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Valencia

Miles de brazos contra el barro en Paiporta 

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Paiporta DANA
Varias personas retiran el lodo acumulado en una calle de la localidad valenciana de Paiporta, este sábado. Por tercer día consecutivo una marea de voluntarios ha llegado este sábado a barrios del sur de la ciudad de València y a los pueblos de la comarca vecina de l’Horta Sud asolados por la dana para luchar contra un fango, donde grupos especializados de los equipos de intervención buscan cadáveres en garajes o fosos aún anegados.EFE/ Biel Alino

(Valencia), 2 nov (EFE).- Cientos de personas trabajan estos días en el casco antiguo de Paiporta, el pueblo que más muertos ha registrado por la dana que azotó este martes Valencia. Allí en calles estrechas con casas de un par de plantas se apiñan cientos de vecinos y voluntarios en una interminable lucha contra el barro.

En aquella enrevesada cuadrícula, más allá de para recoger a los muertos, aún apenas se ve personal de seguridad. En la zona nueva, la presencia de la UME, del Ejército e incluso de Bomberos portugueses o policías locales de otros pueblos de la Comunitat Valenciana ya es importante pero en el entramado de calles que forman Florida, Nou d’Octubre y hasta la calle del Convent solo han llegado amigos y voluntarios.

En las zonas agrícolas de Valencia el trabajo ‘a tornallom’ hacía que unas familias acudieran a las alquerías de otras a ayudar cuando hacía falta y así se trabaja ahora en esta cuadrícula del mapa aunque los resultados tardan en verse.

De momento lo que se ven son enormes acumulaciones de trastos, a veces aún con coches, que a modo de trinchera dominan las calles, bien en su parte central o bien en uno de sus laterales. En el caos, da cierta sensación de orden que hace apenas un día no existía.

En las calles algo más amplias, hay suerte y alguna excavadora puede hacer el trabajo gordo, en el resto es labor de pico y pala. “Parece que estás barriendo el desierto”, lamenta Javier, un vecino de València. “La gente está superimplicada. A mí se me pone la piel de gallina. Yo me quedo hasta que aguante el cuerpo. Mi mujer y mi hija están ayudando en un centro de mayores de aquí”, apunta.

Ramón ha perdido la cuenta de la veces que ha recorrido arriba y abajo la calle arrastrando una puerta para tratar de devolver al barranco una mínima parte de lo que les escupió pero no desfallece. “Si quito cien kilos, cien kilos menos que tiene que quitar quien vega mañana”, resume estoico.

Unos y otros caminan a ciegas porque el suelo es un eterno charco en el que el agua llega en bastantes calles más allá del tobillo. Nada comparado con lo que se vivió pero un riesgo añadido para los voluntariosos limpiadores.

De repente, alguien pide un médico y varios sanitarios salen corriendo. Con puerta como improvisada camilla trasladan a un hombre de unos setenta años. Nadie sabe bien qué le ha pasado. No será el único que necesite atención sanitaria tras unas labores de desescombro en las que muchas veces no se ve dónde se mete la mano.

Maite tiene una tienda de ropa en la Calle Convent. En realidad, la tenía. “Lo he perdido todo, toda mi vida. La he salvado pero he perdido todo”, asume resignada. No quiere hablar porque cuenta que no puede hacerlo sin llorar y menos cuando recuerda cómo salió viva.

“A nosotros no nos avisó nadie y de repente entró una ola. Cerré el cristal pero no me dio tiempo a cerrar la puerta y entró el agua. Me salvó un vecino. Yo oía que me llamaba y me sacó al final por una claraboya pero estuve cinco horas nadando”, rememora temblando.

Detrás de ella una cuadrilla le pregunta si quiere comer algo. “A toda esta gente que ha venido no los conozco de nada y a los que vinieron ayer tampoco. Sin ellos no hubiéramos podido hacer nada”, asegura.

La familia Pascual se ha reunido para tratar de limpiar el bajo de su tía con ayuda de algunos amigos. “Ha venido gente a lo bestia. Nosotros hemos venido de València, de Bétera, de Moncada…”, apunta Eli.

Hasta el día siguiente no pudieron saber que su tía estaba bien. “Vinimos andando y nos contó que pudo subirse al primer piso, a casa de sus padres”, señalan.

En la pared, la marca del agua que muestra un cuadro con una barraca se acerca a los dos metros. Como ellos son muchos los que invitan a pasar a sus bajos para que se compruebe de primera mano la magnitud del desastre.

