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‘La imagen (ilusoria) de la República Catalana independiente’, por @frandisiz

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Paco Ferrandis

Aparte de la visión desde el ángulo estrictamente político, el procés catalán hacia la independencia cabe analizarlo dentro de las coordenadas marcadas por la sociedad de la información y del espectáculo.

Para conseguir el objetivo de la ruptura con España, el nacionalismo catalán ha establecido durante más de 30 años una hoja de ruta que se fundamentaba en las siguientes políticas públicas.

  • Establecimiento de unas estructuras institucionales quasi estatales.
  • Extensión de una política internacional con apertura de seudoembajadas y labor de seducción con los medios de comunicación de prestigio.
  • Adoctrinamiento en los centros educativos para profundizar en el sentimiento de orgullo de pertenencia a una nación diferenciada, fomento de la lengua propia, y sembrar la semilla del odio hacia España como Estado opresor.

 

Con este caldo de cultivo propicio al victimismo, la llegada de la crisis económica -que afectó a todas las Comunidades Autónomas y al conjunto del Estado- facilitó que el procésde desconexión de Cataluña con España adquiriera la velocidad de crucero, ya dentro de las mencionadas coordenadas de la sociedad de la información y del espectáculo:

  • Populosas manifestaciones en las que se reivindica la independencia cada 11 de setiembre.
  • Manifestación de una voluntad de negociación con el Gobierno de España, pero sobre materias en las que este no tiene potestad para hacerlo, como el establecimiento de un concierto económico, primero, y las condiciones para la celebración de un referéndum de autodeterminación, al final.
  • Todo ello, plagado de actos y, en mayor medida, de gestos de cara a la opinión pública catalana, española e internacional, que han hegemonizado la vida política española con ese fenómeno comunicacional que Carlos Herrera etiquetó como Pasión de Catalanes. Es decir, cada día los españolitos de a pie teníamos nuestra buena ración informativa de los dimes y diretes que tenían lugar en Cataluña y que se proyectaban a toda España.

Según los papeles incautados en el despacho del número dos de Oriol Junqueras, ahora hemos sabido que la hoja de ruta independentista debería finalizar con un potente movimiento ciudadano en las calles y con las imágenes de unas fuerzas de seguridad del Estado reprimiendo duramente a los integrantes del movimiento. Para ello, necesitaban perpetrar el ataque a la Constitución Española, el Estatut, el Reglamento del Parlament, así como la desobediencia a las sentencias de los Tribunales de Justicia y hacer oídos sordos a los dictámenes del Consell Jurídic Consultiu y el Letrado Mayor del Parlament, para acabar con el ninguneo de los grupos parlamentarios de la oposición.

De esta manera, en solo dos días (6 y 7 de setiembre) fueron aprobadas la Ley del Referéndum y la Ley de Transitoriedad (las dos suspendidas inmediatamente por el Tribunal Constitucional, y la primera ya declarada inconstitucional), que permitirían la celebración del referéndum el 1-O… y la obtención de las fotos y vídeos favorables a sus intereses políticos.

Por eso, para el Govern y el movimiento independentista la inobservancia del marco legal no tenía la menor importancia. También carecía de interés que no existiera la Sindicatura Electoral, ni censo electoral oficial, ni elección de miembros de las Mesas Electorales, ni Interventores de las diferentes fuerzas políticas… Lo que buscaba el independentismo catalán eran unas cuantas imágenes que dieran la vuelta al mundo y predispusieran a la opinión pública interna y externa a favor de una comunidad política que ejerce su “derecho a decidir”, pero que es reprimida por un Estado totalitario que no reconoce ese “derecho fundamental”, que se han sacado de la manga.

Así, hemos visto, repetidas mil veces, estas imágenes:

  1.  Miles de personas votando (sin control, podían votar las veces que quisieran, como alguien ha demostrado).
  2. Mucha gente protegiendo (ocupando ilegalmente) las instalaciones de los colegios destinados a la votación.
  3. Policías desalojando a esa gente (obedecían las órdenes de los órganos de Justicia, no del Gobierno, como se pretendió afirmar).
  4. Policía repartiendo mandobles a personas pacíficamente concentradas (tenían que abrirse paso en su retirada del lugar donde prestaban su servicio de vigilancia y control).
  5. Gente herida por las acciones policiales (según la Generalitat, hubo más de 800 heridos -contaban los afectados por estados de ansiedad-, pero en realidad solo resultó gravemente herida una persona, y se echó mucho cuento por parte de algunas personas presuntamente heridas).

