Salud y Bienestar
Entrevista a la viróloga Fernández-Sesma: «No vacunarse contra la covid-19 es un riesgo innecesario»
Publicado
hace 5 añosen
Ana Fernández-Sesma Cordón es una investigadora y viróloga española, profesora de la Escuela Icahn de Medicina en Monte Sinaí en Nueva York.
La covid 19 puede dejar secuelas que dañan todos los órganos, por eso, no vacunarse es «realmente un riesgo innecesario», considera la viróloga Ana Fernández-Sesma, quien advierte de que, con la relajación de las fiestas navideñas, aún puede haber una nueva ola.
Las vacunas contra el SARS-Cov-2 se «están mirando con lupa» y se aprueban solo las que «demuestran que están funcionando». Además «tenemos la suerte» de que en los ensayos lo hacen a un 90 %, aunque con la administración a la población en general, «que es muy heterogénea, a lo mejor baja un poco», dice a Efe.
Sin embargo, con las campañas de vacunación ya en marcha en muchos países, hay personas que se muestran reticentes o directamente contrarias a ellas.
Desde el inicio de la pandemia y ante la urgencia, la comunidad científica se puso a trabajar en busca de vacunas, que se han obtenido en tiempo récord y ahora -indica- algunas personas dicen: «no, que es muy rápido, no sabemos si fiarnos».
Es «una pena que la gente haya decidido que nuestro trabajo se ha hecho deprisa y corriendo», cuando no es así. La declaración de estado de emergencia por la Organización Mundial de la Salud (OMS) «facilita muchísimas trabas que normalmente hay», lo que no quiere decir «que te saltes pasos, sino que se han podido acelerar los tiempos».
Además, las vacunas de Pfizer-BioNTech y de Moderna se basan en ARN mensajero sintético, que se puede sintetizar «muy rápidamente. Cuando se supo la secuencia se tardaron menos de tres meses».
Estas vacunas ya disponibles protegen de la enfermedad severa, recuerda la microbióloga, quien hace hincapié en «las secuelas que deja la covid-19 en la gente, cómo te daña todos los órganos. Yo, realmente, me parece un riesgo innecesario» no vacunarse, afirma.
El colectivo anticuvacunas es «como si no existiera, porque son fanáticos y no se les puede convencer», pero Fernández-Sesma cree «importante informar a la gente que es un poco reacia, porque se ha creado toda esta inseguridad, que parece que lo quieren es engañarnos, envenenarnos».
Y agrega: «El que no quiera que no se vacune, pero entonces que no se aproveche del resto de los beneficios de vivir en sociedad (…) Hay derechos, deberes y respeto por los demás, si tú no eres grupo de riesgo, tu vecina igual sí lo es y te montas en el ascensor con ella».
Todas las vacunas pueden dar algunos efectos secundarios a algunas personas, «lo que significa que funcionan» y es «muchísimo mejor tener una reacción a una vacuna que una infección».
Ante el futuro de la pandemia, estima que aún hay que pasar enero, porque «ha habido muchísimos contagios en las navidades, muchísima relajación, y todavía podemos tener otra ola», y, aunque no cree que vaya a ser «muy diferente a una ola grave como las que menos tenido ya», los sanitarios «están agotados y saturados, ese es el problema».
En todo caso, le parecería «raro que este virus nos diera una sorpresa muy grande ahora», sobre todo, porque cada vez hay más gente que ya lo ha pasado o se está vacunando.
Si de aquí a cuatro meses se vacuna a todos los grupos de riesgo, «desde luego que va a disminuir significativamente la gravedad y el número de gente ingresada».
Mientras la vacunación da sus primeros pasos, 2020 se cerró con la preocupación ante una nueva variante del virus detectada en Reino Unido, y Fernández-Sesma hace hincapié en variante, que no cepa. «Es un poco semántico, pero significa algo en ciencia».
Lo explica como si fuera un enjambre. «La abeja reina es la cepa, que tiene a su alrededor muchas mutaciones, que son un poquito diferentes -los zánganos, la obreras-, pero todas vienen de la misma reina. Luego, llega un momento que sale otra reina, que se muere o se tiene que ir. Es lo suficientemente diferente como para fundar otro enjambre».
Cuando se habla de una cepa nueva, es que supone «un cambio muy grande» y, por ejemplo, puede infectar más a otros grupos de población, llegar a otros órganos o no se puede detectar con los métodos usados para la primera.
Variantes «siempre va a haber» y hay que tenerlas en observación, porque con los millones de infecciones en todo el mundo, el virus «ha tenido oportunidades de mutar lo suficiente como para crear otra cepa. De momento no ha sucedido, y gracias que ha sido así, pero puede suceder».
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La Navidad es una época llena de celebraciones, reencuentros familiares y abundantes cenas, pero también puede ser un período en el que muchas personas experimentan trastornos del sueño. A pesar de que las fiestas deberían ser sinónimo de relajación y descanso, la realidad es que el estrés, las alteraciones en la rutina y otros factores propios de la temporada pueden dificultar un sueño reparador. A continuación, exploramos las razones por las que durante la Navidad muchas personas duermen peor y cómo podemos intentar mejorar la calidad del sueño en estas fechas tan ajetreadas.
