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Fallas

VÍDEO| Así ardió la falla de la Meditadora, icono de la pandemia

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València, 5 sep (EFE).- Las Fallas de la pandemia, gafadas y hasta salvadas de un temporal, han ardido por fin este domingo en València tras haber sufrido aplazamientos y suspensiones desde marzo de 2020, cuando llegó el coronavirus, y cierran así un fatídico ciclo para soñar ya con un marzo de 2022 más normal que este atípico septiembre.

Dos horas antes de lo habitual en la tradicional Nit de la Cremà por el toque de queda en la ciudad -de una a seis de la mañana-, los cerca de 760 monumentos falleros, entre grandes e infantiles, repartidos por cada barrio han sido pasto del fuego purificador que, como ritual, anunciaba la llegada de la primavera cada festividad de San José y que este año eleva, aún más, el calor veraniego que ha reinado durante este fin de semana.

Con amplias medidas sanitarias de seguridad, las Fallas de 2021 que queman los monumentos que debían haber ardido un año antes dicen adiós a cinco días de actos falleros marcados por las restricciones, sin público directamente en algunos de ellos –como la Ofrenda floral a la Virgen- y manteniendo en secreto el disparo pirotécnico de mascletaes y castillos de fuegos artificiales para evitar aglomeraciones. Y ya con la mascarilla como un atuendo festivo más dentro del complejo y rico atuendo de valencianas y valencianos.

El objetivo de las autoridades de que no quedara ninguna falla por quemar antes del inicio del toque de queda se ha cumplido a rajatabla con el horario, estricto en su cumplimiento primero con las infantiles -entre las ocho y las nueve de la tarde, aún con luz diurna- y luego con las grandes -de diez a once de la noche-. Este año, el presupuesto total de todas las fallas era de 7,8 millones.

Entre las grandes, la elegida mejor de este año por el jurado, Convento Jerusalén-Matemático Marzal -que ha hecho doblete al ser coronada también como la mejor falla infantil-, ha ardido sin compasión y el carnaval veneciano que diseñó Pere Baena -visitado y fotografiado hasta la saciedad por los miles de personas que han pasado por su estrecho enclave en pleno centro- ya es solo ceniza.

Fotos: Antonio Cortés

Y en la plaza del Ayuntamiento, epicentro de las Fallas y que este año se ha quedado huérfano de mascletaes pero ha albergado seis monumentos -por obras en dos plazas cercanas-, la meditadora de la falla municipal, este año sin la enorme mascarilla con la que dio la vuelta al mundo en marzo de 2020, asistía con toda su paz interior de vareta al destino de brasas que le esperaba a las 23 horas.

Diseñada por el artista urbano Escif y ejecutada por los artistas falleros Manolo Martín y José Ramón Espuig, esta falla se ha convertido en un icono de las Fallas de la pandemia, de la resistencia ante una crisis que ha dejado noqueado a un sector festivo del que dependen miles de familias, y el principal reclamo visual y turístico de una ciudad que no ha acogido esta vez a las docenas de miles de visitantes que atraen las Fallas cada marzo pero finaliza este ciclo con mejores resultados de los esperados.

València, una de las primeras ciudades europeas en celebrar una gran fiesta popular desde el confinamiento global, apenas ha registrado incidencias destacadas estos días, más allá del temporal de lluvia y viento que la azotó sin cuartel el miércoles por la noche, en plena «plantà» de los monumentos grandes, que logró esquivar no sin daños -la mayoría leves- en la mayoría de fallas.

Y la meditadora no se libró de ellos. Por debajo de su barbilla caía esa noche el agua a chorros, y desde entonces su imagen, retocada contra reloj, ofrecía un arreglo nada disimulado pero que todo aquel que pasaba por la plaza comprendía con empatía.

Su cremà, precedida de un gran castillo pirotécnico, ha sido con la plaza cerrada al público -el 17 de marzo de 2020 ardió su cuerpo central, sin el busto, bajo la lluvia y en pleno confinamiento, sin aviso oficial y con el objetivo de quemar la parte superior cuatro meses después, algo que no se pudo cumplir- y con el lema de su proyecto en todo su esplendor: «Açò també passarà» (esto también pasará), diseñado antes de que hubiera pandemia alguna.