Todo debería haber finalizado con la declaración unilateral de independencia en el Parlament, pero el inicio de la fuga de empresas tan emblemáticas como CaixabankBanco de SabadellOryzon, etc., llevó al soberanismo a escenificar la patraña parlamentaria. del 10-O, en la que Carles Puigdemont se presenta ante la/s Cámara/s, parece que dice que declara la independencia de Cataluña, pero acto seguido pide al Parlament que suspenda esa presunta declaración a los efectos de iniciar un diálogo de tú a tú con el Gobierno de España. Mas, finalizada la sesión, el Parlament no llegó a pronunciarse sobre la suspensión de esa pretendida independencia implícita…

Ante la falta de claridad de aquello que el diputado Joan Tardà definió en el Congreso de los Diputados como “ocurrió lo que ocurrió”, el independentismo fijó la imagen icónica de la firma de un documento extraoficial por los parlamentarios de Junts pel Sí y la CUP, donde se contemplaba algo que pretendía ser una declaración de independencia, al tiempo que se proponía la negociación con el Estado español ante intermediarios internacionales.

En todo este procés antidemocrático e insolidario -en cuanto atenta contra el Estado Social y Democrático de Derecho y el propio Estatut– no se respeta el marco constitucional ni los procedimientos propios de cualquier sistema democrático que se precie. Se busca desesperadamente la foto, el vídeo con el que alimentar el deseo audiovisual de los medios de comunicación. Así se transmitirá a la opinión pública mundial que el movimiento independentista es una víctima de España y, que a pesar de todo, es capaz de ofrecer su mano inocente para negociar, eso sí, desde la posición de un flamante Estado (virtual) que establece relaciones con el Estado (real) que es la España constitucional.

Y, en este terreno de la comunicación, el soberanismo juega con ventaja, pues ya sabemos que una imagen vale más que mil palabras (y mil leyes) y los corresponsales extranjeros no entienden demasiado de leyes y procedimientos, de manera que las imágenes impactantes (si son de violencia, mejor) protagonizan la redacción de sus crónicas, orientadas generalmente por el buenismo sentimental en el terreno de lo social y lo político.

Como ya hemos indicado, en la sociedad de la información y del espectáculo la lucha política se juega en el campo de la imagen, de los gestos, y de los golpes de efecto. Por lo tanto, las fuerzas que defienden el sistema democrático también tendrán que jugar esa partida para ganarla. Será la única forma en la que la corriente de democracia pueda discurrir con la mayor fluidez posible por los cauces normativos e institucionales que hemos decidido entre todos, voto a voto, urna a urna.

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Carlos Mazón: Un líder comprometido en la batalla contra el cáncer

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Carlos Mazón comprometido batalla cáncer
El president de la Generalitat, Carlos Mazón, en una imagen de archivo. EFE/Miguel Ángel Polo

S.R.A

En un momento en el que el cáncer sigue siendo una de las principales causas de mortalidad en el mundo, resulta vital que los líderes políticos prioricen la lucha contra esta enfermedad. En la Comunitat Valenciana, el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, ha demostrado un compromiso ejemplar al situar la lucha contra el cáncer en el centro de su agenda. Este enfoque no solo responde a una necesidad urgente, sino que también refleja la sensibilidad de un político que comprende la importancia de poner la salud y el bienestar de los ciudadanos en primera línea de objetivos.

El cáncer, un enemigo de todos

¿Quién no ha sufrido la pérdida de un ser querido debido al cáncer? Esta enfermedad, que parece expandirse a más velocidad cada día, no discrimina entre edades ni condiciones. Las estadísticas son devastadoras: en España, el cáncer es la segunda causa de muerte, con miles de nuevos diagnósticos cada año. En este contexto, es más urgente que nunca que los gestores de la calidad de vida de las personas adopten medidas para combatir esta crisis de salud pública.

