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Salud y Bienestar

La Fe pone en marcha un proyecto de investigación sobre la predisposición genética al cáncer infantil

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El Grupo de Investigación Clínica y Traslacional en Cáncer del Instituto de Investigación Sanitaria La Fe ha puesto en marcha el proyecto de investigación ‘Predisposición genética al cáncer infantil: de la secuenciación masiva a la consulta clínica’.

El objetivo de este proyecto, que desarrollan personal investigador y clínico de la Unidad de Oncología Pediátrica del Hospital Universitari i Politècnic La Fe de València que dirige la doctora Adela Cañete, busca ampliar el conocimiento de las mutaciones genéticas predisponentes al cáncer entre niños y adolescentes.

Sospecha de predisposición genética

El cáncer en la infancia es un hecho infrecuente. Cada año se diagnostican en España 1.100 casos entre los 0 y los 14 años. De los casos nuevos, alrededor de 120 son manejados en el Hospital Universitari i Politècnic La Fe de València. Existe la sospecha en el ámbito de la oncología de que la predisposición genética individual al cáncer, especialmente en la infancia, juega un papel importante. Los factores externos, bien conocidos en el adulto, parecen no tener trascendencia en la infancia.

A pesar de la publicación incesante de nuevos genes relacionados con el riesgo de padecer enfermedades oncológicas (prácticamente 1 por año desde 1990), se sigue afirmando que aproximadamente el 90% de tumores infantiles son esporádicos o de novo, mientras que, alrededor del 10%, se relacionan con eventos genéticos identificables. Es decir, que un 10% de los niños y niñas con cáncer tiene en sus genes una clara predisposición a desarrollar la neoplasia.

Se puede concluir, según la doctora Adela Cañete, que «hoy por hoy, aunque se ha avanzado mucho a nivel terapéutico, el espectro de mutaciones predisponentes al cáncer entre niños y adolescentes es considerablemente desconocida».

La utilidad del conocimiento genético es enorme para la investigación, ya que se obtendría un gran beneficio que, en cuestiones como el mejor entendimiento del desarrollo tumoral, el cuidado directo del paciente, el consejo genético familiar o la detección de problemas asociados de tipo no tumoral, que puedan requerir una intervención temprana.
En definitiva, según explica la doctora Cañete, se trata «de desentrañar una condición genética que explique el cuadro, resolviendo una de las primeras preguntas que los padres y las madres se hacen al ser informados de un diagnóstico: ¿por qué mi hijo tiene cáncer?».

El papel de la secuenciación masiva

En un momento en el que la secuenciación masiva tiene el mayor peso para la aproximación al conocimiento de la predisposición al cáncer, la realización de paneles de genes con esta finalidad es una constante aplicada en cáncer hereditario. Sin embargo, es un hecho poco extendido en oncología infantil y restringido a grupos muy importantes.
Los trabajos en pediatría se han centrado en genes muy concretos, asociados a patologías muy bien definidas o en la asociación a determinados polimorfismos con la enfermedad. Hasta ahora no existen resultados de paneles de genes de predisposición realizados a pacientes de oncología infantil de forma prospectiva, sin haber sido éstos previamente seleccionados con algún objetivo particular.

El proyecto de medicina personalizada de niños con cáncer avanzado en recaída/progresión que desarrolla la Unidad de Oncología Pediátrica del Hospital Universitari i Politècnic La Fe surge como punto de partida a la investigación sobre la predisposición genética al cáncer infantil.

Entre los pacientes estudiados (con panel de genes que incluye 90 relacionados con predisposición al cáncer), se han detectado variantes patológicas y relacionadas con la enfermedad, en un porcentaje superior al 10%. Además, por cada paciente se han detectado entre una y cinco variantes de significado incierto, algunas de las cuales se encuentran en genes oncogénicos y regiones funcionales de la proteína codificada.

«Basándonos en este trabajo piloto, – explica Adela Cañete- pensamos que la incidencia de síndromes de predisposición es mayor al 10%, y pensamos que el perfeccionamiento de este conocimiento entre nuestra población puede contribuir a diagnosticar pacientes en estadios precoces de enfermedad».

