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Comprar seguidores falsos en Instagram y Youtube, una práctica nada recomendable

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Comprar seguidores falsos

Juan Merodio, reconocido influencer, conferenciante y consultor en España, Latinoamérica y Canadá en Marketing Digital, Management, Comunicación Política, Transformación Digital y creador del método 10 Business Factors, explica por qué es una práctica nada recomendable. Es una técnica cortoplacista ya que tener más seguidores repercute en la reputación interna de la cuenta, lo que significa que las redes pueden penalizarla y reducir el alcance de las publicaciones e incluso cerrarlas.

Foto de El instagram de Ana Obregón incita a pensar que usa la

Lo de que “cantidad no es sinónimo de calidad” va muy bien con la práctica de muchos famosos o celebrities, que recurren a comprar seguidores falsos en redes sociales como Instagram o Youtube. Basta escuchar a Juan Merodio ,(youtube.com/juanmerodio) conferenciante y consultor internacional en España, Latinoamérica y Canadá en Marketing Digital, Management, Transformación Digital, Comunicación Política y creador del exitoso método 10 Business Factor, para darse cuenta de ello. “Nunca es recomendable comprar falsos seguidores porque daña la reputación interna de la cuenta en cuestión, lo que significa que las redes pueden penalizarla reduciendo el alcance de las publicaciones e incluso cerrándola”, explica Merodio. Una práctica que aunque no es nada aconsejable, Merodio considera se lleva a cabo por la obsesión de estas personas de aparecer sí o sí en las redes sociales y ganar dinero a toda costa. “El ego y el ganar dinero a toda costa matan cualquier buena estrategia de marketing digital. Esas razones explican porque estos personajes buscan tener más seguidores para en muchos casos para parecer más influyentes y poder cobrar más por publicaciones patrocinadas”, subraya este conferenciante internacional.

Además, Merodio añade que la responsabilidad de comprar seguidores falsos en estas dos redes sociales es más de las agencias que de los propios famosos ya que no hacen bien su trabajo. “No investigan bien los perfiles y se quedan solo con el número de seguidores en lugar de hacer un análisis profundo de cada cuenta para detectarlo.
En el caso de que se quiera saber la calidad de una cuenta en Instagram se ha de analizar el número de seguidores, una media de los “me gusta” y comentarios de las últimas 10 fotos. Una vez hecho esto se coge la cifra, se divide por el número de seguidores y se multiplica por 100. Así se detecta el ratio de interacción”, recalca Merodio.

En cuanto a las consecuencias de comprar falsos seguidores y de si es una mancha en la reputación de la cuenta o se olvida pronto Merodio cree que a nivel público no se nota pero sí de forma interna. “Si bien en la opinión pública el que salte una noticia como esta se olvida rápido, lo que sí es cierto es que penalizará en los algoritmos de las redes.
Comprar seguidores falsos es muy barato. Por ejemplo tener 1.500 seguidores en Instagram cuesta 15€ y 10.000 visualizaciones en Youtube solo100 €. Sin embargo a medio y corto plazo no es nada recomendable por la penalización”, subraya este experto.

Preguntado por personajes públicos que puedan usar estas tácticas Juan Merodio pone los ejemplos de Leticia Sabater. “Si bien no puedo asegurar al 100% que haya comprado seguidores falsos lo que hace sospechar es que su engagement es muy bajo”, y de Ana Obregón o “el pequeño” Nicolás, “en sus casos hay altas y bajas muy raras día a día en sus cuentas y hace pensar que es por esta técnica”, finaliza Merodio.

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Internet no es tan seguro como crees: consejos para protegerte

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Internet no es tan seguro como crees

En la era digital, el mayor peligro no es un ciberdelincuente experto ni un sofisticado virus. El verdadero riesgo está en confiar demasiado. Internet no perdona la imprudencia: usar contraseñas débiles, pinchar en enlaces dudosos o pensar que «eso no me pasará a mí» puede salir caro. La seguridad en línea comienza con una actitud consciente y precavida.


🔐 Confiar demasiado en la red: un error frecuente

Los usuarios solemos movernos por Internet como si fuera un espacio completamente seguro. Recibir mensajes con promociones llamativas o enlaces en redes sociales forma parte del día a día. Pero esta familiaridad puede volverse en contra. Muchos incidentes comienzan con una acción aparentemente inofensiva: responder a un mensaje, instalar una aplicación o aceptar una cookie sin leer los términos.

