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Valencia

Sira Rego, la niña valenciana que vivió en Palestina, nueva ministra de Infancia

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Sira Rego
La eurodiputada y miembro de la dirección de Izquierda Unida, la valenciana Sira Rego, en una imagen de archivo EFE/J. Warnand
Madrid, 20 nov (OFFICIAL PRESS- EFE).- Eurodiputada y miembro de la dirección de Izquierda Unida, la valenciana Sira Rego, que pasó parte de su niñez en Gaza por tener allí arraigo familiar, deja ahora Bruselas para incorporarse al segundo Gobierno de coalición de Pedro Sánchez como ministra de Juventud e Infancia, dentro de la cuota de Sumar.

Da un salto a la arena nacional con un ministerio de nueva creación después de haber pasado primero por la política local en Rivas Vaciamadrid (Madrid), donde IU mantiene la Alcaldía ininterrumpidamente desde 1991, y después por el Parlamento Europeo a partir de 2019.

Sira Rego

Nacida en València el 20 de noviembre de 1973, Sira Abed Rego es una de las personas que apostó decididamente por el proyecto de Yolanda Díaz en cuanto empezó a dar sus primeros pasos, aunque no es de las que ha estado en su círculo de influencia cercano.

La eurodiputada y ahora ministra de Juventud e Infancia entra en el segundo gobierno de coalición heredando la cuota de IU que en la pasada legislatura mantenía el ya excoordinador federal Alberto Garzón, como titular de Consumo.

Es una de las mujeres de peso en IU, muy comprometida con la causa de Palestina porque, entre otras cosas, pasó parte de su infancia en esta zona ocupada por Israel, ya que su padre, según ha contado en las redes sociales, vive en Jerusalén Este.

El currículum de Rego

Afiliada al PCE, Comisiones Obreras y Ecologistas en Acción, dio sus primeros pasos profesionales como nutricionista -es diplomada en Nutrición y Dietética- en proyectos vinculados con la soberanía alimentaria dentro de una cooperativa de mujeres.

Luego se decantó por la política y resultó elegida concejala de Rivas-Vaciamadrid en las municipales de 2015 y más tarde fue nombrada primera teniente de alcalde. Durante esta etapa municipal estuvo al frente de la Concejalía de Medio Ambiente, Ciudad Sostenible y Territorio y también fue consejera delegada de la Empresa Municipal de la Vivienda (EMV).

Al Parlamento Europeo llegó tras las elecciones del 26 de mayo de 2019 dentro de la candidatura Unidas Podemos Cambiar Europa, encabezada por María Eugenia Rodríguez Palop, a quien precisamente Yolanda Díaz fichó para coordinar el programa electoral con el que Sumar se presentó al 23J.

Su grupo europeo, La Izquierda, propuso a Rego para presidir la Eurocámara tanto al comienzo de la legislatura, en el verano de 2019, como a mitad de mandato, en enero de 2022, cuando la renovación de cargos en la institución coincidió además con la muerte del hasta entonces presidente, David Sassoli.

En ambos casos se trataba de una nominación simbólica, ya que los jefes de Estado y Gobierno de la UE acordaron que la presidencia de la Eurocámara la ostentase un socialdemócrata durante los primeros dos años y medio y un popular -la actual presidenta, Roberta Metsola- para la segunda mitad de mandato.

Cómo es Sira Rego

Rego ha trabajado mucho en la comisión de Peticiones del legislativo europeo, donde los ciudadanos pueden plantear quejas y pedir soluciones en áreas donde perciban que no se cumple la legislación comunitaria.

Durante esta legislatura, este órgano ha sido especialmente activo en asuntos españoles en los que la nueva ministra ha participado, como el movimiento de vecinos de Madrid contra la tala de árboles para ampliar la línea 11 del metro, la degradación del Mar Menor o del parque natural de Doñana.

Quienes conocen a Sira Rego destacan que es una parlamentaria de gran vocación y de trato muy cercano, una apasionada de la novela negra y de la música, «que te alegra la vida», asegura.

También le encanta cocinar, sobre todo dulces, y se podría decir que es catadora casi profesional de la ensaladilla rusa, uno de sus platos favoritos que prueba allá donde va para poder hacer la mejor ruta de este plato.

Hace senderismo, pilates y baila cuando puede despejar su agenda y disfruta mucho viendo series con su hijo -una de sus preferidas es ‘The Boys’, de superhéroes-.

Alicia López y Laura Zornoza

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Cultura

Muere a los 47 años el valenciano Azuquita, creador del Rumbakalao e icono de la Ruta del Bacalao

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Azuquita
Azuquita-INSTAGRAM

El mundo de la música en España llora la pérdida de Pedro Bermúdez, conocido artísticamente como Azuquita, fallecido a los 47 años en Palma de Mallorca, ciudad en la que residía en los últimos años. La noticia fue confirmada por la prensa balear en la mañana del sábado 6 de septiembre de 2025 y rápidamente se difundió entre seguidores y compañeros de profesión.

Azuquita deja tras de sí un legado musical muy singular, marcado por la creación del Rumbakalao, un estilo híbrido que en los años 90 unió la rumba con los sonidos electrónicos de la mítica Ruta del Bacalao. Con esta fusión, el artista valenciano alcanzó una gran popularidad y se convirtió en uno de los nombres propios de aquella época.

