual. Incluso recibía llamadas en oculto. Todo culminó en un hotel de Benalmádena, en Málaga, durante unas jornadas deportivas organizadas por una fundación. El 28 de marzo de 2023, el joven fue rodeado presuntamente por los cinco adolescentes y le obligaron a entrar al cuarto de baño. Allí, se masturbaron delante de él y le dijeron «hazte una paja, o morirás» antes de agredirle sexualmente.

«Que sufra, quiero ver cómo sufre»

La víctima fue forzada mientras el cabecilla decía «que sufra, que sufra, quiero ver cómo sufre«, según recoge la reconstrucción de la Fiscalía de Menores. Además, la manada continuó acosando al menor cuando volvieron a Valencia. La víctima guardó silencio por las amenazas y por temor de que su hermano pequeño sufriera alguna represalia.

Dos meses después de la agresión sexual, el menor se desplomó y tuvo que ser atendido por familiares y servicios sanitarios. Posteriormente le diagnosticaron las graves secuelas.

La Fiscalía de Menores, a pesar de haber investigado a siete posibles implicados, solo acusa a uno de ellos y pide una pena de 15 meses de internamiento en régimen cerrado. Una petición complementada con otra medida punitiva de dos años de libertad vigilada y la obligación de someterse a un programa formativo de educación sexual. La víctima y sus dos hermanos tuvieron que abandonar el colegio después de que trascendiera la violación grupal.

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