Casos reales muestran cómo, incluso desde un simple SMS, es posible activar servicios de pago no deseados o exponer nuestros dispositivos a ataques. La normalización de estas prácticas ha abierto la puerta al fraude digital, sobre todo entre los más jóvenes o personas poco habituadas a revisar lo que aceptan.


🔑 Contraseñas inseguras: el punto débil más común

Uno de los errores más extendidos es reutilizar la misma contraseña en múltiples plataformas. Aunque puede parecer práctico, esto convierte nuestras cuentas en objetivos fáciles. Si una clave es comprometida, todas las demás están también en peligro. Además, muchas contraseñas siguen patrones previsibles: nombres, fechas de nacimiento o combinaciones simples como «123456».

Para una protección real se recomienda utilizar contraseñas únicas, seguras y complejas. En caso de dificultad para recordarlas, existen herramientas de gestión que permiten almacenarlas cifradas de forma segura. Ignorar esta necesidad puede provocar accesos no autorizados a cuentas bancarias, correos electrónicos o redes sociales.


📶 WiFi público: una trampa para tus datos

Conectarse a redes WiFi gratuitas puede parecer una buena idea para ahorrar datos, pero representa un riesgo importante. Estas redes, presentes en cafeterías, aeropuertos o centros comerciales, carecen muchas veces de cifrado, lo que facilita que terceros intercepten la información transmitida.

Para reducir el riesgo se recomienda:

  • Usar una VPN que encripte la conexión.

  • Evitar ingresar a cuentas sensibles desde redes públicas.

  • Desactivar el intercambio de archivos o conexiones automáticas.

  • Mantener los dispositivos actualizados con los últimos parches de seguridad.


📱 Redes sociales: entretenimiento con doble filo

Pasamos horas conectados en redes sociales sin considerar que también son una vía frecuente para el phishing, el robo de identidad o la propagación de malware. El contenido visual, los enlaces atractivos y la confianza en perfiles conocidos hacen que muchos usuarios hagan clic sin verificar la fuente.

Las redes también son espacios donde se difunde desinformación, se accede a contenido inapropiado y donde incluso se cometen delitos digitales. La mejor defensa es la precaución: verificar los enlaces, mantener la privacidad activa y limitar la información personal expuesta.


🍪 Cookies y términos de uso: aceptar sin leer puede costar caro

Aceptar cookies y condiciones de uso es una práctica común, pero poco segura si se hace sin leer. Aunque muchas cookies son inofensivas y necesarias para el funcionamiento de las páginas web, otras pueden rastrear el comportamiento del usuario para fines publicitarios o incluso recopilar datos personales sin conocimiento del usuario.

Asimismo, los términos de seguridad pueden incluir cláusulas que permiten el uso o venta de datos, cambios en los servicios sin previo aviso o incluso exonerar de responsabilidad a las plataformas en caso de fallos. Leer, al menos por encima, estos textos puede marcar la diferencia entre el control o la cesión total de la información personal.


🛠️ Configurar tus dispositivos para mejorar la seguridad

La configuración básica de un dispositivo influye directamente en la exposición a riesgos. Mantener el sistema operativo actualizado, usar antivirus y activar el cortafuegos son medidas esenciales. También se recomienda:

  • Crear cuentas separadas por usuario, especialmente en dispositivos compartidos.

  • Limitar permisos de aplicaciones a lo estrictamente necesario.

  • Hacer copias de seguridad frecuentes.

  • Utilizar autenticación en dos pasos para acceder a cuentas importantes.

  • Cifrar datos sensibles en almacenamiento local o en la nube.

Estas prácticas, aunque requieren tiempo y atención, refuerzan nuestra seguridad y reducen la posibilidad de ser víctimas de ataques cibernéticos.


🧠 La ciberseguridad empieza por la conciencia

Internet es una herramienta poderosa, pero también un campo lleno de trampas para quienes bajan la guardia. Proteger nuestra información digital es proteger también nuestra economía, reputación y salud mental. No se trata de vivir con miedo, sino de tomar decisiones informadas y mantener una actitud crítica frente a todo lo que aparece en pantalla.

Recordar que detrás de cada enlace, cada formulario y cada red pública puede haber una amenaza, nos hará usuarios más conscientes y menos vulnerables. Porque, como dice el dicho, por la confianza entra el engaño.

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