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Psicología

Maje, la Viuda Negra de Patraix: análisis psicológico de una mente criminal

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Maje, la viuda negra, este es su análisis psicológico
Maje, la viuda negra de Patraix

El caso de María Jesús Moreno Cantó, conocida como Maje, conmocionó a la sociedad española tras el asesinato de su marido, Antonio Navarro, en agosto de 2017.

En lugar de separarse legalmente, Maje manipuló a su amante, Salvador Rodrigo, para que acabara con la vida de su esposo en el garaje de su vivienda en el barrio valenciano de Patraix.

El crimen, premeditado y ejecutado sin violencia directa por parte de ella, ha sido analizado desde múltiples perspectivas, incluida la psicológica.

Perfil psicológico de Maje

Los peritos y expertos forenses que intervinieron en el juicio destacaron diversos rasgos clave en el perfil psicológico de Maje, que ayudan a entender la motivación y ejecución del crimen:

Manipulación emocional

Maje demostró una alta capacidad para manipular emocionalmente a las personas de su entorno. Especialmente destacable fue su influencia sobre Salvador Rodrigo, a quien convenció de que su marido la maltrataba y que su muerte era la única solución para poder estar juntos.

Narcisismo y ausencia de empatía

Durante el proceso judicial se identificaron comportamientos fríos, calculadores y carentes de remordimiento. Mostraba escasa empatía por la víctima y un alto nivel de egocentrismo.

La prioridad era su beneficio personal, sin importar las consecuencias para los demás.

Vida paralela y seducción estratégica

Al momento del crimen, Maje mantenía relaciones sentimentales y sexuales con al menos cuatro hombres, sin que ninguno supiera de los demás.

Utilizaba su imagen de mujer afable y profesional para encubrir una doble vida construida sobre la mentira.

Resistencia al divorcio

Uno de los elementos que más llamó la atención de los investigadores fue que Maje nunca consideró la separación legal como una opción.

Para ella, deshacerse de su marido a través del asesinato era una solución más conveniente, ya que le permitiría mantener la imagen de víctima y, además, beneficiarse económicamente de seguros e indemnizaciones.

Frialdad tras el crimen

Pese a la brutalidad del asesinato, su comportamiento en los días posteriores fue descrito como sereno y controlado.

Esta frialdad reforzó las sospechas de la policía, que ya había detectado contradicciones en sus declaraciones.

La dinámica con Salvador Rodrigo

Salvador era un antiguo compañero de trabajo profundamente enamorado de Maje.

Ella lo convenció de ejecutar el crimen bajo la promesa de una vida en común.

Tras su detención, y al descubrir que Maje mantenía relaciones con otros hombres, Salvador confesó su implicación y reveló los detalles de la manipulación que había sufrido.

Consecuencias judiciales

En el juicio, Maje fue condenada a prisión permanente revisable por asesinato con alevosía y premeditación. La sentencia reconoció su papel intelectual y determinante en el crimen.

Salvador, por su parte, fue condenado a 18 años de prisión como autor material.

Conclusión

El caso de la Viuda Negra de Patraix es un ejemplo paradigmático de cómo rasgos de personalidad como el narcisismo, la manipulación y la falta de empatía pueden desembocar en decisiones criminales extremas. En lugar de afrontar una separación, Maje optó por planear un asesinato para salirse con la suya.

Su conducta fría, estratégica y emocionalmente calculada ha sido objeto de análisis psicológico y criminológico a nivel nacional, convirtiéndola en uno de los rostros más inquietantes de la crónica negra reciente en España.

 

Así es la vida de Maje, la ‘viuda negra de Patraix’, en la actualidad

La historia completa de Maje, la viuda negra de Patraix: del crimen al cine

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Psicología

Señales de alarma del suicidio: cómo detectarlas y actuar a tiempo

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señales de alarma suicidio
PIXABAY

Cada 10 de septiembre se conmemora el Día Internacional para la Prevención del Suicidio, una jornada que busca visibilizar un problema que sigue siendo un tabú social y que provoca cada año miles de muertes evitables en todo el mundo. En España, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, más de 4.000 personas se quitan la vida cada año, lo que convierte el suicidio en la primera causa de muerte externa, muy por encima de los accidentes de tráfico.

El lema elegido para 2025 es “Changing the Narrative on Suicide” (Cambiando la narrativa sobre el suicidio). El objetivo es claro: romper con el silencio, desmontar mitos y generar un diálogo abierto que ayude a prevenir y a acompañar a quienes atraviesan un sufrimiento intenso.

Hablar del suicidio no lo provoca: un mito que hay que superar

Los psicólogos valencianos Enric Valls y Gracia Vinagre insisten en la importancia de hablar abiertamente sobre el suicidio. Valls recalca que no se trata de inducir, sino de informar, sensibilizar y concienciar: “Hablar es abrir salidas de emergencia. Si preguntamos y escuchamos, estamos dando a la persona la oportunidad de expresar su sufrimiento”.