1. Alteración de las rutinas
Durante las festividades, las rutinas diarias suelen verse interrumpidas. Las cenas, las reuniones familiares y los compromisos sociales pueden hacer que nos acostemos más tarde de lo habitual, lo que afecta negativamente nuestro reloj biológico. El cuerpo humano tiene un ciclo natural de sueño y vigilia que puede desajustarse fácilmente cuando cambiamos nuestros horarios de descanso. Al no seguir un horario regular de sueño, es más probable que nos sintamos cansados o que tengamos dificultades para dormir.
2. Estrés y preocupaciones navideñas
Aunque la Navidad es sinónimo de alegría para muchos, también puede generar estrés. Las compras de último minuto, las celebraciones familiares, la planificación de viajes y la presión por cumplir con todas las expectativas sociales pueden causar ansiedad. Esta tensión emocional puede aumentar los niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que afecta la capacidad del cuerpo para relajarse y conciliar el sueño. Las preocupaciones sobre los regalos, las cenas o incluso los compromisos laborales pueden mantener nuestra mente activa durante la noche, dificultando el descanso.
3. Comidas copiosas y alcohol
Las cenas y comidas abundantes son parte esencial de las celebraciones navideñas, pero la cantidad y el tipo de alimentos consumidos pueden influir negativamente en la calidad del sueño. El consumo de alimentos ricos en grasas y azúcares puede aumentar la actividad digestiva durante la noche, provocando molestias estomacales y dificultando que el cuerpo entre en un estado de relajación necesario para dormir. Además, el alcohol, aunque inicialmente pueda inducir somnolencia, interrumpe los ciclos de sueño y reduce la calidad del descanso, lo que puede provocar despertares frecuentes a lo largo de la noche.
4. Falta de ejercicio físico
Durante las fiestas navideñas, muchas personas disminuyen su nivel de actividad física debido a las vacaciones o a las celebraciones. El ejercicio regular es esencial para un sueño saludable, ya que favorece la relajación del cuerpo y la liberación de endorfinas. Sin embargo, en Navidad, el sedentarismo aumenta debido a la cantidad de tiempo que pasamos en reuniones o en actividades que no requieren esfuerzo físico. Esto puede dificultar la conciliación del sueño, ya que el cuerpo no está lo suficientemente cansado para descansar de manera profunda.
5. Cambios en el ambiente de sueño
Las visitas a familiares o la llegada de familiares a nuestra casa también pueden alterar nuestro entorno de descanso. Dormir en un lugar diferente al habitual o compartir espacio con otras personas puede generar incomodidad y dificultar el sueño. Además, la decoración navideña, con luces brillantes y colores llamativos, puede interferir con el ambiente relajante necesario para dormir bien. Las luces intensas, como las de los árboles de Navidad o las decoraciones externas, pueden alterar la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño.
6. Sobrecarga de estímulos sensoriales
La Navidad es una época cargada de estímulos visuales, auditivos y emocionales. Las luces brillantes, la música festiva y el bullicio de las reuniones familiares pueden mantenernos en un estado de alerta constante. Este exceso de estímulos puede dificultar que nuestra mente se relaje antes de acostarnos, retrasando la conciliación del sueño. Además, el ruido generado por las celebraciones o los fuegos artificiales puede interferir en un descanso tranquilo y reparador.
7. Cambios en la exposición a la luz natural
En invierno, los días son más cortos y la exposición a la luz natural disminuye, lo que puede alterar la producción de melatonina y afectar nuestro ritmo circadiano. Este desajuste de la luz natural y artificial, sumado a los cambios en los horarios durante las festividades, puede dificultar la sincronización de nuestro reloj biológico y empeorar la calidad del sueño. El aumento del uso de pantallas electrónicas (como smartphones, tabletas y televisores) por la noche también puede inhibir la producción de melatonina debido a la luz azul emitida por estos dispositivos.
¿Cómo mejorar el sueño en Navidad?
A pesar de que la Navidad puede traer consigo una serie de factores que afectan el sueño, hay varias estrategias que pueden ayudar a mejorar la calidad del descanso durante estas fechas:
- Mantener una rutina de sueño regular: Intenta mantener los horarios de acostarte y levantarte lo más consistentes posible, incluso durante las vacaciones.
- Evitar comidas copiosas y alcohol antes de acostarse: Trata de cenar de forma ligera y no consumir alcohol en exceso en las horas previas al sueño.
- Realizar actividad física: Aun durante las vacaciones, intenta incorporar ejercicio físico moderado durante el día para ayudar a tu cuerpo a relajarse por la noche.
- Crear un ambiente relajante: Asegúrate de que tu espacio de descanso sea cómodo, oscuro y silencioso. Si es necesario, usa tapones para los oídos o una máscara para los ojos.
- Limitar los estímulos antes de acostarse: Reduce el uso de dispositivos electrónicos y baja la intensidad de las luces al menos una hora antes de dormir.
- Practicar técnicas de relajación: La meditación, la lectura o tomar un baño caliente pueden ayudarte a calmar tu mente y preparar tu cuerpo para el sueño.
Conclusión
La Navidad puede ser una época de mucha diversión y alegría, pero también puede alterar nuestros hábitos de sueño debido al estrés, la interrupción de las rutinas, la comida y la bebida en exceso, y la sobrecarga de estímulos. Para disfrutar de unas fiestas más relajadas y descansar mejor, es fundamental prestar atención a las necesidades de nuestro cuerpo y adoptar hábitos saludables que nos ayuden a mantener la calidad del sueño.
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