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Salud y Bienestar

6 tips para mejorar tu fertilidad

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En el marco de la Semana de la Fertilidad, te facilitamos estos consejos para poder mejorar tu fertilidad y lograr un embarazo sano, tanto si estás buscando gestación a través de la reproducción asistida, como si lo intentas de forma natural.

A lo largo de los años de investigación en Reproducción Humana, se ha demostrado que hay factores que influyen de forma negativa en la fertilidad de hombres y mujeres.

“Dos de ellos fácilmente identificables son la obesidad y el tabaquismo, que condicionan las posibilidades de conseguir una gestación. A ellos se suma el consumo de alcohol, un atenuante que reduce la fertilidad de forma considerable. El consejo fundamental sería el de llevar un estilo de vida saludable, manteniendo un equilibrio entre la dieta y el ejercicio físico que nos permita mejorar nuestra fertilidad y, por ende, lograr un embarazo”, explica la doctora Anabel Salazar, directora de IVI Málaga.

Tips para mejorar tu fertilidad:

ALIMENTACIÓN

Lo primero a eliminar es el consumo de tabaco y alcohol, ya que está probado que dañan la fertilidad de hombres y mujeres. Además, evitar los alimentos procesados y tratar de ingerir solo alimentos naturales es clave para lograr una dieta saludable que nos mantenga sanos y activos a nosotros y a nuestros hijos. Esta ha de ser variada, rica en todo tipo de alimentos, incluyendo las semillas, granos, legumbres, proteínas animales y/o vegetales, y en definitiva productos sin refinar, ricos en fibra y, por supuesto, en vitaminas y minerales tales como: Ácido fólico (ayuda a prevenir defectos y malformaciones en el feto), DHA -Ácido docosahexaenoico- (esencial para la salud de nuestro cerebro, ojos y neuronas, así como vigorizar el esperma del hombre y fomentar el equilibrio hormonal en las mujeres), Vitaminas B, C, D y E (para el control hormonal, protección del esperma, desarrollo óseo del feto, entre otras), Selenio y Calcio.

PESO IDEAL

Gracias a una alimentación variada, rica en productos naturales, lograremos no solo una alimentación sana, sino que evitaremos el exceso de peso corporal, un gran enemigo para la fertilidad. Cuando se recurre a un tratamiento de reproducción asistida, esto se convierte en un gran obstáculo, ya que provoca, en la mujer, una menor respuesta ovárica a los fármacos empleados en la inducción a la ovulación, lo cual disminuye las probabilidades de embarazo.

Además, también es la principal causa de riesgos obstétricos, tanto para la madre como para el bebé. Es sabido que aumenta las tasas de aborto y duplica el riesgo de morbilidad fetal.

“Tampoco se trata de estar muy delgada, ya que la extrema delgadez puede llevar incluso a problemas de ovulación, sino encontrarse en una situación de normopeso”, aclara la Dra. Salazar.

MEDITACIÓN

La relajación física o el mindfulness están totalmente indicados a la hora de prepararte para ser madre. Si bien el ritmo de vida actual es un caldo de cultivo para el estrés y la ansiedad, este tipo de prácticas de relajación ayudan a mitigar estos trastornos psicológicos que se producen en la vida cotidiana y que también es frecuente que aparezcan ante la incertidumbre de cuál será el desenlace en un proceso de reproducción asistida.

APOYO PSICOLÓGICO

Porque el proceso hasta convertirse en madre no es un camino fácil, desde IVI se ofrece apoyo emocional desde la primera cita para aprender a afrontar esta nueva situación con las mejores herramientas.

“Disponemos de Unidades de Psicología en todas nuestras clínicas, donde ayudamos a las mujeres y parejas a resolver sus principales inquietudes y afrontar su proceso con la mayor tranquilidad, con el único objetivo de aliviar sus preocupaciones y que se centren en lo realmente importante”, añade la Dra. Salazar.

EJERCICIO FÍSICO

Nuestro cuerpo, y más si va a albergar una vida en su interior, debe estar lo mejor preparado posible para recibir al embrión. El ejercicio físico en sí no mejora la fertilidad, pero sí produce beneficios a nivel cardiovascular, metabólico, endocrino y neurológico. También ayuda a reducir el estrés y mejorar el sueño de las personas que lo practican de forma frecuente. Esto nos lleva a tener un cuerpo sano que por tanto dispondrá de un sistema reproductor sano.