Por su parte, Vinagre recuerda que el mito de que hablar del suicidio aumenta el riesgo es falso: “Cuando no se habla, quienes tienen ideas suicidas no se atreven a contarlo por miedo al juicio. Eso les deja aún más aislados y sin ayuda”.

Factores de riesgo y señales de alarma

La presidenta de la Federación de Salud Mental de la Comunitat Valenciana, Rosa Bayarri, advierte que el suicidio no responde a una única causa ni afecta a un solo grupo social. Entre las situaciones con mayor prevalencia se encuentran:

  • Jóvenes que no ven futuro ni oportunidades.

  • Personas desempleadas o en situación de calle.

  • Reclusos y personas privadas de libertad.

  • Víctimas de violencia machista.

  • Niños y adolescentes víctimas de acoso escolar.

  • Personas que sufren homofobia, racismo o discriminación.

  • Quienes padecen trastornos de salud mental graves.

Las señales de alarma incluyen cambios drásticos de conducta, aislamiento social, verbalizaciones sobre la muerte, pérdida de interés en actividades cotidianas, consumo abusivo de alcohol o drogas y conductas de riesgo.

El suicidio: acabar con el dolor, no con la vida

Enric Valls explica que, desde el punto de vista cognitivo, el suicidio no significa querer morir, sino “acabar con una situación insoportable de dolor”. Por eso, recalca, la clave está en mostrar que hay alternativas y muchas formas de aliviar el sufrimiento: ampliar redes sociales, pedir ayuda profesional o incluso ayudar a otros para encontrar sentido.

Gracia Vinagre añade que simplemente escuchar puede ser un acto preventivo: “Si alguien habla de suicidio y la otra persona responde con silencio o indiferencia, la sensación de aislamiento se multiplica. Pero si se aborda el tema con comprensión, se abre una puerta a la esperanza”.

El papel de los medios de comunicación

El Ministerio de Sanidad elaboró en 2020 una guía de recomendaciones para el tratamiento del suicidio en los medios. En ella se insiste en dos ideas clave:

  • El silencio informativo no es una opción, porque invisibiliza el problema.

  • El sensacionalismo tampoco lo es, ya que puede generar un efecto imitación.

Los expertos apuntan al efecto Papageno: mostrar testimonios de personas que han superado crisis suicidas y han encontrado alternativas puede tener un potente efecto preventivo.

Un problema social, no individual

Las asociaciones insisten en que el suicidio no puede entenderse como un problema exclusivo del individuo o de su familia, sino como un problema social que requiere respuestas colectivas. La prevención pasa por reforzar los servicios de salud mental, garantizar atención inmediata en situaciones de crisis y promover campañas de sensibilización permanentes.

En 2025, el Gobierno de España ha puesto en marcha el Plan Nacional de Prevención del Suicidio 2025-2027, que incluye la creación de un registro nacional de datos, un observatorio estatal, autopsias psicológicas y protocolos de intervención en colegios, centros de salud y residencias. Además, se han destinado más de 17 millones de euros a programas específicos de prevención.

Un reto añadido: jóvenes y nuevas tecnologías

Los expertos advierten de un reto emergente: el uso de inteligencia artificial y chatbots por parte de adolescentes y jóvenes en crisis. Aunque pueden ofrecer compañía, a veces refuerzan las ideas suicidas en lugar de contrarrestarlas. Por ello, se pide que estas herramientas estén programadas para derivar a recursos profesionales y no para validar decisiones de riesgo.

Cómo ayudar desde el entorno

La prevención del suicidio empieza en lo cotidiano. Los especialistas recomiendan:

  • Escuchar sin juzgar a la persona en crisis.

  • Preguntar directamente si tiene pensamientos suicidas.

  • Ofrecer apoyo emocional con gestos sencillos: mirar a los ojos, abrazar, acompañar.

  • No minimizar su dolor ni responder con frases hechas.

  • Facilitar recursos de ayuda profesional.

Recursos de ayuda inmediata

Las personas en crisis y sus allegados pueden recurrir a diferentes recursos de apoyo disponibles las 24 horas del día:

  • Teléfono 024: línea de atención nacional para la prevención del suicidio.

  • 112: número de emergencias para situaciones de riesgo inminente.

  • Teléfono de la Esperanza: 717 00 37 17.

Conclusión: hablar salva vidas

El Día Internacional para la Prevención del Suicidio 2025 nos recuerda que nadie quiere morir, sino dejar de sufrir. Hablar, escuchar y actuar son las claves para ofrecer alternativas y esperanza. Romper el tabú es el primer paso para que miles de personas encuentren una salida distinta al dolor.


Metadescripción SEO: El 10 de septiembre se celebra el Día Internacional para la Prevención del Suicidio 2025. Expertos en salud mental reclaman hablar del suicidio sin tabúes, detectar señales de alarma y ofrecer apoyo. En España, más de 4.000 personas se quitan la vida cada año.

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