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Instagram se suma a la IA y desarrolla su chatbot
Publicado
hace 2 añosen
En vista del auge y la popularidad que han adquirido las redes neuronales generativas y los chatbots, se ha incrementado el número de empresas que intentan implementar en sus productos estas tecnologías. Según los informes, el chatbot de Instagram con el que los usuarios tendrán la posibilidad de chatear, se puede integrar a esta red social muy pronto.
El ingeniero Alessandro Paluzzi publicó en Twitter una captura de pantalla en la que puede observarse un chatbot para Instagram. Su configuración es similar al sistema de tipo agente conversacional de la herramienta My AI de Snapchat, rival de Instagram.
El chatbot de Instagram puede responder a las preguntas de los usuarios
Este chatbot de Instagram puede responder a las preguntas que les hagan los usuarios, al igual que ofrecerles consejos. Para hacer el descubrimiento, este profesional realizó la ingeniería inversa del código de la plataforma.
Paluzzi expuso que este bot va a tener algunos ajustes de personalización, de modo que los usuarios de la plataforma tendrán la alternativa de personalizarlo en función de sus necesidades y preferencias. Tendrá todo tipo de usos, siendo similar a los que mejoran la experiencia de usuario en los casinos recomendados de plataformas especializadas como apuestasonline.net donde la mayoría de portales ya incluye este tipo de tecnología.
Asimismo, el chatbot conversacional de Instagram puede adoptar más de 30 personalidades diferentes, pudiendo resultar de mucha utilidad para aquellas personas a quienes se les dificulta la escritura de los mensajes de texto que acompañan a las fotos. También se cree que podrán emplear este algoritmo durante las conversaciones que tengan con otros usuarios.
Se están desarrollando algoritmos de IA para WhatsApp, Messenger e Instagram
No se tiene una idea clara acerca de cuándo va a aparecer el chatbot de Instagram, ni se han hecho anuncios oficiales en torno al tema, pero Mark Zuckerberg, jefe de Meta Platforms y propietario de Instagram, hizo el anuncio de que se están desarrollando algoritmos de IA para WhatsApp, Messenger e Instagram, de igual modo que trabajan en experiencias conversacionales generativas similares a AI personas.
Pazluzzi a su vez descubrió que Instagram se encuentra trabajando en el uso de IA generativa para elaborar pegatinas personalizadas que los usuarios pueden publicar en sus historias. Estos tienen que introducir un texto y la herramienta se encargará de generar varios resultados para la pegatina deseada.
Si estas pegatinas de IA se publican en un chat, otros usuarios podrán observar el mensaje empleado para enviar el adhesivo y a su vez. Además, para mejorar la experiencia de la pegatina, Meta también puede utilizar las indicaciones.
Por otro lado, Pazluzzi encontró pruebas de que Instagram ha estado trabajando en su proyecto secreto Barcelona, una nueva red social que está basada en texto. Este logró descubrir una imagen del icono de la app, un símbolo @ blanco sobre fondo azul.
¿Surge una nueva rivalidad?
Si bien la gran rivalidad de la IA generativa se ha gestado entre Google y Microsoft, con una versión para redes sociales, Instagram podría estar tratando de desafiar a Snapchat.
En este sentido, Snapchat lanzó en marzo My AI, poniéndola a disposición de todos los usuarios desde ese momento. Estos pueden personalizar sus avatares y en su primer mes se enviaron cerca de 2 millones de mensajes de chat al día. No obstante, hay quienes han manifestado que sienten preocupación debido a que mientras la utilizan, esta herramienta puede estar manejando datos acerca de su ubicación.
Con consumidores cuyas edades están comprendidas entre los 18 y 24 años, Snapchat e Instagram comparten audiencias similares. Kepios ubica la base de usuarios de Instagram en un 32%, con edades comprendidas entre los 18 y los 24 años, mientras que Hootsuite descubrió que aproximadamente un 39% de los usuarios de Snapchat tenían esa edad.
De igual manera, Instagram ha hecho que sea posible responder con imágenes GIF a las publicaciones, mientras que la otra de chat de esta red social es conocida como Canales.
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Rafa, vecino de Valеncia, conduce su Volkswagen desde hace más de diez años. Su ruta diaria no tiene nada de épico: trabajo, colegio, playa los fines de semana. Y, como la vida misma, el coche guarda sus huellas: un pequeño desconchón en la puerta tras salir del súper, una esquina del parachoques rozada en la rampa del garaje, una fina línea en el guardabarros que sólo se ve cuando le da el sol de lado. Nada de accidentes graves ni ambulancias: simplemente, una colección de marcas cotidianas en las que se reconoce media España. Y todo iría bien, si no fuera por las tarifas: cuanto más se retrasa la reparación, más caro acaba siendo – y eso se nota en el valor del coche y en el dolor de cabeza cuando toca venderlo.
Cómo hemos llegado hasta aquí y por qué justo ahora
El parque automovilístico español ha envejecido y se renueva cada vez más despacio. En nuestras calles abundan los coches veteranos, fieles compañeros de rutina: la edad media ronda los 14,5 años, y los vehículos con más de veinte años ya suman varios millones en circulación. No es una alarma, sino una nueva normalidad, confirmada por los datos del sector: cuanto más envejece la pintura y el metal, menos perdonan los retrasos, sobre todo cerca del mar, donde la sal y el sol actúan como aceleradores naturales.
