Cultura
Sobre la vida, la muerte y ‘El final es el principio’ de Lola Aparicio
Publicado
hace 2 añosen

La doctora Lola Aparicio publica, de mano de Ediciones Luciérnaga, su libro El final es el principio: Una guía para cruzar al otro lado.
Preguntas sobre la vida, la muerte y el proceso que las separa
El libro pretende ser un acercamiento al proceso y aceptación de la muerte y una guía para acompañar a las personas que están en sus últimos días de la mejor manera posible. Para hacerlo, el libro parte de una serie de preguntas, tales como ¿Por qué hay fenómenos que se repiten en el lecho de muerte?, ¿A quién no le gustaría saber cómo morir? o ¿Qué hacer cuando llegue tu hora?. Estas son algunas de las muchas a las Aparicio pretende dar respuesta en su libro y que han llamado nuestra atención.
El libro aborda una multitud de temas, pero hay dos que parecen englobar los demás y que tienen múltiples lecturas. Uno es el de los tabúes que rodean a la muerte e impiden la naturalidad en los procesos de duelo. El otro, las eternas cuestiones que la espiritualidad, la religión o la tradición plantean sobre la «vida después de la muerte».
¿Por qué nos da tanto miedo hablar sobre la muerte?
Este primer tema es, en realidad, secundario en comparación con el otro. Sin embargo, de mayor interés. Aparicio señala en primerísimo lugar que la muerte es, «como realidad humana, independiente de factores como la raza, la edad, el género, la educación, la clase social e incluso la época». Es una de las pocas certezas con que nacemos. A pesar de ello, la autora señala «un gran pacto de silencio» alrededor de la muerte.
La muerte occidental: un proceso silencioso
Este «pacto de silencio» no ha existido desde siempre ni es común a todas las culturas. La autora señala que la muerte puede contar de una serie de pasos «poco conocidos por la mayoría de la humanidad occidental en la actualidad». Ese en la actualidad es clave. En otros tiempos, «las personas morían en su casa rodeadas de familiares y amigos». Esto convertía la muerte, de alguna manera, en un fenómeno «público y tan natural como el nacimiento».
La muerte suele ir acompañada de un proceso de duelo con sus propios rituales culturales. Existen culturas que, hoy en día, celebran la muerte y en las que los entierros son una fiesta. En occidente, es cierto, estos rituales son menos públicos, más recluidos, y hablar de la muerte se considera, a veces, incluso de mal gusto. Lola Aparicio nos lanza algunas preguntas para que abramos la conversación: ¿Qué ocurre con el proceso anterior a la muerte? ¿Qué pasa por la cabeza del doliente? ¿Y de la de sus familiares? ¿Cómo actúan y cómo deberían actuar todos ellos? ¿Existen algunas fases o etapas que debemos conocer al igual que en el proceso de duelo? Porque lo cierto es que hablar de la muerte puede ayudar no solo a quienes se quedan, sino a acompañar a la persona que se va.
La vida… ¿Después de la muerte?
El prólogo del libro viene de mano de Mikel Lazarralde, su compañero en el programa Déjame contarte, que ambos publican en youtube. Lazarralde, como Aparicio, es firme defensor de la existencia de vida después de la muerte y, en su programa, comparten experiencias paranormales o sobrenaturales de otras personas.
En el prólogo del libro, el médium youtuber describe el libro de Aparicio como «un paso más» en la explicación de «experiencias de muerte compartida y experiencias cercanas a la muerte» inciada por el doctor Raymond Moody en Glimpses of Eternity: An Investigation Into Shared Death Experiences. La doctora Lola Aparicio intentaría en su libro explicar los procesos, las fases y los tiempos que las personas a punto de fallecer atraviesan. Sin embargo, el libro es más bien una recopilación de testimonios de otras personas que han estado presentes en esas denominadas «experiencias de muerte compartidas». El interés que pueda tener no radica en la validez científica de los temas expuestos.
La vida después de la muerte en el libro de Aparicio
La creencia en la vida después de la muerte es un tema que ha sido abordado por todas las áreas de conocimiento. El propio Lazarralde indica en el prólogo: «No voy a entrar en si es correcto o no, quizás sea más importante para algunos seguir manteniendo una estructura que sustente su vida y las creencias y sistema de valores en los que se basa». Este tema ha sido siempre controvertido, pues, una vez más en la historia, entre la ciencia y la religión existen posturas enfrentadas que se encuentran en un muy amplio espectro de perspectivas.
