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Cultura

València, tercera provincia de España con más salas de cine

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valencia salas de cine

VALÈNCIA/MADRID, 13 May. (EUROPA PRESS) –

Uno de cada cuatro cines ha cerrado sus puertas en las últimas dos décadas en España, al pasar de 952 locales en 1999 a los 723 de 2019, según se desprende del 22 Censo de Salas de Cine que ha publicado este lunes la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC).

Por comunidades autónomas, Cataluña (con 652), Andalucía (con 597) y Madrid (con 492) aglutinan el mayor número de salas de cine de España. En cuanto al ranking por provincias, Madrid (con 492 salas) se sitúa en primera posición, seguida de Barcelona (443), Valencia (209), Alicante (196), Málaga (136), Sevilla (129), Murcia (117) y Cádiz (109).

Según muestra este censo, el número de cines ha aumentado un 3,7 por ciento en 2019 respecto a las cifras del año anterior (697), aunque la cifra de salas es un 24 por ciento menor respecto al número de locales de hace dos décadas (952), y un 5,4 por ciento menos que los registrados en 2009 (765).

En cuanto al número de pantallas, en 2019 se ha registrado un total de 3.593, un ligero aumento respecto a las 3.518 de 2018, pero se mantienen por debajo de las 3.932 de 2009. No obstante, supera las cifras registradas entre 1998 (2.197) y 2002 (3.488).

En aforo, este censo muestra un aumento en el último año, al pasar de las 778.176 butacas de 2018 a las 786.475 de este año. En comparación con las cifras de 2009 (910.127), España cuenta con 123.652 butacas menos, lo que supone una caída del 13,5 por ciento. Si se comparan con los resultados de hace 20 años (835.593), la caída se sitúa en el 5,8 por ciento, con 49.118 butacas menos.

Según este censo, en los últimos años, se aprecia una «leve pero constante tendencia» hacia la existencia de cines con menos pantallas y, a su vez, que cuentan con menos butacas en cada sala. La media de butacas por pantalla es de 220 unidades (dos menos que en 2018 y cinco menos que en 2014) y cada local tiene, en promedio, cinco salas (tres décimas menos que en 2014).

En consecuencia, el promedio del total de butacas por local de cine (incluyendo todas las salas) también ha descendido, desde las 1.203 butacas de 2014 a las 1.102 actuales. En el caso de los cines de verano, el aforo por sala suele ser mayor, con 598 butacas de media frente a 210 de los convencionales. Sin embargo, el promedio de salas por local en este tipo de cines es inferior: 1,2 salas frente a las 5,5 de los convencionales.

MÁS MUNICIPIOS CON CINES

A pesar de la caída del número de cines en los últimos años, estos datos revelan un incremento de los municipios que cuentan con cines: un total de 471 –17 más que en 2018, y 34 más que en 2016–, lo que supone un 5,8 por ciento sobre el total. Según este censo, España cuenta con 1,5 locales y 7,5 salas por municipio con cine, y un 63 por ciento de la población española reside en uno de estos municipios con cine.

Por otro lado, hay 2.403 salas (66,9%) que se localizan en poblaciones mayores de 50.000 habitantes. Además, el 94 por ciento de las personas que viven en estos municipios tienen cine en su localidad, frente a los individuos de poblaciones menores de 50.000 habitantes donde sólo el 28,7 por ciento dispone de él.

LA COMUNITAT VALENCIANA TIENE 91 CINES POR MILLÓN DE HABITANTES

Existen aproximadamente 77 salas de cine por cada millón de habitantes, una más que en la anterior entrega del censo, aunque ocho menos que hace diez años. Las comunidades que figuran con 85 o más salas por millón son: La Rioja (133), Navarra (94), Comunitat Valenciana (91), Cataluña (86) y País Vasco (85).