Durante el primer Debate de Política General de su legislatura, celebrado en Les Corts, Carlos Mazón dejó claro que no pretende quedarse de brazos cruzados ante esta amenaza. Entre las múltiples iniciativas anunciadas, una de las más destacadas es la creación de una nueva planta especializada en protonterapia en el Hospital Universitario La Fe de Valencia, una infraestructura crucial en la lucha contra el cáncer.

Inversión en infraestructuras y tecnología de vanguardia

La nueva planta de La Fe, que supone una inversión de 50 millones de euros, no solo moderniza el sistema de radioterapia con la incorporación de la protonterapia—una técnica que reduce la irradiación del tejido sano circundante y mejora la precisión del tratamiento—, sino que también marca un hito en la historia sanitaria de la Comunitat Valenciana. Este tipo de tratamiento es especialmente eficaz en tumores cerebrales, de cabeza, cuello y médula espinal, y es especialmente relevante para pacientes pediátricos, cuyas necesidades requieren un enfoque aún más cuidadoso.

El presidente Mazón, en colaboración con la Fundación Amancio Ortega, ha logrado que este proyecto avance tras tres años de parálisis, colocando a la Comunitat Valenciana a la vanguardia de la lucha contra el cáncer en España. Con una superficie de 5.491 metros cuadrados, esta infraestructura atenderá no solo a los valencianos, sino también a pacientes de comunidades limítrofes, mejorando la calidad de vida de miles de personas.

Innovación tecnológica al servicio de la salud

El compromiso de Mazón no se detiene en la construcción de infraestructuras. Uno de los puntos más innovadores de su plan es la incorporación de inteligencia artificial (IA) en el diagnóstico y tratamiento del cáncer. Mazón ha avanzado la aplicación de IA para la lectura de mamografías en hospitales como La Fe, el Clínico de Valencia y el General de Castellón. Esta tecnología también se aplicará al tratamiento del cáncer de próstata, marcando un salto cualitativo en la atención médica oncológica.

La integración de la inteligencia artificial en el diagnóstico permitirá una detección precoz, algo que puede salvar innumerables vidas. La IA no solo mejora la precisión del diagnóstico, sino que también alivia la carga sobre los profesionales de la salud, acelerando los procesos y proporcionando un tratamiento más eficiente para los pacientes.

Priorizar la salud pública

En un contexto político donde a menudo las prioridades parecen centrarse en lo urgente y no en lo importante, es un alivio ver a un líder como Carlos Mazón priorizar la sanidad pública y, específicamente, la lucha contra el cáncer. La salud de una sociedad es su pilar fundamental, y al reforzar el sistema sanitario valenciano, Mazón está garantizando que las generaciones futuras puedan enfrentarse con mejores herramientas a esta enfermedad devastadora.

El cáncer es una enfermedad que ha tocado la vida de casi todos, y la lucha contra él requiere un esfuerzo conjunto de todos los sectores de la sociedad. Al posicionar este tema como uno de los ejes de su mandato, Mazón no solo responde a una necesidad urgente, sino que también envía un mensaje claro: la prevención, el diagnóstico precoz y el acceso a tratamientos de vanguardia son derechos esenciales que todos los valencianos merecen.

El camino hacia una mejor sanidad

La apuesta firme por mejorar las condiciones laborales de los profesionales sanitarios, reducir las listas de espera y construir nuevas infraestructuras son muestras del compromiso del gobierno del cambio liderado por Mazón. No se trata solo de una declaración de intenciones, sino de acciones concretas que buscan mejorar la vida de miles de pacientes que enfrentan la dura batalla contra el cáncer.

A medida que la Comunitat Valenciana avanza en la implantación de estas políticas, es esperanzador ver cómo se coloca la salud pública en el lugar que merece. La batalla contra el cáncer es larga, pero con personas comprometidos como Carlos Mazón, el futuro se vislumbra más prometedor para quienes hoy luchan y para aquellos que podrán prevenirlo mañana.

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