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Valencia

El Ayuntamiento de València realizará una auditoria de todo el sector público de la ciudad 

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Cambios sentido tráfico Plaza del Ayuntamiento

El Ayuntamiento de València ha anunciado que llevará a cabo una auditoría integral para evaluar la regulación, eficacia y eficiencia del sector público en la ciudad. Esta medida forma parte de un esfuerzo para optimizar la administración pública local, enfocándose en la corrección de ineficiencias y el refuerzo del control sobre las entidades municipales.

Nueva Dirección del Sector Público

La Dirección del Sector Público, recientemente creada, será la encargada de llevar adelante esta auditoría. Su principal objetivo será mejorar el control y la organización de las entidades públicas, así como racionalizar las existentes. La Dirección ya ha comenzado su trabajo con medidas como la supresión de la Fundación de la Policía Local y la integración de la Mostra en el Palau de la Música.

Alcance de la auditoría

El análisis abarcará una amplia gama de organismos públicos, tanto los más alejados del derecho público, como es el caso de Las Naves, así como organismos con participación municipal, como el Consorcio Valencia 2007, que se encuentra en proceso de liquidación. Además, también se auditarán otras entidades públicas empresariales, como el Palacio de Congresos.

Reestructuración para mejorar la atención a los barrios y pedanías

La alcaldesa de València ha llevado a cabo una reestructuración de la organización municipal con el fin de mejorar la atención a los barrios y pedanías de la ciudad. Esta reorganización implica la creación de dos nuevas concejalías que se centrarán en la Participación y Acción Vecinal y en las Pedanías, para asegurar un mejor servicio y una mayor proximidad a los ciudadanos.

Cambios en la estructura municipal

La nueva estructura del área de la Alcaldía incluye varios cambios importantes, como la reestructuración de la Oficina Municipal de Atención a la Discapacidad, que ahora estará bajo la dependencia de la Dirección General de Personas con Discapacidad, con el objetivo de evitar duplicidades y mejorar la gestión de los servicios para este colectivo.

Además, la Coordinación de Estrategia, Estudios y Proyectos pasa a denominarse Coordinación General de la Alcaldía, de la cual dependerán diferentes direcciones generales, incluyendo la Dirección General de Proyectos, la Dirección General de Análisis Social y Planificación y la Dirección General de Relaciones Institucionales. También se incluye la Coordinación Técnica de Políticas Públicas, que abarcará varias áreas, como la Dirección General del Sector Público, la Dirección General de Capitalidad Verde Europea y la Dirección General de Personas con Discapacidad.

Distribución de concejalías

La distribución de responsabilidades entre las concejalías quedará de la siguiente manera:

  • María José Ferrer San Segundo estará al frente de las delegaciones de Hacienda y Presupuestos, Transparencia, Información y Defensa de la Ciudadanía y Pedanías.
  • Julia Climent se encargará de las delegaciones de Patrimonio, Control Administrativo, Recursos Humanos, Servicios Centrales Técnicos, Contratación y Participación y Acción Vecinal.

Esta reestructuración busca optimizar el funcionamiento del Ayuntamiento y mejorar la calidad de los servicios prestados a los ciudadanos.

 

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Valencia

El duelo de un pueblo no se gobierna con mentiras: es hora de que Carlos Mazón dimita

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El duelo de un pueblo no se gobierna con mentiras: es hora de que Carlos Mazón dimita
El president de la Generalitat, Carlos Mazón. EFE/ Biel Alino/Archivo

La catástrofe desencadenada por la DANA del 29 de octubre de 2024 en la Comunitat Valenciana, que dejó un lacerante saldo de más de 229 víctimas, no puede quedar impune. Más allá del dolor humano y de la reconstrucción material, está la responsabilidad política. Y en ese terreno, Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, acumula mentiras, contradicciones y el profundo desgarro de quienes lo perdieron todo. Por dignidad, por ética y por justicia, Mazón debe dimitir.

Una gestión inexcusable

Cuando la alerta roja estaba activada, Mazón estaba ausente del lugar que le correspondía. Según los informes oficiales, llegó al comité de crisis (CECOPI) a las 20:28 horas, cuando ya se había emitido la alerta a la población minutos antes. No fue un “error de agenda”, sino un fallo estructural que costó vidas.

Mientras Valencia vivía una riada devastadora, el presidente se encontraba en una comida privada en lugar de supervisar la emergencia. Su entorno lo justificó como una reunión de trabajo, pero el contexto lo desmiente: fue ausencia, negligencia y falta de liderazgo.

La falta de movilización de efectivos tampoco puede justificarse. Los informes cruzados detectan irregularidades en el número de bomberos y medios activados. Cuando una emergencia reclama transparencia, los datos confusos o manipulados son una afrenta.

Mentiras, contradicciones y silencio

Mazón ha intentado derivar responsabilidades hacia la Agencia Estatal de Meteorología o la Confederación Hidrográfica del Júcar, en lugar de asumir el liderazgo que su cargo exige. Cuando el caos se instala, quien gobierna debe estar al frente, no buscando culpables.

Peor aún, ha ofrecido versiones cambiantes sobre su paradero, sus llamadas y las decisiones adoptadas aquel día. La investigación judicial avanza con pruebas que desmontan la versión oficial. Cuando un líder debe explicar dónde estaba durante una tragedia, el problema ya no es circunstancial: es estructural.

Las víctimas, traicionadas

No basta con lamentar lo sucedido cuando la dignidad exige acción. Las asociaciones de víctimas han expresado su malestar y exigido respeto ante la falta de explicaciones claras. “Estar con las víctimas también implica asumir responsabilidades”, repiten familiares que aún esperan una disculpa sincera.

No es solo la ausencia inicial. Es el desfile de versiones, el silencio, la falta de empatía y la reconstrucción lenta. Mientras las familias siguen llorando, el presidente intenta sostener su imagen pública como si nada hubiera ocurrido.

La única salida digna: la dimisión

Integridad política. Quien incumple los principios básicos de responsabilidad pierde la legitimidad para seguir al frente.

Justicia para las víctimas. Pedir perdón no basta cuando no se explica con claridad, cuando no se asumen errores ni se ofrecen soluciones. Las víctimas merecen que se depuren responsabilidades reales.

Confianza institucional. La credibilidad de la Generalitat se resquebraja cuando su presidente ofrece explicaciones tardías, contradictorias y evasivas. Eso no solo afecta a Mazón, afecta a toda la Comunitat Valenciana.

Renovación del liderazgo. El desastre del 29-O no puede cerrarse con un “sigo al mando”. Hace falta un relevo que reconstruya no solo los territorios inundados, sino también la confianza de los ciudadanos.

La responsabilidad compartida

Los silencios cómplices también pesan. Los partidos que sostienen a Mazón deben preguntarse si su apoyo es ético o meramente político. Cada día que pasa sin rendir cuentas es una herida más para las víctimas y una mancha más para las instituciones.

La dimisión no sería una derrota política, sino un acto de respeto hacia los que sufrieron, hacia los que murieron y hacia toda una sociedad que exige transparencia y verdad.

La tragedia del 29 de octubre no son solo cifras. Son vidas, familias, municipios arrasados y una sociedad herida. Carlos Mazón mantuvo su comida en El Ventorro cuando la provincia se inundaba, cambió versiones cuando se investigaba y continúa en el cargo pese al clamor ciudadano.

Por integridad, por dignidad, por justicia: Carlos Mazón debe dimitir.
Y quienes lo sostienen, deberían preguntarse si su silencio también los convierte en responsables.

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