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Salud y Bienestar

Más de 1.200 bebés han nacido con la ayuda de MiniFIV, gracias a la estimulación suave

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MiniFIV estimulación suave

Según la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), el número de tratamientos de reproducción asistida realizados en España ha aumentado en un 36% en la última década. Y ante esta creciente demanda, cada vez hay más alternativas a la hora de elegir el tratamiento de fertilidad que se ajusta a cada paciente.

Originaria de Japón, la baja estimulación se caracteriza por una menor dosis de medicación, lo que se traduce en la utilización de procesos menos agresivos con el cuerpo de la mujer y permite un tratamiento de fecundación in vitro con un protocolo previo de menor estimulación ovárica. “Siendo conscientes que muchos pacientes de reproducción asistida buscaban un tratamiento natural, de bajo impacto y respetuoso con su forma de vida, fuimos pioneros en la técnica de estimulación hormonal suave. A día de hoy, somos la única clínica íntegramente especializada en este tipo de tratamientos en España”, comenta el Dr. Enrique García, director médico de miniFIV.

MiniFIV: estimulación suave

En este enfoque más holístico, los hábitos saludables o el factor psicológico, tienen gran importancia a la hora de lograr el embarazo.  Para resolver este tipo de dudas que puedan surgir ante una técnica poco extendida en nuestro país, MiniFIV ha creado la guía “Un embarazo respetuoso con tu cuerpo”. “Además de aportar información de valor sobre la estimulación suave y consejos para el tratamiento, así como testimonios de pacientes, esta guía también busca acompañar a la mujer al camino a la maternidad a través de pautas para su fertilidad como la importancia de la alimentación o el cuidado de la salud emocional”.

El mejor punto de partida: fuera estrés y restringir algunos alimentos

Construir una buena base nutricional para potenciar la fertilidad tiene un gran peso en este método, tanto en la mujer como en el hombre. Así lo confirma Virginia Ruipérez, directora del departamento de nutrición fértil de miniFIV: “Tenemos la suerte de contar con la dieta mediterránea en nuestra cultura que tiene muchísimos beneficios para la salud. Pero es igual de importante seguir un patrón de alimentación basado en los ingredientes de cercanía como conocer qué debe restringir en la búsqueda del embarazo. Café, determinadas conservas y envasados o los alimentos regados con pesticidas son algunos elementos a evitar”.

Por otro lado, el plano emocional es también un eje clave a la hora de planificar el tratamiento, y es que a nivel psicológico, existen numerosos factores que pueden llegar a afectar a la fertilidad en ambos sexos. En el caso de las mujeres, un alto nivel de estrés puede provocar una menor ovulación y con ello, reducir las posibilidades de que sean fecundados.  En los hombres, el estrés provoca una reducción de la calidad del semen.  Por todo ello, a los pacientes se les ofrece apoyo psicológico antes y durante el tratamiento desde una unidad especializada en estos temas. “Frustración, rabia, ansiedad, miedo o estrés son algunas de las emociones más comunes que afloran cuando hay dificultades para concebir, y es que asumir la infertilidad y afrontar un tratamiento de reproducción asistida no es fácil, pues la ilusión por la búsqueda del embarazo se ve afectada cuando éste no llega” comenta Mª Ángeles Urrea, responsable de la unidad de apoyo psicológico de miniFIV.

Actualmente existen solo dos clínicas en Europa que se dedican exclusivamente a la estimulación suave y una de ellas es miniFIV, donde más de  1.300 bebés ya han nacido bajo este método. Un tratamiento indicado para cualquier mujer que quiera hacer un tratamiento de fertilidad con menos medicación, buscando un proceso más natural. Como Olga, Begoña y Marta, cuyas historias puedes encontrar en la guía.

Sobre miniFIV

MiniFIV nace en Madrid de la mano de IVIRMA Global en 2013, con el principal objetivo de convertirse en alternativa para aquellas parejas y madres solteras que buscan un tratamiento distinto al convencional y menos agresivo para su cuerpo.

Somos el primer centro de Reproducción Asistida en España, basado en protocolos de mínima estimulación, con una menor complejidad, menores efectos asociados a la estimulación convencional (como embarazos múltiples y síndrome de hiperestimulación ovárica -SHO) y menor gasto en medicación y en propio proceso.

Actualmente, más de 1.300 niños han nacido gracias a la baja estimulación en miniFIV.

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¿Sabes por qué no hay que chupar las cabezas de las gambas?

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chupar cabezas de gambas
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Las gambas son uno de los mariscos más populares en la gastronomía, especialmente en celebraciones y cenas festivas. Su carne tierna y sabrosa es un manjar que muchos disfrutan en una gran variedad de platos, pero una parte de la gamba que causa controversia es su cabeza. Hay quienes disfrutan chupar las cabezas de las gambas para aprovechar todo su sabor, mientras que otros se abstienen de hacerlo por diversas razones. Entonces, ¿es seguro chupar las cabezas de las gambas? Aquí te contamos por qué es recomendable evitar esta práctica.

Las cabezas de las gambas: ¿una fuente de sabor o de riesgo?

Las cabezas de las gambas contienen una gran cantidad de jugos y una sustancia gelatinosa que, para muchos, tiene un sabor muy intenso y delicioso. Sin embargo, esta «delicadeza» puede ser más problemática de lo que parece.

