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El Arenal Sound, el macrofestival más taquillero en 2023 al reunir a 300.000 personas

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Arenal Sound macrofestival más taquillero
Ambiente del público disfrutando del concierto de Nicky Jam en el Arenal Sound de Burriana (Castellón). EFE/Domenech Castelló/Archivo

Madrid/València, 22 mar (OP-EFE).- El Arenal Sound de Burriana (Castellón) fue el macrofestival más taquillero en 2023 al reunir en sus seis jornadas a 300.000 personas, y también se encuentra en el «top 10» el Festival Internacional de Benicàssim (Castellón), que el pasado año atrajo a 180.000 asistentes en sus cuatro jornadas.

Según cifras extraídas del Anuario de la Música en Vivo presentado este viernes, el Arenal Sound está por delante de Primavera Sound Barcelona (243.000 en 5 días) y Viña Rock, en la localidad albaceteña de Villarobledo (240.000 en 4).

Las tres jornadas de Mad Cool 2023 reunieron a 202.000 personas en la capital en el año de su cambio de ubicación, mientras que las cuatro del Festival Internacional de Bèniccasim (FIB), en Castellón, atrajeron a 180.000.

El «top 10» lo completaron Primavera Sound Madrid (150.000 en 3 días), O Son Do Camiño en Santiago de Compostela (134.000 en 3 días), Resurrection Festival en la localidad gallega de Viveiro (132.500) y, en Barcelona, Sónar Festival (120.000 en 3 días) y Cruïlla (76.000 en 4 días).

Récord histórico de facturación a nivel nacional

A nivel nacional, el sector de los conciertos y festivales en España obtuvo en 2023 su registro histórico de facturación con casi 579 millones de euros, lo que supone un incremento del 26 % con respecto al año anterior, según el Anuario de la Música en Vivo presentado este viernes.

Esta industria vuelve a batir así el «récord» de 459 millones recaudados en su ejercicio anterior y encadena un ciclo constante de crecimiento desde 2014 (173,5 millones), con la salvedad del parón en seco de los años de la pandemia.

«No creemos que haya burbuja y pensamos por el contrario que hay mucho recorrido todavía. La música en directo ha pasado a ser una forma de ocio y de acceso a la cultura que se ha normalizado respecto a hace 10 años y el sector evoluciona de manera orgánica y progresiva año a año», ha considerado Albert Salmerón, presidente de la Asociación de Promotores Musicales (APM), responsable del anuario.

Por regiones, los primeros puestos en facturación de venta de entradas fueron para Madrid, Andalucía y, al frente de todas, Cataluña, que acogió muchos conciertos de estadio como los de Coldplay, Bruce Springsteen o Beyoncé, acumulando el 26,35% de la facturación nacional.

Salmerón ha apuntado a esas grandes giras internacionales como grandes responsables de las cifras de 2023. «El año pasado fue singular, porque se acumularon muchos eventos después de los años del parón de la pandemia y pensamos que igual podía producirse una bajada en venta de entradas, pero no fue así», ha celebrado.

En el lado no tan positivo, ha recordado «que no todas las entradas se venden tan fácilmente». «Las salas de conciertos sobre todo están sufriendo y ahí hay trabajo para hacer, porque son además nuestro laboratorio, nuestro I+D», ha subrayado.

En su comparecencia, Salmerón ha enunciado los «retos de futuro» de ese sector, que pasan por conseguir «deducciones fiscales que se equiparen al sector audiovisual para que no haya agravio comparativo», «minimizar el impacto» de la reventa de entradas tras la aprobación en el Parlamento Europeo de la Ley de Servicios Digitales y la creación de un Instituto de la Música u otro órgano que les represente desde la administración pública.

Los más taquilleros

El artista nacional de mayor éxito en directo fue Manuel Carrasco, que reunió a más de 365.000 personas en 28 conciertos, por delante de Melendi (308.000 espectadores en 37 conciertos), de Joaquín Sabina (253.800 en 31 citas), Marea (178.500 en 25) y Hombres G (160.000 en 19).

Coldplay fue la locomotora en el ámbito de las estrellas internacionales, con 4 conciertos y más de 221.000 asistentes, seguidos de Harry Styles (unos 120.000 en dos «shows» en España) y Bruce Springsteen (115.850 en otros dos conciertos en el país). El «top 5» lo completaron The Weeknd (105.600 en 2 actuaciones) y Morat (97.300 en 13).

Marenostrum Fuengirola, en Málaga, fue el ciclo con mayor asistencia (unos 189.000 asistentes en 33 veladas de concierto), seguido del madrileño Noches del Botánico (más 152.000 en 45) y el murciano Las Noches del Malecón (131.000 en 44 conciertos).