Laura Yoffee, en su artículo, El duelo por la muerte de un ser querido: creencias culturales y espirituales, ofrece una perspectiva interesante porque no requiere de certezas en cuanto a las creencias. Yoffee afirma que incluir las creencias religiosas y espirituales de los pacientes que están cercanos a la muerte dentro de la psicología podría ser beneficioso para «ayudarlos en su preparación para la muerte, y así colaborar con el acompañamiento de sus familiares». Y es que una muerte en muy rara ocasión afecta a una sola persona.
El proceso de duelo antes y después de la muerte
En el libro de Lola Aparicio hay un lugar para el duelo. Ella misma cita como referencia, aunque la tacha de obsoleta, a Elizabeth Kübler-Ross. Kübler-Ross fue la persona que definió las que ho

El libro de Lola Aparicio, editado por Ediciones Luciérnaga y a la venta desde el 15 de marzo
y en día denominamos «cinco etapas del duelo»: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Se ha investigado y escrito mucho sobre este proceso desde esta definición, pero sigue siendo la más conocida en términos generales.
El duelo es un proceso que varía no solo entre culturas, sino también entre personas. Aunque sin consenso en el sector, hace tan solo un par de años el proceso de duelo complejo se incluyó como enfermedad en el manual de psiquiatría DSM5. Independientemente de como se juzgue esta decisión, que fue duramente criticada, hay algo claro: la importancia de prestar atención al proceso y pedir ayuda en caso necesario.
Incluso la propia autora y su copresentador han mencionado en su canal la importancia de que las personas más vulnerables puedan caer en engaños o incluso estafas relacionadas con lo espiritual, pues se encuentran en una posición más sensible. Por eso es importante confiar en la medicina y en los profesionales médicos, en los psicólogos y psicólogas que puedan acompañar a quien lo necesite en este proceso.
Sin renunciar a esto, si alguien quiere o necesita una lectura espiritual, hay algo que se afirma en la presentación del libro y es cierto: no dejará indiferente a nadie.
Está disponible en librerías y aquí desde el pasado 15 de marzo por 16,95€ y aborda todos estos temas desde su particular visión durante 195 páginas.
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Muere a los 47 años el valenciano Azuquita, creador del Rumbakalao e icono de la Ruta del Bacalao
Publicado
hace 15 horasen
7 septiembre, 2025
El mundo de la música en España llora la pérdida de Pedro Bermúdez, conocido artísticamente como Azuquita, fallecido a los 47 años en Palma de Mallorca, ciudad en la que residía en los últimos años. La noticia fue confirmada por la prensa balear en la mañana del sábado 6 de septiembre de 2025 y rápidamente se difundió entre seguidores y compañeros de profesión.
Azuquita deja tras de sí un legado musical muy singular, marcado por la creación del Rumbakalao, un estilo híbrido que en los años 90 unió la rumba con los sonidos electrónicos de la mítica Ruta del Bacalao. Con esta fusión, el artista valenciano alcanzó una gran popularidad y se convirtió en uno de los nombres propios de aquella época.
El origen del Rumbakalao: la rumba se cruza con la Ruta del Bacalao
En plena efervescencia de la Ruta del Bacalao, un movimiento musical y cultural que marcó la Comunitat Valenciana y se extendió por toda España en los 80 y 90, surgió la figura de Azuquita. Mientras los clubes de Valencia y alrededores vibraban con el techno, el dance y el house, él apostó por un camino alternativo: versionar los grandes éxitos de la música de discoteca desde un prisma rumbero.
Ese experimento dio lugar al Rumbakalao, un género propio que unía el ritmo festivo y cercano de la rumba con la energía electrónica que dominaba las pistas de baile. Fue en 1993, con apenas 17 años, cuando Azuquita saltó a la fama al versionar “Así me gusta a mí” de Chimo Bayo, uno de los himnos indiscutibles de la Ruta. Su propuesta sorprendió y conectó con un público que buscaba nuevas formas de vivir la música.
Azuquita, un artista que rompió moldes en los 90
Con su estilo desenfadado, su humor característico y una personalidad cercana, Azuquita logró hacerse un hueco en la escena musical de los 90. Sus versiones convertían los éxitos electrónicos en temas que podían sonar tanto en una discoteca como en una verbena popular, lo que ampliaba enormemente su público.
