Cultura
El fantasma del Palau de la Generalitat
Publicado
hace 2 añosen

Junio de 2006. La ciudad de Valencia se encontraba preparando la visita del papa Benedicto XVI con motivo del V encuentro mundial de las familias.
Una noche de ese mes, días antes de la visita de su santidad, las cámaras del sistema de vigilancia del Palau de la Generalitat captan diferentes fenómenos luminosos, de aspecto vaporoso, en las ventanas de la edificación, en la parte de la calle Caballeros.
Como cada noche los vigilantes y policías autonómicos destinados en el servicio de seguridad del Palau de la Generalitat permanecían atentos a los monitores que recogían las imágenes del exterior del edificio.
Con asombro contemplaron unos haces de luces que dibujaban nítidamente una imagen redonda en el exterior de la fachada. Antes sus ojos, una extraña figura de color amarillento que se movía sin una dirección fija.
Asustados acudieron fuera un vigilante y un agente pero una vez en la calle no encontraron nada raro. Las extrañas luces habían desaparecido y no había ningún rastro del supuesto ente.

Palau Generalitat. Imagen Hugo Román
El fantasma del Palau de la Generalitat
¿Había sido una alucinación? ¿Algún efecto óptico? Eso pensaron los cuerpos de seguridad que habían contemplado aquel extraño suceso.
Pronto se olvidó aquel incidente aunque durante días fue el comentario de muchos corrillos en el Palau de la Generalitat.
La cosa podía haber quedado en anécdota pero 8 días después las mismas luces de color amarillo volvieron a aparecer de madrugada esta vez en la otra fachada del edificio.
Eran destellos de luz, que se veían en los jardines de al lado, justo en el lugar en el que estuvo situada siglos atrás la Casa de la Ciudad, el Ayuntamiento de la ciudad de la época.
La imagen también fue grabada por la cámara externa.
El personal de seguridad sorprendido, en esta ocasión le dieron más importancia al suceso y decidieron hacer copias de seguridad para enseñársela a los altos cargos.
Pero éstos no le concedieron importancia y le restaron importancia los hechos, Faltaban pocos días para la visita de Benedicto XVI y nadie quería oír hablar de fantasmas.

Palau Generalitat. Imagen Hugo Román
Grabaciones borradas
El entonces presidente de la Generalitat, Francisco Camps y el conseller de Agricultura, Juan Cotino, que había sido Director General de la Policía, visionaron la grabación.
Las autoridades dieron instrucciones precisas para que no se difundieran comentarios sobre un supuesto espectro.
Aquello podía ser perjudicial de cara al encuentro que iba a tener lugar en el salón dorado de la Generalitat entre los reyes de España y su santidad. A nadie le interesaba que se hablara sobre este hecho.
Aún así no se pudo evitar que los rumores corrieran por los pasillos y que fuera de boca en boca entre sus trabajadores.
Cuentan que sobre esa cinta se grabó numerosas veces para no dejar rastro de las imágenes. Fue literalmente destruida.
Muchos a día de hoy se siguen preguntando si aquella fue la única copia. Tal vez exista, a buen recaudo, alguna cinta guardando esos extraños haces de luces y figuras fantasmagóricas de las que ya casi nadie habla.
¿A qué puede deberse estos hechos?
Cuando suceden hechos de este tipo, con apariciones o fenómenos poltergeist, se tiende a investigar qué ha sucedido en ese lugar en el pasado.
El Palau de la Generalitat fue construido durante los siglos XV y XVI siendo de gran importancia en la vida política y religiosa de la época medieval.
Tuvo la función recaudadora de los impuestos de la Corona, impuestos generales, de ahí su nombre.
El actual edificio consta de dos torreones laterales y un cuerpo central, más bajo, que parece unir a éstos. Pero no siempre fue así pese a lo que muchos puedan pensar.
Su construcción comienza en 1421 con el actual cuerpo central en un estilo gótico tardío.
De 1481 a 1520 se amplía el patio, espléndida obra de disposición gótica, se inicia la Capilla y se construye la fachada de la Plaza de Manises, realización toda ella de los maestros de obras Pere Compte y Joan Guiverro.
Ya en 1518 se inicia la construcción del torreón renacentista, obra de Joan Corbera y finalizado en 1519.

