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La Historia del Día de Navidad

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Historia Día de Navidad
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El 25 de diciembre, conocido como el Día de Navidad, es una celebración cristiana que conmemora el nacimiento de Jesucristo en Belén, según la narrativa bíblica. A lo largo de los siglos, esta festividad ha evolucionado, fusionando elementos religiosos y tradiciones culturales en una celebración que trasciende las fronteras y abraza a personas de diversas creencias.

La Historia del Día de Navidad

Orígenes Religiosos:

La historia del Día de Navidad se remonta a la narrativa bíblica registrada en los Evangelios de Mateo y Lucas. Según estos relatos, María, una virgen prometida en matrimonio a José, dio a luz a Jesús en un establo en Belén porque no había lugar para ellos en las posadas. El nacimiento fue acompañado por la visita de pastores y, según el Evangelio de Mateo, de los Magos de Oriente que siguieron una estrella para adorar al recién nacido.

La fecha del 25 de diciembre fue establecida como el día de la celebración de la Natividad en el siglo IV por la Iglesia Católica. Aunque la elección de esta fecha ha sido objeto de debate, muchos creen que se eligió para coincidir con festividades paganas que ya se celebraban alrededor del solsticio de invierno, con el objetivo de facilitar la conversión de las poblaciones paganas al cristianismo.

Tradiciones y Costumbres:

A lo largo de los años, la celebración del Día de Navidad ha incorporado diversas tradiciones y costumbres de diferentes culturas. El intercambio de regalos, por ejemplo, se inspira en los obsequios ofrecidos por los Reyes Magos a Jesús. El árbol de Navidad, decorado con luces y adornos, tiene sus raíces en tradiciones germanas y se popularizó durante el reinado de la Reina Victoria en el siglo XIX.

Las canciones navideñas, desde villancicos hasta clásicos modernos, también desempeñan un papel importante en la celebración, creando un ambiente festivo y nostálgico. La comida navideña varía según las culturas, pero a menudo incluye platos especiales y dulces tradicionales asociados con la temporada.

Evolución Cultural:

A lo largo de los siglos, la Navidad ha evolucionado más allá de su contexto religioso para convertirse en una festividad culturalmente significativa en todo el mundo. Incluso aquellos que no practican la fe cristiana a menudo participan en las festividades, disfrutando de la alegría, la generosidad y el espíritu de unidad que caracterizan la temporada.

La representación visual de Santa Claus, una figura inspirada en San Nicolás, se ha convertido en un ícono global de la temporada. La tradición de Santa Claus, con su trineo y renos, se ha popularizado gracias a la cultura popular y se asocia con la entrega de regalos a los niños en la víspera de Navidad.

El Día de Navidad, una celebración que va a más

El Día de Navidad es una celebración que ha resistido el paso del tiempo, fusionando antiguas tradiciones con nuevas costumbres y adaptándose a diversas culturas. Más allá de las diferencias religiosas, la Navidad se ha convertido en una época en la que las personas buscan compartir amor, bondad y alegría, recordando el mensaje central de paz y buena voluntad asociado con el nacimiento de Jesús. A medida que el Día de Navidad continúa evolucionando, su significado perdura como una ocasión para la reflexión, la celebración y la conexión humana.

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El misterio del nicho 1501 del cementerio de Valencia

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El misterio del nicho 1501
El misterio del nicho 1501 del cementerio de Valencia

El Cementerio General de València esconde una curiosa historia en la que el amor, la desgracia, el terror y la fortuna se dan la mano. La historia de un nicho, el nicho de Emilia. Un enigmático caso que parece salido de la mente de Edgar Allan Poe Lovecratf, pero que es real y nos vuelve a confirmar que la realidad supera siempre a la ficción.

Para conocer quien descansa en el nicho 1501 y la historia olvidada que allí yace, debemos trasladarnos hasta finales del siglo XIX. Vicente García Valero era un actor y autor teatral nacido a mediados del siglo XIX que se enamoró perdidamente de Emilia Vidal Esteve. A pesar de su juventud, él contaba con 15 años y ella con 13 no tardaron mucho en casarse.

