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Valencia

Un exdirectivo de la OMS advierte del riesgo de una futura pandemia para la que no estamos preparados

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Personal de laboratorio de una compañía farmacéutica española. EFE/David Borrat/Archivo

València, 1 jun (OFFICIAL PRESS- EFE).- El epidemiólogo y exdirectivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) Daniel López Acuña asegura que la pandemia de covid-19 «no ha terminado», aconseja seguir con medidas como la vacunación o el uso de mascarillas y advierte del riesgo de que se produzca una futura pandemia para la cual, indica, «no estamos suficientemente preparados».

«La guerra contra la pandemia no ha concluido, ni la enfermedad ha sido erradicada ni el virus ha desaparecido», afirma López Acuña, quien ha impartido en la Universitat Politècnica de València (UPV) la conferencia «La importancia de no banalizar la pandemia covid19», organizada por la Cátedra Medicarama Tecnología y Salud y la Fundación Fisabio.

En declaraciones a EFE, el exdirector de acción sanitaria en situaciones de crisis de la OMS se muestra partidario de seguir usando la mascarilla. «Es algo muy útil y deberíamos seguir usándolas en lugares mal ventilados, en los transportes públicos donde no se puede mantener suficiente distancia social», así como en instalaciones sanitarias y sociosanitarias, afirma.

Futura pandemia: Riesgo de una pandemia de gripe aviar

Advierte de que el riesgo de una futura pandemia «existe», y en concreto señala que estamos «ante un nivel de riesgo donde podríamos fácilmente tener una pandemia de gripe aviar» que afecte a humanos.

«También con el cambio climático y el salto de especies animales a humanos podemos tener una situación pandémica de algún virus desconocido y del que no tenemos todavía las medidas de control para ello», asevera el profesor asociado de la Escuela Andaluza de Salud Pública.

«No estamos suficientemente preparados para otra pandemia»

Cree que ante una futura pandemia «no estamos suficientemente preparados. Hemos aprendido cosas pero no hemos internalizado muchas de las lecciones, no tenemos planes detallados de continencia ni una adecuada preparación pandémica y tenemos que prestar atención a estar mejor preparados».

Considera que la sociedad ya se ha «olvidado» de que tenemos una pandemia. «Hay demasiada amnesia en relación al problema y una actitud de pensar que ya le podemos dar carpetazo y darlo por zanjado», y asegura que «se ha confundido mucho» la declaración de la OMS del fin de la emergencia sanitaria internacional «con pensar que es el fin de la pandemia».

El desafío: Mantener a raya la transmisión

«La pandemia no ha llegado a su fin, tenemos el virus activo, hay transmisión, sigue habiendo variantes que van surgiendo y que pueden escapar a la eficacia de las vacunas. Hay equilibrios muy precarios, con los que debemos tener cuidado, y vamos a requerir protección vacunal, sobre todo en otoño e invierno».

El virus «no ha desaparecido y continúa teniendo una presencia y un impacto a los que no prestamos suficiente atención», insiste el epidemiólogo, que añade que el «desafío» sigue siendo «mantener a raya la transmisión», y destaca que es «desaconsejable alentar la falsa seguridad que se ha instalado al proclamar que la pandemia ha pasado ya».

Caso omiso a la covid persistente

También lamenta que se ha hecho «caso omiso» de las complicaciones crónicas que representa la covid persistente, que considera «hemos subestimado» y a la que aconseja «prestar atención», y destaca el «gran impacto psicosocial» que ha tenido la pandemia.

«Ha afectado notablemente a la salud mental de las personas y ha generado la ‘fatiga pandémica’ tanto en profesionales sanitarios como en la ciudadanía», aspectos para los que considera que se debe prestar una «atención prioritaria».

Hay que prepararse para la pandemia

A su juicio, las reacciones cuando se inició la pandemia de covid-19 «a todas luces no estuvieron a la altura de los hechos» y, por tanto, ante una futura pandemia se necesita tener más «capacidad anticipatoria, más instrumentos jurídicos de carácter vinculante, mejor preparación pandémica y mejores planes de contingencia y una mejor gobernanza internacional, regional y nacional para este tipo de situaciones».

«Hay que invertir más en recursos humanos, tecnológicos y organizativos dedicados a la prevención y la anticipación de emergencias sanitarias internacionales», indica López Acuña, que subraya la necesidad de «fortalecer los sistemas públicos de salud», que durante la pandemia sufrieron una considerable presión asistencial.

