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Valencia

El PP de València denuncia ante Justicia la Cabalgata de Reyes, que costó 40.000 €

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València, 7 ene (EFE).- El grupo popular municipal de València ha denunciado ante la Conselleria de Justicia la «imprudente e irresponsable» Cabalgata de Reyes por incumplimiento de las normas anticovid y ha asegurado que costó más de 40.000 euros en cuatro contratos menores fraccionados y adjudicados «a dedo».

La portavoz del PP, María José Catalá, ha criticado que el gobierno de Joan Ribó y el PSPV-PSOE se saltó toda la normativa sanitaria con la llegada de los tres autobuses de los Reyes Magos a la plaza del Ayuntamiento que provocó la aglomeración de cientos de familias.

En un comunicado ha anunciado la presentación de esta denuncia por incumplimiento del Decreto Ley 11/2020 de 24 de julio de régimen sancionador que regula el número máximo de personas que pueden concentrarse al aire libre debido a la pandemia de COVID.

«No se cumplieron las medidas sanitarias decretadas por el Consell durante la pandemia para evitar la aglomeraciones de personas en el recorrido de la cabalgata», ha asegurado y ha reclamado explicaciones y responsabilidades al gobierno local y al president de la Generalitat, Ximo Puig.

Ha exigido que se aperciba a los organizadores de la cabalgata, el alcalde y su equipo de gobierno, «por incumplir la normativa COVID sobre eventos navideños vigente en la Comunitat Valenciana y por no velar por la salud de las personas» como se hace con cualquier ciudadano que incumple las normas y ha considerado una «imprudencia» no planificar medidas de protección al final del trayecto.

«Tan grave y temeraria es la dejación de funciones del gobierno del Ayuntamiento como la permisividad del Consell de Puig, que no debería haber autorizado la cabalgata sin contar con las garantías sanitarias que exige la pandemia», ha aseverado.

Ha recordado que la normativa vigente permitía la celebración de cabalgata de Reyes estáticas siempre que se guardaran las medidas de distanciamiento interpersonal, uso de mascarillas y control riguroso de aforo y que, a su juicio, en València «brillaron por su ausencia».

En un segundo comunicado, el PP ha explicado que la cabalgata se organizó a través las concejalías de Cultura Festiva que dirige Carlos Galiana y que firmó tres contratos, dos de ellos, «al límite» de lo permitido legalmente para ser contrato menor, y de Servicios Centrales, con Luisa Notario a la cabeza.

«El despropósito es mayor porque además se adjudicaron el día antes de la celebración, el 4 de enero», ha añadido.

Catalá ha criticado que el alcalde, Joan Ribó, sigue «guardando silencio y está escondido sin asumir responsabilidades por la pésima gestión de una cabalgata donde no se cumplieron las medidas sanitarias para evitar aglomeraciones».

«En vez de estar ya trabajando para ayudar a autónomos, pymes, comercios y hosteleros se dedicaron a organizar saraos como la cabalgata de Reyes donde no se tomó ninguna medida para evitar las aglomeraciones», ha añadido.

Ha detallado que el contrato de los autobuses de dos pisos descapotables costó 17.908 euros y ha sido adjudicado a Producciones Metrónomo, mientras que los servicios de animación con actores se adjudicaron a La Fam teatre con un gasto de 17.545 euros.

El tercero de los contratos era de más de 3.500 euros para adornos e infraestructura necesaria para preparar el Ayuntamiento para la llegada de los Reyes Magos y fue contratado por la concejala de Servicios Generales, mientras que el cuarto es un contrato menor de 1.633,50 euros para alquiler de trajes de los Reyes.

Según el PP, en los tres contratos primeros contratos se presentó otra empresa y en estos casos, es la «propia Concejalía la que invita a las mercantiles, es decir a dedo».

