Salud y Bienestar
Estas son las ventajas e incovenientes de un embarazo en verano
Publicado
hace 4 añosen
El verano es sinónimo de relax, de vacaciones. Es el momento del año en el que dejamos a un lado el estrés diario de la jornada laboral y dedicamos un poco más de tiempo para nosotros, para salir de la rutina de la pareja. El calor, los viajes y el disfrutar más de la vida convierten esta estación en la preferida para buscar quedarse embarazados.
Pero, ¿cuál es la razón? Para el doctor Rogel, director médico de la clínica de reproducción asistida IVF-Spain, «en realidad, médicamente no hay ventajas o inconvenientes» y todo depende «del entorno socio-laboral», pero aún así hay una serie ventajas. «Típicamente el periodo estival está marcado por el periodo vacacional más importante en la mayoría de las personas. En ellas disfrutan de momentos de paz y menor estrés, que pueden ser ideales para iniciar un ciclo FIV. Además, muchas personas eligen este periodo para no tener que pedir permisos en el trabajo. Desgraciadamente en nuestro ámbito aún hay miedo por parte de la mujer a comentar en el trabajo que desea un embarazo, esta es otra motivación por la que muchas mujeres deciden iniciar el tratamiento en el periodo estival. Otra motivación es que el desplazamiento es más sencillo en verano si este es necesario para extranjeras o pacientes que no viven en Alicante (donde se encuentra una de las sedes de IVF-Spain)”.

Dr. Sergio Rogel, director médico de IVF-Spain
Aunque también existen algunos factores que pueden resultar un inconveniente como el de cuadrar los ciclos con los viajes estivales, algo muy frecuente. «Este es un inconveniente pequeño, pues esto es sencillo si realizamos un buen plan de tratamiento. Otro inconveniente es que se trata de un periodo con más frecuencia de infecciones genitales, aunque puede ser contrarrestado de forma sencilla con tratamiento si fuera necesario o recomendaciones médicas. Otro posible inconveniente es que al final del ciclo se recomienda típicamente evitar baños de inmersión, lo cual puede interferir en el disfrute de la playa o piscina de la mujer. Disfrutar también es importante.»
Para el doctor Rogel no existen «ventajas médicas reales» a la hora de iniciar un tratamiento en verano, pero que el factor estrés se vea reducido es un punto muy a favor de elegir estos meses para quedarse embarazada. «El estrés es un factor importante en el tratamiento, sin duda. Como poco hace que este sea más confortable. Sí hay estudios además que hablan de que el estrés puede ser un factor que influya en los resultados. Siempre comento en la consulta que hoy día todas las mujeres tienen estrés, por lo que el efecto está descotado cuando hablamos de probabilidades de embarazo. Sin embargo, en este periodo de menor estrés es probable que nuestras tasas de gestación aumenten un poco, no mucho, no es un factor tan importante.»
Otro punto a favor es el de la vitamina D. «Efectivamente, el verano debería asociarse a una mejora en general de los niveles de vitamina D activa. No conozco estudios sobre el tema, pero la lógica nos dice que podríamos conseguir un leve aumento también por ello. Además, las pacientes en verano suelen cuidarse más, hacen más deporte, comen mejor (más antioxidantes) lo que ayuda a mejorar la calidad de los ovocitos«, afirma el doctor.
Pero, ¿Y qué pasa con el hombre? ¿Le influye el periodo estival a la hora reproducirse? Para el doctor Rogel no hay estudios sobre el tema, «pero dado que tomamos más antioxidantes y hacemos más deporte, la calidad espermática probablemente sea mejor. Claro que esto es probablemente más importante en cuanto a las relaciones sexuales al uso, nosotros hacemos técnicas en las que seleccionamos los mejores espermatozoides, aunque partir de una buena base siempre ayuda.
Publicado
hace 13 horasen
26 noviembre, 2025
Las gambas son uno de los mariscos más populares en la gastronomía, especialmente en celebraciones y cenas festivas. Su carne tierna y sabrosa es un manjar que muchos disfrutan en una gran variedad de platos, pero una parte de la gamba que causa controversia es su cabeza. Hay quienes disfrutan chupar las cabezas de las gambas para aprovechar todo su sabor, mientras que otros se abstienen de hacerlo por diversas razones. Entonces, ¿es seguro chupar las cabezas de las gambas? Aquí te contamos por qué es recomendable evitar esta práctica.
