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’22 de junio … y entonces sucedió que …’, por José Luis Fortea

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……………….a las tres horas y quince minutos de la madrugada del domingo día 22 de junio de 1941, en pleno desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, Hitler daba inicio a la denominada “Operación Barbarroja”, nombre en clave puesto en honor del otrora emperador alemán en 1155 Federico I de Hohenstaufen, llamado así por el peculiar color de su barba, en virtud de la que Alemania, en una acción repentina e inesperada, invadía la Unión Soviética, quebrantando de esta manera el pacto de no agresión que dos años antes habían firmado ambos países.

Efectivamente, a nueve días de comenzar las hostilidades de esta Segunda Guerra Mundial, el 23 de agosto de 1939, el mundo entero conocía la noticia, de un más que sorprendente “pacto de no agresión” entre la Alemania Nazi de Hitler y la Unión Soviética comunista de Stalin, a través de la firma en la ciudad de Moscú, entre sus respectivos ministros de asuntos exteriores, Joachim von Ribbentrop y Viacheslav Mólotov, de un acuerdo, mediante el cual, ambos países se comprometían a establecer las bases de unas relaciones basadas en el respeto mutuo, mediante el firme compromiso de una política de no agresión en el futuro y de la búsqueda de soluciones a los posibles conflictos surgidos de manera pacífica y amistosa.

El aludido tratado, conocido también como “Pacto Ribbentrop- Mólotov”, contenía además una cláusula adicional, confidencial, y secreta, no revelado por aquellos días al público, en el que ambas naciones establecían las delimitaciones territoriales del reparto de la Europa del este, así como de Polonia, un país que sería atacado por la aviación alemana nueve días más tarde, el día 1 de septiembre de 1939, dándose de esta forma inicio a la Segunda Guerra Mundial, que finalizaría oficialmente el 8 de mayo de 1945.

Si bien es cierto que el día anterior al inicio de esta invasión, el sábado día 21 de junio, el general soviético Maksim Purkayev, jefe del estado mayor del distrito militar especial de Kiev, recibía la llamada de la guardia de los puestos fronterizos del ejército rojo, advirtiéndole de la presencia de un hombre de unos treinta años de edad, de nacionalidad alemana, que se declaraba desertor de su ejército y que se identificaba como sargento mayor Alfred Liskow previniéndoles a estos de las maniobras de movilización de más de cuatro millones de soldados de la Wehrmacht con la intención de proceder, al mismo día siguiente, con un ataque y la consiguiente incursión en su país.

Posteriormente se sabría que efectivamente Liskow, de treinta y un años, pertenecía al 222 regimiento de infantería, de la 75ª división, se encontraba estacionada al norte de la ciudad de Sokal al norte de Lemberg, de la actual Ucrania, el cual, al enterarse de los planes de la invasión de la Unión Soviética, decidió desertar, nadando a través del río Bug de noche, cuando fue interceptado por los guardias fronterizos soviéticos. Arrestado, ingresó en un campo de prisioneros ruso y nunca volvió a tenerse noticias de él, siendo probablemente ejecutado el mismo año siguiente.

Purkayev, telefoneó al mariscal Gueorgui Zhúkov para poner en su conocimiento este asunto, quien a su vez hizo lo propio con el máximo mandatario soviético, Iósif Stalin, que lejos de darle credibilidad a aquel sujeto, vio intereses creados de alguien cuya intención era más la de desestabilizar y crear un conflicto armado contra un país con quien tenía firmado un acuerdo de no agresión y a quien abastecía de diversos materiales.

Pero se equivocó, puesto que la noche de aquel sábado, madrugada ya del mismo domingo 22 de junio, de hace hoy setenta y seis años, a las tres y cuarto de la madrugada sin previa declaración de guerra, un grupo de zapadores alemanes hacía su primera incursión en suelo soviético, a quienes les siguen ciento cincuenta y tres divisiones enteras de los ejércitos alemanes.

Esta sería la tercera ocasión en la que un país pretendía invadir aquellos territorios, tras un primer intento fallido por parte del rey Carlos XII de Suecia a finales de 1708, una segunda tentativa (igualmente malograda) el 23 de junio de 1813, por las tropas de Napoleón Bonaparte y esta, de Adolf Hitler, cuya fecha en un principio estaba señalada para el pasado 15 de mayo pero que tuvo que ser retrasada por las continuas lluvias sobre la zona que dificultaron en demasía los desplazamientos de un contingente de semejante envergadura, así como el envió de una sección de su ejército en ayuda de la Italia de Mussolini, país aliado.

Un mes después aproximadamente, las bajas del ejército soviético ascendían al millón de muertos, mientras que por parte de la Wehrmacht eran únicamente de cien mil soldados. El avance parecía imparable. Se transmite incluso por el alto mando alemán la inminente victoria. Pero las lluvias incesantes en aquellas zonas durante el otoño trajeron consigo los temidos barrizales, que hicieron mucho más que difícil el mantenerse simplemente en pie. Donde en sus comienzos se podía llegar a avanzar hasta casi treinta kilómetros diarios, en aquellas circunstancias, apenas se podían realizar unos escasos ocho kilómetros.

El 5 de diciembre, los soviéticos habían perdido ya cerca de tres millones de hombres, frente al millón de los alemanes, pero aquellos no se rindieron y esperaron la llegada del invierno, “el general invierno” que vino en su ayuda cuando más lo necesitaban.

