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Cultura

Russafart reunirá a 275 artistas internacionales en 90 espacios y espera superar las 60.000 visitas

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VALÈNCIA, 23 May. (EUROPA PRESS) – El festival Russafart celebra en 2018 su décimo aniversario y lo hace creciendo hasta los 275 artistas, distribuidos en 90 espacios distintos, y amplía las fronteras tanto locales, al incorporar a las sedes de Russafa una decena de estudios del vecino barrio de Monteolivete, como internacionales, con la participación de cinco artistas de Lisboa.

La sexta edición del certamen bienal, que tendrá lugar del 1 al 3 de junio, ha sido presentada en la Imprevisual Galería por el coordinador general de Russafart, Arístides Rosell; la coordinadora artística, Rebeka Català; el catedrático de estética y teoría de arte de la Universitat de València (UV), Román de la Calle; y la responsable territorial de Cervezas Alhambra, patrocinador principal del evento, María Dolores Rodríguez; acompañados de la concejala de Cultura del Ayuntamiento de València, Glòria Tello, y el asesor de Acción Cultural en el consistorio, Ximo Flores.

Un total de 275 artistas –152 mujeres y 123 hombres– participan en esta nueva edición, repartidos en 90 espacios distintos, entre los que se encuentran 55 estudios o talleres de los artistas, tres galerías de arte y 31 espacios expositivos, es decir, comercios del barrio que ceden sus instalaciones durante todo el año para que los artistas trabajen allí.

Entre estos espacios, más de una decena de estudios pertenecen al barrio de Monteolivete, y participan cinco artistas procedentes de Lisboa, como parte de los intercambios culturales a nivel internacional con eventos similares. Estos datos muestran el crecimiento del festival desde su primera edición, que congregó a 50 artistas en 30 espacios.

«Nos hemos convertido en uno de los grandes festivales de la ciudad. No le tenemos miedo. Hemos sorteado muchos obstáculos para poder llegar hoy aquí y poder decir con la boca bien llena que tenemos una inmensidad de lo que es un museo horizontal expandido», ha señalado Rosell.

En este sentido, ha defendido el papel de los artistas, ya que sin el «sector primario» de la producción artística «no existirían» los museos ni las galerías de arte. Asimismo, el coordinador general de Russafart ha calificado de «fundamental» el festival, que se ha gestionado en «apenas cuatro kilómetros cuadrados», algo que no existe a nivel nacional ni internacional.

Rosell también ha destacado como novedad la colaboración con la plataforma ‘Orfheo’, que cuenta con un almacenamiento «inmenso» de artistas y colectivos artísticos, en la creación de un «programa específico» para la gestión cultural del evento.

Con el lema ‘Creando arte’, los responsables del festival pretenden «hacer hincapié» en el proceso creativo y permitir al público conocerlo «más de cerca», algo que han conseguido a lo largo de sus seis ediciones al convertirse en un «evento excepcional» para descubrir «qué se cuece» en el interior de los talleres, que son lugares donde se revela «en toda su dimensión» el día a día del arte en sus ámbitos más íntimos, donde la inspiración y los motivos toman «forma definitiva».

Russafart es un «referente» para nuevos espacios de arte, dentro y fuera de València, y atrae a visitantes y creadores de todo el mundo. En su anterior edición congregó a 60.000 personas. Cuenta con distintas disciplinas artísticas, como la pintura, la escultura, la ilustración, el dibujo o el arte urbano.

El anticipo de esta «diversidad» será la exposición ‘Russafart 20×20’, que se inauguró el 18 de mayo en Imprevisual Galería, donde más de 100 artistas han participado con obras de pequeño formato, donándolas de forma altruista para la recaudación de fondos del evento bienal, para hacerlo «autosostenible y autogestionable». En este sentido, las obras tendrán un precio único de 50 euros, en un intento por «democratizar el arte».

Asimismo, como en anteriores ediciones, el festival tendrá actividades paralelas, como música, lectura poética o performances, que serán gratuitas, como el resto del festival, y también se reitera el concurso de pintura rápida, programado para el sábado por la mañana.

En este sentido, Cervezas Alhamra también formará parte activa de la programación con propuestas y actividades artísticas propias, al convertir la Escuela de Ruzafa en el Estudio de Cervezas Alhambra, donde se realizarán intervenciones artísticas, conciertos y talleres de degustación, tiraje y artesanía.

El coordinador general del festival ha destacado la «importancia» de mantener la «esencia y filosofía» del proyecto, al que no le ve «techo»: «Con la creación artística nunca se toca techo». Asimismo, ha optado por continuar implementando el certamen a través de actividades paralelas y con «nuevas formas» de gestión cultural.