Durante esa década lanzó tres discos:
-
Rumbakalao (1994)
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Escucha que te digo (1995)
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Sinelo Kalo (1997)
Cada uno de estos álbumes reforzaba su propuesta musical y consolidaba su imagen de artista rompedor. Su voz y su particular manera de interpretar canciones lo convirtieron en un referente de un estilo único que, aunque surgido en un contexto muy concreto, sigue siendo recordado por quienes vivieron aquella época.
La Ruta del Bacalao: un fenómeno cultural más allá de la música
Para entender la relevancia de Azuquita, es necesario recordar lo que supuso la Ruta del Bacalao. Más que un movimiento musical, fue una auténtica revolución cultural en la Comunitat Valenciana que tuvo su epicentro en discotecas míticas como Barraca, Spook, Puzzle o ACTV. Allí sonaban sesiones maratonianas de música electrónica que marcaron a toda una generación.
En ese ambiente dominado por el techno y el dance, irrumpió Azuquita con un toque inesperado: fusionar ese sonido de club con la rumba valenciana. Su propuesta, lejos de pasar desapercibida, ofreció un soplo de aire fresco y demostró que la Ruta también podía reinterpretarse desde otros estilos.
El Rumbakalao se convirtió así en un símbolo paralelo al fenómeno de la Ruta, con un aire más desenfadado y popular, que lo acercaba tanto a la cultura de la calle como a la de las discotecas.
Colaboraciones y proyección internacional
Aunque su época dorada estuvo en los 90, Azuquita no se quedó anclado en el pasado. Ya en los 2000, participó en proyectos que le llevaron más allá de España. Una de las colaboraciones más destacadas fue con el alemán Matthias Reim, lo que le permitió acercarse al público centroeuropeo.
Su versatilidad musical y su capacidad para adaptarse a diferentes estilos lo convirtieron en un artista querido dentro y fuera de la Comunitat Valenciana.
Azuquita y Los Rumba Kings: su etapa más reciente
En los últimos años, Azuquita formaba parte de Los Rumba Kings, un grupo que mantenía vivo el espíritu de la rumba española y con el que continuaba actuando en fiestas, conciertos y festivales. Desde Mallorca, su lugar de residencia, seguía compartiendo música y demostrando que su pasión por el escenario permanecía intacta.
Para sus seguidores, cada actuación era un viaje en el tiempo que recordaba la frescura de los años 90 y la época dorada del Rumbakalao.
El legado de Azuquita en la memoria musical valenciana
La muerte de Azuquita supone un golpe para quienes vivieron la Ruta del Bacalao y para los amantes de la música fusión en España. Su aportación fue única: logró unir dos mundos aparentemente opuestos, la rumba y la música electrónica, en un género propio que hoy sigue siendo recordado como una seña de identidad de los 90.
Además de su música, queda en el recuerdo su carácter alegre y su humor, que transmitía tanto en entrevistas como sobre el escenario. Su figura forma parte de la memoria colectiva de una generación que bailó sus versiones en discotecas, verbenas y fiestas populares.
La Ruta del Bacalao como patrimonio cultural
Hoy, con el paso del tiempo, la Ruta del Bacalao se reivindica como un fenómeno cultural que fue mucho más que ocio nocturno. Supuso un laboratorio musical, artístico y social que influyó en la música electrónica en España y dejó huella en generaciones posteriores.
En este contexto, artistas como Azuquita ayudaron a ampliar las fronteras de lo que podía ser la Ruta, demostrando que la innovación también cabía dentro de un movimiento ya de por sí experimental.
Un adiós con sabor a nostalgia
El fallecimiento de Azuquita a los 47 años deja un vacío en la música valenciana y en la historia reciente de la cultura popular española. Sus discos, sus versiones rumberas de clásicos de la Ruta del Bacalao y su papel en Los Rumba Kings forman parte de un legado que seguirá vivo en la memoria de sus seguidores.
En un momento en que se recupera la memoria de la Ruta y se organizan homenajes a aquel movimiento, la figura de Azuquita resurge como la de un artista que se atrevió a mezclar mundos y consiguió crear algo nuevo. Su Rumbakalao siempre será recordado como un sonido propio de los 90, un símbolo de una época irrepetible.
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