Buenas noticias
El Hospital de Mar cambia de lugar el útero de una paciente oncológica para preservar su fertilidad
Publicado
hace 1 añoen
El equipo del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital del Mar ha llevado a cabo la primera transposición uterina del Estado en una paciente diagnosticada de cáncer de recto localmente avanzado. Esta técnica permite a las mujeres afectadas por un tumor en la zona pélvica mantener la posibilidad de ser madres y, a la vez, evitar una menopausia precoz, al proteger tanto el útero como los ovarios de los efectos del tratamiento con radioterapia. En todo el mundo solo se han llevado a cabo un pequeño número de cirugías de este tipo unos veinte, y muy pocos casos en Europa. En algunos casos, las pacientes han podido tener un embarazo con éxito. El primer bebé nació en Brasil el año 2022 y en los Estados Unidos en marzo del 2024.

De izquierda a derecha, Joana Vidal, Gemma Mancebo, Ester Miralpeix, Montse Bonilla, Sandra Alonso, Marta Pascual y Cristina Álvarez
Este abordaje consiste en una primera cirugía, antes del inicio de la radioterapia, para trasladar tanto el útero como los ovarios dentro del abdomen, a una posición donde quedarán libres de los efectos de la radiación. El útero mantiene la vascularización a través de los ovarios para asegurar su viabilidad mientras se lleva a cabo el tratamiento contra el tumor. Una vez ha acabado la radioterapia y la quimioterapia, se lleva a cabo una segunda intervención, en la cual se devuelven los órganos afectados a su ubicación original. «Se trata de cambiar la anatomía de un órgano de la pelvis, situándolo en otra ubicación. Lo dejamos con la vascularización necesaria para garantizar su viabilidad y, una vez completado el tratamiento oncológico, lo devolvemos a su ubicación normal», explica la jefa de sección del Servicio de Obstetricia y Ginecología y una de las responsables de la cirugía, la Dra. Gemma Mancebo.
La primera paciente, una mujer de 36 años con diagnóstico de cáncer de recto localmente avanzado, fue intervenida por primera vez el mes de noviembre del 2023. La segunda intervención se llevó a cabo el pasado mes de junio, cuando ya había acabado el tratamiento oncológico, coincidiendo con la cirugía del tumor rectal.
Las dos intervenciones se hicieron con cirugía robótica, para minimizar su impacto. En este caso, el segundo procedimiento se hizo coincidir con la resección del tumor de recto, hecho que añade complejidad e incrementa de forma significativa el riesgo de dañar la vascularización uterina. Contar con la tecnología robótica resulta de gran ayuda en estos casos. Ahora, la paciente podrá, si lo quiere, ser madre.

En el proceso para determinar qué pacientes se pueden beneficiar de esta intervención intervienen los servicios de Aparato Digestivo, de Cirugía General, a través de la sección de Cirugía Colorrectal, el de Oncología Médica y el de Oncología Radioterápica.
Se ha establecido un circuito para la detección y derivación de las mujeres diagnosticadas con un tumor en la zona pélvica que precisan tratamiento con quimioterapia y radioterapia, para valorar si se pueden beneficia de esta intervención, sin que ello provoque retrasos en el inicio del tratamiento del cáncer, con un papel destacado de la enfermera gestora de casos.
En aquellas de 40 años o menos, se les ofrece la posibilidad de proteger el útero y los ovarios para mantener la posibilidad de un embarazo. A las de menos de 47 años, la transposición solo de los ovarios, para protegerlos de una menopausia precoz.

Como explica la Dra. Anna Maria Reig, médica adjunta del Servicio de Oncología Radioterápica, «la radioterapia pélvica en las dosis necesarias para conseguir la curación de un tumor rectal provoca un daño irreversible, tanto en el ámbito uterino provocando infertilidad, como ovárico, ocasionando menopausia precoz a las pacientes jóvenes diagnosticadas de cáncer de recto». Por este motivo, «es prioritario preservar tanto su salud sexual como reproductiva», apunta la Dr. Reig.
Para poder optar a este tipo de intervención, las pacientes tienen que presentar un tumor localizado, se estudia la extensión para determinarlo, que tenga que ser tratado con radioterapia en la zona pélvica, con posible afectación al útero y a los ovarios. En el Hospital del Mar, la transposición de ovarios ya se ofrecía y se llevaba a cabo para evitar la menopausia precoz en pacientes jóvenes con cáncer de cérvix.
En este sentido, la Dra. Marta Pascual, jefa de sección de Cirugía Colorrectal del Hospital del Mar, destaca el hecho que esta intervención «es una nueva forma de velar por la salud global de estas pacientes, ahora que la incidencia de cáncer de recto en pacientes jóvenes está en aumento, tendremos que ser capaces de ofrecer este procedimiento».
La Dra. Joana Vidal, oncóloga médica especialista en cáncer colorrectal del centro, añade que «gracias a los avances en el tratamiento, obtenemos tasas de curación muy elevadas, pero las secuelas del tratamiento generan un impacte en su calidad de vida. Ofrecer el mejor tratamiento oncológico requiere un abordaje multidisciplinario y coordinado, donde exploremos y preservemos la salud sexual y reproductiva de las pacientes».