El trabajo de Vicente le llevó a trasladarse a Madrid, donde un día la alegría se transformó en desgracia cuando la joven falleció 1876 por un brote de fiebres tifoideas. 

El misterio del nicho 1501

Su cuerpo fue enterrado en una fosa común debido a que la familia no podía costear los gastos, pero el actor quiso recuperar el cuerpo de su amada costara lo que costara y finalmente logró exhumarla de manera clandestina casi dos años más tarde en el día de Nochebuena de 1877. Cuentan que Vicente tuvo que sobornar con dinero al sacerdote que pocas semanas atrás había enterrado a la chica.

Cuando abrió el féretro, Vicente relató que la joven «parecía como dormida». Tal vez lo viera así fruto de su enamoramiento ya que por el tiempo transcurrido su estado debía ser el de putrefacción y descomposición.

250 pesetas fue el precio que le tocó pagar, sin duda toda una pequeña fortuna para la época, para hacerse con el nicho número 1501 a perpetuidad. Y allí en el Cementerio General de València descansa desde entonces.

El tiempo pasó y Vicente se casó con Ángela, la hermana de su difunta esposa. Pero la historia no queda ahí, ya que el matrimonio tuvo una hija, a la que curiosamente llamaron Emilia, el mismo nombre que el amor de su vida.

Porque Vicente seguía obsesionado con su primera mujer. No la podía olvidar, y así lo demostraba cada año, mandando todos los 1 de noviembre dinero al cementerio para que limpiaran el nicho y lo adornaran de flores, hechos que relata él mismo en su libro ‘Páginas del pasado’.

Pero la desgracia volvió de nuevo a su vida con la muerte de su hija a la edad de 4 años y la de su esposa. Duro es el testimonio de un cartero, que fue testigo de la muerte de la pequeña cuando acudió a la casa para entregar un correo y le abrió la puerta Vicente con su hija en brazos. El cartero pensó que la niña estaba dormida y García Valero le respondió «no, está muy dormida, esta muerta.»

Pero en la mente de Vicente permanecía Emilia. No podía olvidar su recuerdo y tal vez fuera por eso que se volviera a casar con la otra hermana, Amparo. ¿Buscaba en ellas a su amada?

El décimo 1501

Si el relato hasta el momento es ya sorprendente todavía faltaba una última vuelta de tuerca. Un nuevo giro que hace de esta, una historia increíble pero cierta. Vicente, dedicó su vida al teatro, repartiendo su tiempo entre Madrid y València, pero tomando como residencia la capital de España. Allí le inundó la pena y tristeza por estar tan lejos del nicho de su amor a pesar de encargarse desde la distancia de su cuidado.

Hasta que un día dejó de enviar dinero. Era el 1 de noviembre de 1911 y su situación económica había empeorado por lo que no pudo hacer que limpiaran la lápida y le colocaran flores. Pero por fin a Vicente García Valero le iba a sonreír la suerte. El destino o lo que ahora llaman karma o tal vez, quien sabe si su amor, le iba a devolver todo el cariño que le había dedicado Vicente durante años.

Caminando por una administración de lotería próxima al teatro Apolo, Vicente vio un décimo y lo compró. Era el 1501.  En el sorteo del 10 de octubre de 1912 su número fue premiado con 6000 pesetas de la época. “Tantos años enviando dinero a mi amada y ahora es ella la que me lo devuelve”, exclamó Vicente según narra en su libro de memorias.

Ahora Vicente podía seguir pagando los arreglos y cuidados de la lápida cada 1 de noviembre. Y así lo hizo hasta que le llegó la muerte en Madrid el 12 de octubre de 1927. Y allí lejos de su amada se piensa que está enterrado.

Hoy en día nadie se acuerda ya del nicho 1501. La inscripción de la lápida está casi borrada por el paso del tiempo. “Recuerdo de V. García Valero” se puede leer.

Pero desde hace unos años, alguien coloca flores en el nicho 1501…

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