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El misterio del nicho 1501 del cementerio de Valencia

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El misterio del nicho 1501
El misterio del nicho 1501 del cementerio de Valencia

El Cementerio General de València esconde una curiosa historia en la que el amor, la desgracia, el terror y la fortuna se dan la mano. La historia de un nicho, el nicho de Emilia. Un enigmático caso que parece salido de la mente de Edgar Allan Poe Lovecratf, pero que es real y nos vuelve a confirmar que la realidad supera siempre a la ficción.

Para conocer quien descansa en el nicho 1501 y la historia olvidada que allí yace, debemos trasladarnos hasta finales del siglo XIX. Vicente García Valero era un actor y autor teatral nacido a mediados del siglo XIX que se enamoró perdidamente de Emilia Vidal Esteve. A pesar de su juventud, él contaba con 15 años y ella con 13 no tardaron mucho en casarse.

El trabajo de Vicente le llevó a trasladarse a Madrid, donde un día la alegría se transformó en desgracia cuando la joven falleció 1876 por un brote de fiebres tifoideas. 

El misterio del nicho 1501

Su cuerpo fue enterrado en una fosa común debido a que la familia no podía costear los gastos, pero el actor quiso recuperar el cuerpo de su amada costara lo que costara y finalmente logró exhumarla de manera clandestina casi dos años más tarde en el día de Nochebuena de 1877. Cuentan que Vicente tuvo que sobornar con dinero al sacerdote que pocas semanas atrás había enterrado a la chica.

Cuando abrió el féretro, Vicente relató que la joven «parecía como dormida». Tal vez lo viera así fruto de su enamoramiento ya que por el tiempo transcurrido su estado debía ser el de putrefacción y descomposición.

250 pesetas fue el precio que le tocó pagar, sin duda toda una pequeña fortuna para la época, para hacerse con el nicho número 1501 a perpetuidad. Y allí en el Cementerio General de València descansa desde entonces.

El tiempo pasó y Vicente se casó con Ángela, la hermana de su difunta esposa. Pero la historia no queda ahí, ya que el matrimonio tuvo una hija, a la que curiosamente llamaron Emilia, el mismo nombre que el amor de su vida.

Porque Vicente seguía obsesionado con su primera mujer. No la podía olvidar, y así lo demostraba cada año, mandando todos los 1 de noviembre dinero al cementerio para que limpiaran el nicho y lo adornaran de flores, hechos que relata él mismo en su libro ‘Páginas del pasado’.

Pero la desgracia volvió de nuevo a su vida con la muerte de su hija a la edad de 4 años y la de su esposa. Duro es el testimonio de un cartero, que fue testigo de la muerte de la pequeña cuando acudió a la casa para entregar un correo y le abrió la puerta Vicente con su hija en brazos. El cartero pensó que la niña estaba dormida y García Valero le respondió «no, está muy dormida, esta muerta.»

Pero en la mente de Vicente permanecía Emilia. No podía olvidar su recuerdo y tal vez fuera por eso que se volviera a casar con la otra hermana, Amparo. ¿Buscaba en ellas a su amada?

El décimo 1501

Si el relato hasta el momento es ya sorprendente todavía faltaba una última vuelta de tuerca. Un nuevo giro que hace de esta, una historia increíble pero cierta. Vicente, dedicó su vida al teatro, repartiendo su tiempo entre Madrid y València, pero tomando como residencia la capital de España. Allí le inundó la pena y tristeza por estar tan lejos del nicho de su amor a pesar de encargarse desde la distancia de su cuidado.

Hasta que un día dejó de enviar dinero. Era el 1 de noviembre de 1911 y su situación económica había empeorado por lo que no pudo hacer que limpiaran la lápida y le colocaran flores. Pero por fin a Vicente García Valero le iba a sonreír la suerte. El destino o lo que ahora llaman karma o tal vez, quien sabe si su amor, le iba a devolver todo el cariño que le había dedicado Vicente durante años.

Caminando por una administración de lotería próxima al teatro Apolo, Vicente vio un décimo y lo compró. Era el 1501.  En el sorteo del 10 de octubre de 1912 su número fue premiado con 6000 pesetas de la época. “Tantos años enviando dinero a mi amada y ahora es ella la que me lo devuelve”, exclamó Vicente según narra en su libro de memorias.

Ahora Vicente podía seguir pagando los arreglos y cuidados de la lápida cada 1 de noviembre. Y así lo hizo hasta que le llegó la muerte en Madrid el 12 de octubre de 1927. Y allí lejos de su amada se piensa que está enterrado.

Hoy en día nadie se acuerda ya del nicho 1501. La inscripción de la lápida está casi borrada por el paso del tiempo. “Recuerdo de V. García Valero” se puede leer.

Pero desde hace unos años, alguien coloca flores en el nicho 1501…

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