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Psicología

VÍDEO| Las claves de Antonio Ríos para sobrevivir a la adolescencia de tu hijo

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La adolescencia es una de las etapas más complejas y transformadoras del desarrollo humano. Comprendida generalmente entre los 12 y los 18 años, esta fase implica cambios físicos, emocionales y sociales que pueden generar conflictos, tanto internos como en la relación con los padres. Criar a un adolescente no es tarea fácil, y por eso, el psicólogo y terapeuta familiar Antonio Ríos ofrece claves esenciales para afrontar esta etapa con éxito y equilibrio familiar.

¿Por qué es tan complicada la adolescencia?

Durante la adolescencia, los jóvenes comienzan a forjar su identidad, a cuestionar normas establecidas y a buscar independencia. Esto puede traducirse en actitudes desafiantes, cambios de humor y un aparente distanciamiento afectivo.

Según Antonio Ríos, autor de libros como «No está loco, es adolescente», esta etapa debe entenderse más como una transformación necesaria que como un problema. “El adolescente no es un enemigo, es un hijo que está cambiando”, asegura.


El reto de ser padres en la adolescencia

Para los padres, la adolescencia puede sentirse como una pérdida de control. Lo que antes funcionaba —órdenes claras, recompensas, castigos— deja de tener efecto. Es en este momento donde la paciencia, el diálogo y los límites firmes pero afectivos se convierten en herramientas fundamentales.

Antonio Ríos lo resume así:

“En la infancia se educa con autoridad. En la adolescencia se educa con acompañamiento, escucha y coherencia.”


7 Consejos de Antonio Ríos para padres de adolescentes

  1. No lo tomes como algo personal
    Tu hijo no te odia. Está buscando su identidad. La rebeldía forma parte del proceso.

  2. Escucha sin interrumpir
    Deja que se exprese, aunque no estés de acuerdo. Escuchar es una muestra de respeto.

  3. Pasa tiempo de calidad, aunque no lo pidan
    Aunque parezca que no quieren estar contigo, te necesitan cerca más que nunca.

  4. Pon límites con claridad y sin castigos humillantes
    El adolescente necesita límites para sentirse seguro, pero también necesita que le expliques el porqué.

  5. Evita sermonear o dramatizar
    Los discursos largos desconectan. Habla claro y al punto.

  6. No compitas con las redes sociales, úsalas como un canal de conexión
    Entender su mundo digital puede ayudarte a comunicarte mejor.

  7. Busca ayuda si la situación te supera
    Pedir orientación no es un fracaso, es una muestra de amor y responsabilidad.


Adolescencia sin drama: acompañar sin perder la autoridad

Antonio Ríos insiste en que la clave está en educar con amor firme. No se trata de ser amigos ni carceleros, sino referentes estables en medio del caos emocional que vive el adolescente. Para eso, recomienda mantener una comunicación abierta, mostrar interés sincero por sus preocupaciones y mantener una actitud coherente entre lo que se dice y lo que se hace.

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Psicología

Si duermes con la puerta cerrada, la psicología tiene algo que decir sobre ti

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El somnífero natural de Mercadona por menos de 4 euros
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Cerrar o no la puerta del dormitorio al dormir es un hábito cotidiano que puede parecer trivial, pero que tiene implicaciones psicológicas, emocionales y de bienestar. De hecho, varios estudios y expertos en psicología han analizado este gesto tan cotidiano y sus posibles efectos sobre la calidad del sueño, la percepción de seguridad y la personalidad.

¿Qué dice la psicología sobre cerrar la puerta al dormir?

Desde el punto de vista psicológico, cerrar la puerta del dormitorio puede estar relacionado con:

  • Búsqueda de seguridad: muchas personas sienten una mayor sensación de protección al dormir con la puerta cerrada, lo que reduce la ansiedad y facilita un sueño más profundo.

  • Necesidad de intimidad: quienes valoran su espacio personal suelen cerrar la puerta para evitar interrupciones, ruidos externos o la sensación de estar expuestos.

  • Control del entorno: algunas personas con tendencia a la organización o a la planificación suelen cerrar la puerta como parte de su rutina de control del espacio.

Por otro lado, quienes duermen con la puerta abierta pueden estar más relajados frente a su entorno y tienden a sentir menos preocupación por posibles imprevistos.

Beneficios de dormir con la puerta cerrada

  1. Mayor privacidad: evita que otros miembros del hogar o mascotas entren y alteren el descanso.

  2. Reducción de ruidos externos: ayuda a minimizar el impacto del ruido, especialmente en viviendas con varias estancias ocupadas.

  3. Sensación de refugio: psicológicamente, una puerta cerrada genera un entorno más controlado, lo que disminuye el estrés y la ansiedad nocturna.

  4. Aislamiento térmico: aunque no es un factor psicológico, mantener la puerta cerrada puede ayudar a conservar la temperatura del dormitorio, creando un ambiente más cómodo para dormir.

Aspectos de personalidad asociados

Según algunos estudios de psicología ambiental y de hábitos domésticos:

  • Personas que cierran la puerta: suelen ser más introspectivas, organizadas y buscan mantener un espacio privado seguro.

  • Personas que duermen con la puerta abierta: pueden ser más extrovertidas, confiadas y con menor preocupación por la seguridad física.

Por supuesto, estos son patrones generales y no determinan la personalidad de forma absoluta.

¿Influye en la calidad del sueño?

Dormir con la puerta cerrada puede ayudar a reducir estímulos externos, mejorando la profundidad del sueño. Un entorno controlado, silencioso y con menos interrupciones facilita que el cerebro entre en fases de sueño reparador más fácilmente.

Sin embargo, en casos de claustrofobia o ansiedad por encierro, dormir con la puerta abierta puede ser una mejor opción para evitar despertares nocturnos causados por la sensación de confinamiento.

Conclusión: un pequeño hábito con gran impacto psicológico

Cerrar la puerta al dormir puede parecer un gesto cotidiano sin importancia, pero para la psicología puede reflejar cómo percibimos nuestro espacio, nuestra seguridad y nuestra necesidad de intimidad. Si este hábito te ayuda a sentirte más tranquilo y descansar mejor, seguir cerrando la puerta puede ser una práctica positiva.

En cambio, si sientes ansiedad al hacerlo, mantenerla abierta no significa algo negativo, sino simplemente una preferencia personal. En definitiva, este pequeño detalle revela más de nuestra mente y nuestros hábitos de lo que podríamos imaginar.

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