Encontrándose a unos escasos veinticinco kilómetros de Moscú, las temperaturas comenzaron a bajar, en aquel duro invierno hasta los cincuenta grados bajo cero, complicando las maniobras de un ejército preparado para ganar en acciones bélicas rápidas, las llamadas guerras relámpago, pero no para soportar con aquellas vestimentas semejantes condiciones adversas.

El resto es otra historia……………….

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Carlos Mazón: Un líder comprometido en la batalla contra el cáncer

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Carlos Mazón comprometido batalla cáncer
El president de la Generalitat, Carlos Mazón, en una imagen de archivo. EFE/Miguel Ángel Polo

S.R.A

En un momento en el que el cáncer sigue siendo una de las principales causas de mortalidad en el mundo, resulta vital que los líderes políticos prioricen la lucha contra esta enfermedad. En la Comunitat Valenciana, el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, ha demostrado un compromiso ejemplar al situar la lucha contra el cáncer en el centro de su agenda. Este enfoque no solo responde a una necesidad urgente, sino que también refleja la sensibilidad de un político que comprende la importancia de poner la salud y el bienestar de los ciudadanos en primera línea de objetivos.

El cáncer, un enemigo de todos

¿Quién no ha sufrido la pérdida de un ser querido debido al cáncer? Esta enfermedad, que parece expandirse a más velocidad cada día, no discrimina entre edades ni condiciones. Las estadísticas son devastadoras: en España, el cáncer es la segunda causa de muerte, con miles de nuevos diagnósticos cada año. En este contexto, es más urgente que nunca que los gestores de la calidad de vida de las personas adopten medidas para combatir esta crisis de salud pública.

Durante el primer Debate de Política General de su legislatura, celebrado en Les Corts, Carlos Mazón dejó claro que no pretende quedarse de brazos cruzados ante esta amenaza. Entre las múltiples iniciativas anunciadas, una de las más destacadas es la creación de una nueva planta especializada en protonterapia en el Hospital Universitario La Fe de Valencia, una infraestructura crucial en la lucha contra el cáncer.

Inversión en infraestructuras y tecnología de vanguardia

La nueva planta de La Fe, que supone una inversión de 50 millones de euros, no solo moderniza el sistema de radioterapia con la incorporación de la protonterapia—una técnica que reduce la irradiación del tejido sano circundante y mejora la precisión del tratamiento—, sino que también marca un hito en la historia sanitaria de la Comunitat Valenciana. Este tipo de tratamiento es especialmente eficaz en tumores cerebrales, de cabeza, cuello y médula espinal, y es especialmente relevante para pacientes pediátricos, cuyas necesidades requieren un enfoque aún más cuidadoso.

El presidente Mazón, en colaboración con la Fundación Amancio Ortega, ha logrado que este proyecto avance tras tres años de parálisis, colocando a la Comunitat Valenciana a la vanguardia de la lucha contra el cáncer en España. Con una superficie de 5.491 metros cuadrados, esta infraestructura atenderá no solo a los valencianos, sino también a pacientes de comunidades limítrofes, mejorando la calidad de vida de miles de personas.

Innovación tecnológica al servicio de la salud

El compromiso de Mazón no se detiene en la construcción de infraestructuras. Uno de los puntos más innovadores de su plan es la incorporación de inteligencia artificial (IA) en el diagnóstico y tratamiento del cáncer. Mazón ha avanzado la aplicación de IA para la lectura de mamografías en hospitales como La Fe, el Clínico de Valencia y el General de Castellón. Esta tecnología también se aplicará al tratamiento del cáncer de próstata, marcando un salto cualitativo en la atención médica oncológica.

La integración de la inteligencia artificial en el diagnóstico permitirá una detección precoz, algo que puede salvar innumerables vidas. La IA no solo mejora la precisión del diagnóstico, sino que también alivia la carga sobre los profesionales de la salud, acelerando los procesos y proporcionando un tratamiento más eficiente para los pacientes.

Priorizar la salud pública

En un contexto político donde a menudo las prioridades parecen centrarse en lo urgente y no en lo importante, es un alivio ver a un líder como Carlos Mazón priorizar la sanidad pública y, específicamente, la lucha contra el cáncer. La salud de una sociedad es su pilar fundamental, y al reforzar el sistema sanitario valenciano, Mazón está garantizando que las generaciones futuras puedan enfrentarse con mejores herramientas a esta enfermedad devastadora.

El cáncer es una enfermedad que ha tocado la vida de casi todos, y la lucha contra él requiere un esfuerzo conjunto de todos los sectores de la sociedad. Al posicionar este tema como uno de los ejes de su mandato, Mazón no solo responde a una necesidad urgente, sino que también envía un mensaje claro: la prevención, el diagnóstico precoz y el acceso a tratamientos de vanguardia son derechos esenciales que todos los valencianos merecen.

El camino hacia una mejor sanidad

La apuesta firme por mejorar las condiciones laborales de los profesionales sanitarios, reducir las listas de espera y construir nuevas infraestructuras son muestras del compromiso del gobierno del cambio liderado por Mazón. No se trata solo de una declaración de intenciones, sino de acciones concretas que buscan mejorar la vida de miles de pacientes que enfrentan la dura batalla contra el cáncer.

A medida que la Comunitat Valenciana avanza en la implantación de estas políticas, es esperanzador ver cómo se coloca la salud pública en el lugar que merece. La batalla contra el cáncer es larga, pero con personas comprometidos como Carlos Mazón, el futuro se vislumbra más prometedor para quienes hoy luchan y para aquellos que podrán prevenirlo mañana.

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