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Valencia

El duelo de un pueblo no se gobierna con mentiras: es hora de que Carlos Mazón dimita

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El duelo de un pueblo no se gobierna con mentiras: es hora de que Carlos Mazón dimita
El president de la Generalitat, Carlos Mazón. EFE/ Biel Alino/Archivo

La catástrofe desencadenada por la DANA del 29 de octubre de 2024 en la Comunitat Valenciana, que dejó un lacerante saldo de más de 229 víctimas, no puede quedar impune. Más allá del dolor humano y de la reconstrucción material, está la responsabilidad política. Y en ese terreno, Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, acumula mentiras, contradicciones y el profundo desgarro de quienes lo perdieron todo. Por dignidad, por ética y por justicia, Mazón debe dimitir.

Una gestión inexcusable

Cuando la alerta roja estaba activada, Mazón estaba ausente del lugar que le correspondía. Según los informes oficiales, llegó al comité de crisis (CECOPI) a las 20:28 horas, cuando ya se había emitido la alerta a la población minutos antes. No fue un “error de agenda”, sino un fallo estructural que costó vidas.

Mientras Valencia vivía una riada devastadora, el presidente se encontraba en una comida privada en lugar de supervisar la emergencia. Su entorno lo justificó como una reunión de trabajo, pero el contexto lo desmiente: fue ausencia, negligencia y falta de liderazgo.

La falta de movilización de efectivos tampoco puede justificarse. Los informes cruzados detectan irregularidades en el número de bomberos y medios activados. Cuando una emergencia reclama transparencia, los datos confusos o manipulados son una afrenta.

Mentiras, contradicciones y silencio

Mazón ha intentado derivar responsabilidades hacia la Agencia Estatal de Meteorología o la Confederación Hidrográfica del Júcar, en lugar de asumir el liderazgo que su cargo exige. Cuando el caos se instala, quien gobierna debe estar al frente, no buscando culpables.

Peor aún, ha ofrecido versiones cambiantes sobre su paradero, sus llamadas y las decisiones adoptadas aquel día. La investigación judicial avanza con pruebas que desmontan la versión oficial. Cuando un líder debe explicar dónde estaba durante una tragedia, el problema ya no es circunstancial: es estructural.

Las víctimas, traicionadas

No basta con lamentar lo sucedido cuando la dignidad exige acción. Las asociaciones de víctimas han expresado su malestar y exigido respeto ante la falta de explicaciones claras. “Estar con las víctimas también implica asumir responsabilidades”, repiten familiares que aún esperan una disculpa sincera.

No es solo la ausencia inicial. Es el desfile de versiones, el silencio, la falta de empatía y la reconstrucción lenta. Mientras las familias siguen llorando, el presidente intenta sostener su imagen pública como si nada hubiera ocurrido.

La única salida digna: la dimisión

Integridad política. Quien incumple los principios básicos de responsabilidad pierde la legitimidad para seguir al frente.

Justicia para las víctimas. Pedir perdón no basta cuando no se explica con claridad, cuando no se asumen errores ni se ofrecen soluciones. Las víctimas merecen que se depuren responsabilidades reales.

Confianza institucional. La credibilidad de la Generalitat se resquebraja cuando su presidente ofrece explicaciones tardías, contradictorias y evasivas. Eso no solo afecta a Mazón, afecta a toda la Comunitat Valenciana.

Renovación del liderazgo. El desastre del 29-O no puede cerrarse con un “sigo al mando”. Hace falta un relevo que reconstruya no solo los territorios inundados, sino también la confianza de los ciudadanos.

La responsabilidad compartida

Los silencios cómplices también pesan. Los partidos que sostienen a Mazón deben preguntarse si su apoyo es ético o meramente político. Cada día que pasa sin rendir cuentas es una herida más para las víctimas y una mancha más para las instituciones.

La dimisión no sería una derrota política, sino un acto de respeto hacia los que sufrieron, hacia los que murieron y hacia toda una sociedad que exige transparencia y verdad.

La tragedia del 29 de octubre no son solo cifras. Son vidas, familias, municipios arrasados y una sociedad herida. Carlos Mazón mantuvo su comida en El Ventorro cuando la provincia se inundaba, cambió versiones cuando se investigaba y continúa en el cargo pese al clamor ciudadano.

Por integridad, por dignidad, por justicia: Carlos Mazón debe dimitir.
Y quienes lo sostienen, deberían preguntarse si su silencio también los convierte en responsables.

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