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Valencia

Bonig pide a Puig que traslade el hospital de campaña a Feria Valencia

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Isabel Bonig EFE/Manuel Bruque

València, 13 ene (EFE).- La presidenta del PPCV, Isabel Bonig, ha advertido este miércoles al president de la Generalitat, Ximo Puig, de que los hospitales de campaña “no reúnen las condiciones necesarias» y le ha reclamado que «pida ayuda al Ejército» para trasladar el que está ubicado junto a La Fe a Feria Valencia.

Bonig ha hecho estas declaraciones en el Palau de la Generalitat, tras mantener una entrevista con Puig, quien posteriormente ha recibido al líder de Ciudadanos en la Comunitat Valenciana, Toni Cantó.

La líder del PPCV ha hecho públicos dos informes de Prevención de Riesgos Laborales del Hospital la Fe, del mes de noviembre, y un informe del lunes en los que, según ha asegurado, se ponen de manifiesto las deficiencias del hospital de campaña.

Bonig ha pedido al president “que diga la verdad y coordine la información” con los ayuntamientos y los sectores afectados.

“Un gobernante tiene que decir la verdad, sin causar alarma, pero sin falsear los datos, y le he pedido que esa información sea bidireccional con los alcaldes, porque ya saben que hay una honda preocupación entre los alcaldes que no reciben información de la Generalitat y no es el momento de hacer política, sino de gestionar”, ha señalado.

“Le hemos transmitido al president nuestro honda preocupación ante la falta de información. Nuestros alcaldes, que están en la primera línea, son aliados del señor Puig, para resolver los problemas y salvar vidas y nos ha trasladado que va a mejorar esa coordinación”, ha agregado.

Así, ha recordado que el PPCV sabe “lo que es tomar medidas duras y sufrir las consecuencias de esas decisiones” pero es necesario que haya una sola voz en el Consell, no tres.

«No puede ser que dé la sensación que hay expertos del PSOE, expertos de Compromís y expertos de Podemos. Lo que tengan que hablar, que lo hagan entre estas paredes pero cuando se salga ahí fuera, solamente les pedimos unidad de criterio porque la situación es muy dura», ha añadido.

Por todo ello, Bonig ha pedido al president “unidad de criterio” porque “lo peor que nos puede pasar en esta crisis sanitaria y económica es que en estos momentos de incertidumbre no haya unidad de criterio”.

Para ello, ha señalado que “es fundamental que el president, además de al grupo de expertos, escuche a profesionales que estén al pie del cañón, que está en los hospitales, en la gestión sanitaria; es fundamental porque, luego, los protocolos hay que aplicarlos a la realidad y quien vive esa realidad son estos profesionales”.

Además, ha añadido, la coordinación para trasladar pacientes a la sanidad privada tiene que estar en manos de un gestor sanitario, un profesional que conozca el sector y que “esté a pie del cañón. No puede ser que los hospitales públicos al final acaban teniendo hospitales privados de referencia por esta falta de coordinación que estamos viendo”.

En materia económica, ha añadido, “hay que tomar medidas urgentes porque solo se han tomado medidas restrictivas. El Gobierno de España debería estar coordinando un plan con las comunidades autónomas, diputaciones y ayuntamientos para dar ayudas en vena a las empresas de los sectores que más están sufriendo los efectos de la pandemia y que tienen que ser compensados por todas las administraciones”.

La presidenta del PPCV ha pedido liquidez para las empresas y ha solicitado que, a nivel estatal, autonómico y local, se modifique la legislación para que si hay restricciones y limitaciones en los aforos y en los horarios también los impuestos sean reducidos en la misma proporción.

Por último, Bonig ha hecho un llamamiento a la prudencia y a la responsabilidad, y ha vuelto a trasladar el apoyo del PPCV a todos los profesionales sanitarios de todos los sectores implicados en esta pandemia, porque la situación que se está viviendo es “muy complicada y gracias a la inmensa profesionalidad de todos estos profesionales conseguiremos superarla”.

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Cultura

Muere a los 47 años el valenciano Azuquita, creador del Rumbakalao e icono de la Ruta del Bacalao

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Azuquita
Azuquita-INSTAGRAM

El mundo de la música en España llora la pérdida de Pedro Bermúdez, conocido artísticamente como Azuquita, fallecido a los 47 años en Palma de Mallorca, ciudad en la que residía en los últimos años. La noticia fue confirmada por la prensa balear en la mañana del sábado 6 de septiembre de 2025 y rápidamente se difundió entre seguidores y compañeros de profesión.

Azuquita deja tras de sí un legado musical muy singular, marcado por la creación del Rumbakalao, un estilo híbrido que en los años 90 unió la rumba con los sonidos electrónicos de la mítica Ruta del Bacalao. Con esta fusión, el artista valenciano alcanzó una gran popularidad y se convirtió en uno de los nombres propios de aquella época.

El origen del Rumbakalao: la rumba se cruza con la Ruta del Bacalao

En plena efervescencia de la Ruta del Bacalao, un movimiento musical y cultural que marcó la Comunitat Valenciana y se extendió por toda España en los 80 y 90, surgió la figura de Azuquita. Mientras los clubes de Valencia y alrededores vibraban con el techno, el dance y el house, él apostó por un camino alternativo: versionar los grandes éxitos de la música de discoteca desde un prisma rumbero.

