Tras el fallecimiento del papa Francisco, se activa el protocolo de la Sede Vacante que da inicio al proceso para elegir a su sucesor. Con la Capilla Sixtina como escenario, los cardenales se preparan para una elección que marcará el futuro de la Iglesia católica. Te explicamos qué sucede tras la muerte del papa.
Fallecimiento y activación del protocolo ‘Sede Vacante’
El papa Francisco ha fallecido a los 88 años en su residencia de la Casa Santa Marta, tras varias semanas de complicaciones respiratorias. Había sido hospitalizado el 14 de febrero en el hospital Gemelli de Roma por una neumonía bilateral. Aunque llegó a recibir el alta médica, finalmente su estado se agravó en los últimos días. Su muerte pone fin a un pontificado de doce años marcado por su espíritu reformista, su cercanía a los más vulnerables y su defensa de una Iglesia más humilde y comprometida con los desafíos sociales.
Tras su fallecimiento, el Vaticano activa oficialmente el protocolo de la ‘Sede Vacante’, que contempla una serie de pasos institucionales y litúrgicos hasta la elección de un nuevo papa.
El cónclave: así se elige al nuevo papa
El proceso de elección del nuevo pontífice se celebra en el interior de la Capilla Sixtina, a puerta cerrada, y está reservado a los cardenales menores de 80 años. En esta ocasión, participarán 138 cardenales, quienes deben alcanzar una mayoría de dos tercios para proclamar al nuevo papa.
Durante la ‘Sede Vacante’, los cardenales vestirán sotana negra con botones y fajín rojos, según marca el protocolo. Las votaciones comienzan tras las congregaciones generales, y con cada jornada se suceden las fumatas: negra si no hay acuerdo y blanca si se ha elegido papa.
Entre los nombres que suenan como favoritos destacan los italianos Mauro Piacenza, Pietro Parolin y Matteo Zuppi, así como el húngaro Péter Erdö. España contará con siete cardenales electores, seis de ellos nombrados por el propio Francisco, aunque ninguno figura entre los principales candidatos, según los vaticanistas.
Cambios en los funerales: el legado de Francisco también en la liturgia
Durante su pontificado, el papa Francisco introdujo reformas en los rituales funerarios para adaptarlos a una visión más sencilla y evangélica. Así quedó reflejado en el ‘Ordo Exsequiarum Romani Pontificis’, aprobado el 29 de abril de 2024.
Entre los cambios más significativos se encuentra la eliminación del triple féretro (ciprés, plomo y roble), la exposición del cuerpo sin catafalco y la simplificación de los títulos utilizados durante la ceremonia, priorizando los términos «papa», «obispo de Roma» y «pastor» frente a «Romano Pontífice».
Además, se prevé la posibilidad de que el papa sea enterrado fuera de la basílica vaticana. Francisco ya había manifestado su deseo de ser sepultado en la basílica de Santa María la Mayor en Roma.
Las tres estaciones tras la muerte del pontífice
El protocolo contempla tres momentos clave:
- Primera estación: La constatación de la muerte se realiza en su capilla privada. Inmediatamente se deposita el cuerpo en un ataúd de madera con interior de zinc.
- Segunda estación: El féretro se cierra la víspera de la misa exequial. En la basílica Vaticana, el cuerpo se expone en el ataúd abierto, pero ya no sobre un catafalco.
- Tercera estación: Se traslada el féretro al lugar de entierro y se celebra el sepelio, ya sin los tres ataúdes tradicionales.
Con estos cambios, Francisco quiso que el funeral del papa no reflejara poder, sino la sencillez y la entrega de un discípulo de Cristo.
El mundo aguarda ahora la fumata blanca que anuncie al nuevo líder de la Iglesia católica. Mientras tanto, el recuerdo del papa Francisco quedará grabado por su profunda humanidad, su cercanía con los fieles y su voluntad incansable de reformar la Iglesia desde dentro.
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