Cultura
Así es Escif, el diseñador de la icónica falla de la Meditadora
Publicado
hace 1 añoen
València, 1 sep (OFFICIAL PRESS-EFE).- El artista urbano Nacho Magro, conocido como Escif, confiesa a EFE qué hace en el paisaje urbano cuando visita una ciudad, de qué artista italiano le habría encantado diseñar la portada de uno de sus discos, qué le gusta hacer en vacaciones y qué le diría, si pudiera, a su «yo» de hace veinte años.
Pero, además, siempre será recordado por diseñar la icónica falla de la Meditadora. El artista valenciano creó una impactante falla que representaba a una mujer sentada en posición de loto, con los ojos cerrados en meditación. Esta majestuosa estructura se iba a ubicar en el centro de la plaza, diseñada para girar 360 grados al compás del movimiento de la Tierra. Sin embargo, la suspensión de las fallas por el coronavirus lo cambió todo. Escif pidió transformar la obra añadiéndole la ya famosa mascarilla a la recordada meditadora. Titulada «Esto también pasará», la obra cobró un significado especial con el estallido de la crisis del coronavirus.
A pesar de la cancelación de las emblemáticas fiestas de Fallas, Escif solicitó que se completara la construcción de su obra, convirtiéndola en un símbolo de resiliencia. «La crisis del coronavirus es un desafío global muy difícil de afrontar», declaró el artista en su perfil de Instagram. «No contamos con una vacuna contra esta enfermedad y las infraestructuras sanitarias son insuficientes ante la rápida propagación. La única defensa que tenemos es la paciencia, la calma y la esperanza».

Un imagen de Escif trabajando, facilitada por el artista. EFE/Escif
PREGUNTA: ¿Cómo se inició en el grafiti?
RESPUESTA: Empecé a pintar con 16 años. Algunos de mis amigos pintaban. Imagino que me resultaba excitante la idea de salir por la noche a pintar y explorar la ciudad, descubrir lugares. Hacer cosas que a priori no podías hacer, como retar un poco el orden o la ley.
P: ¿Y de dónde viene el pseudónimo Escif?
R: Fue fruto de una combinación de palabras que entonces me parecía sugerente. Hace mucho de aquello, así que hoy en día no es más que una historia que se mantiene por la continuidad de haber seguido con el proyecto de Escif.
P: ¿Cómo le sienta que Le llamen ‘el Banksy español’?
R: Banksy es muy inspirador y ha sido un referente para mí en todo momento, con lo cual cualquier vínculo con Banksy me parece interesante, sugerente, pero lo de llamarme el ‘Banksy español’ me parece torpe. No solo ha sido a mí, ha sido también a otros artistas españoles. Es un lugar común en el que caen muchos periodistas. Cada artista tiene su discurso, trayectoria y manera de hacer.
P: Su mención en el documental de Banksy ‘Exit trough the gift shop’ supuso para usted una proyección internacional, ¿cómo fue esta colaboración?
R: Previamente a la película había salido un libro de Tristan Manco sobre cuadernos y libretas de artistas que trabajan en la calle y salía mi trabajo. Tristan trabajaba con Banksy y me contactaron para sacar algún fragmento en la película. A partir de ahí me han llamado en diferentes ocasiones para proyectos en los que estaba trabajando. Siempre es un lujo trabajar con él y una oportunidad porque tiene la capacidad y la infraestructura para hacer proyectos muy complejos, completamente al margen de cualquier subvención o institucionalización, por lo que tiene una libertad de trabajo que muy pocos artistas tienen.
P: ¿Qué opina del arte urbano, de su comercialización con rutas turísticas y ‘merchandising’?
R: Me parece que la etiqueta de arte urbano o ‘street art’ se ha utilizado para vaciar de contenido aquellas prácticas que vienen heredadas del grafiti, de construir la ciudad desde abajo, una narrativa diferente del espacio urbano e incluso cuestionar el orden de la ciudad. Cuando de repente esa parte la quitas y te quedas solo con la estética, te queda una pintura primitiva y poco desarrollada que a nivel de mercado ha generado un nicho pero en largo recorrido tiene poco fondo.
P: ¿En qué se inspira para sus creaciones?
R: No creo en la inspiración como algo que viene de fuera sino de dentro, y tiene que ver con un estado de calma y paz interior en el que dejas que las cosas fluyan y se conecten casi por sí solas. Mi trabajo consiste en hacer relaciones o juegos de símbolos y conceptos, y esas relaciones muchas veces están ahí y cuando estás en paz contigo mismo es más fácil verlas y entenderlas.