Generalitat año 1870
Y así queda hasta ya el siglo XX, cuando en 1940 comienzan las obras para su restauración. Y es cuando se erige el torreón recayente a la Plaza de Manises terminado en 1952 por el arquitecto Luis Albert Ballesteros intentando copiar la torre renacentista.
Aquel enclave, parte del antiguo foro de la Valentia romana y la necrópolis musulmana colindante ha visto pasar la historia de la ciudad con sus constantes cambio urbanísticos.
El que hoy es Palau de la Generalitat albergó la sede del Santo Oficio. El dolor quedó plasmado en sus muros entre los años 1431 y 1530 cuando se vivió la mayor represión religiosa en la ciudad. Fueron procesados 2.354 reos, de los cuales 754 perecieron en la hoguera.
El terror, las torturas, el sufrimiento de aquellos calabozos y las condenas fueron protagonistas en aquel lugar durante años.

Casa de la ciudad (Tosca) Imagen www.jdiezarnal.com
Incluso, los actuales jardines ocultan su pasado. Bajo su suelo se oculta lo que durante la Guerra Civil fuera refugio antiaéreo. Allí donde siglos atrás se ubicaba la Casa de la Ciudad, y que sufriría los estragos del fuego.
El incendio del 15 de febrero de 1586 fue pavoroso y tuvo que ser reconstruido gran parte del edificio.
Por lo visto ese último incendio fue provocado por los presos que cumplían pena en los calabozos que se encontraban en la planta baja del edificio.
Casa de la ciudad. Imagen www.jdiezarnal.com
El pasado lleno de dolor y sufrimiento justifica los fenómenos paranormales según numerosos expertos que aseguran que el dolor y el sufrimiento quedan anclados a un lugar para siempre.
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Cultura
Muere a los 47 años el valenciano Azuquita, creador del Rumbakalao e icono de la Ruta del Bacalao
Publicado
hace 21 horasen
7 septiembre, 2025
El mundo de la música en España llora la pérdida de Pedro Bermúdez, conocido artísticamente como Azuquita, fallecido a los 47 años en Palma de Mallorca, ciudad en la que residía en los últimos años. La noticia fue confirmada por la prensa balear en la mañana del sábado 6 de septiembre de 2025 y rápidamente se difundió entre seguidores y compañeros de profesión.
Azuquita deja tras de sí un legado musical muy singular, marcado por la creación del Rumbakalao, un estilo híbrido que en los años 90 unió la rumba con los sonidos electrónicos de la mítica Ruta del Bacalao. Con esta fusión, el artista valenciano alcanzó una gran popularidad y se convirtió en uno de los nombres propios de aquella época.
El origen del Rumbakalao: la rumba se cruza con la Ruta del Bacalao
En plena efervescencia de la Ruta del Bacalao, un movimiento musical y cultural que marcó la Comunitat Valenciana y se extendió por toda España en los 80 y 90, surgió la figura de Azuquita. Mientras los clubes de Valencia y alrededores vibraban con el techno, el dance y el house, él apostó por un camino alternativo: versionar los grandes éxitos de la música de discoteca desde un prisma rumbero.
Ese experimento dio lugar al Rumbakalao, un género propio que unía el ritmo festivo y cercano de la rumba con la energía electrónica que dominaba las pistas de baile. Fue en 1993, con apenas 17 años, cuando Azuquita saltó a la fama al versionar “Así me gusta a mí” de Chimo Bayo, uno de los himnos indiscutibles de la Ruta. Su propuesta sorprendió y conectó con un público que buscaba nuevas formas de vivir la música.
Azuquita, un artista que rompió moldes en los 90
Con su estilo desenfadado, su humor característico y una personalidad cercana, Azuquita logró hacerse un hueco en la escena musical de los 90. Sus versiones convertían los éxitos electrónicos en temas que podían sonar tanto en una discoteca como en una verbena popular, lo que ampliaba enormemente su público.
Durante esa década lanzó tres discos:
-
Rumbakalao (1994)
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Escucha que te digo (1995)
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Sinelo Kalo (1997)
