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La botella de buceo y la funda nórdica encontrados bajo el mar son del padre de las niñas de Tenerife

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La botella de buceo y la funda nórdica que ha encontrado este lunes el buque oceanográfico Ángeles Alvariño, que realiza las labores de búsqueda de las niñas Anna y Olivia en la costa de Tenerife, pertenecen al padre de las menores, Tomás G. que lleva desaparecido con las menores desde el pasado 27 de abril

Estos objetos serán trasladados al Servicio de Criminalística de la Guardia Civil en Madrid para analizarlos. Tras los hallazgos, el buque oceanográfico, que terminaba hoy las labores de rastreo, continuará al menos hasta el próximo día 14 en función de cómo evoluciona la búsqueda, «por si se pudiera localizar algún indicio más que arroje pistas sobre el paradero de las niñas».

Según ha confirmado la directora de la Guardia Civil, María Gámez, se trata de una funda nórdica y una botella de buceo que fueron hallados por el sonar y el robot del buque ‘Ángeles Alvariño‘, que lleva desde hace más de una semana rastreando la zona donde apareció la lancha de Tomás Gimeno.

María Gámez ha afirmado que hay que tener en cuenta la «complejidad» del rastreo, ya que se trata de una zona de búsqueda «amplia» y los objetos se localizaron a unos 1.000 metros de profundidad, razón por la que tuvieron que recurrir al Instituto Oceanográfico para poder disponer de dichos medios.

Zona de rastreo, clave en la investigación

La zona elegida para realizar el rastreo en el mar fue consensuada por la tripulación del Ángeles Alvariño y por la Guardia Civil a partir del geoposicionamiento del móvil de Tomás Gimeno la noche del 27 de abril, cuando se hizo a la mar en dos ocasiones. Se intenta esclarecer entre los muchos interrogantes que hay el motivo por el que aparentemente zarpó solo, sin la compañía de sus hijas, ya que fue visto embarcando varias maletas y bolsas que había traído en su coche.

El buque oceanográfico realiza la inspección marina en la zona donde la lancha de Tomás Gimeno fue encontrada a la deriva, a una milla náutica del Puertito de Güímar. Su misión es radiografiar todo el fondo marino con el sonar para tratar de identificar algún objeto extraño y subirlo si es posible a la superficie con el robot submarino. En la investigación participan también efectivos de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO), sumando cada día a más de setenta personas de medios aéreos y marítimos, además de terrestres.

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Fiscalía pide cuatro años de prisión para Nacho Vidal por la muerte de un fotógrafo en el “rito del sapo bufo”

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Nacho Vidal juicio
El director de cine para adultos Nacho Vidal en una imagen de 2023. EFE/ Kiko Huesca/Archivo

La Fiscalía de Valencia ha solicitado cuatro años de prisión para el actor porno Nacho Vidal por su implicación en la muerte del fotógrafo José Luis Abad, durante la celebración del denominado “rito del sapo bufo”. La misma pena se reclama para su prima, quien participó en la organización del ritual.


Acusaciones y penas solicitadas

Según el escrito de calificación del ministerio público, al que tuvo acceso Europa Press, se atribuye a Nacho Vidal un delito de homicidio imprudente, así como a su prima. Además, la fiscalía solicita que ambos indemnicen de manera conjunta y solidaria a los hermanos de la víctima con 20.000 euros cada uno, más los intereses legales.

Por su parte, la acusación particular eleva la solicitud de pena a siete años de cárcel, argumentando también un delito contra la salud pública. Además, un amigo del actor, responsable del mantenimiento de la vivienda, enfrenta tres años de prisión por encubrimiento, tras colaborar para eliminar pruebas relacionadas con el incidente.


Cómo ocurrió el “rito del sapo bufo”

El 28 de julio de 2019, en la vivienda de Nacho Vidal en Enguera, Valencia, se realizó el ritual con una pipa de veneno de sapo bufo, sustancia conocida por sus efectos alucinógenos. La víctima, de 49 años, siguió las instrucciones del actor para la inhalación.

En cuestión de segundos, el fotógrafo presentó convulsiones y cambios de coloración en el rostro y pecho. A pesar de estos síntomas, los organizadores continuaron con el ritual y no llamaron a emergencias hasta 20 minutos después del desvanecimiento. Los servicios médicos llegaron a las 11:30 h y confirmaron la muerte, que se atribuyó a una parada cardiorrespiratoria provocada por una reacción adversa a drogas de abuso.

Se determinó además que la víctima había consumido cocaína entre uno y cuatro días antes, lo que aumentó el riesgo cardiovascular y contribuyó a la fatal reacción durante la inhalación del veneno de sapo bufo.


Reacciones de la acusación

El abogado de los hermanos de la víctima ha declarado que el ritual dirigido por los acusados fue irracional, temerario y extremadamente peligroso, ya que realizaron el acto sin ningún tipo de rigor y a sabiendas de los riesgos que implicaba la sustancia. Según la acusación, los implicados ignoraron todos los factores que podían incrementar el riesgo para la víctima.

 

VÍDEO| Nacho Vidal relata lo que pasó exactamente con el ritual del Sapo Bufo y la muerte en su casa

Nacho Vidal y el veneno del sapo bufo

Expone que el actor sacó una pipa de cristal de su propiedad y una sustancia ilícita y de gran toxicidad, conocida vulgarmente como veneno del sapo bufo, y comenzó la preparación de la pócima, «sin tener control alguno sobre la dosis al no estar la pipeta calibrada ni utilizar instrumento de pesaje alguno».

Mientras se llevaba a cabo el ritual, en el que participaron los tres acusados, el fotógrafo comenzó a tambalearse y se desplomó de forma brusca al suelo, según se puede ver en una grabación, que refleja que apenas pasaron 24 segundos de la ingesta de la sustancia hasta que empezaron las convulsiones.

La acusación afirma que Vidal continuó el ceremonial, pese a que el protagonista seguía inconsciente, con temblor corporal y dificultad respiratoria, y sostiene que no llamaron a los servicios sanitarios hasta transcurridos veinte minutos de ritual, a pesar de que «iba empeorando segundo a segundo».

«El acusado dio prioridad al ritual a solicitar llamar de forma urgente a la asistencia sanitaria, demorándola durante 22 minutos, cuando ya la situación de nuestro mandante era absolutamente irreversible y se encontraba fallecido», indica el abogado de la acusación.

Añade que, tras el fallecimiento, todos los acusados alteraron la escena para ocultar lo ocurrido, y afirma que el ritual resultó ser «irracional, temerario y muy peligroso».

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