Los talleres también cambian. Su crecimiento no llega por arte de magia, sino por pura realidad: materiales más caros, procesos de secado con alto consumo energético, reparaciones más complejas. Todo suma, y el precio medio sube. Las cifras del mercado lo confirman: la facturación del sector de carrocería en España ha aumentado, en parte porque cada reparación cuesta más.
En la carretera ocurre lo que todos vemos: los grandes siniestros, por suerte, son pocos, pero los incidentes menores se multiplican. En 2023 y 2024, la Dirección General de Tráfico (DGT) registra cada año más de cien mil accidentes con víctimas; los grandes siniestros siguen estables, pero los golpes menores en ciudad y aparcamientos alimentan el trabajo de los talleres.
Y luego están los aparcamientos. No todos los “arañazos” ocurren en movimiento. Las aseguradoras lo repiten sin rodeos: buena parte de los daños urbanos se producen a baja velocidad y en espacios estrechos – ese pilar en el garaje comunitario, la rampa del parking o el muro del patio. Muchos de estos casos entran en la categoría de “siniestro sin segundo implicado”, y su cobertura depende de si la póliza incluye daños propios. Es un detalle práctico, no estadístico: cada conductor repara según lo que le permite su seguro.
Lo que de verdad preocupa y dónde se esconde el ahorro
Si entendemos el mantenimiento no como estética, sino como inversión, la lógica es clara. En la costa, donde el sol y el aire salino son parte del paisaje, un microdesconchón no es algo “para más adelante”: es una puerta abierta a la corrosión. En el interior, el sol castiga menos, pero la mayoría aparca en la calle, lo que multiplica los “besos de aparcamiento” y los actos vandálicos: rayones con llave, golpes de menos de 500 euros… la rutina urbana. El resultado es el mismo: cuanto antes se repare el daño, menor será la pérdida al revender -sobre todo en coches populares como los Volkswagen, donde el ojo del comprador no perdona.
El sector lo tiene claro: en Europa, la pintura para coche y los trabajos cosméticos representan buena parte del negocio de colisión. En climas como el nuestro, escatimar en el barniz transparente es, literalmente, ahorrar contra el sol.
Rafa y su plan “sin drama”: cómo hacerlo con cabeza
Rafa no busca la perfección, sino evitar males mayores. Lo primero: que el agua no llegue al metal. Si el barniz no está roto, un pequeño retoque puede salvar la pieza: limpieza, desengrasado, una capa de barniz local y un pulido final. Segundo: acertar con el color. Ahí manda el código de pintura, que en Volkswagen suele venir en una placa o en el libro de mantenimiento. Con ese código se obtiene la base exacta, y se evita el clásico “casi igual” que se ve desde tres metros. Para los propietarios de VW es fácil comprobarlo en las el catálogo de colores de Volkswagen, donde se muestran las combinaciones disponibles de base y barniz.
Tercero: evaluar la geometría. Una puerta plana y un paso de rueda con curvas no son lo mismo. En las zonas con nervios, uniones o anclajes de ópticas, el hazlo tú mismo suele acabar en el taller. Si el metal o la imprimación ya están a la vista, harán falta imprimación, base y barniz; la clave del ahorro está en la precisión y la calidad de los productos, no en añadir capas baratas.
Cuando posponer deja de ser ahorrar
En la costa -Valеncia incluida- el sol y la sal no perdonan. Lo que hoy es un arañazo, mañana puede convertirse en una pieza entera a repintar: imprimación, base, barniz, preparación y, si hay lista de espera, una semana sin coche. El panorama es claro: los trabajos de carrocería se encarecen por materiales y energía, y no es un problema de un solo taller, sino una tendencia general.
España, país de coches y de responsabilidad
España se mantiene entre los principales fabricantes de automóviles de Europa. Pero, al mismo tiempo, aumentan los coches veteranos y sus dueños se vuelven más metódicos: menos pánico, más mantenimiento. A escala nacional eso se traduce en una siniestralidad estable; a escala familiar, en una o dos visitas al taller al año para mantener el coche en forma.
Dónde acaba el “hazlo tú mismo”
– Tú mismo: pequeños desconchones, arañazos superficiales, siempre que el barniz siga intacto y el entorno esté limpio.
– El profesional: todo lo que afecta a nervios, uniones o anclajes, y cualquier daño donde el barniz se haya levantado o el metal esté visible.
Y un detalle que Rafa aprendió con la experiencia: el medidor de espesores de pintura. Diez minutos antes de cerrar una compraventa bastan para saber si una pieza fue repintada. Para el comprador es una ventaja en la negociación; para el dueño, una pista sobre cuánto trabajo llevará igualar el color.
Último paso: rutina sin dramatismo
Un par de buenos hábitos se amortizan en cualquier comunidad autónoma. Dos veces al año -en primavera y otoño- conviene revisar el coche con buena luz y reparar todo lo que supere cinco o diez milímetros o haya llegado a la imprimación. Son las mejores épocas para trabajar al aire libre: sin polvo en suspensión y sin calor extremo. Y si tu coche es un Volkswagen, ten siempre a mano el código de color y una referencia fiable para pedir el kit exacto para pinturas Volkswagen.
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