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Fallas

Así ha sido la cremà infantil de las Fallas 2023

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crema infantil fallas 2023
Fotos: Toni Cortés

La cremà infantil de la falla municipal de las Fallas 2023, que lleva el título ‘Valencians en dansa’, ya es historia tras quemarse en muy pocos minutos. El fuego ha acabado ya con las más de 380 fallas infantiles de València en el último día de sus fiestas, que este año han sido especialmente liberadoras para niños y niñas al no haber ya mascarillas ni otras medidas sanitarias por la covid y por el buen tiempo que han tenido para estar día y noche en la calle.

El ritual de la cremà infantil

El ritual de la cremà ha reducido a cenizas, ante las lágrimas y las sonrisas de cientos de niños por cada barrio de la ciudad, los pequeños monumentos que han plasmado sus personajes favoritos de TV y videojuegos, su día a día escolar, social o tecnológico, sus animales «top» -reales o imaginarios-, sus cuentos y sueños, sus nostalgias familiares y, en definitiva, sus despreocupadas vivencias donde los ninots siempre juegan, brincan y ríen.

De nuevo con temperaturas agradables y primaverales, bajo un cielo poco nuboso y una suave brisa -nada que ver con las Fallas del año pasado, dominadas por las lluvias, el viento y el frío-, los más pequeños han visto, a las ocho de la tarde, cómo empezaban a arder sus «minifallas» tras las obligadas tracas que han encendido las falleras mayores infantiles de cada comisión festiva.

Emociones contenidas

Su emoción, a duras penas contenida, durante el ritual del fuego purificador que anuncia la primavera ha provocado, además, una suerte de tregua sonora: durante los minutos en que se queman esas pequeñas esculturas, se tiran menos petardos, cuyo estruendo ha sido el «ruido blanco» de la ciudad durante la última semana.

El conjunto de ninots que se ha salvado este año del fuego por votación popular ha sido «Día de Pascua en la Albufera», de la comisión Almirante Cadarso-Conde Altea, una obra del artista Enric Ginestar que como manda la tradición pasará a formar parte de la colección del Museu Faller de València.

A las 20.30 horas ha sido la cremà de la falla infantil ganadora este año en la sección Especial -la que reúne los monumentos de mayor presupuesto-, la de Convento Jerusalén-Matemático Marzal, que con un presupuesto de 45.000 euros y obra de José Gallego con el lema «Tri, tres fallitas en una», regalaba al público, con colores bien diferenciados (rojo, amarillo y azul para el pasado, el presente y el futuro), un abanico de personajes, deportes o aventuras donde reina el 3 como «número mágico del crecimiento».

Este año, las once fallas infantiles de la sección Especial se han gastado en total casi 353.000 euros, una cifra que se eleva hasta los 2,1 millones en total.

Las lágrimas de Paula Nieto

Y a las nueve de la noche ha llegado el turno de la falla municipal infantil, fuera de concurso (sus 30.210 euros los paga el Ayuntamiento) y obra, un año más, del dúo de artistas falleros Ceballos y Sanabria, que han rendido homenaje a los bailes y danzas tradicionales de la Comunitat Valenciana.

La fallera mayor infantil, Paula Nieto, ha estado acompañada por toda su corte de honor y por el concejal de Cultura Festiva y presidente de la Junta Central Fallera, Carlos Galiana, y ha sido la encargada de prender la mecha que ha dado paso a la «cremà», tras lo cual todas han prorrumpido en un sollozo inconsolable, a los sones de los himnos valenciano y español y en una plaza abarrotada y a oscuras, para elevar la solemnidad del ritual.

La infancia valenciana se irá en unas horas a la cama convencida de que sus mayores se encargarán de que el año que viene habrá de nuevo una falla en cada barrio, porque así han aprendido desde pequeños que funciona esta fiesta. Ya saben lo que se dice del Ave Fénix y, sobre todo, tienen claro que hay que seguir jugando.

Por Carlos Bazarra

Cremà infantil de las Fallas 2023:

Fotos: Toni Cortés

 

 

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Fallas

Fallece Carmen Bueso, alma de «Flor» y referente histórico de la indumentaria valenciana

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Fallece Carmen Bueso
Carmen Bueso

La indumentarista que marcó una época deja un legado imborrable en el arte de vestir a las falleras mayores y cortes de honor de València

VALÈNCIA, 29 MARZO 2025 – La indumentaria tradicional valenciana está de luto. Carmen Bueso, conocida por todos como Carmen “Flor”, ha fallecido dejando un vacío imposible de llenar en el corazón de las Fallas. Su nombre ha estado unido durante décadas a la elegancia, la excelencia artesanal y el profundo respeto por la tradición. Con su partida, València pierde a una de las figuras más queridas y relevantes del mundo fallero.

