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València tendrá nueva tecnología para avanzar en la investigación contra el cáncer

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València, 13 dic (EFE).- La ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, ha presidido la firma de un convenio entre el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat de València (UV) para construir una instalación pionera de hadronterapia con un acelerador de iones de carbono, una tecnología única en España que revolucionará el tratamiento del cáncer.

Tecnología avanzada para combatir cánceres complejos

El proyecto, que estará ubicado en el Instituto de Física Corpuscular (CSIC-UV), supone un avance científico que permitirá investigar y tratar tipos de cáncer persistentes y complejos mediante una tecnología que va más allá de la protonterapia tradicional. Según la ministra Morant, esta nueva herramienta es una de las más prometedoras en el campo de la oncología radioterápica, y su desarrollo posiciona a España en la vanguardia de la innovación médica.

“Este acelerador de iones y protones representa una evolución pionera en la tecnología de protonterapia en España, lo que hace que hoy sea un día muy especial para la investigación científica y la lucha contra el cáncer”, ha destacado Morant.

Inversión histórica para la investigación oncológica

El proyecto cuenta con una financiación de 21,8 millones de euros, respaldada por los fondos europeos FEDER 2021-2027 y gestionada por el CDTI, el Ciemat y el CSIC, además de la Universitat de València y una empresa privada que aún no ha sido revelada. Esta inversión, calificada de “alto riesgo” por la ministra, subraya el compromiso del Gobierno de invertir en áreas donde el mercado no llega, priorizando el bienestar ciudadano y el avance médico.

“Estamos realizando la mayor inversión en la historia de España para la investigación y el tratamiento de enfermedades tan preocupantes como el cáncer”, ha subrayado Morant.

Un proyecto a cinco años con el respaldo del CERN

La instalación, que comenzará a construirse en 2025 en una parcela de 8.500 metros cuadrados cedida por la Universitat de València, tiene previsto iniciar su funcionamiento a finales de 2028. Durante este tiempo, se llevará a cabo el ensamblaje, adecuación y revisión del acelerador de iones, que contará con la asesoría del CERN, el mayor laboratorio de física de partículas del mundo.

Además, el equipo médico del proyecto está compuesto por oncólogos radioterápicos que trabajarán en la exploración de aplicaciones clínicas para tratar cánceres mediante esta nueva tecnología.

Colaboración científica entre instituciones líderes

El vicerrector de Investigación de la UV, Carlos Hermenegildo, ha resaltado la importancia de esta colaboración: “La Universitat de València no solo cede los terrenos para la instalación del acelerador, sino que también participa activamente a través del IFIC en el desarrollo científico del proyecto y en la exploración de sus aplicaciones tanto en ciencia básica como en oncología”.

La construcción contará con la participación de empresas especializadas como la española AVS, además del Ciemat, que aportará su experiencia en tecnologías energéticas y medioambientales.

Un paso clave para la ciencia y la salud en España

Con esta instalación, España se posiciona como un referente en la investigación científica aplicada a la lucha contra el cáncer, ampliando las oportunidades de tratamiento para miles de pacientes. Según Diana Morant, este proyecto es una muestra del impacto positivo que pueden generar la ciencia y la tecnología en la vida de las personas, destacando el compromiso del Gobierno por apoyar a las instituciones científicas y médicas del país.

 

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Valencia

El duelo de un pueblo no se gobierna con mentiras: es hora de que Carlos Mazón dimita

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El duelo de un pueblo no se gobierna con mentiras: es hora de que Carlos Mazón dimita
El president de la Generalitat, Carlos Mazón. EFE/ Biel Alino/Archivo

La catástrofe desencadenada por la DANA del 29 de octubre de 2024 en la Comunitat Valenciana, que dejó un lacerante saldo de más de 229 víctimas, no puede quedar impune. Más allá del dolor humano y de la reconstrucción material, está la responsabilidad política. Y en ese terreno, Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, acumula mentiras, contradicciones y el profundo desgarro de quienes lo perdieron todo. Por dignidad, por ética y por justicia, Mazón debe dimitir.