Por su parte, la concejala de Cultura ha defendido que la cultura es el «pilar» que tiene que guiar a la sociedad y que un festival como Russafart hace «partícipe» a la ciudadanía y la enseña a «mirar», además de apostar porque las administraciones estén «detrás» de los proyectos.

«Desde la administración no debemos condicionar estas iniciativas, debemos estar detrás y sustentando. Nunca diciendo la nuestra pero siempre aguantando para que la iniciativa no caiga», ha destacado Tello.

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Cultura

La historia de San Nicolás y Santa Claus: Un cuento mágico de generosidad

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Historia Papá Noel San Nicolás

Había una vez, hace muchos, muchos años, un hombre muy bondadoso llamado Nicolás, que vivía en un pequeño pueblo junto al mar, en un lugar que hoy conocemos como Turquía.

Nicolás era un hombre sencillo, con un corazón enorme, y tenía un don especial: siempre sabía cómo ayudar a los demás sin esperar nada a cambio.

Desde niño, Nicolás había aprendido que la felicidad más grande no venía de recibir regalos, sino de hacer felices a los demás. Esta es su historia y cómo, con el tiempo, llegó a convertirse en el querido Santa Claus, el amigo de los niños que conocemos hoy.


El secreto de Nicolás: Compartir con amor

Nicolás nació en una familia muy rica, pero él nunca soñaba con tener más riquezas o tesoros. Lo que realmente quería era ayudar a quienes lo necesitaban. Una de las historias más bonitas sobre él cuenta que había un hombre muy pobre en su pueblo que tenía tres hijas. Este hombre estaba triste porque no podía pagar la dote para que sus hijas pudieran casarse y tener una vida mejor.

Una noche, mientras todos dormían, Nicolás hizo algo especial. Sigilosamente, dejó una pequeña bolsa de monedas de oro en la ventana de la casa de este hombre. Al día siguiente, cuando la familia despertó y vio el regalo, no podían creerlo. ¡El oro era suficiente para que una de las hijas pudiera casarse!

Pero Nicolás no se detuvo ahí. Otra noche volvió con otra bolsa, y luego una más, hasta que las tres hijas pudieron cumplir su sueño. Desde entonces, el pueblo entero hablaba del generoso «hombre misterioso» que dejaba regalos, pero Nicolás siempre sonreía y decía: «No importa quién lo hizo, lo importante es compartir amor».


Los milagros de Nicolás

Nicolás no solo ayudaba a las familias pobres, sino que también cuidaba de los niños y los marineros que vivían en su pueblo. Cuentan que una vez, durante una terrible tormenta en el mar, los pescadores rezaron a Nicolás, pidiéndole ayuda. Aunque estaba lejos, Nicolás escuchó sus plegarias y calmó las olas, salvándolos del peligro. Por eso, muchos lo recuerdan como el protector de los marineros y los niños.

Cuando Nicolás creció, se convirtió en obispo y empezó a usar una capa roja con un sombrero alto. Pero nunca dejó de ser aquel hombre amable que ayudaba a todos. Con el tiempo, se hizo tan querido que las personas comenzaron a celebrar su vida y sus acciones cada año, el 6 de diciembre, el día de San Nicolás.


La magia cruza el mundo

Ahora, te preguntarás: ¿cómo Nicolás se convirtió en Santa Claus? Pues bien, su historia se hizo tan famosa que viajó de un país a otro, como si fuera transportada por el viento navideño. En los Países Bajos lo llamaron Sinterklaas, y cuando los colonos holandeses llegaron a América, su nombre se transformó en Santa Claus.

Pero había algo más que cambiaría su imagen. Un día, alguien decidió imaginarlo como un hombre risueño con una gran barba blanca y un traje rojo brillante. Y así, gracias a los cuentos y canciones, Santa Claus empezó a aparecer en las noches de Navidad, repartiendo regalos a los niños buenos en su mágico trineo tirado por renos.


Un mensaje para los niños del mundo

Aunque hoy llamemos a este amigo de los niños Santa Claus, nunca debemos olvidar que todo comenzó con un hombre real, San Nicolás, cuya mayor alegría era hacer felices a los demás.

¿Sabes qué es lo mejor de esta historia? Que tú también puedes ser como Nicolás. No necesitas oro ni un trineo mágico; a veces, una sonrisa, un abrazo o una palabra amable pueden ser el mejor regalo para alguien que lo necesita.

Así que esta Navidad, cuando veas luces, regalos y a Santa Claus en su trineo, recuerda que todo empezó con un hombre que tenía un gran secreto: la verdadera magia está en compartir amor y bondad.

 

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