Más difícil todavía. España sigue viva en la Eurocopa después de otro ejercicio circense en el que se marcó un autogol con Croacia desaparecida, remontó gracias a la clase de Ferran, vió como le empataban un 3 a 1 en el último minuto del tiempo reglamentario y acabó logrando otra manita con dos goles en la prórroga. Mientras no aparezca el oficio, algo que no parece tener este equipo, el espéctulo está garantizado.
La selección no cambió el guión de inicio. Sigue jugando bien, por momentos muy bien, al fútbol. No ha dejado de hacerlo en este campeonato. Presión, creatividad, paciencia, toque. Todo estupendo, hasta que llega el último remate o el rival se acerca a tu portería. El gol no llega porque falta calidad arriba, entre los que que cobran por ser nueves. Y los goles se reciben porque falta oficio atrás, todos un flan en cuanto el balón atraviesa el medio del campo.
En Copenhague todo siguió igual. La selección fue desde el inicio un equipo muy superior, capaz de reducir a la subcampeona del mundo a la mínima expresión. Y las ocasiones empezaron a llegar. Oportunidades no claras, lo siguiente. Koke rematando de cara y sin oposición en el punto de penalty, Morata de cabeza en el área pequeña... Y gol de Croacia.
Sin haber hecho nada, la selección balcánica se encontraba con ventaja en el marcador a los 20 minutos después de que una cesión de Pedri a Unai Simón desde el centro del campo acabara, inexplicablemente, en el 0 a 1.
España acusó el golpe, y durante unos minutos estuvo perdida. Pero Croacia no supo aprovecharlo. En el fondo, todo lo bueno y lo malo lo estaba haciendo la selección. Y, por fin, el balón llegó a Ferran, un jugador que sí marca diferencias. Lo sabían todos en València menos los que dirigen el club. Lo supo Guardiola en Manchester. Y ahora lo sabe Luis Enrique, que ha confiado en el de Foios. Más que centros, lo que reparte Ferran son caramelos. En uno de ellos llegaba el empate. Sarabia no podía fallar desde allí. 1 a 1 en el minuto 38 y toda una parte por jugar.
El gol volvió a tranquilizar a los de Luis Enrique, que afrontaron con otro aire el segundo tiempo. Y de otro caramelo de Ferran, con la zurda, llegó la remontada, con un envío milimétrico a la cabeza de Azpilicueta en el minuto 57. Croacia estaba tocada, y pareció hundida cuando Ferran decidió culminar su recital. El más listo, el más rápido y el que nunca se pone nervioso ante el portero. Y también con la izquierda. 3 a 1 a falta un cuarto de hora. El partido parecía resuelto.
El 4 a 1 pudo llegar en un par de ocasiones bastante claras. Pero, de repente, España se olvidó de jugar al fútbol. Y después, del oficio. Y, a continuación, de que enfrente había un rival que nunca pierde el orgullo. Y Croacia redujo distancias en el minuto 85 en una jugada de carambola. Y la selección se hizo pequeña. Y Croacia empató en el 92. Y todo volvía a empezar con la prórroga.
En el tiempo adicional apareció, gigante, la figura de Unai Simón. El portero, culpable en el 0 a 1, se redimió con un par de intervenciones imposibles que le dieron la vida a su equipo. Y si hablamos de redención, hay que hablar de Morata. Centro de Olmos, control y 4 a 3 en el minuto 10 de la prórroga. Poco después llegaba el quinto, marcado por Oyarzábal después de otro centro de Olmos.
Quedaba media prórroga, pero Croacia ya no tenía fuerzas. Al final, 5-3, España ya está en cuartos y la diversión parece garantizada, para lo bueno y para lo malo, con este equipo. Siempre busca el más díficil todavía.
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