Cada uno de estos álbumes reforzaba su propuesta musical y consolidaba su imagen de artista rompedor. Su voz y su particular manera de interpretar canciones lo convirtieron en un referente de un estilo único que, aunque surgido en un contexto muy concreto, sigue siendo recordado por quienes vivieron aquella época.
La Ruta del Bacalao: un fenómeno cultural más allá de la música
Para entender la relevancia de Azuquita, es necesario recordar lo que supuso la Ruta del Bacalao. Más que un movimiento musical, fue una auténtica revolución cultural en la Comunitat Valenciana que tuvo su epicentro en discotecas míticas como Barraca, Spook, Puzzle o ACTV. Allí sonaban sesiones maratonianas de música electrónica que marcaron a toda una generación.
En ese ambiente dominado por el techno y el dance, irrumpió Azuquita con un toque inesperado: fusionar ese sonido de club con la rumba valenciana. Su propuesta, lejos de pasar desapercibida, ofreció un soplo de aire fresco y demostró que la Ruta también podía reinterpretarse desde otros estilos.
El Rumbakalao se convirtió así en un símbolo paralelo al fenómeno de la Ruta, con un aire más desenfadado y popular, que lo acercaba tanto a la cultura de la calle como a la de las discotecas.
Colaboraciones y proyección internacional
Aunque su época dorada estuvo en los 90, Azuquita no se quedó anclado en el pasado. Ya en los 2000, participó en proyectos que le llevaron más allá de España. Una de las colaboraciones más destacadas fue con el alemán Matthias Reim, lo que le permitió acercarse al público centroeuropeo.
Su versatilidad musical y su capacidad para adaptarse a diferentes estilos lo convirtieron en un artista querido dentro y fuera de la Comunitat Valenciana.
Azuquita y Los Rumba Kings: su etapa más reciente
En los últimos años, Azuquita formaba parte de Los Rumba Kings, un grupo que mantenía vivo el espíritu de la rumba española y con el que continuaba actuando en fiestas, conciertos y festivales. Desde Mallorca, su lugar de residencia, seguía compartiendo música y demostrando que su pasión por el escenario permanecía intacta.
Para sus seguidores, cada actuación era un viaje en el tiempo que recordaba la frescura de los años 90 y la época dorada del Rumbakalao.
El legado de Azuquita en la memoria musical valenciana
La muerte de Azuquita supone un golpe para quienes vivieron la Ruta del Bacalao y para los amantes de la música fusión en España. Su aportación fue única: logró unir dos mundos aparentemente opuestos, la rumba y la música electrónica, en un género propio que hoy sigue siendo recordado como una seña de identidad de los 90.
Además de su música, queda en el recuerdo su carácter alegre y su humor, que transmitía tanto en entrevistas como sobre el escenario. Su figura forma parte de la memoria colectiva de una generación que bailó sus versiones en discotecas, verbenas y fiestas populares.
La Ruta del Bacalao como patrimonio cultural
Hoy, con el paso del tiempo, la Ruta del Bacalao se reivindica como un fenómeno cultural que fue mucho más que ocio nocturno. Supuso un laboratorio musical, artístico y social que influyó en la música electrónica en España y dejó huella en generaciones posteriores.
En este contexto, artistas como Azuquita ayudaron a ampliar las fronteras de lo que podía ser la Ruta, demostrando que la innovación también cabía dentro de un movimiento ya de por sí experimental.
Un adiós con sabor a nostalgia
El fallecimiento de Azuquita a los 47 años deja un vacío en la música valenciana y en la historia reciente de la cultura popular española. Sus discos, sus versiones rumberas de clásicos de la Ruta del Bacalao y su papel en Los Rumba Kings forman parte de un legado que seguirá vivo en la memoria de sus seguidores.
En un momento en que se recupera la memoria de la Ruta y se organizan homenajes a aquel movimiento, la figura de Azuquita resurge como la de un artista que se atrevió a mezclar mundos y consiguió crear algo nuevo. Su Rumbakalao siempre será recordado como un sonido propio de los 90, un símbolo de una época irrepetible.
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