Una gestión inexcusable

Cuando la alerta roja estaba activada, Mazón estaba ausente del lugar que le correspondía. Según los informes oficiales, llegó al comité de crisis (CECOPI) a las 20:28 horas, cuando ya se había emitido la alerta a la población minutos antes. No fue un “error de agenda”, sino un fallo estructural que costó vidas.

Mientras Valencia vivía una riada devastadora, el presidente se encontraba en una comida privada en lugar de supervisar la emergencia. Su entorno lo justificó como una reunión de trabajo, pero el contexto lo desmiente: fue ausencia, negligencia y falta de liderazgo.

La falta de movilización de efectivos tampoco puede justificarse. Los informes cruzados detectan irregularidades en el número de bomberos y medios activados. Cuando una emergencia reclama transparencia, los datos confusos o manipulados son una afrenta.

Mentiras, contradicciones y silencio

Mazón ha intentado derivar responsabilidades hacia la Agencia Estatal de Meteorología o la Confederación Hidrográfica del Júcar, en lugar de asumir el liderazgo que su cargo exige. Cuando el caos se instala, quien gobierna debe estar al frente, no buscando culpables.

Peor aún, ha ofrecido versiones cambiantes sobre su paradero, sus llamadas y las decisiones adoptadas aquel día. La investigación judicial avanza con pruebas que desmontan la versión oficial. Cuando un líder debe explicar dónde estaba durante una tragedia, el problema ya no es circunstancial: es estructural.

Las víctimas, traicionadas

No basta con lamentar lo sucedido cuando la dignidad exige acción. Las asociaciones de víctimas han expresado su malestar y exigido respeto ante la falta de explicaciones claras. “Estar con las víctimas también implica asumir responsabilidades”, repiten familiares que aún esperan una disculpa sincera.

No es solo la ausencia inicial. Es el desfile de versiones, el silencio, la falta de empatía y la reconstrucción lenta. Mientras las familias siguen llorando, el presidente intenta sostener su imagen pública como si nada hubiera ocurrido.

La única salida digna: la dimisión

Integridad política. Quien incumple los principios básicos de responsabilidad pierde la legitimidad para seguir al frente.

Justicia para las víctimas. Pedir perdón no basta cuando no se explica con claridad, cuando no se asumen errores ni se ofrecen soluciones. Las víctimas merecen que se depuren responsabilidades reales.

Confianza institucional. La credibilidad de la Generalitat se resquebraja cuando su presidente ofrece explicaciones tardías, contradictorias y evasivas. Eso no solo afecta a Mazón, afecta a toda la Comunitat Valenciana.

Renovación del liderazgo. El desastre del 29-O no puede cerrarse con un “sigo al mando”. Hace falta un relevo que reconstruya no solo los territorios inundados, sino también la confianza de los ciudadanos.

La responsabilidad compartida

Los silencios cómplices también pesan. Los partidos que sostienen a Mazón deben preguntarse si su apoyo es ético o meramente político. Cada día que pasa sin rendir cuentas es una herida más para las víctimas y una mancha más para las instituciones.

La dimisión no sería una derrota política, sino un acto de respeto hacia los que sufrieron, hacia los que murieron y hacia toda una sociedad que exige transparencia y verdad.

La tragedia del 29 de octubre no son solo cifras. Son vidas, familias, municipios arrasados y una sociedad herida. Carlos Mazón mantuvo su comida en El Ventorro cuando la provincia se inundaba, cambió versiones cuando se investigaba y continúa en el cargo pese al clamor ciudadano.

Por integridad, por dignidad, por justicia: Carlos Mazón debe dimitir.
Y quienes lo sostienen, deberían preguntarse si su silencio también los convierte en responsables.

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