La Unidad de Oncología Pediátrica forma parte el Grupo de Investigación Clínica y Traslacional de Cáncer del IIS La Fe un grupo acreditado por el Instituto de Salud Carlos III que, además, forma parte de la red Europea de Referencia PAED-CAN y del Consorcio Europeo para Terapias Innovadoras en cáncer pediátrico (ITCC). La Unidad trabaja en neuroblastoma, tumores embrionarios del sistema nervioso central y medicina de precisión en cánceres pediátricos refractarios o en recaída, todos ellos financiados a través de ayudas públicas y solidarias.

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Salud y Bienestar

Neuroblastoma infantil: una prometedora terapia podría mejorar la supervivencia en niños con cáncer resistente

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Una nueva terapia combinada con anticuerpos y quimioterapia podría mejorar de forma significativa la respuesta al tratamiento y la supervivencia de niños con neuroblastoma infantil de alto riesgo, especialmente en aquellos casos en los que el cáncer no responde al tratamiento inicial o reaparece tras una primera remisión.

Así lo indican los resultados del ensayo clínico BEACON de fase 2, liderado por investigadores de la Universidad de Southampton (Reino Unido) y coordinado por la Unidad de Ensayos Clínicos de Cancer Research UK en la Universidad de Birmingham, publicados en la revista científica Journal of Clinical Oncology.


Qué es el neuroblastoma infantil y por qué es tan agresivo

El neuroblastoma es un tipo de cáncer raro que afecta principalmente a niños menores de cinco años. Se origina en células nerviosas inmaduras y suele desarrollarse en el abdomen, aunque en cerca de la mitad de los casos se disemina a otras partes del cuerpo como huesos, piel o hígado.

Cuando el neuroblastoma es refractario (no responde al tratamiento inicial) o recurrente (reaparece), el pronóstico suele ser desfavorable, lo que hace urgente el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas.


Dinutuximab beta: la clave de la nueva quimioinmunoterapia

El ensayo BEACON analizó la eficacia de añadir dinutuximab beta (dB), un anticuerpo monoclonal, a la quimioterapia estándar. Los resultados muestran una mejora clara frente al tratamiento habitual:

  • Tasa de mejor respuesta objetiva (ORR):

    • Tratamiento estándar: 18,2%

    • Quimioterapia + dinutuximab beta: 30,2%

  • Supervivencia libre de progresión:

    • Tratamiento habitual: alrededor de 4 meses

    • Con dB: 11 meses

  • Supervivencia global media:

    • Tratamiento estándar: 17 meses

    • Con dB: casi 26 meses

Estos datos sugieren que la quimioinmunoterapia puede ralentizar el avance de la enfermedad y prolongar la vida de los pacientes pediátricos.


Seguridad y efectos secundarios del tratamiento

El estudio también evaluó la neurotoxicidad del tratamiento. En el grupo que recibió dinutuximab beta:

  • Un tercio de los pacientes presentó efectos leves, como somnolencia

  • Los efectos adversos graves (grado 3) fueron poco frecuentes (2,3%), cifras similares al tratamiento estándar (4,5%)

Los investigadores consideran que el perfil de seguridad es aceptable, especialmente teniendo en cuenta la gravedad de la enfermedad.


Próximos pasos: el ensayo BEACON-2

La profesora Juliet Gray, autora principal del estudio, ha calificado los resultados como “realmente alentadores” y ha confirmado que ya está en marcha el ensayo BEACON-2, que investiga nuevas combinaciones de quimioinmunoterapia para aumentar aún más los beneficios.

Por su parte, el profesor Amos Burke, de Cancer Research UK, ha destacado que estos avances “podrían mejorar tanto la supervivencia como la experiencia de los niños que padecen neuroblastoma resistente”.


Un avance clave en oncología pediátrica

Cada año se diagnostican alrededor de 100 casos de neuroblastoma infantil en el Reino Unido, una cifra similar a otros países europeos. Aunque se trata de un cáncer poco frecuente, es uno de los más complejos en oncología pediátrica.

Los expertos coinciden en que la incorporación de anticuerpos monoclonales a los tratamientos convencionales abre una nueva vía de esperanza para niños con cáncer resistente, acercando la investigación a terapias más eficaces y personalizadas.

 

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