«Esta técnica supone darle esperanza a una paciente joven, que todavía no ha complido sus posibles deseos de ser madre y a quien se le ha diagnosticado un cáncer que no afecta al sistema genital, pero el tratamiento del cual sí que puede afectar a su capacidad reproductiva y hormonal», explica la Dra. Ester Miralpeix, médica adjunta del Servicio de Obstetricia y Ginecología.
Una vez se hace la segunda cirugía y se da por superado el tratamiento contra el cáncer, la paciente puede optar, si lo quiere, por el embarazo. En este caso, se recomienda recorrer a la fecundación in vitro, a causa de la posible toxicidad de la quimioterapia que se utiliza contra el tumor sobre los ovarios, y por cesárea a la hora del parto.
El Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital del Mar ha puesto en marcha diversas iniciativas para mejorar la atención y la asistencia a las pacientes tratades con cáncer ginecológico o patologías que afectan su capacidad reproductiva y sexual. En este sentido, a parte de la incorporación de la transposición uterina, ya dispone de una consulta monográfica para la rehabilitación sexual de las mujeres que han recibido tratamiento para un cáncer ginecológico o de mama y ofrece un tratamiento con láser fraccionado de CO2 para ayudar a recuperar la elasticidad y lubricación perdidas en la vagina a consecuencia del abordaje del cáncer.
En el proceso de su puesta en marcha se tuvo en cuenta la opinión de las pacientes, después de llevar a cabo grupos focales para conocer de primera mano sus necesidades.
También ha puesto en marcha el tratamiento del cáncer de ovario con la técnica de la quimioterapia intraperitoneal hipertérmica, HIPEC, por sus siglas en inglés, (Hyperthermic IntraPeritoneal Chemotherapy), que consiste en la administración intrabdominal de quimioterapia a alta temperatura para eliminar células tumorales residuales una vez se llevado a cabo la cirugía de cáncer de ovario avanzado.
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Publicado
hace 5 díasen
19 noviembre, 2025
Un estudio del Instituto de Investigación Sanitaria Incliva, del Hospital Clínico Universitario de València, ha identificado el microRNA miR-200a-3p como un potencial biomarcador para la detección precoz del daño renal y como una posible diana terapéutica en pacientes con hipertensión y diabetes.
La investigación, publicada en la revista Biomolecules, ha sido desarrollada por el Grupo de Estudio de Riesgo Cardiometabólico y Renal de Incliva, coordinado por los doctores Josep Redón y Raquel Cortés, con el apoyo de la Unidad de Medicina Interna del Hospital Clínico, dirigida por la doctora María José Forner.
El trabajo ha sido liderado por la doctora Ana Ortega, junto a la doctora Olga Martínez y la investigadora predoctoral Ana Flores, con la colaboración de Marta Méndez, Laia García y Lesley Escrivá.
El estudio contó con el apoyo de la Unidad de Citometría de Flujo y la Unidad de Cultivos Celulares de la UCIM (Universitat de València).
La hipertensión y la diabetes son dos de las principales causas de enfermedad renal crónica. En este proceso, los túbulos renales, encargados de reabsorber nutrientes y líquidos esenciales, juegan un papel clave en la progresión del daño.
El equipo investigador se centró en analizar los niveles del microARN miR-200a-3p, presente en abundancia dentro de las vesículas extracelulares (VEs) de la orina, y su relación con sirtuina 1, una proteína protectora frente al daño renal.
69 pacientes con hipertensión, con o sin diabetes.
42 de ellos presentaban albuminuria (proteínas elevadas en orina).
Los resultados mostraron que los pacientes con daño renal presentaban niveles significativamente elevados de miR-200a-3p en sus vesículas extracelulares, lo que lo señala como un marcador temprano de lesión renal.
Mediante modelos celulares de daño renal por hiperglucemia y angiotensina, los investigadores demostraron que:
La sobreexpresión de miR-200a-3p incrementa el daño tubular, la muerte celular y otros marcadores de lesión.
Su inhibición reduce el deterioro celular y protege el tejido renal.
Estos hallazgos indican que el microARN podría actuar no solo como biomarcador, sino también como una nueva diana terapéutica en pacientes hipertensos o diabéticos.
La diabetes afecta al 5–10 % de la población y suele coexistir con la hipertensión. Ambas enfermedades representan un importante problema sanitario y pueden desencadenar complicaciones como la nefropatía diabética.
Hasta un 40 % de los pacientes diabéticos desarrollan daño renal.
La albuminuria es el indicador más habitual de lesión renal, pero no siempre detecta el daño en fases iniciales.
Por ello, identificar nuevos marcadores tempranos —como el miR-200a-3p— es clave para mejorar el diagnóstico y frenar la progresión de la enfermedad.
Los microARNs se han consolidado como herramientas prometedoras en investigación médica, al estar implicados en procesos como la inflamación, la fibrosis y la muerte celular. Su presencia en vesículas extracelulares los convierte en candidatos ideales para:
Detectar daño renal en etapas tempranas, incluso antes de la aparición de albuminuria.
Desarrollar futuras terapias dirigidas, capaces de proteger los túbulos renales.
El análisis del miR-200a-3p en orina se posiciona así como una estrategia innovadora para diagnóstico precoz y tratamiento personalizado en pacientes con diabetes e hipertensión.
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