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Valencia

El duelo de un pueblo no se gobierna con mentiras: es hora de que Carlos Mazón dimita

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El duelo de un pueblo no se gobierna con mentiras: es hora de que Carlos Mazón dimita
El president de la Generalitat, Carlos Mazón. EFE/ Biel Alino/Archivo

La catástrofe desencadenada por la DANA del 29 de octubre de 2024 en la Comunitat Valenciana, que dejó un lacerante saldo de más de 229 víctimas, no puede quedar impune. Más allá del dolor humano y de la reconstrucción material, está la responsabilidad política. Y en ese terreno, Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, acumula mentiras, contradicciones y el profundo desgarro de quienes lo perdieron todo. Por dignidad, por ética y por justicia, Mazón debe dimitir.

Una gestión inexcusable

Cuando la alerta roja estaba activada, Mazón estaba ausente del lugar que le correspondía. Según los informes oficiales, llegó al comité de crisis (CECOPI) a las 20:28 horas, cuando ya se había emitido la alerta a la población minutos antes. No fue un “error de agenda”, sino un fallo estructural que costó vidas.

Mientras Valencia vivía una riada devastadora, el presidente se encontraba en una comida privada en lugar de supervisar la emergencia. Su entorno lo justificó como una reunión de trabajo, pero el contexto lo desmiente: fue ausencia, negligencia y falta de liderazgo.

La falta de movilización de efectivos tampoco puede justificarse. Los informes cruzados detectan irregularidades en el número de bomberos y medios activados. Cuando una emergencia reclama transparencia, los datos confusos o manipulados son una afrenta.

Mentiras, contradicciones y silencio

Mazón ha intentado derivar responsabilidades hacia la Agencia Estatal de Meteorología o la Confederación Hidrográfica del Júcar, en lugar de asumir el liderazgo que su cargo exige. Cuando el caos se instala, quien gobierna debe estar al frente, no buscando culpables.

Peor aún, ha ofrecido versiones cambiantes sobre su paradero, sus llamadas y las decisiones adoptadas aquel día. La investigación judicial avanza con pruebas que desmontan la versión oficial. Cuando un líder debe explicar dónde estaba durante una tragedia, el problema ya no es circunstancial: es estructural.

Las víctimas, traicionadas

No basta con lamentar lo sucedido cuando la dignidad exige acción. Las asociaciones de víctimas han expresado su malestar y exigido respeto ante la falta de explicaciones claras. “Estar con las víctimas también implica asumir responsabilidades”, repiten familiares que aún esperan una disculpa sincera.

No es solo la ausencia inicial. Es el desfile de versiones, el silencio, la falta de empatía y la reconstrucción lenta. Mientras las familias siguen llorando, el presidente intenta sostener su imagen pública como si nada hubiera ocurrido.

La única salida digna: la dimisión

Integridad política. Quien incumple los principios básicos de responsabilidad pierde la legitimidad para seguir al frente.

Justicia para las víctimas. Pedir perdón no basta cuando no se explica con claridad, cuando no se asumen errores ni se ofrecen soluciones. Las víctimas merecen que se depuren responsabilidades reales.

Confianza institucional. La credibilidad de la Generalitat se resquebraja cuando su presidente ofrece explicaciones tardías, contradictorias y evasivas. Eso no solo afecta a Mazón, afecta a toda la Comunitat Valenciana.

Renovación del liderazgo. El desastre del 29-O no puede cerrarse con un “sigo al mando”. Hace falta un relevo que reconstruya no solo los territorios inundados, sino también la confianza de los ciudadanos.

La responsabilidad compartida

Los silencios cómplices también pesan. Los partidos que sostienen a Mazón deben preguntarse si su apoyo es ético o meramente político. Cada día que pasa sin rendir cuentas es una herida más para las víctimas y una mancha más para las instituciones.

La dimisión no sería una derrota política, sino un acto de respeto hacia los que sufrieron, hacia los que murieron y hacia toda una sociedad que exige transparencia y verdad.

La tragedia del 29 de octubre no son solo cifras. Son vidas, familias, municipios arrasados y una sociedad herida. Carlos Mazón mantuvo su comida en El Ventorro cuando la provincia se inundaba, cambió versiones cuando se investigaba y continúa en el cargo pese al clamor ciudadano.

Por integridad, por dignidad, por justicia: Carlos Mazón debe dimitir.
Y quienes lo sostienen, deberían preguntarse si su silencio también los convierte en responsables.

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