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Los mellizos de Pablo Iglesias e Irene Montero reciben el alta tras tres meses hospitalizados

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MADRID, 9 Oct. (CHANCE) –

Los dos hijos mellizos del secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, y la portavoz parlamentaria de la formación morada en el Congreso de los Diputados, Irene Montero, han recibido este lunes el alta hospitalaria tras algo más de tres meses ingresados, según han informado a Europa Press fuentes del entorno de Irene Montero.

Los mellizos de la pareja, Leo y Miguel, nacieron el pasado día 3 de julio de manera prematura con seis meses de gestación en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid.

Iglesias y Montero anunciaron el embarazo durante las vacaciones de Semana Santa, a través de sendos mensajes que publicaron en la red social Facebook. «Pablo y yo hemos emprendido un camino que en los próximos meses revolverá nuestras emociones, transformará mi cuerpo y llenará nuestras vidas de belleza y algunas noches sin dormir», afirmó la portavoz parlamentaria.

Tras dos meses apartados de los medios de comunicación, Iglesias y Montero reaparecieron el pasado 3 de septiembre para agradecer individualmente a todos aquellos que les han «acompañado» en la recuperación de los bebes a lo largo del tiempo que han permanecido ingresados en el Hospital Gregorio Marañón.

Lo hicieron a través de un mensaje en Facebook en el que pusieron de manifiesto la importancia que ha tenido la sanidad pública en la recuperación. «Todo ha sido posible gracias a un equipo de profesionales de la sanidad pública además del cariño y apoyo de nuestra gente», señalaron.

«No sabemos lo que tenemos con la sanidad pública. Es lo mejor que tiene España», subrayó además Iglesias en su primera entrevista tras este parón, en la que destacó además «la suerte de que en España la sanidad pública está preparada para atender cualquier eventualidad».

En el post compartido en su redes sociales, los dirigentes de Podemos hicieron especial ahínco en agradecer a sus «adversarios políticos» de quienes reconocen han llegado «algunos de los abrazos más sinceros, algunas de las palabras más hermosas y algunos de los consejos más provechosos».

«Somos republicanos pero recordaremos que un rey y una reina llamaron para preguntar por nuestros hijos y que todos nuestros rivales políticos preguntaron con frecuencia cómo estaban. Somos ateos pero explicaremos a nuestros hijos que nuestros amigos creyentes rezaron por ellos», expresaron.

Además, destacaron el «cariño» que han recibido por parte de «militantes» de su espacio político, de familias, amigos y compañeros que no han dejado de cuidarles «en ningún momento». «Sin los abrazos de nuestra tribu todo habría sido mucho más difícil», han reconocido.

También dieron las gracias con nombres y apellidos a los doctores y enfermeros de la unidad de cuidados intensivos y también a los padres de otros pequeños nacidos de forma prematura.

«Con esas madres y con esos padres tendremos siempre un vínculo muy especial. Dicen de los prematuros que son guerreros, pero las trincheras que nunca recordarán dejaron marcados para siempre a sus madres y padres, que siempre seremos compañeros», aseguraron.

Por último, y con un «nudo en la garganta», Iglesias y Montero han expresado en el texto que la publicación «es una forma de cerrar una etapa cuidando la cicatriz que deja para no olvidarla nunca». «Porque esta cicatriz está llena de amor por nuestros hijos. Vamos», concluyeron.

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La ‘jeta’ de Bertín Osborne: de negar a su hijo a exhibirlo en una portada 

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Bertín Osborne hijo portada
Portada de ¡Hola!

De villano a padre ejemplar en cuestión de meses. Así parece que quiere venderse ahora Bertín Osborne, que tras negar a su hijo David, pedir una prueba de paternidad y asegurar que no quería volver a ser padre a los 70, aparece sonriente en la portada de ¡Hola! abrazando al pequeño. Todo bajo el argumento de que no quiere que «sea un niño escondido».

La jugada huele a lo de siempre: negocio, blanqueo de imagen y un reportaje bien pagado. Osborne no se conforma con el perdón íntimo de Gabriela Guillén, la madre del niño, sino que lo convierte en espectáculo mediático, el mismo que él mismo alimentó con sus desplantes.

El padre ausente que ahora posa de revista

Que Bertín quiera presentarse como un padre orgulloso no borra la hemeroteca. Cuando se filtró el embarazo, el artista se desentendió y dudó de Guillén públicamente. Ahora, con el niño ya crecido y diciendo «papá», Osborne asegura: «Con el niño estoy encantado. Estoy muy contento de conocerlo, de compartir con él momentos. El niño es una monada, cariñosísimo, un amor».

El contraste es brutal: el hombre que en su día declaró que «nunca quiso ser padre otra vez» es el mismo que ahora afirma querer «conocerlo, que me conozca, estar y que sepa quién es su padre». Una contradicción que resulta difícil de digerir para quienes recuerdan su reacción inicial.

Gabriela Guillén: dignidad frente al espectáculo

Guillén también aparece en el reportaje, aunque no hay ninguna foto de los tres juntos «para evitar confusiones», según explican. La empresaria se muestra cordial, pero sus palabras siguen cargadas de verdad: «Quiero que mi hijo sea lo más feliz posible y que tenga una normalidad. Que, independientemente de que sus padres no estén juntos, él sienta el amor de los dos».

Una declaración que contrasta con la confesión de su propio pasado: «Tener un padre es muy necesario. Yo no lo tuve. Por eso, no le quiero privar a mi hijo de ese derecho, porque él sí lo tiene». Una frase que evidencia lo mucho que ella ha cedido para facilitar esta relación y lo poco que Osborne asumió al principio.

El discurso de Osborne: entre excusas y resignación

En la entrevista, Osborne reconoce que «ejercer de padre es complicado a estas alturas de mi vida, pero el niño no tiene culpa de nada». Una frase que muchos interpretan como una justificación tibia, que no encaja con el desplante inicial ni con el giro posterior hacia el escaparate de revista.

Además, habla de Gabriela como «una mujer estupenda, discreta, trabajadora, responsable», aunque no evita subrayar que nunca quiso volver a tener hijos: «Ahora ayudaré a que el niño tenga sus estudios estupendos y que viva lo mejor que pueda». Palabras que suenan más a compromiso económico que a verdadera implicación emocional.

La estrategia de Osborne: del escándalo al “padre modelo”

Lo llamen “reconciliación” o “presentación oficial”, lo que hay detrás es: un reportaje supuestamente rentable y una nueva narrativa para Bertín, que quiere pasar página con una sonrisa y unas declaraciones amables. El problema es que la memoria colectiva no es tan frágil: cuesta olvidar la prueba de paternidad, los desplantes y las frases hirientes.

Lo que ahora Osborne presenta como un acto de normalidad suena más a marketing que a amor paternal. Y la pregunta queda en el aire: ¿de verdad busca ser un padre presente o simplemente otro titular que engorde su ya larga lista de portadas? Lo que sí parece confirmarse es que la imagen de Bertín será difícil de recuperar.

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