El origen del Rumbakalao: la rumba se cruza con la Ruta del Bacalao

En plena efervescencia de la Ruta del Bacalao, un movimiento musical y cultural que marcó la Comunitat Valenciana y se extendió por toda España en los 80 y 90, surgió la figura de Azuquita. Mientras los clubes de Valencia y alrededores vibraban con el techno, el dance y el house, él apostó por un camino alternativo: versionar los grandes éxitos de la música de discoteca desde un prisma rumbero.

Ese experimento dio lugar al Rumbakalao, un género propio que unía el ritmo festivo y cercano de la rumba con la energía electrónica que dominaba las pistas de baile. Fue en 1993, con apenas 17 años, cuando Azuquita saltó a la fama al versionar “Así me gusta a mí” de Chimo Bayo, uno de los himnos indiscutibles de la Ruta. Su propuesta sorprendió y conectó con un público que buscaba nuevas formas de vivir la música.

Azuquita, un artista que rompió moldes en los 90

Con su estilo desenfadado, su humor característico y una personalidad cercana, Azuquita logró hacerse un hueco en la escena musical de los 90. Sus versiones convertían los éxitos electrónicos en temas que podían sonar tanto en una discoteca como en una verbena popular, lo que ampliaba enormemente su público.

Durante esa década lanzó tres discos:

  • Rumbakalao (1994)

  • Escucha que te digo (1995)

  • Sinelo Kalo (1997)

Cada uno de estos álbumes reforzaba su propuesta musical y consolidaba su imagen de artista rompedor. Su voz y su particular manera de interpretar canciones lo convirtieron en un referente de un estilo único que, aunque surgido en un contexto muy concreto, sigue siendo recordado por quienes vivieron aquella época.

La Ruta del Bacalao: un fenómeno cultural más allá de la música

Para entender la relevancia de Azuquita, es necesario recordar lo que supuso la Ruta del Bacalao. Más que un movimiento musical, fue una auténtica revolución cultural en la Comunitat Valenciana que tuvo su epicentro en discotecas míticas como Barraca, Spook, Puzzle o ACTV. Allí sonaban sesiones maratonianas de música electrónica que marcaron a toda una generación.

En ese ambiente dominado por el techno y el dance, irrumpió Azuquita con un toque inesperado: fusionar ese sonido de club con la rumba valenciana. Su propuesta, lejos de pasar desapercibida, ofreció un soplo de aire fresco y demostró que la Ruta también podía reinterpretarse desde otros estilos.

El Rumbakalao se convirtió así en un símbolo paralelo al fenómeno de la Ruta, con un aire más desenfadado y popular, que lo acercaba tanto a la cultura de la calle como a la de las discotecas.

Colaboraciones y proyección internacional

Aunque su época dorada estuvo en los 90, Azuquita no se quedó anclado en el pasado. Ya en los 2000, participó en proyectos que le llevaron más allá de España. Una de las colaboraciones más destacadas fue con el alemán Matthias Reim, lo que le permitió acercarse al público centroeuropeo.

Su versatilidad musical y su capacidad para adaptarse a diferentes estilos lo convirtieron en un artista querido dentro y fuera de la Comunitat Valenciana.

Azuquita y Los Rumba Kings: su etapa más reciente

En los últimos años, Azuquita formaba parte de Los Rumba Kings, un grupo que mantenía vivo el espíritu de la rumba española y con el que continuaba actuando en fiestas, conciertos y festivales. Desde Mallorca, su lugar de residencia, seguía compartiendo música y demostrando que su pasión por el escenario permanecía intacta.

Para sus seguidores, cada actuación era un viaje en el tiempo que recordaba la frescura de los años 90 y la época dorada del Rumbakalao.

El legado de Azuquita en la memoria musical valenciana

La muerte de Azuquita supone un golpe para quienes vivieron la Ruta del Bacalao y para los amantes de la música fusión en España. Su aportación fue única: logró unir dos mundos aparentemente opuestos, la rumba y la música electrónica, en un género propio que hoy sigue siendo recordado como una seña de identidad de los 90.

Además de su música, queda en el recuerdo su carácter alegre y su humor, que transmitía tanto en entrevistas como sobre el escenario. Su figura forma parte de la memoria colectiva de una generación que bailó sus versiones en discotecas, verbenas y fiestas populares.

La Ruta del Bacalao como patrimonio cultural

Hoy, con el paso del tiempo, la Ruta del Bacalao se reivindica como un fenómeno cultural que fue mucho más que ocio nocturno. Supuso un laboratorio musical, artístico y social que influyó en la música electrónica en España y dejó huella en generaciones posteriores.

En este contexto, artistas como Azuquita ayudaron a ampliar las fronteras de lo que podía ser la Ruta, demostrando que la innovación también cabía dentro de un movimiento ya de por sí experimental.

Un adiós con sabor a nostalgia

El fallecimiento de Azuquita a los 47 años deja un vacío en la música valenciana y en la historia reciente de la cultura popular española. Sus discos, sus versiones rumberas de clásicos de la Ruta del Bacalao y su papel en Los Rumba Kings forman parte de un legado que seguirá vivo en la memoria de sus seguidores.

En un momento en que se recupera la memoria de la Ruta y se organizan homenajes a aquel movimiento, la figura de Azuquita resurge como la de un artista que se atrevió a mezclar mundos y consiguió crear algo nuevo. Su Rumbakalao siempre será recordado como un sonido propio de los 90, un símbolo de una época irrepetible.

 

 

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