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Salud y Bienestar

La siesta: ¿beneficiosa o perjudicial?

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La siesta

Si hay algo por lo que se nos conoce en el mundo entero es, sin duda, por la siesta. Tan typical spanish! Pero ¿hacemos bien la siesta? El premio Nobel de Literatura Camilo José Cela decía con su sarcasmo habitual, que había que hacerla a diario y «con pijama, Padrenuestro y orinal». Otros personajes como Albert Einstein y Winston Churchill cultivaban esta sana costumbre para coger fuerzas y energía para el resto del día.

Desde la Unidad del Sueño Dr. Estivil del Hospital Universitari General de Catalunya, del grupo Quirónsalud nos explican cómo hay que hacerla y por qué?

Durante las 24 horas del día el cerebro tiene dos momentos en los que necesita dormir: el primero es el periodo mayor de sueño que corresponde al sueño nocturno, y existe una segunda necesidad de dormir que es aproximadamente 8 horas después de habernos levantado, lo conocemos como siesta.

La somnolencia que sentimos después de comer es la consecuencia del descenso de la sangre desde el sistema nervioso al sistema digestivo.

Para que esa cabezadita después del ágape sea reparadora, no debe llegar a un sueño muy profundo con lo que tiene que durar más o menos lo mismo que el sueño superficial, entre 15 y 20 minutos. La siesta es buena para la salud en general, favorece la memoria y los mecanismos de aprendizaje, y proporciona energía para el resto de la jornada. Debemos realizarla cada día si podemos, eso sí, teniendo en cuenta que no sustituye el sueño no dormido durante la noche, ¡ni nos librará de todas sus consecuencias!

Posturas de la siesta

No existe una postura ideal para dormir, existen posturas más y menos recomendables. Dormir apoyados sobre el lado izquierdo del cuerpo, aun notando el latido del corazón, no es nada nocivo, lo que correspondería a una postura, igual que sobre el lado derecho o boca abajo, perfectamente recomendable. La postura menos indicada es boca arriba, la razón es que cuando nos dormimos la orofaringe, es decir el cuello, (el lugar por donde entra el aire), se relaja, también lógicamente se relaja la lengua y tiene tendencia a caer hacia atrás, lo que comporta un aumento de la dificultad de entrada y salida del aire, por eso las personas que duermen boca arriba suelen hacer más ruido, o incluso pueden roncar.

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Salud y Bienestar

¿Por qué vuelve el sarampión a España?

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Sarampión en España

La Evaluación Rápida de Riesgo publicada por Sanidad confirma lo que muchos epidemiólogos temían: el virus está encontrando espacios vulnerables donde antes había inmunidad colectiva. El problema tiene nombre y apellidos: descenso en las tasas de vacunación.

Para frenar el avance del sarampión se necesita que, al menos, el 95% de la población esté inmunizada con las dos dosis de la vacuna triple vírica (sarampión, rubéola y paperas). Sin embargo, solo seis comunidades autónomas en España alcanzan ese umbral. El resto presentan coberturas insuficientes que favorecen la aparición de brotes esporádicos, algunos importados y otros de transmisión comunitaria.


Expertos advierten: el confinamiento afectó a las coberturas vacunales

El catedrático de Inmunología, Alfredo Corell, ha recordado que la pandemia de la COVID-19 dejó un vacío preocupante en la inmunización infantil:

“Durante el confinamiento, bajaron las tasas de vacunación. Aunque España históricamente ha mantenido coberturas altas, algunas comunidades no han recuperado el nivel deseado del 95%”, ha explicado.

Esta relajación en las pautas vacunales podría estar detrás del actual resurgimiento de una enfermedad considerada eliminada en Europa desde hace años.


El impacto global: el caso de Estados Unidos

La situación no es exclusiva de España. Corell advierte también del deterioro del sistema sanitario en Estados Unidos, que podría tener consecuencias globales:

“Han cerrado proyectos científicos, recortado financiación en investigación y eliminado programas de ayuda internacional. Esto va a generar una fuga de cerebros y un retroceso en salud pública global”, asegura el inmunólogo.


España sigue siendo país libre de sarampión… por ahora

Desde 2016, España mantiene la certificación de la OMS como país libre de sarampión, lo que significa que no hay transmisión endémica sostenida. Sin embargo, eso no implica que el virus haya desaparecido: los casos importados siguen existiendo y pueden provocar brotes si no se mantiene la cobertura vacunal.


La tuberculosis también preocupa: repunte de casos en España

Junto al sarampión, los expertos alertan de otro enemigo silencioso que resurge: la tuberculosis. Según Corell, esta enfermedad mata entre 1 y 1,2 millones de personas al año en el mundo, y sigue siendo más letal que la malaria o el VIH.

En España, el repunte es preocupante: en Sevilla, los casos han aumentado un 87% en solo dos años. Muchos diagnósticos se retrasaron durante la pandemia, al confundirse los síntomas con los del COVID o evitarse las visitas médicas.

La tuberculosis es prevenible y tratable, pero su tratamiento es largo y exigente: una combinación de cuatro antibióticos durante al menos seis meses, aunque con una tasa de éxito superior al 90% si se sigue correctamente.


La lección: la prevención salva vidas

Tanto en el caso del sarampión como en el de la tuberculosis, los expertos insisten en que la vacunación, la detección precoz y la vigilancia epidemiológica son las mejores herramientas para evitar crisis sanitarias.

“La inmunidad colectiva es nuestra mayor defensa. Sin ella, abrimos la puerta a enfermedades que ya conocíamos y que creíamos bajo control”, concluye Corell.

Para saber si estás vacunado contra el sarampión, puedes seguir estos pasos:

  1. Revisa tu historial de vacunación: Si tienes acceso a tu cartilla de vacunación o a registros médicos, verifica si has recibido la vacuna contra el sarampión. La vacuna se administra generalmente como parte de la vacuna triple viral (sarampión, paperas y rubéola) en la infancia.

  2. Consulta con tu médico: Si no tienes acceso a tus registros o no estás seguro, puedes pedirle a tu médico que revise tu historial de vacunación. Ellos pueden ayudarte a determinar si has recibido la vacuna en base a la información disponible.

  3. Análisis de sangre (prueba serológica): Si no estás seguro y no tienes acceso a tus registros, tu médico puede ordenar un análisis de sangre para medir la cantidad de anticuerpos contra el sarampión. Si tienes anticuerpos suficientes, significa que estás protegido.

  4. Recuerda las fechas de vacunación: La mayoría de las personas reciben una primera dosis de la vacuna contra el sarampión entre los 12 y 15 meses de edad, y una segunda dosis entre los 4 y 6 años. Si no recuerdas haberte vacunado en estas edades o en la edad recomendada, consulta con tu médico sobre la posibilidad de una dosis de refuerzo.

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