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Valencia

Puig aboga por acelerar la vacunación y por «protección y fiestas prudentes»

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Puig anula todas las restricciones en la Comunitat salvo tres excepciones

València, 23 dic (EFE).- El president de la Generalitat, Ximo Puig, ha abogado este jueves por «combinar protección y prevención con cierta apertura y festividad prudente» de cara a Navidad y ha defendido el uso de la mascarilla, aunque ha destacado la importancia del avance y aceleración de la vacunación.

Tras visitar un autobús del nuevo servicio itinerante de Labora, y preguntado por la Conferencia de Presidentes y el uso de la mascarilla en exteriores y sus críticas por expertos y algunos miembros de Compromís, Puig ha dicho que esta medida de protección «se ha demostrado que es un instrumento absolutamente útil para la causa común que tenemos todos que es la superación de la pandemia».

Otra cosa que es evidente, ha dicho, es que «en el espacio al aire libre hay menos posibilidades de contagio pero se puede contagiar también», por ejemplo «en una terraza o en un espacio en el que se está un tiempo prolongado».

Sobre la necesidad de pedir el pasaporte covid en las terrazas, Puig ha indicado que en estos momentos la Abogacía de la Generalitat «se está planteando que sea así».

La voluntad de la Generalitat es, ha añadido, «limitar al mínimo la capacidad de contagio y mostrar permanentemente la necesidad de la mascarilla como un instrumento básico en la lucha contra la pandemia».

Por otra parte, según Puig, «el punto central de lo que se acordó ayer no es la mascarilla, sino la vacunación» y su «aceleración máxima para llegar, en nuestro caso, antes de que acabe el año, a que todas las personas mayores de 60 años puedan estar ya vacunadas».

Y, sobre todo, ha añadido, que «antes de comenzar el curso, todos los profesores estén vacunados, especialmente los que tenían dos dosis de AstraZeneca».

La importancia de la vacunación, ha dicho, «se puso de relieve en una reunión en la que todo el mundo está, desde las distintas miradas, pensando en el bien común» y ha agregado que «solo con que se produzcan estas conferencias de presidentes de manera sistemática en sí mismo es un avance».

Puig ha dicho que una persona vacunada «tiene menos posibilidades de contagiarse que una no vacunada», pero la vacunación «no es la solución definitiva, porque puedes contagiarte, pero menos y, si lo haces, tienes una posibilidad mucho más lejana de llegar al hospital».

En este sentido ha abogado por adelantar la vacunación en niños y ha señalado que ahora no hay dosis «suficientes» y la segunda emisión llegará a mitad de la semana que viene, y por tanto «es mejor hacerlo cuando comiencen el colegio los de 5 a 8 años».

En referencia a la Nochevieja, ha sido preguntado sobre si se va a tomar alguna medida y ha dicho que está pendiente una reunión de la comisión interdepartamenetal -a principios de la semana que viene-, pero ha defendido que «hay que limitar todos los actos como las fiestas de Nochevieja porque no es momento de grandes aglomeraciones».

En los locales de ocio como discotecas, ha indicado, «hay que usar la mascarilla cuando no se consume» y «solo se puede entrar con pasaporte covid».

Según Puig, el mensaje «claro» es que «estamos de fiestas pero no para fiestas» y por tanto «debemos aquilatar el ámbito en el que podemos estar con cierta seguridad, que debe ser en reuniones no masivas y sin grandes aglomeraciones o grandes eventos».

Preguntado por Expojove, ha dicho que «si se hace con las condiciones de seguridad y con el uso de la mascarilla y pasaporte covid y sin aglomeraciones» se puede celebrar con normalidad.

Los contagios se producen en ámbitos de confianza y sin mascarilla, ahí es donde está el problema, porque «con mascarilla es muy difícil contagiarse».

Y ha abogado por «superar también la crisis emocional que vivimos», por lo que «las familias se pueden reunir sin grandes aglomeraciones y los niños tienen derecho a las cabalgatas, que serán diferentes pero en general necesitamos el reencuentro».

Debemos, a su juicio, «combinar protección y prevención con actuación de cierta apertura y festividad prudente».