Las provincias con mayor densidad son, por este orden, Soria, La Rioja, Valladolid, Girona y Segovia, que superan las 110 salas por millón de habitantes. En el lado opuesto, se encuentran las comunidades de Ceuta y Melilla (47), Extremadura (52), Asturias (62), Baleares (64) y Galicia (64), y las provincias que cuentan con
menor concentración de salas son Melilla, Teruel, Jaén, Ourense y Badajoz, que no superan las 50 salas por millón cada una de ellas.

En términos de aforo, la densidad media es de aproximadamente 17 butacas por cada 1.000 habitantes, cifra similar a la del último censo de 2018 y tres butacas inferior a 2009.

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Cultura

Muere Robe Iniesta a los 63 años, alma eterna de Extremoduro

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Robe Iniesta Extremoduro
Robe Iniesta de Extremoduro

El mundo de la música ha perdido a Robe Iniesta, que ha muerto a los 63 años, según han confirmado fuentes cercanas al entorno del artista. Su fallecimiento supone un golpe emocional para la cultura española, ya que el compositor y vocalista cacereño, fundador de Extremoduro, era una de las figuras más influyentes y reconocidas del rock en español. Millones de oyentes lo consideran una voz imprescindible para entender la libertad creativa de los años 90 y 2000.

El legado de un genio que transformó el rock en español

Robe, natural de Plasencia, revolucionó la música desde principios de los años 90 con un estilo visceral, poético y transgresor que convirtió a Extremoduro en un fenómeno generacional. La banda consiguió conectar con jóvenes y adultos de toda España gracias a unas letras descarnadas, cargadas de realidad, amor, rebeldía y un profundo sentido vital.

Álbumes como Somos unos animales, Deltoya, Agila o La ley innata marcaron a varias generaciones y consolidaron a la banda como una referencia imprescindible en la historia cultural del país. Estas obras no solo fueron éxitos musicales, sino que redefinieron la manera de escribir canciones en castellano, fusionando rock urbano, poesía, marginalidad y emociones a flor de piel.

Una carrera en solitario sin perder su esencia

Durante los últimos años, el músico había desarrollado una exitosa carrera en solitario, explorando nuevos sonidos y una escritura más introspectiva, sin perder la autenticidad que siempre lo caracterizó. Robe Iniesta se mantuvo fiel a su espíritu creativo, rechazando modas, preservando el misticismo de su figura y demostrando que su obra no dependía únicamente de la nostalgia. Su música seguía siendo libre, intensa y profundamente humana.

Un impacto emocional que se extiende por toda España

La noticia de su fallecimiento ha generado un profundo impacto en el panorama musical y en miles de seguidores que crecieron con sus canciones y su forma única de entender el arte. Redes sociales, compañeros de profesión, periodistas culturales, artistas emergentes y fans de toda España han comenzado a despedirlo con mensajes de admiración y gratitud por una obra que ya forma parte de la memoria colectiva.

El público recuerda conciertos inolvidables, recitales de poesía improvisada, entrevistas enigmáticas, silencios prolongados y una personalidad que rehuía la fama, pero abrazaba la libertad. Cada canción sigue siendo un territorio emocional donde generaciones enteras han encontrado acompañamiento en sus momentos de euforia, rebeldía, dolor o búsqueda personal.

Un artista irrepetible con una obra eterna

Robe se marcha, pero deja una huella imborrable: versos que desbordaban vida, libertad y crudeza; una manera de hacer música que rompió moldes; y una voz que seguirá acompañando a quienes encontraron en sus canciones un refugio, una herida o un camino. Extremoduro no solo fue un grupo: fue un lenguaje, una actitud, un espejo de la realidad de miles de jóvenes que encontraron en sus letras una forma de entender el mundo.

Muchos expertos musicales coinciden en señalar que Robe Iniesta es uno de los últimos grandes poetas del rock español, comparable con referentes literarios en cuanto a su capacidad de generar una comunidad emocional alrededor de sus palabras. Su influencia continúa viva en nuevas generaciones de músicos y escritores que recogieron su audacia artística y su forma de convertir la vida cotidiana en poesía eléctrica.

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