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Nuevas modas de reciclaje tecnológico

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Nuevas modas de reciclaje tecnológico
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La población de nuestro planeta crece de manera exponencial y es que en menos de 10 años, el número de habitantes de la Tierra ha crecido más de 1.000 millones y esto está trayendo muchas consecuencias. El consumismo de la sociedad hace que, debido a que la población es mayor, también el número de productos y alimentos lo sea y esto supone una mayor producción de basura. Frenar el crecimiento de la raza humana es difícil, pero sí que podemos poner de nuestra parte para que la basura y los residuos que generamos no excedan unos niveles controlables. En este artículo hablaremos de las últimas modas en reciclaje y en qué consisten algunas de ellas.

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Las tecnologías permiten desarrollar nuevas formas de reciclar

Que necesitamos reciclar es más que evidente y es que nuestro planeta nos está pidiendo a voces que le ayudemos, porque poco a poco lo estamos destruyendo. Si quieres conocer más sobre la importancia del reciclaje para nuestro planeta, no dudes en leer ensayos sobre el reciclaje para estudiantes, en los cuales se profundiza más sobre este tema. En el colegio nos enseñan las bases del reciclaje y porque es tan importante, pero gracias a la tecnología, están apareciendo nuevas formas de reciclar que muchos desconocen y que deberían de extenderse más. A continuación se muestran algunas de estas innovadoras formas de reciclar:

  • Robots que reutilizan tu teléfono: este proyecto tiene el nombre de Recybot y está siendo desarrollado por el Instituto Skolkovo de Ciencia y tecnología y el MIT. Una de las cosas que más abunda en la actualidad son los teléfonos móviles. Todo el mundo cuenta con uno y cuando este queda obsoleto, solemos guardarlo porque no sabemos qué hacer con él. El proyecto Recybot tiene como propósito crear un sistema robótico inteligente que sea capaz de deshacerse de los teléfonos móviles descomponiéndolos en partes reciclables que podrán volver a ser utilizados.
  • Wall-B: no nos vamos muy lejos, ya que seguimos dentro del mundo de la robótica y es que Wall-B es un robot basurero lanzado por la compañía Sadako Technologies. Este robot consiste en un brazo controlado por un sistema de inteligencia artificial que es capaz de seleccionar los diferentes elementos de una planta de reciclaje pudiendo distinguir entre los diferentes tipos de basura. Esto permite clasificar los diferentes tipos de residuos para poder reciclarlos posteriormente.
  • Moda sostenible: en este caso hablamos de tecnología en I+D y no tanto en robótica y herramientas informatizadas. Según datos de Greenpeace, cada año se fabrican cerca de 100 millones de prendas de ropa, pero lo más abrumador de esto es que cerca del 40% no se utilizan. Hay varias empresas como Ecoalf o Pure Waste, que trabajan diseñando ropa con materiales reciclados y con restos de textiles, lo cual ayuda enormemente al cuidado del planeta. Como seres humanos y habitantes de la Tierra debemos de tratar de comprar la ropa que sea estrictamente necesaria y tratar de conservar la que tenemos el mayor tiempo posible. En caso de que sea necesario comprar, optar por estas empresas puede ser una gran opción.
  • Muebles ecológicos: una empresa de Colombia ha desarrollado un nuevo material, a partir de plástico reciclado y fibra vegetal del café, que es ideal para el diseño y fabricación de muebles. Es una gran opción si quieres sustituir el mobiliario de tu casa y además ayudar al planeta. La empresa detrás de este innovador e interesante proyecto se llama Diseclar y ha sido fundada por Juan Nicolás Suárez.

Las mencionadas en esta lista son tan solo 3 de las muchas formas de reciclar que existen y es que a medida que avanza el mundo, también avanzan los métodos de reciclaje. Independientemente de cómo lo hagas, lo importante es que recicles y que ayudes, aunque sea poco, al cuidado del planeta.

Conclusión

Nuestra casa, el planeta Tierra, se está convirtiendo poco a poco en un lugar inhabitable y esto es culpa nuestra, de nuestra actividad, de los residuos que generamos y de la poca consideración que tenemos con las generaciones futuras. Es muy probable que nosotros, los actuales habitantes de la Tierra, no vivamos las consecuencias de la contaminación que generamos, pero sí que lo harán nuestros descendientes, y debemos de hacerlo por ellos. Reciclar no es tan difícil, simplemente requiere un poco  de esfuerzo, pero si todos nos ponemos de acuerdo en aportar nuestro granito de arena, el mundo será un lugar mejor.

BIO

Robert Griffith siempre ha sido un amante de la naturaleza y ha disfrutado de pasar tiempo rodeado de ella. La actividad humana está destruyendo el planeta y es algo que se puede ver si te acercas a una zona de naturaleza. Griffith considera que es momento de tomar cartas en el asunto antes de que sea demasiado tarde.

 

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Carrocería sin dramas 

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Rafa, vecino de Valеncia, conduce su Volkswagen desde hace más de diez años. Su ruta diaria no tiene nada de épico: trabajo, colegio, playa los fines de semana. Y, como la vida misma, el coche guarda sus huellas: un pequeño desconchón en la puerta tras salir del súper, una esquina del parachoques rozada en la rampa del garaje, una fina línea en el guardabarros que sólo se ve cuando le da el sol de lado. Nada de accidentes graves ni ambulancias: simplemente, una colección de marcas cotidianas en las que se reconoce media España. Y todo iría bien, si no fuera por las tarifas: cuanto más se retrasa la reparación, más caro acaba siendo – y eso se nota en el valor del coche y en el dolor de cabeza cuando toca venderlo. 

