Una despedida inesperada en Madrid
El mundo del toreo ha vivido este domingo un momento histórico. Morante de la Puebla, uno de los grandes referentes de la tauromaquia contemporánea, se cortó la coleta en señal de retirada tras una brillante actuación en la corrida de la Hispanidad celebrada en la plaza de toros de Las Ventas (Madrid).
El torero sevillano, que había sido volteado de forma aparatosa por el cuarto toro, se rehízo con una faena llena de temple, arte y riesgo, culminada con una estocada perfecta. El público, en pie, le concedió dos orejas y una ovación unánime antes de que el diestro tomara una decisión que marcó el final de su carrera.
De esta forma, José Antonio Morante Camacho, conocido artísticamente como Morante de la Puebla, pone punto final a una trayectoria que abarca casi 30 años de maestría, pureza y clasicismo en los ruedos.
Morante, el artista sevillano que devolvió el toreo clásico
Nacido el 2 de octubre de 1979 en La Puebla del Río (Sevilla), Morante debutó como novillero en Madrid en 1995 y tomó la alternativa en Burgos en 1997, con Fernando Cepeda de padrino y César Rincón como testigo.
Su primer gran triunfo como matador llegó en la Maestranza de Sevilla el 21 de abril de 1998, cuando abrió la Puerta del Príncipe, un hito reservado solo a los más grandes. Ese mismo año confirmó la alternativa en Las Ventas, con Julio Aparicio como padrino y Manuel Díaz “El Cordobés” de testigo.
Desde entonces, el nombre de Morante quedó ligado a la elegancia, la inspiración y el clasicismo del toreo. Su estilo, profundamente ligado a la tradición de Curro Romero y Joselito “El Gallo”, le valió el reconocimiento de público, crítica y compañeros.
De los parones por salud a los regresos triunfales
A lo largo de su carrera, Morante ha alternado temporadas de grandes triunfos con periodos de retiro voluntario. En 2004, tras sufrir un bajón anímico, decidió suspender la temporada por motivos psicológicos y se trasladó a Miami para recibir tratamiento. Reapareció en 2005 en Olivenza, y ese mismo año volvió a los titulares por su faena magistral en Espartinas.
También protagonizó otro parón en 2007, y en 2017 anunció una nueva retirada “por aburrimiento” y descontento con el tipo de toro actual, aunque regresó en 2018 en Jerez de la Frontera con una actuación triunfal.
Cada reaparición del torero sevillano fue recibida como un acontecimiento, confirmando su estatus de torero de arte, capaz de llenar plazas por el mero hecho de volver.
Faenas para la historia
Entre sus tardes más recordadas destacan:
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La Feria de Abril de 2023, donde Morante cortó un rabo en la Maestranza, algo que no sucedía desde hacía 52 años. Aquella faena al toro Ligerito, de la ganadería de Domínguez Hernández, fue considerada por muchos críticos como una de las más perfectas del siglo XXI.
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El homenaje a Manolete en Linares (2021), cuando cortó dos orejas y un rabo al toro Fardón, en una tarde que quedó grabada en la memoria taurina.
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La puerta grande de Las Ventas (2025), conseguida el 8 de junio en la Feria de la Beneficencia, tras cortar dos orejas a toros de Juan Pedro Domecq.
En ese mismo año, Aemet lo reconoció con el Premio a la mejor faena de la Feria de San Isidro, por su actuación del 28 de mayo frente a un toro de Garcigrande.
Reconocimientos y premios
A lo largo de su trayectoria, Morante de la Puebla ha recibido decenas de galardones que reconocen su arte y su contribución a la tauromaquia. Entre ellos destacan:
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Premio Nacional de Tauromaquia (2021), otorgado por el Ministerio de Cultura.
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Premio de la Asociación Taurina Parlamentaria (2020).
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IV Premio Paquiro de Toros (2010), por su faena en San Isidro.
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Hijo Predilecto de La Puebla del Río (2013), su localidad natal.
Su empeño por homenajear a las grandes figuras del pasado lo llevó en 2022 a cumplir su sueño de torear 100 corridas en una sola temporada, un homenaje personal a Joselito “El Gallo”, su gran referente.
El legado de un torero de arte
Considerado por muchos como el último gran torero clásico, Morante de la Puebla deja tras de sí una huella imborrable. Su dominio del capote, su temple y su capacidad de conectar con el público lo convirtieron en un símbolo de la tauromaquia más pura.
Además de su faceta artística, en los últimos años también fue protagonista por su compromiso público con el partido Vox, al que mostró su respaldo en varias ocasiones, aunque siempre centró su discurso en la defensa del mundo del toro como patrimonio cultural.
Una coleta menos y una leyenda más
Al finalizar su última faena en Las Ventas, y ante la emoción de los aficionados, Morante tomó la tijera y se cortó la coleta, gesto que en el toreo simboliza el final de una carrera. Arropado por sus compañeros y bajo una lluvia de pañuelos blancos, abandonó la plaza por la puerta grande, con el reconocimiento de todo el público madrileño.
Su retirada marca el final de una era. Con ella se despide un torero irrepetible, heredero del arte más puro de la escuela sevillana y uno de los últimos grandes nombres de la tauromaquia española.
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