Aunque recientemente se había jubilado tras cerrar su tienda de la calle Conde Altea, su legado sigue vivo en cientos de trajes que continúan desfilando por la ciudad cada mes de marzo. Su marca, “Flor. Carmen Bueso”, fue sinónimo de calidad, estilo y cariño por los detalles.

De una paquetería de barrio a vestir a las falleras mayores de València

El germen de su trayectoria profesional nació en la Paquetería Flor, un pequeño comercio junto al Mercado de Colón gestionado por la familia de su esposo, Manuel Flor. En su acogedora esquina de Conde Salvatierra, Carmen comenzó haciendo composturas y arreglos, hasta que un día decidió ir más allá: empezó a confeccionar trajes a medida con un pequeño equipo en Benimàmet, mucho antes de que el concepto de “tienda de indumentaria fallera” estuviese consolidado.

Su trabajo pronto se hizo conocido entre clientas exigentes del Pla del Remei y la Gran Vía, y su habilidad con el hilo y la aguja la catapultó a lo más alto del sector.

El espolín «Soto» y un momento para la historia

Uno de los momentos más emblemáticos de su carrera llegó en 1999, cuando su sobrina, Lola Flor Bustos, fue proclamada fallera mayor de València del año 2000. Fue Carmen quien la vistió de arriba a abajo, confeccionando con su equipo en Benimàmet el histórico espolín “Soto” de color paja, tejido por Garín. Fue, además, el último traje de exaltación no entregado por el Ayuntamiento, en una época en la que las falleras mayores aún vestían trajes confeccionados por familiares o indumentaristas de confianza.

Ese momento marcó el paso de Carmen Bueso de modista a icono.

Lola Flor

El salto a su tienda en Conde Altea y una clientela de élite fallera

Con el nuevo milenio, Carmen decidió dar un paso más y abrir su propia tienda bajo su nombre: “Flor. Carmen Bueso”. Durante más de dos décadas, este espacio fue referente indiscutible en el sector de la indumentaria valenciana, por donde pasaron falleras mayores como Sara Martín, Lucía Gil, Gloria Martínez, Marta Reglero, Nela Ayora o Inmaculada Asensi, así como decenas de componentes de las cortes de honor.

Incluso fue pionera en diseñar los primeros justillos para la “dansà” en el año 2008, cuando esa prenda no era aún habitual.

La tradición familiar también continuó con las nuevas generaciones: su sobrina nieta, Lola López Flor, hija de la fallera mayor del año 2000, fue componentede la corte de honor infantil de 2024. Un legado que se ha transmitido con orgullo y pasión.

Una jubilación que no pudo disfrutar

En 2024, Carmen bajó la persiana de su tienda con la satisfacción del deber cumplido. Se retiraba para disfrutar de una merecida jubilación, traspasando el negocio y cerrando un capítulo brillante de su vida. Lamentablemente, su fallecimiento prematuro ha impedido que disfrute plenamente de esa nueva etapa.

GALERÍA| La espectacular indumentaria de los hijos de Lola Flor

Reconocimiento en vida: premio Joia del Gremio de Sastres y Modistas

En junio de 2023, Carmen Bueso recibió uno de los galardones más emotivos: el premio Joia del Gremio de Sastres y Modistas de la Comunitat Valenciana, en reconocimiento a una vida entera dedicada al arte textil.

“Nunca hubiera imaginado un final así a mi trayectoria profesional, rodeada de tanta gente que quiero, de personas maravillosas que me he encontrado a lo largo de este camino”, escribió entonces, visiblemente emocionada por el homenaje.

Un legado que se viste, no se olvida

A diferencia de otras disciplinas efímeras de la fiesta, como la pirotecnia o la creación de monumentos falleros, el arte de la indumentaria permanece. Los trajes de valenciana confeccionados por Carmen seguirán vivos en cada desfile, cada exaltación y cada “mascletà”, recordándonos que fue ella quien los hizo posibles.

Cada vez que uno de sus espolines salga del armario, alguien recordará: «Esto es un Flor».

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