Cómo hemos llegado hasta aquí y por qué justo ahora 

El parque automovilístico español ha envejecido y se renueva cada vez más despacio. En nuestras calles abundan los coches veteranos, fieles compañeros de rutina: la edad media ronda los 14,5 años, y los vehículos con más de veinte años ya suman varios millones en circulación. No es una alarma, sino una nueva normalidad, confirmada por los datos del sector: cuanto más envejece la pintura y el metal, menos perdonan los retrasos, sobre todo cerca del mar, donde la sal y el sol actúan como aceleradores naturales. 

Los talleres también cambian. Su crecimiento no llega por arte de magia, sino por pura realidad: materiales más caros, procesos de secado con alto consumo energético, reparaciones más complejas. Todo suma, y el precio medio sube. Las cifras del mercado lo confirman: la facturación del sector de carrocería en España ha aumentado, en parte porque cada reparación cuesta más. 

En la carretera ocurre lo que todos vemos: los grandes siniestros, por suerte, son pocos, pero los incidentes menores se multiplican. En 2023 y 2024, la Dirección General de Tráfico (DGT) registra cada año más de cien mil accidentes con víctimas; los grandes siniestros siguen estables, pero los golpes menores en ciudad y aparcamientos alimentan el trabajo de los talleres. 

Y luego están los aparcamientos. No todos los “arañazos” ocurren en movimiento. Las aseguradoras lo repiten sin rodeos: buena parte de los daños urbanos se producen a baja velocidad y en espacios estrechos – ese pilar en el garaje comunitario, la rampa del parking o el muro del patio. Muchos de estos casos entran en la categoría de “siniestro sin segundo implicado”, y su cobertura depende de si la póliza incluye daños propios. Es un detalle práctico, no estadístico: cada conductor repara según lo que le permite su seguro. 

Lo que de verdad preocupa y dónde se esconde el ahorro 

Si entendemos el mantenimiento no como estética, sino como inversión, la lógica es clara. En la costa, donde el sol y el aire salino son parte del paisaje, un microdesconchón no es algo “para más adelante”: es una puerta abierta a la corrosión. En el interior, el sol castiga menos, pero la mayoría aparca en la calle, lo que multiplica los “besos de aparcamiento” y los actos vandálicos: rayones con llave, golpes de menos de 500 euros… la rutina urbana. El resultado es el mismo: cuanto antes se repare el daño, menor será la pérdida al revender -sobre todo en coches populares como los Volkswagen, donde el ojo del comprador no perdona. 

El sector lo tiene claro: en Europa, la pintura para coche y los trabajos cosméticos representan buena parte del negocio de colisión. En climas como el nuestro, escatimar en el barniz transparente es, literalmente, ahorrar contra el sol. 

Rafa y su plan “sin drama”: cómo hacerlo con cabeza 

Rafa no busca la perfección, sino evitar males mayores. Lo primero: que el agua no llegue al metal. Si el barniz no está roto, un pequeño retoque puede salvar la pieza: limpieza, desengrasado, una capa de barniz local y un pulido final. Segundo: acertar con el color. Ahí manda el código de pintura, que en Volkswagen suele venir en una placa o en el libro de mantenimiento. Con ese código se obtiene la base exacta, y se evita el clásico “casi igual” que se ve desde tres metros. Para los propietarios de VW es fácil comprobarlo en las el catálogo de colores de Volkswagen, donde se muestran las combinaciones disponibles de base y barniz. 

Tercero: evaluar la geometría. Una puerta plana y un paso de rueda con curvas no son lo mismo. En las zonas con nervios, uniones o anclajes de ópticas, el hazlo tú mismo suele acabar en el taller. Si el metal o la imprimación ya están a la vista, harán falta imprimación, base y barniz; la clave del ahorro está en la precisión y la calidad de los productos, no en añadir capas baratas. 

Cuando posponer deja de ser ahorrar 

En la costa -Valеncia incluida- el sol y la sal no perdonan. Lo que hoy es un arañazo, mañana puede convertirse en una pieza entera a repintar: imprimación, base, barniz, preparación y, si hay lista de espera, una semana sin coche. El panorama es claro: los trabajos de carrocería se encarecen por materiales y energía, y no es un problema de un solo taller, sino una tendencia general. 

España, país de coches y de responsabilidad 

España se mantiene entre los principales fabricantes de automóviles de Europa. Pero, al mismo tiempo, aumentan los coches veteranos y sus dueños se vuelven más metódicos: menos pánico, más mantenimiento. A escala nacional eso se traduce en una siniestralidad estable; a escala familiar, en una o dos visitas al taller al año para mantener el coche en forma. 

Dónde acaba el “hazlo tú mismo” 

Tú mismo: pequeños desconchones, arañazos superficiales, siempre que el barniz siga intacto y el entorno esté limpio.
El profesional: todo lo que afecta a nervios, uniones o anclajes, y cualquier daño donde el barniz se haya levantado o el metal esté visible. 

Y un detalle que Rafa aprendió con la experiencia: el medidor de espesores de pintura. Diez minutos antes de cerrar una compraventa bastan para saber si una pieza fue repintada. Para el comprador es una ventaja en la negociación; para el dueño, una pista sobre cuánto trabajo llevará igualar el color. 

Último paso: rutina sin dramatismo 

Un par de buenos hábitos se amortizan en cualquier comunidad autónoma. Dos veces al año -en primavera y otoño- conviene revisar el coche con buena luz y reparar todo lo que supere cinco o diez milímetros o haya llegado a la imprimación. Son las mejores épocas para trabajar al aire libre: sin polvo en suspensión y sin calor extremo. Y si tu coche es un Volkswagen, ten siempre a mano el código de color y una referencia fiable para pedir el kit exacto para pinturas Volkswagen. 

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