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Centenario Mestalla: Las cinco grandes reformas y un cambio de estadio que no llega

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Centenario Mestalla
Una excavadora trabaja en unas obras en el estadio Mestalla, en una imagen de 1978. EFE/jgb
Carlos Rosique

València, 15 may (OFFICIAL PRESS- EFE).- Mestalla, que el 20 de mayo será ya centenario, ha vivido cinco grandes reformas que le han convertido, tras un siglo de historia, en uno de los símbolos de la ciudad, aunque a veces, como en 1982 o 1998, esas remodelaciones del estadio han desencadenado en problemas económicos y sociales para la entidad che.

Centenario de Mestalla

Llegado a su centenario, este campo que forma parte de la silueta y de la estructura urbana de València espera ya no un nuevo cambio de imagen, sino ser sustituido por un nuevo estadio, el Nuevo Mestalla, que no llega y que iba a estar listo en 2009, pero cuya construcción lleva más de una década parada y ha dejado una deuda sideral al club.

Sin embargo, la realidad hace un siglo era muy distinta. El estadio de la avenida de Suecia, que en 1923 no tenía más que campos de cultivos a su alrededor y estaba totalmente aislado de una ciudad que no se había expandido hacia el norte, se inauguró como un campo de tierra para unos 17.000 aficionados.

No obstante, los prematuros éxitos del Valencia, que ya le habían obligado a trasladarse de Algirós -su primera casa- a Mestalla tras apenas cuatro años de historia, propiciaron una primera reforma en 1927, apenas cincuenta meses después de su inauguración.

De su reforma se ocupó el socio y arquitecto Francisco Almenar, encargado también de su construcción en 1923 y que en la década de los treinta se convertiría en presidente.

Almenar incluyó césped en el terreno de juego y una fachada exterior de ladrillo caravista rematada con los escudos de la Federación Valenciana de Fútbol y la Real Federación Española, además de crear una tribuna cubierta con la que la capacidad del estadio pasó a ser de unos 25.000 espectadores.

La reconstrucción de Mestalla tras la Guerra Civil

Durante la Guerra Civil, Mestalla se convirtió en garaje de todo tipo de vehículos, su césped se convirtió en huerto en el que se plantaron patatas y otros tipos de hortalizas e incluso fue depósito de chatarra.

Así, antes de terminar la contienda y bajo la dirección del comandante Giménez Buesa, a la postre presidente del club, se inició en abril de 1939 una primera reparación de urgencia muy básica con la que se pretendía adecentar Mestalla, absolutamente destrozado por la guerra, y que se completó un año después con una segunda remodelación mucho mayor.

La gran ampliación de los 50 y Santiago Bernabéu

Llegada la década de los cincuenta y tras una época dorada del Valencia, que entre 1941 y 1949 consiguió cinco títulos, el presidente del club por aquel entonces, Luis Casanova, se embarcó en una de las mayores reformas del fútbol español.

Casanova pretendía duplicar la capacidad del estadio inspirándose en el nuevo Chamartín y pasando de una capacidad de unas 25.000 personas a 70.000 espectadores.

Pero el alto coste de esta reforma lastró el rendimiento deportivo del Valencia de aquellos tiempos, que tuvo que desviar gran parte de la inversión en plantilla al estadio, lo que rompió con la senda de títulos que había encadenado en los cuarenta y obligó a ir retrasando la reforma y redefinirla: el proyecto completo contemplaba un obelisco y capacidad de hasta 70.000 aficionados, pero acabaron siendo 55.000.

Así, este plan inconcluso por falta de efectivo y en el que el Valencia encontraba cada vez más problemas obligó al club a realizar dos medidas: sacar abonos a 15 años que proporcionaran liquidez al club y pedir dinero prestado a los bancos.

No obstante, esa segunda medida también salió mal, pues los bancos de la época no querían arriesgarse a dejar dinero al club, por lo que fue el presidente del Real Madrid, Santiago Bernabéu, quien medió, llegando incluso a amenazar con sacar las cuentas del Madrid de su propio banco si no se le concedía el crédito al club valencianista.

La reforma del 82 llevó a la ruina al club

Dos décadas más tarde, y con la vista puesta en ser sede del Mundial 82′, Mestalla acometió una serie de cambios que empezaron en 1978 y con los que el club pretendía acoger de la mejor de las maneras los partidos de la selección española en la cita mundialista, pues España jugaría allí la primera fase de la competición.

Además, el presidente del club de aquel entonces, Ramos Costa, había lanzado una ofensiva por tener a los grandes jugadores del fútbol europeo y también sudamericano: el holandés Johnny Rep, el paraguayo ‘Lobo’ Diarte, Rainer Bonhoff o el argentino Mario Alberto Kempes fueron algunas de las grandes figuras que pasaron por un estadio que se estaba acondicionando para el Mundial.

Se instalaron marcadores, se derrumbó la parte inferior del estadio para diferenciar el anillo inferior del superior y se cambiaron las sillas de enea que habían poblado el estadio por asientos de plástico que aún hoy visten Mestalla.

Sin embargo, el alto coste de la reforma y también de los jugadores hicieron que el equipo, que entre 1978 y 1980 había conseguido tres títulos, se cayera económicamente, sobre todo a raíz de una lesión de Kempes después de la cual ya no volvió a ser el mismo, y encadenara una deuda por el importe de la reforma y la depreciación de jugadores, lo que le llevó, incluso, a bajar a Segunda.