«No obstante, es importante encontrar un equilibrio y un balance, pues todo en exceso es perjudicial. Cuando ponemos nuestro organismo sobre un esfuerzo intensivo, que requiere un mayor gasto energético, se produce una alteración a nivel del hipotálamo, que puede llegar a eliminar el proceso de la ovulación, lo cual se traduce en amenorrea, por ejemplo”, apunta.

HIGIENE DEL SUEÑO

Por último, y muy importante, es mantener un ciclo de sueño saludable. Es algo tan importante como la nutrición. Para ello, como ya sabemos, debemos dormir un mínimo de 8 horas diarias. Esto debe organizarse de forma responsable siguiendo unas rutinas en las que nos levantemos y acostemos más o menos a la misma hora todos los días.

“Dormir en plena oscuridad también ayuda al organismo a descansar adecuadamente, ya que esto mejorará la producción de melatonina en nuestro cuerpo. No son solo las horas que durmamos, sino la calidad de nuestro sueño. Además, la melatonina desempeña un papel importante en el desarrollo de los folículos ováricos”, concluye la Dra. Salazar.

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Salud y Bienestar

Si tienes estos síntomas, podrías sufrir diabetes

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síntomas diabetes

El 14 de noviembre se celebra el Día Mundial de la diabetes. Una enfermedad que sólo en España afecta a más de 5,3 millones de personas, según datos de la Federación de Diabéticos Españoles.

La diabetes es una enfermedad crónica provocada cuando el organismo no es capaz de regular la cantidad de azúcar en sangre, provocando una falta parcial o total del efecto de una hormona llamada insulina y que se caracteriza por un aumento de la glucosa (azúcar) en sangre.

Hay dos tipos de diabetes:

La tipo 1, cuyo origen está en los genes y factores ambientales, como los virus, que pueden desencadenar la enfermedad. Y está la más común: la tipo 2. Viene motivada por un estilo de vida poco saludable, ya que el sobrepeso y el sedentarismo aumentan el riesgo. El exceso de peso y la grasa abdominal se relacionan con la resistencia a la insulina.

Mientras que los síntomas de la diabetes tipo 1 se diagnostican de inicio, los del tipo 2 avanzan más despacio, llegando a manifestarse a edades más adultas, e incluso puede que el paciente desconozca que sufra esta enfermedad, dado que son tan habituales que pueden dar lugar a confusión.

Síntomas de la diabetes:

-Aumento de la sed y de las ganas de orinar
-Aumento del apetito
-Fatiga
-Visión borrosa
-Entumecimiento u hormigueo en las manos o los pies
-Úlceras que no cicatrizan
-Pérdida de peso sin razón aparente

Esta enfermedad también puede aparecer durante el embarazo. Es lo que se conoce como ‘diabetes gestacional’ y viene marcada por cambios hormonales, factores genéticos y factores del estilo de vida.

La Fundación para la Diabetes da algunas pautas para reducir el riesgo de diabetes tipo 2:

-Mantener el peso normal o perder más de un 5% si existe sobrepeso
-Adherirse a la dieta mediterránea
-Realizar un consumo de grasa inferior al 30% de las calorías diarias. De ese porcentaje, menos de un 10% debe provenir de la grasa animal (saturada)
-Incluir más de 15 gramos de fibra natural por cada mil calorías ingeridas al día
-Practicar actividad física regular durante más de 30 minutos al día, al menos 5 días a la semana
-Dejar el tabaco y limitar el consumo de alcohol

Los médicos de la dirección general de Salud de DKV, alertan sobre la importancia de que las personas que padecen diabetes realicen controles periódicos del nivel de azúcar y lleven un exhaustivo control de los alimentos que ingieren.

Enfermedades futuras

La diabetes, a largo plazo, puede presentar las siguientes complicaciones: retinopatía (una enfermedad de la retina que puede ocasionar ceguera); neuropatía diabética, que puede provocar alteraciones en la sensibilidad, dolores, úlceras e infecciones en los pies; nefropatía diabética (lesión renal por la diabetes), que puede degenerar en insuficiencia renal; y arterioesclerosis, particularmente en fumadores y en las personas que tienen una presión sanguínea alta.

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