P: Un libro que recomendaría.
R: ‘Zona temporalmente autónoma’, de Hakim Bey, una gran obra maestra de los últimos 30 años. Más reciente, cualquier libro de Santiago Alba Rico, un filósofo que tenemos la suerte de seguir leyendo, y ‘El poder del ahora’ de Eckhart Tolle, algo más espiritual, que es un retrato del ser humano en su realidad más profunda.
P: ¿Trabaja con música? ¿Qué le gusta escuchar?
R: Trabajo con pódcast, que voy alternando. Quizás el que más escucho es ‘Carne Cruda’. También ‘Demócratas contra el régimen’.
P: ¿Quién está en los primeros puestos de su lista de Spotify?
R: Lo miro. Los primeros son Franco Battiato, Leonard Cohen, Erik Satie, Karol G, Silvio Rodríguez, el pódcast ‘Estirando del chicle’ y Cat Power.
P: Realizó la portada de ‘My favourite faded fantasy’, de Damien Rice, ¿qué otro disco le hubiera gustado ilustrar?
R: Me hubiera encantado haber hecho una portada de Franco Battiato, uno de mis referentes musicales. Si pudiera elegir un grupo de ahora, un disco de Kiko Veneno, y sería increíble hacer una portada de un disco de Rosalía o de algún cantante de trap o reguetón, que me permitiese experimentar un poco en el lenguaje.
P: La intervención de la que se siente más orgulloso.
R: A nivel de grandes proyectos, la intervención en la fachada del Palais de Tokyo de París, y a otro nivel, las pequeñas intervenciones que hago en los viajes, de una manera intuitiva y espontánea con pequeños elementos en el paisaje urbano.
P: ¿Qué sensación tuvo cuando Netflix cubrió su mural ‘La vida es otra cosa’?
R: Ratificó la idea del mural y me pareció que es un reflejo de cómo funciona el sistema, que no es ni mejor ni peor, simplemente es lo que es. Los valores del mercado se anteponen a los valores culturales. Una evidencia que ya tenemos asumida. Afortunadamente CacheteJack hizo una intervención maravillosa y ahí se ha quedado. Me parece perfecto.
P: ¿Qué suele hacer en vacaciones? ¿Consigue desconectar de su trabajo?
R: La vacaciones son un momento perfecto para desintoxicarse, desconectar de las redes sociales, móvil y las tecnologías, romper el flujo de trabajo que durante el año es abrumador y el momento perfecto para estar más tiempo con la familia, los amigos y contigo mismo y es lo que intento hacer, por lo menos dos o tres semanas.
P: ¿Practica algún deporte?
R: Desde hace un par de meses he vuelto a nadar, que es algo que me gusta mucho. Lo practicaba de joven y estoy muy contento de haber vuelto a ello.
P: ¿Qué le dirías hoy al Nacho de hace veinte años?
R: Le diría que no se preocupe por lo que ha vivido ni tenga miedo por lo que vendrá porque al final, en esencia, lo que es en ese momento es lo que ha sido siempre y lo que será, que no tiene nada que ver ni con la identidad que se construye ni lo que proyecta hacia los demás. Y que aprenda a aceptar la vida como un juego, con sus pequeños y grandes retos.
Eva Batalla
Puedes seguir toda la actualidad visitando Official Press o en nuestras redes sociales: Facebook, Twitter o Instagram y también puedes suscribirte a nuestro canal de WhatsApp.
Comparte esto:
- Haz clic para compartir en WhatsApp (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Twitter (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para enviar un enlace por correo electrónico a un amigo (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Telegram (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en LinkedIn (Se abre en una ventana nueva)
Relacionado
Te podría gustar
Cultura
Muere a los 55 años Esther Uria, actriz de ‘Hospital Central’ y ‘Cuéntame cómo pasó’
Publicado
hace 10 horasen
28 octubre, 2025
El mundo de la interpretación y la cultura vasca llora la pérdida de Esther Uria, actriz y pedagoga donostiarra conocida por sus papeles en series de televisión tan emblemáticas como Hospital Central, Cuéntame cómo pasó, Doctor Mateo o El comisario.
La intérprete falleció el pasado jueves 23 de octubre a los 55 años, en el Hospital Donostia, tras sufrir una breve enfermedad que sorprendió a familiares, compañeros de profesión y antiguos alumnos.