1. Posibles contaminantes y toxinas

Una de las razones principales para evitar chupar las cabezas de las gambas es que estas partes del marisco pueden concentrar una gran cantidad de contaminantes. Las gambas, como otros mariscos, filtran el agua mientras se alimentan, lo que significa que las toxinas, los metales pesados, los pesticidas y los productos químicos presentes en el agua pueden acumularse en sus sistemas digestivos, especialmente en las cabezas.

Cadmio: el peligro oculto

Uno de los metales pesados más peligrosos que se acumula en las cabezas de los crustáceos es el cadmio, un metal tóxico que puede tener efectos nocivos a largo plazo. El cadmio se encuentra principalmente en la cabeza de las gambas, cigalas, langostinos, cangrejos y otros crustáceos, ya que es una zona donde se concentra una mayor cantidad de residuos provenientes de su sistema digestivo.

Según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan), es conveniente «limitar en la medida de lo posible» el consumo de la carne localizada en la cabeza de estos crustáceos para evitar la acumulación de cadmio en nuestro organismo. Este metal pesado es altamente perjudicial para la salud humana, ya que se acumula lentamente en los órganos, principalmente en el hígado y los riñones.

El cadmio tiene un potencial cancerígeno y su eliminación del organismo es extremadamente lenta, lo que significa que puede permanecer en el cuerpo durante años, incluso décadas. El cadmio tarda entre 10 y 30 años en eliminarse, lo que incrementa su peligrosidad con el paso del tiempo.

2. Bacterias y parásitos

El consumo de mariscos crudos o mal cocidos, incluida la práctica de chupar las cabezas, puede aumentar el riesgo de contraer infecciones bacterianas o parasitarias. Las gambas pueden albergar bacterias como Vibrio o Salmonella, que son responsables de enfermedades transmitidas por alimentos. Aunque el proceso de cocción suele eliminar estas bacterias, algunas veces los jugos concentrados en las cabezas pueden no estar completamente libres de bacterias, especialmente si las gambas no se han cocinado de manera adecuada.

3. El sistema digestivo de las gambas

En el sistema digestivo de las gambas, particularmente en las cabezas, se encuentran restos de su alimentación, como pequeños organismos o residuos que no siempre son visibles a simple vista. Al chupar la cabeza, podrías estar ingiriendo estos residuos, que, aunque no sean peligrosos en su mayoría, pueden resultar poco agradables o incluso causar malestar digestivo en algunas personas, sobre todo si el marisco no ha sido completamente fresco.

4. El impacto en la salud de los consumidores vulnerables

Para ciertos grupos de personas, como las mujeres embarazadas, los niños pequeños, las personas con sistemas inmunológicos comprometidos o las personas mayores, el riesgo asociado a consumir mariscos en mal estado o mal cocidos es aún mayor. Las toxinas, bacterias y parásitos presentes en las gambas pueden ser peligrosos para su salud, por lo que se recomienda tener precauciones adicionales en el consumo de mariscos, especialmente de las partes más propensas a concentrar estos riesgos, como las cabezas.

Beneficios de evitar chupar las cabezas de las gambas

  • Reducción del riesgo de enfermedades: Al evitar chupar las cabezas, reduces la posibilidad de ingerir contaminantes y bacterias presentes en los jugos o residuos del sistema digestivo de la gamba.
  • Sabor más controlado: Si bien las cabezas de las gambas pueden tener un sabor fuerte, se pueden aprovechar de forma más segura en caldos o sopas, donde el sabor se extrae y se distribuye en toda la preparación. De esta forma, puedes disfrutar del sabor sin los riesgos asociados.
  • Mejor digestión: Al no consumir las partes menos apetitosas de la gamba, como los residuos de su sistema digestivo, tu sistema digestivo podrá trabajar de forma más eficiente.

¿Es necesario evitarlo por completo?

Si bien no es necesario evitar por completo chupar las cabezas de las gambas, es importante ser consciente de los riesgos potenciales. Para quienes no quieran prescindir de esta costumbre, es fundamental asegurarse de que las gambas estén bien cocidas y sean de buena calidad, procedentes de fuentes fiables y limpias.

Si eres una persona que disfruta de este ritual, ten en cuenta que la seguridad alimentaria siempre debe ser la prioridad. Si tienes dudas sobre la frescura o la procedencia de las gambas, lo mejor es optar por disfrutarlas de manera más segura, como en platos cocidos donde los contaminantes puedan ser eliminados mediante un buen proceso de cocción.

Conclusión

Si bien las cabezas de las gambas pueden parecer deliciosas y ofrecer un sabor profundo, existen riesgos asociados con chuparlas, especialmente en cuanto a toxinas, bacterias y otros contaminantes que pueden concentrarse en esa parte del marisco. El cadmio, un metal pesado presente en las cabezas de los crustáceos, es uno de los principales peligros, ya que puede acumularse en el organismo y tener efectos tóxicos a largo plazo. La mejor opción es disfrutar de las gambas de manera segura, cocinándolas adecuadamente y considerando aprovechar sus cabezas en caldos o sopas para extraer su sabor de manera más controlada y saludable.

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