Ese experimento dio lugar al Rumbakalao, un género propio que unía el ritmo festivo y cercano de la rumba con la energía electrónica que dominaba las pistas de baile. Fue en 1993, con apenas 17 años, cuando Azuquita saltó a la fama al versionar “Así me gusta a mí” de Chimo Bayo, uno de los himnos indiscutibles de la Ruta. Su propuesta sorprendió y conectó con un público que buscaba nuevas formas de vivir la música.

Azuquita, un artista que rompió moldes en los 90

Con su estilo desenfadado, su humor característico y una personalidad cercana, Azuquita logró hacerse un hueco en la escena musical de los 90. Sus versiones convertían los éxitos electrónicos en temas que podían sonar tanto en una discoteca como en una verbena popular, lo que ampliaba enormemente su público.

Durante esa década lanzó tres discos:

  • Rumbakalao (1994)

  • Escucha que te digo (1995)

  • Sinelo Kalo (1997)

Cada uno de estos álbumes reforzaba su propuesta musical y consolidaba su imagen de artista rompedor. Su voz y su particular manera de interpretar canciones lo convirtieron en un referente de un estilo único que, aunque surgido en un contexto muy concreto, sigue siendo recordado por quienes vivieron aquella época.

La Ruta del Bacalao: un fenómeno cultural más allá de la música

Para entender la relevancia de Azuquita, es necesario recordar lo que supuso la Ruta del Bacalao. Más que un movimiento musical, fue una auténtica revolución cultural en la Comunitat Valenciana que tuvo su epicentro en discotecas míticas como Barraca, Spook, Puzzle o ACTV. Allí sonaban sesiones maratonianas de música electrónica que marcaron a toda una generación.

En ese ambiente dominado por el techno y el dance, irrumpió Azuquita con un toque inesperado: fusionar ese sonido de club con la rumba valenciana. Su propuesta, lejos de pasar desapercibida, ofreció un soplo de aire fresco y demostró que la Ruta también podía reinterpretarse desde otros estilos.

El Rumbakalao se convirtió así en un símbolo paralelo al fenómeno de la Ruta, con un aire más desenfadado y popular, que lo acercaba tanto a la cultura de la calle como a la de las discotecas.

Colaboraciones y proyección internacional

Aunque su época dorada estuvo en los 90, Azuquita no se quedó anclado en el pasado. Ya en los 2000, participó en proyectos que le llevaron más allá de España. Una de las colaboraciones más destacadas fue con el alemán Matthias Reim, lo que le permitió acercarse al público centroeuropeo.

Su versatilidad musical y su capacidad para adaptarse a diferentes estilos lo convirtieron en un artista querido dentro y fuera de la Comunitat Valenciana.

Azuquita y Los Rumba Kings: su etapa más reciente

En los últimos años, Azuquita formaba parte de Los Rumba Kings, un grupo que mantenía vivo el espíritu de la rumba española y con el que continuaba actuando en fiestas, conciertos y festivales. Desde Mallorca, su lugar de residencia, seguía compartiendo música y demostrando que su pasión por el escenario permanecía intacta.

Para sus seguidores, cada actuación era un viaje en el tiempo que recordaba la frescura de los años 90 y la época dorada del Rumbakalao.

El legado de Azuquita en la memoria musical valenciana

La muerte de Azuquita supone un golpe para quienes vivieron la Ruta del Bacalao y para los amantes de la música fusión en España. Su aportación fue única: logró unir dos mundos aparentemente opuestos, la rumba y la música electrónica, en un género propio que hoy sigue siendo recordado como una seña de identidad de los 90.

Además de su música, queda en el recuerdo su carácter alegre y su humor, que transmitía tanto en entrevistas como sobre el escenario. Su figura forma parte de la memoria colectiva de una generación que bailó sus versiones en discotecas, verbenas y fiestas populares.

La Ruta del Bacalao como patrimonio cultural

Hoy, con el paso del tiempo, la Ruta del Bacalao se reivindica como un fenómeno cultural que fue mucho más que ocio nocturno. Supuso un laboratorio musical, artístico y social que influyó en la música electrónica en España y dejó huella en generaciones posteriores.

En este contexto, artistas como Azuquita ayudaron a ampliar las fronteras de lo que podía ser la Ruta, demostrando que la innovación también cabía dentro de un movimiento ya de por sí experimental.

Un adiós con sabor a nostalgia

El fallecimiento de Azuquita a los 47 años deja un vacío en la música valenciana y en la historia reciente de la cultura popular española. Sus discos, sus versiones rumberas de clásicos de la Ruta del Bacalao y su papel en Los Rumba Kings forman parte de un legado que seguirá vivo en la memoria de sus seguidores.

En un momento en que se recupera la memoria de la Ruta y se organizan homenajes a aquel movimiento, la figura de Azuquita resurge como la de un artista que se atrevió a mezclar mundos y consiguió crear algo nuevo. Su Rumbakalao siempre será recordado como un sonido propio de los 90, un símbolo de una época irrepetible.

 

 

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