Las cabezas de las gambas contienen una gran cantidad de jugos y una sustancia gelatinosa que, para muchos, tiene un sabor muy intenso y delicioso. Sin embargo, esta «delicadeza» puede ser más problemática de lo que parece.
Una de las razones principales para evitar chupar las cabezas de las gambas es que estas partes del marisco pueden concentrar una gran cantidad de contaminantes. Las gambas, como otros mariscos, filtran el agua mientras se alimentan, lo que significa que las toxinas, los metales pesados, los pesticidas y los productos químicos presentes en el agua pueden acumularse en sus sistemas digestivos, especialmente en las cabezas.
Uno de los metales pesados más peligrosos que se acumula en las cabezas de los crustáceos es el cadmio, un metal tóxico que puede tener efectos nocivos a largo plazo. El cadmio se encuentra principalmente en la cabeza de las gambas, cigalas, langostinos, cangrejos y otros crustáceos, ya que es una zona donde se concentra una mayor cantidad de residuos provenientes de su sistema digestivo.
Según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan), es conveniente «limitar en la medida de lo posible» el consumo de la carne localizada en la cabeza de estos crustáceos para evitar la acumulación de cadmio en nuestro organismo. Este metal pesado es altamente perjudicial para la salud humana, ya que se acumula lentamente en los órganos, principalmente en el hígado y los riñones.
El cadmio tiene un potencial cancerígeno y su eliminación del organismo es extremadamente lenta, lo que significa que puede permanecer en el cuerpo durante años, incluso décadas. El cadmio tarda entre 10 y 30 años en eliminarse, lo que incrementa su peligrosidad con el paso del tiempo.
El consumo de mariscos crudos o mal cocidos, incluida la práctica de chupar las cabezas, puede aumentar el riesgo de contraer infecciones bacterianas o parasitarias. Las gambas pueden albergar bacterias como Vibrio o Salmonella, que son responsables de enfermedades transmitidas por alimentos. Aunque el proceso de cocción suele eliminar estas bacterias, algunas veces los jugos concentrados en las cabezas pueden no estar completamente libres de bacterias, especialmente si las gambas no se han cocinado de manera adecuada.
En el sistema digestivo de las gambas, particularmente en las cabezas, se encuentran restos de su alimentación, como pequeños organismos o residuos que no siempre son visibles a simple vista. Al chupar la cabeza, podrías estar ingiriendo estos residuos, que, aunque no sean peligrosos en su mayoría, pueden resultar poco agradables o incluso causar malestar digestivo en algunas personas, sobre todo si el marisco no ha sido completamente fresco.
Para ciertos grupos de personas, como las mujeres embarazadas, los niños pequeños, las personas con sistemas inmunológicos comprometidos o las personas mayores, el riesgo asociado a consumir mariscos en mal estado o mal cocidos es aún mayor. Las toxinas, bacterias y parásitos presentes en las gambas pueden ser peligrosos para su salud, por lo que se recomienda tener precauciones adicionales en el consumo de mariscos, especialmente de las partes más propensas a concentrar estos riesgos, como las cabezas.
Si bien no es necesario evitar por completo chupar las cabezas de las gambas, es importante ser consciente de los riesgos potenciales. Para quienes no quieran prescindir de esta costumbre, es fundamental asegurarse de que las gambas estén bien cocidas y sean de buena calidad, procedentes de fuentes fiables y limpias.
Si eres una persona que disfruta de este ritual, ten en cuenta que la seguridad alimentaria siempre debe ser la prioridad. Si tienes dudas sobre la frescura o la procedencia de las gambas, lo mejor es optar por disfrutarlas de manera más segura, como en platos cocidos donde los contaminantes puedan ser eliminados mediante un buen proceso de cocción.
Si bien las cabezas de las gambas pueden parecer deliciosas y ofrecer un sabor profundo, existen riesgos asociados con chuparlas, especialmente en cuanto a toxinas, bacterias y otros contaminantes que pueden concentrarse en esa parte del marisco. El cadmio, un metal pesado presente en las cabezas de los crustáceos, es uno de los principales peligros, ya que puede acumularse en el organismo y tener efectos tóxicos a largo plazo. La mejor opción es disfrutar de las gambas de manera segura, cocinándolas adecuadamente y considerando aprovechar sus cabezas en caldos o sopas para extraer su sabor de manera más controlada y saludable.
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