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Cultura

Los secretos de la Finca Roja de València

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la finca roja de valencia
Foto: Hugo Román

La Finca Roja de València es uno de los símbolos de la ciudad. El sello inconfundible de Enrique Viedma Vidal quedó plasmado en muchas construcciones en la València de los años 20 y 30. Puede que cuando el arquitecto valenciano planificara las 378 viviendas y 14 patios que hoy ocupan la manzana de las calles Jesús, Albacete, Marvá y Maluquer no fuera consciente de que estaba a punto de levantar uno de los edificios más icónicos de la ciudad. Todo un símbolo que nació con otro objetivo bien distinto.

Construido entre 1929 y 1933, se buscaba la funcionalidad y aprovechar al máximo los más de 15.000 m2 de la manzana para uso de la comunidad. Una comunidad formada por los obreros del Instituto Nacional de Previsión que buscaban vivienda en València a cambio de un chavo al mes. De hecho antes de ser popularmente conocida como Finca Roja, los vecinos de la capital del Turia la bautizaron como la “finca del chavo“ por ese motivo.

En el ladrillo caravista de color rojo que le confiere esa personalidad, y su sobrenombre, se puede apreciar la influencia de la escuela holandesa. Pero la originalidad de este residencial no se queda tan solo en su colores rojo y azul turquesa o en su original fachada con sus formas geométricas, repletas de detalles. En su interior, en sus entrañas, esconde en secreto sus orígenes.

Inspirado por el filósofo francés Charles Fourier, Viedma rompió con modelos de la época a la hora de proyectar la finca buscando dotarla de servicios, de recreo y descanso para niños y mayores.

La Finca Roja de València:

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La idea era que los bajos comerciales se abrieran al patio interior, para así proveer a los vecinos. Este modelo de autogestión que buscaba aprovechar su peculiar estructura y su patio interior, debía autoabastecerse de agua gracias a los torreones de las esquinas, pensados como depósitos, idea que nunca se llevó a cabo.

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Han pasado muchas décadas, y sus actuales vecinos disfrutan sabedores de encontrarse en un espacio único, en el que cada ladrillo esconde historias, sueños e ilusiones del pasado. Ya no queda nada de aquellos comercios que tenían acceso al interior. Otros elementos también han ido desapareciendo con el paso de los años.

Ha pasado el tiempo, tantos que muchos de los que allí viven desconocen parte de esa historia escrita sobre ladrillo rojizo. Ladrillos que visten pisos de 100 metros cuadrados o de 140 en el caso de algunos que recaen en los chaflanes.

El enorme patio ajardinado es un lugar de descanso donde los vecinos pueden disfrutar del aire libre sin salir de sus casas. Un lugar de encuentro para desconectar, charlar, jugar o pasear al perro.

Un lugar en el que historia y arquitectura se dan la mano.

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Cultura

El origen valenciano de la Coca-Cola

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PEXELS

Es uno de los refrescos más famosos del mundo. Su fórmula es uno de los secretos mejor guardados. Según cuenta la leyenda (o mejor dicho la empresa) la palabra más pronunciada en el planeta después de «OK» es «Coca Cola». Pero, ¿Sabías que el origen de esa bebida es valenciano?

Aielo de Malferit es una pequeña localidad conocida por ser el lugar que vio nacer al gran Nino Bravo. Pero si la historia hubiera sido justa, hoy en día sería conocida por ser la cuna de la Coca-Cola.

El origen valenciano de la Coca-Cola

Todo comienza en 1880 cuando tres amigos, Bautista Aparici, Ricardo Sanz y Enrique Ortiz, decidieron abrir una destilería. Su éxito fue tal que comenzaron a vender sus productos a la Casa Real, recibiendo multitud de premios, medallas y distinciones por la originalidad de sus licores.

Un buen día crearon una bebida con un sabor parecido a la Coca-Cola pero más fuerte. Tenía el mismo color y estaba compuesta por nuez de cola y hojas de coca de Perú. En la etiqueta se podía leer «Jarabe de la Fábrica de Licores de Aielo».

Los tres amigos realizaron varios viajes por el mundo entre los que destacan su presencia en la Exposición Universal de París con su Torre Eiffel y un certamen de bebidas en Filadelfia que tuvo lugar en 1885.

¿Qué es lo que sucedió?

Según Juan Micó, propietario de Licores de Aielo, el origen del popular refresco tiene relación con los continuos viajes que realizaba Aparici a Estados Unidos. Por aquella época una terrible plaga asolaba los viñedos valencianos. Aparici obsequiaba a los norteamericanos con su Nuez de Cola Coca a cambio de una vid más fuerte y resistente.

Tan solo un año más tarde, en 1886, John Pemberton, un farmacéutico de Atlanta ponía a la venta su «Wine Coca» que luego llamaría Coca-Cola. ¿Casualidad?

Aielo de Malferit y Coca Cola

La suerte tampoco estuvo del lado de la empresa valenciana. Por aquel entonces las patentes no se daban hasta que el producto no era aceptado por el público, así que hasta 1903 no fue registrada la fórmula nacida en Aielo de Malferit, cuando muchos años antes ya lo habían hecho los americanos.

Años más tarde, en 1952, la marca norteamericana aterrizaba en España donde se encontró con una bebida de nombre y sabor parecido, la Nuez de Cola Coca. No tuvieron más remedio que acercarse hasta Aielo para comprar la patente.

La Nuez de Cola Coca se siguió produciendo en la localidad valenciana pero con alcohol mientras la Coca-Cola comenzaba a inundar el mundo.

En 2011, la BBC y varios medios internacionales, con motivo del 125 aniversario del refresco, se hizo eco de esta soprendente historia.

En Aielo de Malferit lo tienen claro, el popular refresco nació allí. Un museo dedicado a la bebida así lo recuerda para que nadie lo olvide.

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