Su muerte ha provocado un hondo pesar en el sector audiovisual y educativo, donde era muy querida por su doble faceta como actriz y docente.
Una artista con alma de educadora
Nacida en San Sebastián, Esther Uria se formó en Arte Dramático y dedicó buena parte de su vida a unir dos de sus grandes pasiones: el teatro y la educación.
En el escenario, destacó por su talento natural, su versatilidad y su compromiso con los textos clásicos y contemporáneos. Participó en obras como La cacatúa verde y La importancia de llamarse Ernesto, donde demostró una sólida técnica interpretativa.
Su rostro también se hizo familiar en la pequeña pantalla, con participaciones en algunas de las series más populares de la televisión española.
Entre ellas, Cuéntame cómo pasó, El comisario, Doctor Mateo y Hospital Central, donde interpretó a personajes secundarios cargados de humanidad y cercanía.
Una nueva etapa dedicada a la investigación y la enseñanza
En 2008, en el punto álgido de su carrera artística, decidió dar un giro radical y retomar sus estudios universitarios. Su inquietud intelectual la llevó a obtener el Premio Extraordinario en Educación Especial y la Licenciatura en Psicopedagogía con Premio Fin de Carrera.
Posteriormente, cursó un Máster de Formación del Profesorado en Secundaria (2012) y una beca internacional en la Universidad de Victoria (Canadá) para desarrollar una tesis sobre el teatro como herramienta pedagógica para fomentar la convivencia en las aulas.
Esa investigación culminó en 2018 con su doctorado en la Universidad del País Vasco (EHU/UPV), bajo el título:
Diseño, desarrollo y evaluación de un programa basado en las técnicas del sistema teatral para el fomento de la convivencia positiva en el alumnado de secundaria del País Vasco.
Con este trabajo, Esther Uria consolidó una línea de investigación pionera sobre el poder del teatro como motor educativo y emocional.
Teatro, pedagogía y vida: su legado
Pese a su dedicación a la docencia, Esther Uria nunca abandonó del todo los escenarios. En 2013, junto a su pareja y colaborador artístico Edu Errondosoro, estrenó la obra Cada día es solo una vez al día, un montaje íntimo y reflexivo sobre la importancia de la risa, el amor y el presente.
En una entrevista concedida a El Diario Vasco, Uria resumía su filosofía vital con una frase que hoy resuena con fuerza:
“No nos lamentamos del pasado, tenemos el presente y una forma muy positiva de vivirlo es empezar a hacerlo con humor reflexivo. Vivamos el presente con humor y amor.”
Esta obra representaba fielmente su manera de entender la existencia: optimismo, resiliencia y humanidad. A través de su trabajo, defendía que el teatro no solo debía emocionar, sino también educar y sanar.
Una figura querida en Donostia y en el ámbito cultural vasco
En el País Vasco, su figura trascendía el ámbito artístico. Esther Uria fue reconocida por su compromiso con la cultura local, la enseñanza inclusiva y la promoción del arte como herramienta de convivencia.
Sus compañeros de la Universidad del País Vasco la definen como “una mujer brillante, entusiasta y profundamente humana”.
También numerosos intérpretes que coincidieron con ella en platós y escenarios han expresado su tristeza en redes sociales, recordando su sonrisa constante, su humildad y su forma de hacer del teatro un espacio de encuentro.
El adiós a una vida dedicada al arte y la educación
La muerte de Esther Uria deja un vacío en el panorama cultural español, pero también un legado de inspiración para nuevas generaciones de actores, docentes y creadores.
Su vida fue una lección sobre cómo reinventarse sin perder la esencia, y cómo el arte puede convertirse en una herramienta de transformación personal y social.
El funeral se celebrará en Donostia-San Sebastián en la más estricta intimidad familiar, aunque sus allegados no descartan organizar más adelante un acto público de homenaje para celebrar su vida y su obra.
A los 55 años, Esther Uria se despide dejando tras de sí una huella imborrable: la de una mujer que hizo del teatro una forma de entender el mundo y del humor una forma de resistirlo.
Las tragedias de los protagonistas de la serie Hospital Central
Comparte esto:
- Haz clic para compartir en WhatsApp (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Twitter (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para enviar un enlace por correo electrónico a un amigo (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Telegram (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en LinkedIn (Se abre en una ventana nueva)


Tienes que estar registrado para comentar Acceder