En la calle Virgen de los Desamparados, más estrecha aún, la marca del agua crece aún un poco más. Fue de las que más se taponó y los vecinos cuentan que eso hizo subir aún más el nivel. Allí se ha juntado una suerte de ‘brigada internacional’. Cepillo en mano, cuentan que son de Francia, Austria, Ecuador o Argentina… pero también de Albacete y Cartagena.

Casi todos ellos trabajan en un local de copas en la Marina de València y cuando su jefe les propuso cerrarlo unos días y venirse a ayudar a un amigo y a sus vecinos no lo dudaron.

Las calles se suceden, el barro no da tregua. Los capazos con barro esperan alineados a una cadena humana que los saque de allí con un destino incierto. Hay quienes buscan desesperados alcantarillas a las que abocar el fango pero la mayoría están colapsadas. La única solución es ir empujando el barro hacia el enorme cauce que hace unos días se desbordó y por el que ahora apenas corre un hilo de agua.

Nacho Herrero

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Valencia

Los autobuses de la EMT empiezan a llegar a las pedanías de València afectadas por la DANA

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EMT zonas afectadas DANA

València, 5 nov (EFE).- Los autobuses de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) de València han comenzado a llegar este martes a las pedanías afectadas por la reciente Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA), ajustando sus rutas a las condiciones actuales de estas áreas, según informaron fuentes municipales. Esto supone un alivio para los vecinos, quienes finalmente podrán disponer de un servicio de transporte público, aunque con algunas modificaciones en los recorridos debido al estado de las vías.

Regreso de la Línea 14 al corazón de Castellar

Después de una semana marcada por la catástrofe meteorológica, la línea 14 de la EMT vuelve a conectar el corazón de la pedanía de Castellar con el resto de València. Esta medida es clave para los residentes de la zona, quienes han estado sufriendo dificultades de movilidad debido a las interrupciones ocasionadas por la DANA.

Importancia del restablecimiento del servicio

El restablecimiento parcial de la línea 14 es una buena noticia, ya que facilita la movilidad de los ciudadanos y contribuye a la normalización progresiva de la situación en la pedanía. No obstante, las autoridades han subrayado que el servicio sigue estando condicionado por el estado de las infraestructuras, lo que requiere ajustes en el recorrido.

Modificaciones en las líneas 27 y 9

Por otro lado, las líneas 27 y 9 también han experimentado alteraciones en sus rutas habituales. En el caso de estos servicios, los autobuses dejarán a los pasajeros en las rotondas de entrada y salida de La Torre, respectivamente. Este cambio se debe a que las vías de acceso a la pedanía siguen siendo impracticables y, por lo tanto, no es posible que los autobuses entren más adentro.

Adaptaciones necesarias para garantizar la seguridad

Estas modificaciones en las líneas 27 y 9 buscan garantizar la seguridad tanto de los pasajeros como del personal de la EMT, minimizando los riesgos que podrían derivarse de transitar por carreteras que aún no están en condiciones óptimas. Los técnicos municipales continúan evaluando la situación y colaborando con otros equipos para asegurar que el servicio pueda restablecerse de forma plena lo antes posible.

Prolongación de la línea 23 hasta Horno Alcedo

Además, la línea 23 de la EMT ha extendido su recorrido, permitiendo a los pasajeros llegar lo más cerca posible de Horno Alcedo, otra pedanía severamente afectada por la DANA. Esta medida es parte de los esfuerzos de la EMT para mejorar la accesibilidad a las zonas más perjudicadas por el fenómeno meteorológico.

Un alivio para los residentes de Horno Alcedo

La prolongación del recorrido es una solución temporal que proporciona a los vecinos un acceso más cercano al transporte público, lo cual es crucial en estos momentos de recuperación. Sin embargo, como en las otras pedanías, el servicio se encuentra adaptado a las condiciones actuales, y se realizarán más ajustes conforme se rehabiliten las infraestructuras dañadas.

Conclusión

El regreso paulatino de los autobuses de la EMT a las pedanías de València marca un paso importante en la recuperación tras la DANA. A pesar de las dificultades, las autoridades locales y la EMT están trabajando en conjunto para garantizar la movilidad y seguridad de los ciudadanos, mientras se espera una mejora en las condiciones de las vías. Los vecinos de Castellar, La Torre y Horno Alcedo podrán empezar a recuperar cierta normalidad en su día a día gracias a estos esfuerzos, aunque aún queda mucho por hacer para restaurar completamente las zonas afectadas.

 

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