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Valencia

El duelo de un pueblo no se gobierna con mentiras: es hora de que Carlos Mazón dimita

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El duelo de un pueblo no se gobierna con mentiras: es hora de que Carlos Mazón dimita
El president de la Generalitat, Carlos Mazón. EFE/ Biel Alino/Archivo

La catástrofe desencadenada por la DANA del 29 de octubre de 2024 en la Comunitat Valenciana, que dejó un lacerante saldo de más de 229 víctimas, no puede quedar impune. Más allá del dolor humano y de la reconstrucción material, está la responsabilidad política. Y en ese terreno, Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, acumula mentiras, contradicciones y el profundo desgarro de quienes lo perdieron todo. Por dignidad, por ética y por justicia, Mazón debe dimitir.

Una gestión inexcusable

Cuando la alerta roja estaba activada, Mazón estaba ausente del lugar que le correspondía. Según los informes oficiales, llegó al comité de crisis (CECOPI) a las 20:28 horas, cuando ya se había emitido la alerta a la población minutos antes. No fue un “error de agenda”, sino un fallo estructural que costó vidas.

Mientras Valencia vivía una riada devastadora, el presidente se encontraba en una comida privada en lugar de supervisar la emergencia. Su entorno lo justificó como una reunión de trabajo, pero el contexto lo desmiente: fue ausencia, negligencia y falta de liderazgo.

La falta de movilización de efectivos tampoco puede justificarse. Los informes cruzados detectan irregularidades en el número de bomberos y medios activados. Cuando una emergencia reclama transparencia, los datos confusos o manipulados son una afrenta.

Mentiras, contradicciones y silencio

Mazón ha intentado derivar responsabilidades hacia la Agencia Estatal de Meteorología o la Confederación Hidrográfica del Júcar, en lugar de asumir el liderazgo que su cargo exige. Cuando el caos se instala, quien gobierna debe estar al frente, no buscando culpables.

Peor aún, ha ofrecido versiones cambiantes sobre su paradero, sus llamadas y las decisiones adoptadas aquel día. La investigación judicial avanza con pruebas que desmontan la versión oficial. Cuando un líder debe explicar dónde estaba durante una tragedia, el problema ya no es circunstancial: es estructural.

Las víctimas, traicionadas

No basta con lamentar lo sucedido cuando la dignidad exige acción. Las asociaciones de víctimas han expresado su malestar y exigido respeto ante la falta de explicaciones claras. “Estar con las víctimas también implica asumir responsabilidades”, repiten familiares que aún esperan una disculpa sincera.

No es solo la ausencia inicial. Es el desfile de versiones, el silencio, la falta de empatía y la reconstrucción lenta. Mientras las familias siguen llorando, el presidente intenta sostener su imagen pública como si nada hubiera ocurrido.

La única salida digna: la dimisión

Integridad política. Quien incumple los principios básicos de responsabilidad pierde la legitimidad para seguir al frente.

Justicia para las víctimas. Pedir perdón no basta cuando no se explica con claridad, cuando no se asumen errores ni se ofrecen soluciones. Las víctimas merecen que se depuren responsabilidades reales.

Confianza institucional. La credibilidad de la Generalitat se resquebraja cuando su presidente ofrece explicaciones tardías, contradictorias y evasivas. Eso no solo afecta a Mazón, afecta a toda la Comunitat Valenciana.

Renovación del liderazgo. El desastre del 29-O no puede cerrarse con un “sigo al mando”. Hace falta un relevo que reconstruya no solo los territorios inundados, sino también la confianza de los ciudadanos.

La responsabilidad compartida

Los silencios cómplices también pesan. Los partidos que sostienen a Mazón deben preguntarse si su apoyo es ético o meramente político. Cada día que pasa sin rendir cuentas es una herida más para las víctimas y una mancha más para las instituciones.

La dimisión no sería una derrota política, sino un acto de respeto hacia los que sufrieron, hacia los que murieron y hacia toda una sociedad que exige transparencia y verdad.

La tragedia del 29 de octubre no son solo cifras. Son vidas, familias, municipios arrasados y una sociedad herida. Carlos Mazón mantuvo su comida en El Ventorro cuando la provincia se inundaba, cambió versiones cuando se investigaba y continúa en el cargo pese al clamor ciudadano.

Por integridad, por dignidad, por justicia: Carlos Mazón debe dimitir.
Y quienes lo sostienen, deberían preguntarse si su silencio también los convierte en responsables.

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