La última reforma de Mestalla, judicializada y con sentencia en contra

En 1998, el Valencia empezó con la última reforma de Mestalla, la que construiría un tercer anillo -que conforman las gradas de la Mar, Gol Xicotet y Gol Gran- y que fue denunciada por los vecinos del barrio de Mestalla. De hecho, la sentencia, que aún no se ha ejecutado por el Tribunal Supremo, obliga a la demolición de esas tres gradas.

La sentencia de 2006 deja sin efecto la modificación del plan general del Ayuntamiento de Valencia por la que se aprobaba esa reforma y que aumentaba en casi 15.000 asientos la capacidad del estadio.

Tras ver cinco reformas durante el siglo XX, el estadio sólo ha sufrido un lavado de cara en 2014, en el que se pintaron los asientos de naranja y negro, y la fachada exterior.

Desde que el 25 de febrero de 2009 se pararan las obras del Nuevo Mestalla, el estadio ahora centenario vive en un compás de espera en el que de momento no se ejecuta la sentencia para demoler el tercer anillo y no se vislumbra de manera clara un horizonte positivo a corto plazo para terminar el Nuevo Mestalla.

Mientras, los aficionados disfrutan de la que durante un siglo ha sido su casa, el estadio más antiguo de la Primera División.

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Aficionados regresan “con emoción” al Gran Premio de MotoGP en Cheste tras la DANA: “Va a ser espectacular”

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Gran Premio de MotoGP Valencia
Imagen del Gran Premio de la Comunitat Valenciana, que regresa a Cheste tras la dana: "Lo he visto muy bien y muy recuperado", añade un aficionado - EUROPA PRESS TV

El Gran Premio de la Comunitat Valenciana vuelve este fin de semana al Circuit Ricardo Tormo de Cheste, y lo hace cargado de emoción y simbolismo. Se trata de la primera gran cita del Mundial de MotoGP, Moto2 y Moto3 celebrada tras la trágica DANA del 29 de octubre de 2024, un episodio que marcó profundamente a la provincia de Valencia y que todavía sigue muy presente en la memoria colectiva.

Miles de aficionados, llegados tanto de toda España como del extranjero, han comenzado a llenar los alrededores del circuito para disfrutar de los entrenamientos, rondas clasificatorias y las carreras de la última prueba del campeonato. Muchos de ellos reconocen que han regresado “con emoción” y con ganas de vivir un fin de semana deportivo que se preve “espectacular”.


“El municipio se ha recuperado bastante bien”: los aficionados destacan el esfuerzo tras la DANA

A pie de circuito, numerosos espectadores han subrayado ante Europa Press Televisión que el daño que provocó la riada “impresiona”, aunque destacan que Cheste y sus instalaciones están muy recuperadas.

Un aficionado explicaba que “lo ha visto muy bien y muy recuperado”, mientras que una joven seguidora señalaba que espera un Gran Premio emotivo, donde se recuerde “todo lo que pasó el año pasado”, en referencia a la tragedia que dejó 229 víctimas mortales en la provincia de Valencia.

Otros asistentes recalcan que volver a Cheste es una forma de apoyar a la población afectada:
“Lo hemos visto ya todo bastante bien, pero los vecinos lo han pasado muy mal”, recordaba una aficionada de Elche.


Ambiente festivo y afluencia internacional: “Un pueblo espectacular con mucha fiesta”

El retorno del Gran Premio ha reunido a miles de seguidores en un ambiente cargado de ilusión. Visitantes de distintos puntos del país describen Cheste como un “pueblo espectacular, con mucha fiesta”. “Hemos venido a pasárnoslo bien”, afirmaba una pareja llegada desde Barcelona.

Para otros, esta es su primera experiencia en el Circuit Ricardo Tormo. Un aficionado que nunca antes había acudido al Gran Premio confesaba que el evento “va a ser espectacular” y destacaba que hay “muy buen ambiente”.


Marc Márquez, Pedro Acosta y la rivalidad española: qué esperan los seguidores

En lo estrictamente deportivo, el interés sigue siendo enorme pese a la baja de Marc Márquez, uno de los grandes reclamos.
“Venía a ver a Marc Márquez, pero lo suplimos con su hermano Álex y a tope”, comentaba un fan.

La rivalidad entre Pedro Acosta y Fermín Aldeguer también está generando gran expectación.
“A ver si los españoles finalizan con un buen sabor de boca”, apuntaba otro seguidor.

Aunque la última carrera del Mundial se disputa en todas las categorías, solo Moto2 llega con el título en juego, lo que garantiza emoción tanto en los entrenamientos como en las carreras del domingo.
Los aficionados aseguran que esperan “adelantamientos”, “mucha emoción” y “adrenalina, gas y goma quemada”.


“Si eres fan de verdad, vienes a verlos a todos”

Algunos seguidores subrayan que, más allá de los pilotos favoritos, lo importante es disfrutar del espectáculo global del motociclismo.
“En realidad, he venido a ver a todos los pilotos. Si eres un verdadero fan de las motos, vienes a verlos a todos y a disfrutar”, afirmaba un aficionado.

Con un Circuit Ricardo Tormo completamente volcado, una afición entregada y un ambiente electrizante tras un año marcado por la adversidad, el Gran Premio de Cheste promete ser una edición inolvidable: pasión por las motos y memoria por lo vivido.

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