La fallera mayor, Consuelo Llobell, ha puesto fin a su imprevisto largo reinado -desde otoño de 2019- ordenando la mascletà que ha dado pie a la enorme pira que ha llenado de fuego el busto sereno que ha simbolizado una fiesta que es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y que sueña ya con una mayor normalidad para marzo de 2022.

Además de en València, este domingo se han quemado fallas en localidades como Gandia, Torrent -con el famoso beso lésbico de dos falleras en lo alto de un monumento-, Sagunto o Catarroja, que también sufrieron la DANA de esta semana.

Pero como cada año, se han salvado de las llamas varios ninots, dos de ellos indultados por el público –doblete en la falla Almirante Cadarso- y otros dos tras una decisión que ha generado polémica: la Media Luna de la falla Duque de Gaeta-Pobla de Farnals se salva de la cremà para no ofender a la comunidad musulmana -y será expuesta en una mezquita valenciana- y el ninot de una mezquita que tampoco arderá en el fuego será conservado por esa comisión como recuerdo.

Con esta Cremà se pone fin a un examen riguroso de medidas sanitarias en una fiesta popular que ha dejado el éxito y la emoción en la Ofrenda, la alegría de volver a ver a las bandas de música por las calles, el olor a pólvora de petardos y la sensación general de que, con cautela, se puede pensar ya en volver a compartir tradiciones colectivas y disfrutar del patrimonio festivo mediterráneo que, desde hace siglos, València regala al mundo.

Carlos Bazarra

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Fallas

GALERÍA | Marta Mercader Roig regresa a su Falla y estrena una seda «San Demetrio»

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Marta Mercader traje San Demetrio

El regreso de Marta Mercader Roig a su comisión, la Falla Alberique–Héroe Romeu, se convirtió en uno de los momentos más destacados del acto de exaltación de las Falleras Mayores 2026. Para esta ocasión tan especial, Marta estrenó un traje cuidadosamente seleccionado y confeccionado con la intención de reflejar elegancia, identidad y tradición.

Una seda San Demetrio en gris imperial de Vives y Marí

El traje está elaborado con una seda San Demetrio en gris imperial, firmada por Vives y Marí.
Este tejido destaca por:

  • El uso de tonos suaves, que aportan serenidad y equilibrio.

  • La presencia predominante de metal oro y ligeros matices en metal plata, que añaden profundidad sin perder discreción.

  • Un diseño caracterizado por un ramo central de gran protagonismo acompañado de un ramo lateral más sencillo, creando una composición armoniosa y sobria.

Un tejido pensado para una ocasión en la que Marta vuelve a casa, a su falla, con un estreno que respeta el estilo más tradicional de la indumentaria valenciana.

Manteletas de Artesanía Viana y aderezo de Paco Artola

El conjunto se complementa con unas manteletas de Artesanía Viana, reconocidas por la delicadeza de sus bordados y la finura de sus acabados.
El aderezo de racimo, firmado por Paco Artola, aporta un punto clásico y luminoso que encaja perfectamente con la seda elegida.

Tanto las manteletas como el aderezo han sido un obsequio de la comisión, una muestra del afecto y del vínculo que une a Marta con su falla.

Peinetas personalizadas de Pua Artesanía

Para esta ocasión, Marta confió en Pua Artesanía para la creación de unas peinetas personalizadas.
En ellas se representa:

  • El escudo de Siete Aguas, municipio en el que Marta pasa sus veranos y encuentra desconexión junto a su familia.

  • Elementos inspirados en los paisajes naturales que tanto la identifican, reflejando su admiración por la naturaleza.

Son unas peinetas con significado, creadas exclusivamente para ella y ligadas a su historia personal.

Puntillas de Santos

El conjunto se completa con unas puntillas de Santos de 12 centímetros de ancho en tono ivoire.
El bordado combina flores de mayor protagonismo y pequeñas florecillas unidas entre sí, formando enredaderas con una caída delicada que aporta movimiento al traje.

Un estreno que marca su regreso

Marta Mercader Roig vuelve a su falla estrenando un traje que representa tradición, cuidado y una fuerte conexión personal. Cada elemento escogido, desde la seda hasta los complementos, forma parte de un conjunto pensado para una ocasión especial y para una fallera que regresa a su casa con orgullo y emoción.

GALERÍA | Marta Mercader Roig regresa a su Falla y estrena una seda «San Demetrio»

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